Le escucho decir
al dictador Nicolás Maduro que Venezuela
posee las más grandes reservas probadas de petróleo del planeta, por lo cual
nuestro país es la gran solución al problema energético mundial. Agrega el pintoresco
dictador que ya el gobierno estadounidense está dando pasos para permitir la exportación de
nuestro petróleo, a fin de remediar la
crisis de suministro de hidrocarburos causada por la invasión rusa a Ucrania.
El dictador ha repetido que PDVSA está produciendo cerca de un millón de
barriles (lo cual es una audaz mentira) y que los obreros de la empresa
representan la clave para su recuperación, olvidando (o, sin saberlo) que la
gerencia, la tecnología y el capital son tres pilares fundamentales para una
industria sana y eficiente, todo lo cual no existe en PDVSA.
Informa el
dictador que Irán se ha constituido en el principal punto de apoyo de la industria
petrolera venezolana, al suministrar gasolinas y diésel para el mercado interno
y para diluir el petróleo viscoso de la Faja. Al decirlo, admite que lo que fue
un gigante - PDVSA - es hoy un enano muriendo de hambre y que Irán
es quien le da la sopita que le mantiene vivo. Es decir, el total colapso de lo
que fue en la época pre-chavista un orgullo nacional.
Deseo comentar estas declaraciones del dictador Maduro
basado en mi condición de geólogo
petrolero venezolano con más de seis décadas de experiencia en el sector energético,
a fin de que mis compatriotas tengan una versión alterna sobre la situación
petrolera del país.
Un buen punto de arranque de cualquier análisis sobre nuestro
petróleo es considerar tres parámetros esenciales: (a), la cuantía y calidad de
los recursos petroleros existentes en el país; (b), la situación actual y
futura del mercado mundial del producto
y las fuentes potenciales de suministro, y, (c), la calidad gerencial,
técnica y financiera del organismo que tiene a su cargo el desarrollo de ese
producto.
(a)
Venezuela posee inmensos recursos de petróleo. Sin
embargo, estos recursos han sido manipulados por razones políticas, comprando
opiniones técnicas y decretando de la noche a la mañana, como hicieron Hugo
Chávez y su cómplice Rafael Ramírez, un incremento de más del 100% en el monto
de las reservas probadas de petróleo de la faja del Orinoco. Este decreto anticientífico,
como lo dijimos en su oportunidad, se
hizo con el propósito de tratar de incrementar el peso geopolítico de Venezuela
en el seno de la OPEP y para consumo de la prensa mundial. Esta maniobra
funcionó bastante bien con una prensa mundial no versada en asuntos petroleros pero no en la
OPEP, en el seno de cuya organización fue objeto de ridículo y aceleró la
pérdida del prestigio que Venezuela tuvo
alguna vez.
Lo cierto
es que Venezuela posee reservas petroleras
probadas que son del orden de la mitad de lo que el chavismo-madurismo dice que
son, es decir, bastante menores a las de países como Arabia Saudita. Aunque la cuantía es apreciable, del orden de unos
150.000 millones de barriles, la calidad de los recursos dista mucho de ser la
óptima. Un 75% de esas reservas probadas de petróleo venezolano están
representadas por un petróleo de baja calidad, con altos porcentajes de azufre,
níquel o vanadio, de altas viscosidades que lo hacen difícil de manejar y de
gravedades específicas que exigen que sea refinado en plantas especiales o diluido
con hidrocarburos más livianos y costosos, a fin de lograr un producto
comercializable. En otras palabras, el petróleo existe pero la mayoría de los
barriles son de bajo atractivo comercial
(b)
El mundo en el cual vivimos hoy está cambiando significativamente
la naturaleza de las fuentes de energía. Aunque el petróleo y, sobre todo, el
gas natural, seguirán jugando papeles de primera línea en la escena energética
mundial por un número indeterminado de años (mi estimado es unos 50 años), lo
cierto es que la tendencia mundial, ya probablemente irreversible, apunta en la
dirección de una utilización incremental de energías limpias y renovables, en
lugar de la utilización de combustibles fósiles. Esta es una transición
esencialmente inducida por los problemas visibles del cambio climático y ya
está en marcha. En ese escenario más probable, el petróleo pesado y contaminante
de la Faja del Orinoco luce como aquella bella Florinda del poema de Andrés Eloy
Blanco, la que siempre le dijo a los pretendientes que volvieran porque le sobraban flores parta reírse de la
primavera. Hoy la Faja está en su invierno,
aparentemente destinada a quedarse con
los crespos hechos.
En
paralelo, surgen en nuestro vecindario nuevas fuentes de energía fósil de mayor
calidad, como los de la Cuenca Guyana-Surinam, que competirán en un mercado
posiblemente decreciente con el petróleo venezolano. Esto es solo un escenario
posible pero debe ser considerado.
(c) No existe hoy un organismo financiero, gerencial
y técnico idóneo que pueda llevar a cabo esa recuperación de la cual habla
Maduro. PDVSA está en total ruina, tanto en el aspecto financiero, como en el
aspecto técnico y, sobre todo, en el aspecto gerencial. El cuasi- analfabeta de
Miraflores pretende que una empresa, de naturaleza internacional y en necesidad
de competir con las grandes corporaciones energéticas mundiales, sea manejada por los obreros. Al decir esto el
dictador no solo condena a PDVSA a la ruina permanente sino que prostituye el
papel de la clase obrera, la cual lleva a cabo una labor digna y necesaria en
todo sitio donde exista una lógica distribución de responsabilidades. .
MÁS ALLÁ DEL ANÁLISIS
Cuando el
dictador y su pandilla chavo-madurista sean expulsados a patadas del poder se
abrirá a la industria petrolera de Venezuela una ventana para su desarrollo que
estimo en unos 40-50 años. En ese período una industria petrolera bien
gerenciada pudiera razonablemente estabilizarse en una producción de unos 2.5
millones de barriles diarios, más o menos 0.5 millones de B/D, a fin de
complementar una economía de modesto tamaño, la cual necesita ser crecientemente
diversificada. Tendríamos que tener una primera
etapa de recuperación del desastre encontrado que podríamos estimar en unos 6-8 años, durante
los cuales será necesaria una intensa interacción con el sector petrolero
internacional para lograr que se establezcan en Venezuela.
Para ello
será necesario descartar mitos estatistas que nos han sido inoculados desde los
tiempos de la Generación del 28.
Amigos
todos:
La soberanía petrolera no requiere, como
argumentan los mitómanos patrioteros a lo Chávez que nos han llevado al
desastre, del control total de la operación petrolera. Lo que si requiere es un
control inteligente de los procesos y operaciones de la industria, el cual puede
ser obtenido de manera eficiente ejerciendo monitoreo, regulación y supervisión profesional por parte de los
dueños del recurso, es decir, nosotros los venezolanos.
Cuando
vuelo no exijo tomar el timón en las manos ni siquiera ir en la cabina de
mando, simplemente me informo los pilotos han sido bien entrenados, si los
equipos están bien mantenidos y si la línea aérea tiene una excelente
reputación. No me montaría en un avión
de Moruy Airlines. Volar ha resultado la manera más segura de viajar.
Al menos Quiroz ya comenzó a virar hacia la derecha:
ResponderEliminar"Este es el momento de dar un giro en la industria petrolera nacional, ya que hay un el ambiente de precios elevados del crudo y la posibilidad de que pueda prolongarse por unos dos años, según opinión del economista petrolero Rafael Quiroz Serrano, quien analiza las perspectivas de los actores del mercado mundial.
El economista petrolero es uno de los 25 firmantes de la carta a Joe Biden para aliviar las sanciones, cosa que finalmente comenzó a ocurrir. El experto destaca que a tenor de los pronósticos de la banca de inversión y consultoras del sector, “debería ser el mejor acicate para dar un giro a la industria petrolera nacional y los concomitantes beneficios que traen para la economía en conjunto, ya que sigue siendo la principal fuente de divisas del país”.
La situación actual es tal que, sin el concurso de las empresas mixtas, PDVSA solo ha podido aumentar la producción, básicamente en la Faja del Orinoco, por la ayuda del condensado iraní, y solo podrá recuperar firmemente la producción total con la reactivación de las empresas mixtas, para lo cual se impone modificar las licencias de la OFAC que solo le permiten a Chevron, por ejemplo, labores de mantenimiento.
Quiroz explica que el punto crucial de esta posible resurrección de la producción es que no descansaría en el esfuerzo propio de PDVSA sino de terceros, los cuales querrán que se flexibilicen las condiciones de negocio para traer capitales y retomar sus actividades.
Todo ello reforzado por condiciones jurídicas y fiscales más ventajosas, tomando en cuenta que invertir en Guyana, Surinam y Brasil e incluso en las lutitas estadounidenses puede ser mucho más atractivo que hacerlo en Venezuela.
– Modificar Ley de Hidrocarburos –
Puntualiza que, en este terreno, se ha venido presionando por una nueva apertura petrolera y concretamente por una modificación de la Ley Orgánica de Hidrocarburos, que cambie la estructura accionaria de las empresas mixtas, “eliminando la participación per se mayoritaria de PDVSA, pero sin que esta pierda el control operativo de la industria petrolera nacional”.
Quiroz explica que lo que está ocurriendo hoy es que la brecha que puede ser llenada fácil y rápidamente por el crudo venezolano, por ahora, crudo procedente de Canadá, Colombia, Ecuador, Brasil y hasta de Irak está cubriendo ese faltante de acuerdo a lo reportado por el Departamento de Energía de EEUU.
“Esta corriente puede consolidarse y dejar para después una oportunidad dorada para Venezuela”, advierte.
“El acercamiento del gobierno de Biden es una tremenda oportunidad, y debe ser aprovechada, si se quiere levantar la economía venezolana y el bienestar de sus trabajadores. Es decir, la pelota está en la cancha del gobierno de Maduro, y debe tomar decisiones de apertura democrática creíbles. Es una ventana que ahora está abierta, pero que se puede ir cerrando en la medida que otros productores empiecen a llenar el hueco dejado por la suspensión de las importaciones estadounidenses de crudo y productos rusos, vigentes desde el 22 de abril de 2022”, alerta el economista petrolero".
El gobierno de Biden es simplemente inmoral, ya que se hace la vista gorda de las manos manchadas de sangre del dictador Maduro, para hacerle pucheros para que le venda el petroleo venezolano a USA, mientras que al mismo tiempo no quiere explotar el suyo para y que no contaminar.
ResponderEliminarQue desgracia con ese maldito gobierno de Biden, o de quienes lo manejan, ya que es bastante obvio que ya no tiene la capacidad ni para expresarse en forma correcta y que todo que toca lo convierte en pupú.