Tengo una posición de rechazo “radical” frente al régimen chavista/madurista que ha estado en poder de Venezuela por 21 años y ello me lleva a adoptar posturas bastante rígidas, no solo en contra del régimen sino en contra de quienes parecen tolerarlo, aquellos quienes sienten la necesidad de llegar a acuerdos con él o, peor aún, promueven la coexistencia con la pandilla de criminales.
En conversaciones con un buen
amigo de clara naturaleza democrática, quien no comparte mi rígida postura, he
podido apreciar que no todos quienes exhiben una posición inclinada a conversar
o negociar con el régimen deben ser
puestos en un mismo saco, como yo he tenido la tendencia a hacerlo.
Al inicio de nuestra conversación
mencionamos que el hecho de estar dentro o fuera de Venezuela es un factor muy
importante en las posiciones que se adoptan
sobre el régimen. Quien está fuera,
lejos de Venezuela, disfrutando de la seguridad personal en una nación
civilizada, de servicios públicos confiables, buena atención médica y acceso a
los alimentos más diversos, puede evaluar la situación venezolana desde una
perspectiva más reposada, la cual le permite apegarse a valores y principios
éticos de rango universal que se consideran indispensables para que una sociedad
pueda conservar su dignidad. No puedo negar que ello influye en mi posición de
rechazo radical a cualquiera aproximación con los criminales chavistas/maduristas.
Sin embargo, debo agregar que mi postura radical también existía mientras
estuve en Venezuela y que ella fue la causa de mi salida del país.
Mi amigo me hace notar, con mucho
de razón, que cuando se está en Venezuela, inmerso en la tragedia cotidiana que
ha predominado en el país por largos años, cuando la comida escasea, cuando las
medicinas no se encuentran, cuando la inseguridad acosa, cuando no hay agua ni
luz, ni transporte público decente, ello pesa mucho en la actitud que se pueda
tener frente al régimen. Habrá quienes comiencen a pensar: ¿será posible que al
menos podamos obtener un alivio a la situación hablando con esta gente? El prisionero
comienza a sonreírle al carcelero. Es una reacción humana, en algunos más
acentuada que en otros.
La conversación con mi amigo fue definiendo
los matices, los diferentes grados de aceptación a negociar con el régimen que los
venezolanos pueden sentir, en base a la situación personal de cada quien, en
base a la coyuntura que atraviesan. Y llegamos, de manera totalmente empírica, a una clasificación que es, más o menos, como
sigue:
LA OPOSICIÓN RADICAL: En gran
medida quienes la cultivan se encuentran fuera del país. Su salida, por cierto,
ha sido muestra de la fuerza de su rechazo al régimen. Salieron porque les era
imposible seguir viviendo en una sociedad en manos de un grupo de criminales,
narcos y semi analfabetas en el poder. Se
sentían humillados permaneciendo en el país. Lo pudieron hacer porque quisieron
hacerlo. Antonio Ledezma es un buen ejemplo de esta postura.
Hay muchos opositores radicales dentro
del país, quienes han mantenido con rigidez su apego a principios afines a
aquellos sostenidos por la doctrina Betancourt: con los dictadores no se
dialoga, no se llega a acuerdos. No hay en ellos mucho pragmatismo o
disposición alguna para sentarse a conversar con los criminales que han
usurpado el poder. María Corina Machado es una buena muestra de esta posición, también
Enrique Aristeguieta Gramcko o Jesús Petit Da Costa o Andrés Velásquez.
LOS ALACRANES: Este es el nombre
dado a quienes están dispuestos a entregarlo todo y a entregarse, a cambio de
lograr una posición política de importancia o alguna recompensa en efectivo. En
ese grupo hay parlamentarios, políticos de segunda y tercera categoría, gente
que ya los venezolanos tienen bien identificada. Sus nombres están todos los
días en la prensa, promoviendo el arreglo, pidiendo el cese de las sanciones.
Son los defensores de Raúl Gorrin y de Alex Saab. Algunos de ellos militan en
los partidos de Henri Falcón o Manuel Rosales o cambian de postura de acuerdo con
las circunstancias, como es el caso de Stalin González o de Enrique Capriles.
LAS GUABINAS: Este el grupo que incluye
a quienes fueron chavistas (y quizás son
todavía cripto chavistas) y pretenden crear un clima de opinión según el cual
el chavismo era bueno pero el madurismo es malo. En ese nutrido grupo se
incluyen especímenes como Rafael Ramírez, Jorge Giordani, Rodrigo Cabezas, Luisa
Ortega y otros. También incluye a algunos encuestadores quienes procuran
influenciar el clima de opinión mediante sus interpretaciones acomodaticias de
lo que el país piensa.
LOS FRANCISCANOS: Este es un
grupo de gente bien intencionada, grandes trabajadores sociales, para quienes
el sufrimiento de los venezolanos ha llegado a niveles intolerables y se requiere
hacer esfuerzos para mejorar sus críticas condiciones de vida. Para hacerlo aceptan
acercamientos con el régimen, no porque estén de acuerdo con sus integrantes sino
porque esperan aliviar el sufrimiento de nuestros compatriotas. Mi amigo me menciona
a Federico Reyna y Susana Rafalli como ejemplos de este grupo, contra el cual
no tengo crítica alguna que hacer. Son los buenos samaritanos a quienes hay que
admirar. Mi amigo me dice que Reyna es lo más parecido a un santo que él ha
conocido.
LOS NOSTÁLGICOS: Este grupo es
patético. Se trata de políticos que tuvieron una actuación prominente en el pasado siglo y que ahora ven la oportunidad
de reverdecer viejos laureles, por lo menos, hacer nuevos ruidos. Claudio Fermín
es el típico representante de este grupo. Timoteo Zambrano, Enrique Ochoa
Antich, Felipe Mujica, Leopoldo Puchi (tiene algún tiempo en silencio) y otros
miembros de un posible futuro gabinete de “transición”.
ASPIRANTES A PRESIDENTE: Este es un grupo
pequeño grupo, personas con méritos pasados como demócratas pero que hoy le
hace carantoñas al régimen y le hacen suaves reproches a Maduro. El mejor
ejemplo es Eduardo Fernández, el tigre.
Eduardo piensa realmente que puede ser el presidente de consenso que manejaría
un gobierno de transición, un mitad y mitad entre el chavismo/madurismo y la oposición
verdadera. Su deseo ha sido evidente y, en realidad, su oportunidad existe,
porque nadie en Venezuela lo objetaría vigorosamente para conducir una transición
que abandone principios en aras del pragmatismo.
IZQUIERDA DE CORAZÓN: este es un
pequeño grupo de intelectuales de izquierda cuyo mejor exponente fue, por
algunos años, Teodoro Petkoff, para quien Hugo Chávez no fue un dictador sino
un líder autoritario con algunas buenas ideas. Hoy en día Américo Martín es probablemente
es un buen ejemplo. En sus artículos Martín promueve un diálogo que - piensa él
- pueda llevarnos a la solución de
nuestra tragedia y que pueda eliminar la violencia y la “venganza” como método
de enfrentamiento con el régimen. Respeto a quien así opina pero rechazo su
opinión.
LOS EMPRESARIOS AMIGOS DE LOS NEGOCITOS:
Este grupo incluye a miembros de Fedecámaras,
organización que ha adoptado una posición oficial favorable a acuerdos con el
régimen. Debido a la actuación de este grupo vemos llegar las gasolineras donde
la gasolina se vende a precios internacionales y, además, usted puede comprar whiskey. Se trata, entonces, de
crear negocios, no industrias, oportunidades de enriquecimiento personal, no
desarrollo económico para el país.
LOS QUEBRADOS: Este es un grupo
que merece nuestra mayor comprensión. Es la gente que ha estado sometida a
prisión y hasta a torturas y que, en algún momento, sale de la prisión cambiado
en su actitud. Sometidos a torturas físicas o psicológicas se han visto
forzados progresivamente a congraciarse con sus victimarios a fin de obtener algún nivel de
alivio que les permita la supervivencia. Ya no es oposición, permanece
callado o, peor, aboga por una conciliación con el régimen. Es difícil ser
severos con este grupo porque nadie sabe cuál es el límite de la resistencia individual
hasta que ella es sometida a prueba. Son
de las más trágicas víctimas del régimen.
LOS SILENCIOSOS: Este es un grupo
muy grande de venezolanos quienes sufren callados, de manera esencialmente pasiva, aunque puedan estar en
total rechazo del régimen. Se limitan a expresar su rechazo en voz baja, en familia,
con sus íntimos amigos. Al aceptar en silencio promueven la continuidad del
régimen. Este es un problema de débil identidad ciudadana y de un liderazgo que
pueda inspirarlos a la rebelión. Creemos que Juan Guaidó se ha mantenido
esencialmente firme pero lo han ido dejando solo, desde adentro y desde afuera,
aunque todavía cuenta con el formidable apoyo de los Estados Unidos.
Teodoro y su grupo "La Colina" junto al Armando Briquet fueron eficientísimos en
ResponderEliminarlavarle la cara al CNE que es donde nos meten la goleada cada madrugada cuando
cambian los resultados a su favor. El día que esto cambie, ojo y eso será como dentro
de unas buenas dos décadas, lo primero y principal es ir a la raíz de esta tragedia, que son los métodos chavistas ya hechos ley electoral y su gerrymandering.
En su libro "El chavismo como problema", Teodoro dice que la vía para salir del chavismo
es la electoral.
Y muy mal se portó el chavismo con él luego de tirarles ese tremendo salvavidas, impidiéndole viajar a buscar su Ortega y Gasset.
https://www.youtube.com/watch?v=ip7kM5JM3W0&ab_channel=NakyLuisCarlos
ResponderEliminarhttp://zaperoqueando.blogspot.com/2021/03/los-neutros-inmorales.html
ResponderEliminar