TENEMOS MÁS DE 200 AÑOS PENSANDO EN CREAR BUENOS
CIUDADANOS: ¿LO LOGRAREMOS ALGÚN DÍA?
PIONEROS DEL SIGLO 19.
Ya en 1797, hace más de 200 años, circulaba clandestinamente en Caracas un
documento llamado “Derechos del Hombre y del Ciudadano con varias Máximas
republicanas”. Su posesión había sido prohibida por la Real Audiencia de Caracas
en Diciembre de ese año, so pena de muerte. En ese documento se decía que la
monarquía debía terminar pero, más importante, se decía que la población debía
experimentar un cambio de mentalidad, no solo material sino moral. Era
necesario, decían: “regenerar las costumbres”.
El documento abogaba por la instalación de una
república ya que “en las monarquías el
poder residía en una sola persona y el progreso se debía a la adulación, mientras
que una república sería manejada por ciudadanos virtuosos”.
El documento hablaba de lo que hoy llamaríamos
meritocracia. El concepto de virtud cívica era fundamental. Sin embargo, 200 años después vemos como en el
llamado socialismo del siglo XXI sus adherentes consideran este concepto de la meritocracia
como una mala palabra.
Agregaba el documento: “en la tradición republicana la noción de virtud cívica va ir emparejada
a la disposición del ciudadano de anteponer el interés público antes que el
individual…. La ignorancia es el mayor mal de un pueblo:
ella es la que le hace crédulo, supersticioso, incapaz de conocer las verdades esenciales,
y la que le somete a la astucia de los gobiernos opresivos. Cuando un pueblo ha
llegado a este punto de estupidez, es muy fácil inspirarle cualquiera pasión y
hacer que él mismo se imponga el yugo de la esclavitud por principios: por esto
los déspotas y los ambiciosos, se aplican singularmente a eternizar esta
impericia, tanto más funesta, cuando se opone a los progresos del
entendimiento, por el fanatismo que fomenta, y por la ceguedad que perpetúa”. Estos párrafos
están hoy más vigentes que nunca.
La
rebelión de Gual y España se inspiró en este y
otros documentos para justificar su acción, la cual los condujo al cadalso,
no sin antes sembrar el anhelo por la creación de ciudadanos en el alma de
otros venezolanos. Entre quienes recogen
las banderas de la ciudadanía está un
hombre excéntrico, difícil de carácter y poco comprendido llamado Simón
Rodríguez. Este hombre, quien fue tutor de Bolívar a pesar de tener edad
parecida, fue un enamorado de la educación popular, de la igualdad para todos y
de la creación de ciudadanos activos para poblar los nuevos países independientes
de las Américas. En 1824 Bolívar lo llamó para que fuera al Alto Perú como
Director de Educación Pública, donde desarrolló algunas de sus ideas novedosas
sobre educación. Sin embargo, Sucre no pudo trabajar con él. Dijo: “Rodríguez
es de cabeza alborotada con ideas extravagantes…. diferentes
veces le he pedido que me traiga por escrito el sistema que él quiere adoptar,
para que me sirva de regla, y en ocho meses no lo ha podido presentar”. Ese desencuentro
con Sucre le hace renunciar y, desde ese momento hasta su muerte, ocurrida en
Perú en la mayor miseria, trabajará en solitario,
exponiendo sus ideas, escribiendo de una manera muy particular, por ejemplo:
Como se podrá ver, Rodríguez decía acertadamente
que la educación genera “costumbres”, las cuales -a su vez – forman una educación social
generadora de una autoridad pública (república) y no de una autoridad personal, lo cual sería
dictadura. Agregaba Rodríguez en 1849: “Sólo la EDUCACIÓN! impone OBLIGACIONES
a la VOLUNTAD. Estas OBLIGACIONES son las que llamamos HÁBITOS” (Rodríguez 1849;
el uso de mayúsculas es de él).
En
esos mismos años Andrés Bello desarrolló sus conceptos sobre educación de
manera más clásica y menos controversial que Rodríguez pero no menos orientada
a la creación de ciudadanos. Sobre su labor se ha dicho que más que un buen
maestro que enseñaba Bello fue un gran maestro que inspiraba. Decía: "La educación, este ensayo de la primera edad, que prepara a los hombres para desempeñaren el
gran teatro del mundo el papel que la suerte les ha destinado, es la que
enseña los deberes que tenemos para con la sociedad como miembros de ella, y la
que tenemos para con nosotros mismos, si queremos llegar al mayor grado de
bienestar de que nuestra condición es susceptible. Procurar bienes y evitar males al individuo y a sus semejantes es el objeto que nos proponemos al formar
el corazón y el espíritu de un hombre, y, por consiguiente, podremos
considerar la educación como el empleo de las facultades más a propósito para promover la felicidad
humana." Y agregaba: “El carácter distintivo del hombre es la susceptibilidad de mejora progresiva”,
idea que veremos después repetida por Augusto Mijares.
Bello atribuía a la educación un papel
fundamental para “la moralidad y la prosperidad, esto es, para la civilización de las naciones…en
la cual ocupen un primer lugar las
grandes verdades morales, el homenaje del corazón, y el ejercicio habitual de
la justicia y de la beneficencia."
Un poco más tarde aparece un tercer campeón de la
educación ciudadana en Venezuela, Cecilio Acosta. Para
este hombre sencillo, de costumbres monásticas y austeras, la educación “es fundamental
si el
pueblo ha de intervenir con su autoridad y consejo en la discusión de los
intereses públicos, en la difusión y afianzamiento de la opinión general, en la
marcha y progreso del Gobierno, en la ilustración de las cuestiones nacionales,
en la formación y reforma de las leyes, en el movimiento eleccionario, en la
renovación de los empleados, y en todo cuanto sea de provecho del común; es
preciso que sea compuesto, no solo de ciudadanos, para que resulten excluidos
los que no lo son, sino también de ciudadanos que sean y puedan llamarse «buenos»;
calificación que se hace necesaria agregar, a lo menos mientras los hombres no
sean más ilustrados y virtuosos que lo que son hoy ….. ¿Quiénes son los buenos ciudadanos? Lo son,
sin duda: los labradores, trajinantes, mercaderes, artesanos, hombres ocupados,
en fin. Buenos ciudadanos que tienen propiedades resultado de su esfuerzo y
trabajo”. Para Cecilio Acosta el buen ciudadano es aquel que trabaja, el hombre ocupado. Su
énfasis es en la educación primaria, la de los primeros años y, en este énfasis
sobre los primeros años del ser humano, ya intuye lo que la neurociencia diría
sobre las edades en las cuales el ser humano está más abierto al aprendizaje.
Dice Acosta: “Una nación no puede existir
sin principios de sociabilidad… mucho
menos puede existir sin buenas costumbres” y es en los primeros años
en los cuáles esas buenas costumbres pueden
ser mejor inculcadas.
MAESTROS DEL SIGLO XX
En el siglo XX hay ilustres venezolanos para quienes la educación en
valores es esencial y luchan por implantarla, entre ellos: Luis Beltrán Prieto
Figueroa, Mario Briceño Iragorry, Mariano Picón Salas, Augusto Mijares. Mijares
en especial, fue un gran campeón de la educación ciudadana, con un enfoque
optimista sobre las posibilidades del venezolano. Propone la educación en
valores, basada en los ejemplos de los ciudadanos venezolanos virtuosos, de
manera que ellos y ellas puedan ser imitados. Escribe estas bellas palabras: “Lo verdaderamente característico del
hombre y de las sociedades humanas es que en él y en ellas lo que es y lo que
debe ser forman un complejo indestructible. Todo hombre es su yo y las
posibilidades de su yo, a un mismo tiempo; toda sociedad humana es,
simultáneamente, lo que existe y lo que debe venir, un conjunto de limitaciones
concretas y un emerger de fuerzas que pugnan por romper esas limitaciones; una
realidad y una utopía. (Mijares,
1971).
Mijares cree ver en la riqueza no
ganada del petróleo la razón de nuestras carencias como buenos ciudadanos.
Dice: “Y aquí está el punto central de la cuestión: no puede esperarse mucha
altura moral de quienes se rigen por la ley del mínimo esfuerzo... La
confirmación más clara de que se rehúye por principio, ejercer la voluntad la
tenemos en la pedagogía moderna. Si analizamos los profusos programas de
educación del niño, encontraremos una cantidad inmensa de objetivos y de
técnicas, pero apenas se hace referencia alguna a la formación de la voluntad.
Palabras tan elementales como "disciplina", "virtud" o
"deber" han desaparecido por completo en el vocabulario pedagógico
moderno: ocupan su lugar los términos "estímulo",
"motivación", "realización" u otros parecidos... El mundo
en el que hoy vivimos favorece muy poco el ejercicio de la razón y de la
voluntad: es el reino de las sensaciones que nos arrastra a todos en su
dinámica. Como es bien sabido, vivimos hoy en la cultura de la imagen cuyo fin
no es ejercer la reflexión y el discernimiento, sino suscitar reacciones más o
menos instintivas... El hombre de hoy tiende a comportarse como un mecanismo de
deseos que se puede tentar, dirigir y manipular a través del mundo de
sensaciones y de imágenes en que vive sumergido. (Mijares,
1998c).
EN EL SIGLO XXI TODAVÍA SOÑAMOS CON LA BUENA
CIUDADANÍA
A pesar del brillo y los esfuerzos de muchos
venezolanos en el campo de la educación las violentas oscilaciones políticas,
tanto en tiempos de dictadura como en tiempos de democracia, han atomizado los
esfuerzos por educar a los venezolanos en valores. El liderazgo político venezolano, con contadas
excepciones a lo Gallegos, Betancourt, Leoni, Caldera I y los fugaces destellos
de estadista de Carlos Andrés Pérez, ha sido mediocre. El populismo y la
riqueza fácil que ha promovido un “mínimo esfuerzo” entre los venezolanos ha llevado al país a su situación actual, a la cola de la región latinoamericana. Hasta
ahora, el siglo XXI se perfila como el peor de los tres siglos que hemos
mencionado en materia de calidad ciudadana, sobre todo al comparar la realidad
con lo que hubiera y debido ser, un siglo en el cual el ejemplo de otros países
es bien conocido.
Por ello, es necesario luchar con redoblado empeño
para revertir esta carrera al fracaso y considerar la educación ciudadana como
la base fundamental de una nueva Venezuela. A eso apunta nuestro proyecto llamado Fábrica
de Ciudadanos, el cual puede verse en detalle en: http://petroleumag.com/cinco-aseveraciones-y-un-plan-de-accion/
A veces me digo que qué suertecita tuvimos de que Colón agarrara para el sur en vez de seguir recto y llegar a Canadá. Estoy seguro que los ingleses hubieran bajado hacia Venezuela y hoy día seríamos poco más o menos lo que Australia.
ResponderEliminarEs un axioma que buena Educación es clave para que un país tenga buenos ciudadanos. “Moral y Letras”, como dijo SB. A esa lista de Maestros añadiría en Siglo XX a J.A. Abreu, quien usò la música para mejorar y unir a los jóvenes venezolanos. En cambio los maestros y madres Chavistas endoctrinaron 2 generaciones desde 1999 para creer en SSXXI, un Comunismo Tropical “arroz con mango” y que destruyó la Fibra Moral y Etica del país. El pícaro tradicional evolucionó a malandro crónico. Un país que glorifica al pícaro está condenado al fracaso, con o sin SSXXI. Aun luego de recuperar la Democracia, llevaría 15+ años formar nuevos Buenos Ciudadanos, para reconstruir ese país fallido, hoy convertido en una letrina social y económica por Chavez, Maduro y resto de PSUV. No será fácil esa reconstrucción cuando PDVSA está en ruinas y 18000 bandas criminales controlan mayoría del territorio, causando Ecocidio con su minería ilegal de oro en Guayana y Estado Amazonas
ResponderEliminar