En su búsqueda de un
sentido para la vida el escritor Viktor Frankl, ver: : "Man's search for meaning", nos habla de tres posibles caminos: (1), una vida en base a logros,
creación intelectual, artística o acciones meritorias; (2), una vida en base al
aprecio por, y deleite de la belleza de la naturaleza y del ejercicio del amor;
y (3), una vida basada en el sufrimiento propio, en el sacrificio, a fin de
lograr un mundo mejor. Ninguna de estas respuestas se refiere específicamente a
nuestro papel en el cosmos, si es que existe algún papel para nosotros, que no
sea el de simples actores de reparto en una monumental tragicomedia. Pensando
en este tema he escrito lo que sigue:
ESTARÉ EN
CUALQUIERA PIEDRECITA, A LA ORILLA DE UN RIO
No ya como geólogo, lo cual ha sido mi ocupación en vida,
sino convertido en geología, algo bastante
más duradero aunque tampoco eterno. Vengo de la oscuridad y del silencio de miles
de millones de años y aparecí como un milagro, ya que todo nacimiento es un
milagro, un improbable encuentro entre dos microscópicos viajeros. He podido disfrutar de unos breves años de
luz, darme cuenta de que en el cosmos hay algo más que frio y tinieblas, que
hay belleza, risas y llantos.
Todo lo que fue fortuito en el nacimiento se convierte en
certeza con la muerte. Ni William Saroyan pudo lograr que el creador hiciera una
excepción con él*. Todos somos víctimas de ese colosal error cósmico que es la
muerte, hecho trágico y aterrador puesto que a los seres humanos se les ha dado
la facultad de soñar con el futuro e imaginarse la eternidad. Esa incongruencia
nos recuerda lo que dijo Jorge Luis Borges sobre el Creador, quien le había
dado, al mismo tiempo, los libros y las
tinieblas, su condición de ciego.
Torpe error cósmico que el modesto ser humano, con todo y
sus grandes limitaciones, ha podido corregir en sus propias creaciones. Las
computadoras que elabora el hombre tienen un disco duro salvable. Pero el disco
duro del ser humano no es salvable y debe desaparecer con todos sus tesoros aún
no expresados, desaparecen para siempre.
¿Se imaginan ustedes lo que se ha perdido en belleza, ingenio y
maravillas con la desaparición de los discos duros de Leonardo, Rachmaninov,
T.S. Eliot o Cervantes? Cuantas
invenciones perdidas, tantas aventuras del Quijote truncadas, cuantas sinfonías
que nunca escucharemos, tantas poemas que nunca verán la luz. Esto representa un terrible impuesto a la
vida, un castigo injusto y aterrador contra el cual el ser humano lucha dignamente,
con sus modestas armas, pero con plena
conciencia de que se trata de una batalla perdida.
En su paso por la escena cada quien desempeña, decía
Shakespeare, diversos papeles. Cada uno de nosotros va estructurando su mini- universo particular,
donde todo gira a nuestro alrededor y, por ello, damos suma importancia y
seriedad a las vicisitudes que toman lugar en nuestro pequeño mundo. Pero,
tarde o temprano, casi todos nos damos cuenta de que todo ha sido, apenas, un
pequeño fragmento de un juego sin sentido, el cual parecería algo inventado por
un padre de dimensiones súper cósmicas para la distracción de su niño. Uno se lo
imagina diciéndole: aquí te traigo este sistema solar como
regalo de cumpleaños. Fíjate que
incluí a unos pequeños seres cuyas vicisitudes te divertirán. Podrás relegarlos
a la caja cuando te canses de ellos y crear otros. No tienen valor individual.
Desde lo más
grande hasta lo más pequeño del cosmos, por lo que conocemos sobre él, tiene una
similar estructura de sistema solar, con planetas o electrones girando
alrededor del sol o núcleo. ¿Qué es el átomo sino un pequeño sistema solar en
pequeño? Y nuestro cosmos, dicen los astrofísicos, no es más que parte de una infinita sucesión de universos, uno dentro del otro, como esas muñecas
rusas que llaman Matrioshkas.
En una de esas infinitas muñecas aparecí, he vivido y
desapareceré. Como los cristales de nieve, desapareceremos y nunca habrá otro
igual, No porque seamos notables sino porque somos físicamente irrepetibles y
porque nuestros discos duros se van con nosotros.
Aparentemente, como es el caso de los autos que salen defectuosos, nos hicieron un
lunes por la mañana.
*“Everybody has got to die, but I have always believed
an exception would be made in my case.”
William
Saroyan
De un amigo desconocido:
ResponderEliminarOtra manera de ver las cosas
Otra manera de ver las cosas
El destino del hombre está apuntado en el gran libro de cuentas de la Justicia del Bien y del Mal. Nuestras acciones tienen directamente e indirectamente consecuencias, lejanas o cercanas, de mayor o menor grado, perdurables o inmediatas. Esta contabilidad se acumula sin término en la cuenta de la felicidad personal y en una cuenta temporal la de las familias, los pueblos y las naciones. La cuenta de la felicidad temporal se salda con el sufrimiento colectivo en este mundo; no así la cuenta personal.
¿Cómo se podría saldar el sufrimiento en la cuenta personal de los inocentes si no ocurriera en otro mundo? ¿Y la de los malvados?
Sin justicia la existencia de las personas sería absurda. ¿Si el universo no fuera como es habría vida humana en la tierra?
Excelente Gustavo, simplemente excelente.
ResponderEliminarGustavo, mi nombre es Sergio Pagés, hijo de Juan Pages, ingeniero que trabajo en la industria petrolera la mayor parte de su vida. El murió en Caracas el Sábado 27 de febrero y su funeral fue el lunes primero de Marzo. El leyó este blog cuando lo publicaste en sus últimos días de vida y me lo envío. Siento que expresaste bien lo que el sentía, no tuvo más opciones que la de rendirse a lo inevitable.
ResponderEliminarMuchas gracias.