Presidente Isaías Medina Angarita da su salutación de año nuevo 1945:
Compatriotas: El año 1944 se
cierra con signos múltiples de progreso en todos los órdenes, armonía social,
buena producción agrícola y nuevas obras de gran significación a punto de ser
inauguradas, como es el caso de la urbanización El Silencio. El país ve hacia
adelante con orgullo y optimismo. En especial, la producción de petróleo ya
alcanza a los 650.000 barriles diarios, gracias a los trabajos de las
concesionarias extranjeras. La participación nacional de esta bonanza es ahora
mucho mayor, debido a las disposiciones de la nueva Ley de hidrocarburos aprobada
el año pasado.
Mientras oía por la radio al Presidente Isaías
Medina Angarita me deleitaba viendo mis nuevos libros de primer año de bachillerato,
ya próximo a entrar al Liceo San José de Los Teques. A punto de cumplir 12 años
no me interesaba mucho todavía aquello de los 650.000 barriles diarios de
producción petrolera. Aún no sabía que mi vida estaría estrechamente enlazada a
esa industria petrolera venezolana, la cual ha servido de principal sustento
económico al país, sin contar con sus significativas iniciativas en educación,
salud y de producción agrícola.
Hoy, en una mañana de 2019 un tanto gris y lluviosa de otoño en Virginia,
USA, donde he vivido durante los últimos 16 años de absoluta felicidad, (por la
cual me siento frecuentemente culpable al pensar en la inmensa tragedia
venezolana) recibo una información de
mis colegas petroleros, según la cual en estos momentos la producción petrolera
venezolana es de unos 648.000 barriles diarios.
Es la misma producción petrolera de
hace 75 años. No hay signo más dramático de la involución venezolana que este
dato. Evidencia que ha habido una revolución grotesca, un viaje de 360 grados
para llegar al mismo punto de hace 75 años. La diferencia, por supuesto, es que
hace 75 años ese nivel de producción petrolera era un signo de progreso
mientras que hoy representa una catástrofe vergonzante. La diferencia es que en
1944 Venezuela tenía unos 4.200.000 habitantes, el 60% de quienes vivían en el sector
rural, mientras que hoy Venezuela tiene 32.000.000 de habitantes, con más del
93% en las zonas urbanas, lo cual requiere inversiones y gastos de
mantenimiento muy superiores.
Hay que tener cuidado al decir esto, porque podría pensarse que este ha
sido un estancamiento monumental de 75 años cuando lo monumental ha sido el colapso
en los últimos 15 años de chavismo, después de un ciclo histórico de crecimiento
que vio la producción petrolera llegar a 3.708.000 barriles por día en 1970. De
1970 hasta 1998 la producción petrolera se mantuvo por encima de los tres
millones de barriles diarios, producción debidamente certificada por auditores
internacionales. Fue después de la llegada de Hugo Chávez al poder, en 1999,
que la producción petrolera comenzó a declinar y que, peor aún, el estado y la
empresa PDVSA comenzaron a reportar cifras erróneas de producción para enmascarar
ese declive, el producto de una progresiva corrupción de la gerencia y el abandono
de una conducta profesional y responsable. Con la llegada de Rafael Ramírez
Carreño se inició una sistemática adulteración de las cifras de producción,
para hacerle creer al país que estábamos bien. Pero la OPEP no se tragó ese
cuento. Comenzó a reportar sus cifras independientes de producción petrolera
venezolana, las cuales mostraban una diferencia significativa de hasta unos 400000 barriles por día por
debajo de las suministradas por el régimen de Chávez y, luego por Maduro. Lo
cierto parece ser que desde 2008 o 2009 en adelante la producción de PDVSA se
maquillaba, hasta llegar a la salida de Rafael Ramírez de la presidencia cuando
el progresivo colapso ya no pudo o no quiso
ser ocultada por Eulogio Del Pino, Nelson Martínez y, en especial, por
ese grotesco payaso llamado Manuel Quevedo. El barranco que comenzó bajo la
presidencia de Ramírez se hizo más evidente a su salida, para llegar hoy a la
vergonzosa cifra igual a la de 75 años antes.
A la cárcel, a la cárcel, gritan los venezolanos decentes quienes han asistido horrorizados a la destrucción del país.
Excelente Gustavo. Creo que la recuperación del país y su industria petrolera será un proceso lento y duro. Espero encontremos un líder que nos hable claro de lo que hay que hacer, y que nos costará ¨sangre, sudor, trabajo y lágrimas¨ como le dijo Churchill a los ingleses.
ResponderEliminarYa nosotros no lo veremos querido anónimo 1, pero esto pasará y Venezuela se parecerá un poco a Ucrania donde la palabra comunismo causa piquiña de inmediato. El hambre que está pasando Venezuela la va a hacer inmune al comunismo. Eso será en unos años. Aún queda un trecho, por desgracia.
ResponderEliminarAcaban de traducir un tremendo libro en español sobre uno de los fundadores del Country Club, Gustavo.
ResponderEliminarhttps://www.infobae.com/america/venezuela/2019/10/17/en-venezuela-el-001-espera-el-colapso-socialista/