JoenSo, DevianArt
Por una buena parte de sus 88 años mi
buen amigo se dedicó a la lucha por obtener
su lugar en la sociedad. Trabajó muy
duro, lo cual en ocasiones lo llevó a relegar a la familia a un segundo plano.
En esos momentos lo racionalizaba pensando que lo hacía para
garantizar la seguridad económica de su esposa y de sus hijos, proveerlos de lo esencial
material.
Aunque ello era parcialmente cierto, lo
que si también era cierto es que debido a esa lucha, cuyo campo de batalla
estaba fuera de casa, mi amigo llegaba al hogar, quizás satisfecho de sus
progresos, pero sin energía para ser padre. Sus hijos, 10, 9, 6, lo esperaban pacientemente
hasta altas horas de la noche, a fin de enseñarle sus hermosos dibujos y sus tareas
escolares satisfactoriamente cumplidas. Y él los atendía, cruzaba algunas breves
palabras con ellos y les daba una palmadita de aliento, lo cual era insuficiente
para llenar las amplias alforjas emocionales de sus niños. Después de un breve diálogo con
ellos los despedía de su lado, un poco como el niño que regresa los soldaditos de
plomo a la caja después de jugar con ellos.
Afortunadamente mi amigo se había casado
con una mujer de gran nobleza, quien paciente y silenciosamente rellenó el
vacío que el padre, más exitoso en el mundo externo que en el plano doméstico,
no llenaba. Ella debió ser madre, “padre”, electricista y plomero.
Con el transcurso del tiempo advertí un
cambio en mi amigo. Se fue convirtiendo en mejor padre y logró ver el día en el
cual, de manera milagrosa, sus hijos se convirtieron en sus compañeros, en sus amigos.
Eso sí, no antes de decirle que, como padre,
en ciertas etapas fundamentales de sus vidas, él no había estado enteramente
allí.
La vida de mi amigo ha sido lo sufrientemente
larga para hacer importantes y necesarias
correcciones. Hoy en día, gracias al ejemplo perseverante de quien fue su
esposa, su relación con los hijos es cálida, extraordinaria. Ellos han pasado a
desempeñar el papel de padres y madres de su ancianidad. Como en la novela de Pio
Baroja, mi amigo transita por el camino de perfección, objetivo inalcanzable
pero digno de ser la meta, ese anhelo por llegar a la casa luminosa situada en
la colina.
En ese camino mi amigo anda del brazo,
apoyado, guiado, sostenido por los amigos. Ya no está en batalla, ahora anda tendiendo puentes. Y el resultado de tender puentes ha sido mágico. Aunque aún quiebra lanzas en la defensa de sus
valores y principios, en ocasiones con pugnacidad, el énfasis en su vida se ha trasladado al
disfrute de la amistad. Ello le ha dado una vejez llena de sosiego en la cual
procura ser útil, dar en lo posible, mostrar gratitud al recibir, descubrir el
encanto de compartir con amigos con quienes puede bajar la guardia sin temor a
ser mal interpretado, ejercer la empatía a plenitud.
Me dice que está admirado de la
intensidad del afecto que recibe, lo describe como un verdadero tsunami de
amistad. En el ejercicio de esa amistad mi amigo ha tenido la suerte de
encontrar buena parte del sentido de su vida.
Bonita y sentida auto-reflexión. Un abrazo.
ResponderEliminarIC
Un mensaje importante para ser más felices. Y desde ya una Feliz Navidad acompañado de sus familiares y amigos.
ResponderEliminarCon afecto,
Sebastián.
Buenos dias Ing. Mis respetos, se que desea un buen dia para todos los venezolanos. Y eso lo hace un buen amigo, esos que son un "tsunami" de amistad, porque la primacía, es nunca y si lo hizo, virar de rumbo para no desacatar los principios que nos sustentan en este mundo, por la Divina gracias de Dios. En los comienzos de nuestra vida como padres,pues estamos aprendiendo con ellos, con los hijos a serlo, en tal sentido se cometen errores. Bien pero lo mas importante en todo esto es que, cuando hay reciprocidad en el amor y en este caso, al amor reciproco, fraterno entre padres e hijos pues las desavenencias siempre van encontrar soluciones.Ahora, de manera bastante personal, no tengo la menor idea como es el "SENTIR" de otros, pero la INDEPENDENCIA de los hijos, es un atributo que tal vez, muy pocos se den ese "LUJO" en un pais como el nuestro.Son sentimientos encontrados profundos entre agradecimiento y tristeza, pues, luchan con coraje y fuerza de voluntad, para cubrirse ellos también sus necesidades. Bien Ingeniero. Mi respeto de nuevo, y mi afecto. Los mas auténticos "tsunamis",de amistad, son los que nos inspiran en la divinidad del hijo de Dios, para emularle algo. Asi que reciba de El, todo el que yo, siento por nuestro Señor Jesucristo. Digamos Amen.Que este muy bien.
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