**** UN AIDE MEMOIRE PARA QUIENES NEGOCIAN CON EL CHAVISMO
La destrucción de Venezuela ha venido enredada en las
crines de cuatro jinetes diabólicos: la cursilería, la ignorancia, el
sadismo y la corrupción.
LA CURSILERÍA
Aunque este jinete parezca de naturaleza anecdótica en la
tragedia venezolana creo que tiene tanta importancia como los otros tres. La
ausencia del sentido del ridículo es un agente muy eficiente de destrucción de
la dignidad y el decoro de una sociedad. Tener que asistir a, y aceptar el
espectáculo de, una pandilla profundamente cursi ha llevado a la sociedad venezolana
a ser objeto de burlas y mofas por parte del resto del planeta y lesionado
seriamente la auto-estima de los venezolanos.
¿Han visto ustedes los desfiles militares de la llamada
Fuerza Armada revolucionaria? ¿Generales barrigones con docenas de medallas que
no significan nada guindando del pecho? ¿Algunos demasiado obesos para poder
entrar o salir de un tanque? ¿Otros pintoreteados con ínfulas de guerreros
quienes han probado ser impotentes frente a las guerrillas colombianas? ¿Ancianos
de caras “feroces” que integran la llamada milicia?
¿Han visto ustedes a Hugo Chávez primero, a Nicolás
Maduro después con liquiliques color marrón o, peor, aún, con una especie de
uniforme militar a la cubana, elaborados para disfrazarlos de “comandantes”?
¿Y qué decir de los bailoteos de Maduro y Cilia Flores? ¿O
aquellos de la Dra. Urbaneja en la etapa de Chávez? ¿Y los desplantes de Chávez en sus viajes al
exterior, hablando mal de sus anfitriones, palmoteando a la reina de Inglaterra,
mandado a callar por el rey de España?
Los documentos oficiales de la “revolución” son de “coger
palco”. ¿Han leído ustedes el Plan de la Patria? El prólogo define este plan como “una fotografía en la que los pueblos del
mundo se miran y ven el coraje de los bolivarianos. Y eso asusta al Imperio
porque tras nuestra victoria estará la fuerza inspiradora de millones. Nuestro
trofeo –leales a Chávez– será la sonrisa de los niños y niñas, la felicidad de
nuestro Pueblo”. ¿Se imaginan ustedes a los pueblos del mundo asombrados
ante la maravillosa fuerza de esta revolución? ¿Al imperio aterrado? ¿Dónde
está la sonrisa de los niños (y niñas) y la felicidad de nuestro pueblo? Este mamotreto
dice: “La defensa de la soberanía es el gran logro histórico de la revolución”.
¿Qué soberanía? ¿Es el tutelaje cubano soberanía política, es depender de la gasolina
importada de Irán soberanía energética? ¿Es comer el triste contenido de una
caja venida de México soberanía alimentaria? ¿Es asistir a una dolarización de
facto soberanía financiera? ¿Es tener que comprar a la guerrilla colombiana la
libertad de los soldaditos presos soberanía militar?
LA IGNORANCIA
1. Oír
hablar al Nicolás Maduro es soportar una intensa pena ajena. El sujeto es
esencialmente analfabeta. Al hablar de Bolívar nos dice: “«Así como fue a los tres años huérfano
de padre, a los nueve huérfano de madre, apenas a los 17, 18 años fue huérfano
de esposa”,
· ¿Y qué les parece: “Se descubrió una aguja en un panal”? “.
· O sus consejos sobre gobernar: “¿ustedes
saben cómo duermen los delfines? Los delfines cuando duermen, la mitad del
cerebro está despierta, con todas sus funciones, para no hundirse, no ahogarse.
Y la otra mitad, descansa. Así debemos hacer nosotros. Un ojo abierto y otro
también”.
· Veamos sus reflexiones sobre economía: “Viene el presidente de Fedecámaras y dice: Maduro aumentó el salario, va a
aumentar la inflación’. Entonces, ¿si bajo el salario va a bajar la inflación?
· Sus expresiones de lealtad: “Cuando conocí al presidente Chávez no dudé ni
un milímetro de segundo para estar a su lado”
· Sus hallazgos personales: “A veces me doy cuenta que soy yo mismo cuando me
miro al espejo”.
· Su sensualidad: “Mujeeeeeer, déjate quereeer. Como yo te estoy
querieeendoooo’. Esa canción la canto a Cilia todas las noches antes de
acostarnos a dormir”.
· Sobre educación: “Todos los territorios del
Alba son libres de alfabetismo”.
La ministra de educación nos dice: “Maturín
es el país petrolero más importante
de Venezuela”. Aristóbulo nos decía: “Si eliminamos el control de cambio todo
el mundo se lleva su dinero pá fuera”.
¿Y qué puede decirse de las matemáticas de
Jorge Rodríguez? : ver https://www.youtube.com/watch?v=tSUtuQYU7jI
Hugo Chávez era pródigo en la falacia por ignorancia.
Como cuando dice: “Ser rico es malo, es inhumano”. O al hablar de George
Bush, presidente de los Estados Unidos, país que es su principal socio
comercial: “Eres un ignorante míster Danger, eres un burro, o para decírtelo en
mi mal inglés, en mi bad English: you are a donkey Mr. Danger (...) Cobarde,
asesino, genocida, eres un alcohólico”. O cuando exhibe sus conocimientos de
historia: “Israel critica mucho a Hitler, nosotros también, pero ellos han
hecho algo parecido, qué sé yo si peor a lo que hacían los nazis”. Exhibe un
idioma de estadista: “Váyanse al carajo yanquis de mierda que aquí hay un
pueblo digno. Váyanse al carajo cien veces. Aquí estamos los hijos de Bolívar,
los hijos de Guaicaipuro, los hijos de Túpac Amaru y estamos resueltos a ser
libres”. O, “esta victorias de ustedes
es de mieeeerda”. Y se ve rodeado de guarda espaldas cubanos o de militares
payasos, al decir esto.
Según
Hugo Chávez el hombre habría aparecido en el planeta “hace 2000 años”,
eliminando de un golpe la historia de grandes civilizaciones. Y ¿quién no recuerda
la explicación que diera el paracaidista, ayudado por el no menos brillante
hermano Adán, sobre el cambio de hora en
Venezuela? https://youtu.be/2WoEzseuE9k
EL
SADISMO
Leemos
en la prensa que la “gloriosa” Guardia Nacional de Maduro impide el paso de
alimentos y ayuda a las víctimas de las inundaciones ocurridas en los Andes.
Estos malhechores han probado ser muy eficientes a la hora de despojar a los agricultores
de sus productos en las alcabalas, de pasar gasolina de contrabando hacia
Colombia por las fronteras del Zulia y del Táchira y de matraquear a los
mineros legales o ilegales de Guayana. Han perdido todo pudor y sentido del
honor, convirtiéndose en verdugos del pueblo que estaban obligados a defender.
En las cárceles,
primero las de Chávez y luego las de Maduro, se tortura, se humilla a la gente
que está privada de libertad por desear ver a su país libre y democrático. La crueldad
se combina con el cinismo cuándo esta gentuza va a los organismos internacionales
a negar la existencia de centenares de presos políticos.
En los
20 años de crueldad chavista no menos de 300.000 venezolanos han perecido
violentamente, muchos de ellos a manos de los cuerpos represivos del régimen,
mientras que más de 5 millones de habitantes nos hemos ausentado del horror que
es Venezuela impulsados por el miedo, las privaciones o la indignación
ciudadana.
Frente
a la gente que lo perdía todo con sus demostraciones de Calígula tropical, Hugo
Chávez decía: “Ven a mí que tengo flor, ¿Que es aquél edificio que está allá en
la esquina? Expropieseeeese”.
Maduro
cerca a la gente por hambre con su eficiente sistema del CLAP y del pernil navideño.
Quien no le sea leal no come, quien no lo apoye no tendrá casa. Así lo decía
abiertamente en TV: “Yo puedo hacerte las
casas pero no te las voy a hacer porque no votaste por mí”.
LA
CORRUPCIÓN
El cuarto
jinete del apocalipsis chavista galopa riéndose a carcajadas. Desperdiciar un ingreso
de un millón de millones de dólares en 20 años no es pequeña hazaña, el
equivalente de 80 veces el Plan Marshall, con el cual se reconstruyó Europa. Y,
además, ingeniarse para montarle una deuda a la nación de unos $150.000
millones adicionales. Esto fue logrado por una pandilla de unos 800 miembros
civiles y militares, expertos en sobreprecios, contratos fraudulentos,
extracción ilegal de minerales, lavado de dinero por todo el planeta,
adquisición de comida podrida y armamentos vencidos que no saben manejar,
contrabando de gasolina y diésel y otros artilugios. Las bóvedas de los bancos suizos,
portugueses, españoles, andorranos y los paraísos fiscales del Caribe y Panamá
están repletos de millones de dólares pertenecientes a la nación venezolana,
pero hoy en manos de esa marabunta chavista de banqueros, contratistas,
vendedores de comida, una verdadera hez de la sociedad venezolana, algunos
pertenecientes a familias de abolengo, otros salidos de los sectores más
modestos de la población, pero todos hermanados en la tarea de arruinar a
Venezuela para su provecho personal. Ministros,
presidentes y directores de empresas del estado, alto mando militar,
contratistas amigos, banqueros melosos, encuestadores cómplices, magistrados
del Tribunal de justicia, defensores del pueblo, árbitros electorales, oposicionistas
disfrazados, diplomáticos complacientes y otros especímenes parecidos se han
llevado parte del botín. Ejemplos: Alejandro Andrade, un vulgar asistente de
Chávez que amasó mil millones de dólares; Tareck El Aisami y su red de
empresas; Raúl Gorrín; Alex Saab, la familia Maduro-Flores, Rafael Ramírez Carreño
y sus primos y otros familiares; los bolichicos de “buenas” familias, la familia
Chávez; enfermeras de Chávez, narcotraficantes amigos, un desfile interminable de
mega-rateros.
Y
pensar que, después de 20 años de galopar impunes por todos los rincones de
Venezuela, estos macabros jinetes están a punto de continuar su galope impunes,
con su botín esencialmente intacto, gracias a una negociación promovida por las
grandes potencias del planeta entre el régimen y representantes de las víctimas. Quienes se
sientan en la mesa con los cuatro jinetes del apocalipsis chavista dicen que la
aplicación de justicia es venganza, que defender la libertad a toda costa es
incitar a la violencia y que, como no nadie está en plan de rebelión, es mejor
rendirnos y “agarrar aunque sea fallo”.
El país ha finalizado su ciclo histórico. Ahora será un recuerdo, pero nadie nos quita lo bailado.
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