**** Quienes influyeron sobre el modelo de estructura petrolera nacionalizada finalmente adoptada en 1976?
Leí durante estas navidades el excelente libro de Juan Carlos Zapata: “Dr.
Tinoco: Vida y Muerte del Poder en Venezuela”. Es un volumen de 676 páginas que
desafía toda clasificación. Es biografía, historia, chistoria, todo mezclado y
escrito en un sencillo estilo periodístico que le da un perfil, digamos, biochistórico.
Si fuera una vianda pertenecería a la extraordinaria cocina china, sería uno de
esos generosos platillos de vegetales y carnes, bien aderezados con salsas
dulces y picantes que uno come y, a las tres horas, tiene hambre de nuevo. Lo
he disfrutado plenamente y me ha llamado la atención que en esas 676 páginas de
narración sobre la intensa vida política
y económica venezolana de las décadas más importantes del siglo XX no existan sino dos solitarias y
poco relevantes referencias a la gerencia petrolera venezolana, Luis Giusti, en
las páginas 423 y 575. Hay numerosas referencias a dos personajes relacionados
con la industria petrolera de manera tangencial, José Giacopini Zárraga y
Guillermo Morón, referencias sobre sus actuaciones políticas pero no petroleras.
También hay referencias a Humberto Calderón Berti, en su condición de
funcionario público en el sector petrolero. Pero no aparece en estas páginas
ningún gerente petrolero venezolano, ninguno.
No menciono esta notable ausencia como negativa sino, al contrario,
como enteramente positiva. Porque significa que, en aquel mundo que
describe Zapata de manera tan sabrosa, aquel mundo de enconada pugna por el
poder político y económico, lleno de decisiones importantes, fortunas de
diverso origen, intrigas, traiciones, infidelidades masculinas y femeninas,
zancadillas, maniobras y odios mellizales, no figura para nada el gerente
petrolero venezolano. En ese mundo que pinta Zapata no parecen haber
participado los hombres y mujeres que manejaban la industria petrolera
venezolana y que hacían posible que en Venezuela existiese la opulencia
económica que hacía tan apetecible el
poder empresarial y político. En el libro de Zapata no se encontrará ni una sola
referencia – pero ni una sola - a Quirós Corradi, a Rodríguez Eraso, a Sugar, a
Castillo, a Tarbes, a Trinkunas, a Volkenborn, a Pablo Reimpell, a Alcock, a
Alirio Parra o a los ingenieros
petroleros, a los geólogos, al papel de
AGROPET en la nacionalización del petróleo. El General Rafael Alfonzo Ravard,
gran líder de la primera PDVSA, no es mencionado sino dos veces, de manera
escueta, como presidente de la CVG y no en su condición de líder de PDVSA ni en relación con su influencia en el
proceso de la nacionalización petrolera.
¿Qué significa esto? Creo entender que mientras el drama por el poder político
y económico se desarrollaba en Venezuela,
los gerentes petroleros estaban trabajando calladamente, sin aspiraciones de figuración
política o económica, sin participación malsana en la rebatiña que fue la Venezuela
Saudita, como la llamó Sanín de manera apropiada en uno de sus libros.
El libro de Zapata, el cual recomiendo ampliamente, tiene un capítulo
dedicado al proceso de nacionalización petrolera, páginas 570 a 576, en el cual
habla de quienes influyeron sobre la configuración final del modelo resultante
de empresa petrolera nacionalizada y menciona, en especial, los nombres de Pedro Tinoco, Carmelo Lauría y
Gumersindo Rodríguez.
Como gerente petrolero activo durante esta época, este capítulo me ha
sorprendido porque nunca escuché antes que estos destacados funcionarios
públicos – Lauría y Gumersindo - hubiesen sido influyentes en este proceso, hasta
el punto de aportar las ideas fundamentales.
Zapata, página 571, dice que,
según los rumores que él escuchó, esas
ideas estuvieron basadas en apuntes tomados por José Antonio Abreu en una conferencia
del “joven ingeniero Humberto Calderón Berti”. De allí se originaría un
Memorando del Dr. Tinoco para Lauría y Rodríguez, con sus ideas sobre el modelo
de nacionalización, el cual – dice Zapata – lleva fecha de 13 de Mayo de 1974.
Esta fecha es importante para calibrar la exactitud de los rumores, así los
denomina el autor, en los cuales se basa Zapata sobre la paternidad del modelo
nacionalizador. En este sentido es importante mencionar que dos meses antes de
la fecha de este Memorando mencionado por Zapata ya habían sido introducidos a
la consideración del congreso de la república dos propuestas de ley de
nacionalización petrolera, una del MEP y otra de COPEI, en las cuales se
proponían empresas estatales operadoras
bajo la supervisión de un Consejo Administrativo o Supervisorio (casa matriz).
En Marzo de 1974 también se creó AGROPET, la asociación de gerentes y técnicos petroleros,
quienes comenzaron a publicar artículos de prensa en los diarios y en la
revista RESUMEN sobre el proceso de nacionalización. Para Mayo de 1974 las
ideas básicas sobre la estructura preferida para la industria petrolera
nacionalizada eran bien conocidas, generadas por diversas fuentes de opinión.
Algunos hablaban de la CVP como la empresa que debía heredar la gerencia de la
industria mientras que otros pensaban que esa empresa no estaba preparada para
hacerlo y pedían una nueva empresa de mayor dimensión gerencial.
En ese mismo mes de Mayo 1974 el Presidente Pérez creó la Comisión de Reversión,
precisamente a fin de obtener de esa comisión los lineamientos para el modelo a
seguir para la nacionalización. Uno de sus miembros más talentosos, Humberto
Peñaloza, presentó un modelo que ya se parecía mucho al que finalmente resultó
ser el seleccionado: empresas operadoras bajo la sombrilla de una casa matriz.
En la reunión nacional del Colegio de Ingenieros, celebrada en ese mismo mes de
Mayo 1974 en Maracaibo, se discutieron
abiertamente los diversos aspectos de la nacionalización.
Todo lo dicho anteriormente indica que las ideas principales sobre las
alternativas para proceder a la nacionalización de la industria petrolera
venezolana estaban en la calle un tanto antes de que el citado Memorando del 13
de Mayo cuya copia Zapata dice tener en su poder, fuese enviado por el Dr. Tinoco a Carmelo
Lauría y Gumersindo Rodríguez. Más aún, el esquema final de la nacionalización
no cuajó antes de mediados de 1975, después del Congreso Petrolero y de las
recomendaciones finales de la Comisión de Reversión, las cuales incorporaban
las sugerencias de múltiples sectores técnicos, políticos y empresariales. En lo que Zapata
probablemente sí estuvo en lo cierto fue en decir que Tinoco fue el promotor
del Artículo V que tanto debate suscitó durante 1975. Esto fue una decisión puramente
política de Carlos Andrés Pérez, la cual resultó ser muy sensata y salvó a
Venezuela de varios futuros descalabros. La izquierda venezolana y hasta el
COPEI rechazaron este artículo con mucho vigor ideológico, solo para tener que
comerse sus palabras algún tiempo después.
Los gerentes petroleros activos en 1974/1975 sostuvieron durante el debate
pre-nacionalización que la industria petrolera
era internacional y requería de la participación del capital y la tecnología
internacional. Pretender lo contrario era una necedad ideológica y así se puso
en evidencia cuando hasta Chávez echó manos de las empresas mixtas, las cuales
hoy son las únicas que medio producen petróleo en Venezuela.
¿Quiénes influyeron sobre el modelo de nacionalización adoptado?
Nuestra hipótesis alterna a la de Zapata es que el modelo finalmente
adoptado para la nacionalización de la industria petrolera venezolana, el cual
fue totalmente original en su rechazo a la empresa estatal única y en la existencia de varias empresas
estatales petroleras bajo una empresa matriz financiera y planificadora, fue el
producto de ideas de diversas personas como Humberto Peñaloza, los altos
gerentes petroleros de la época como Rodríguez Eraso y Quirós Corradi y las
ideas aportadas por AGROPET, la asociación de gerentes y técnicos venezolanos
de la industria petrolera, de la Sociedad de Ingenieros de petróleos y de la
Asociación Venezolana de Geólogos, de funcionarios del Ministerio de Petróleo
de la época como Luis Plaz Bruzual, Arévalo Guzmán Reyes y Humberto Calderón
Berti, y de representantes de los partidos políticos de la época, como el
talentoso y equivocado Álvaro Silva Calderón (MEP) y otros.
Ello fue un proceso, no una epifanía. Ese niño tuvo múltiples padres.
Desgraciadamente murió todavía joven, asesinado por un paracaidista ignorante y
acomplejado llamado Hugo Chávez.
Con esperar 1983 toda esa industria volvería al Estado sin pagar un céntimo. Pero quién sabe cómo nos hubiese ido entonces, sin el vendaval de dinero producto del conflicto árabe/israelí del final de los 70. Gran crónica del libro, Gustavo. Suficiente para tener una visión de águila del texto. Quizás esperaré como por los libros de Tejera París, que estén en los mesones de descuento.
ResponderEliminarParece que ud. adolece de enfrentar la realidad al igual que Venezuela y su trasfondo politico!
ResponderEliminarDe veras que me entristese!