Décimo sexto viaje a Serendipia
Sembrando árboles en la zona de la refinería junto a tres voluntarios
“¿Que
estaría haciendo un leopardo en esas altitudes?...”.
Hemingway: “Las nieves del Kilimanjaro”.
En 1977 el gobierno decidió adscribir el Instituto Venezolano
de Petroquímica a PDVSA, la casa matriz
de la industria petrolera. Esta fue una decisión que probó ser muy beneficiosa
para el sector petroquímico, el cual estaba en caos, debido a la contaminación sindical
y política. La petroquímica había sido instalada en la etapa de la dictadura
perezjimenista y nunca prosperó como instituto independiente. En 1976 el instituto había tenido pérdidas por más de
Bs. 4000 millones, sus plantas estaban operando a mínima capacidad y existía un
gran exceso de personal. Eduardo Acosta Hermoso, quien había sido su
presidente, confesó: “Cuando quise
despedir 600 empleados que sobraban, obtuve una negativa rotunda por parte del
gobierno, el cual no quería enfrentar un conflicto laboral”.
PDVSA aceptó la
asignación pero puso como condiciones que se le entregara el instituto libre de
deudas y total autoridad para reducir personal. Al recibir la empresa envió a
un estelar grupo de gerentes petroleros a manejarla, en el cual – recuerdo –
estaban Alfredo Gruber y Ramón Cornieles, quien era el Gerente General de la
refinería de Cardón. El General Alfonzo
Ravard me llamó a su oficina y me dijo: “Gustavo, necesito que te hagas cargo
por algunos meses de la refinería de Cardón en remplazo de Ramón Cornieles, a
quien estaremos enviando a la petroquímica. Estará en Cardón pero podrás seguir
asistiendo a las reuniones de Junta Directiva
y colaborando conmigo”.
Yo accedí, no sin antes recordarle al General que era
geólogo y que de refinación conocía muy poco. Sin embargo, sabía que esto no
era grave ya que la tarea de un gerente general de refinación era
predominantemente gerencial. Cardón
tenía excelentes técnicos a cargo de la refinería, entre quienes estaban Leo
Wilthew, Leopoldo Agueverrevere y Luis Hernández.
Al lado de Cardón
estaba la refinería de Amuay, aún más grande, con la cual Cardón mantenía una rivalidad
amistosa. Por lo tanto, esta sería una excelente experiencia. Ya yo había
explorado, había producido y ahora tendría la oportunidad de refinar.
Como mi estadía sería temporal no ocuparía la bella casa
del gerente general, la cual seguiría alojando a la familia Cornieles durante su
ausencia. Al saber la noticia que yo lo remplazaría temporalmente, Ramón se
reunió conmigo y me dijo, viéndome
fijamente: “Gustavo. Voy a estar fuera de la refinería pero estaré pendiente de
lo que estés haciendo. No te metas con mi refinería”. Para Ramón, la refinería era su bebé.
Así fue que un buen día de 1977 viajé a Cardón en el viejo
y confiable avión “GRUNMAN” de Maraven,
a comenzar mi asignación como nuevo gerente general de la refinería. Al descender
al aeropuerto de Las Piedras fui recibido por los famosos vientos encontrados
de la península, a los cuales tendría que acostumbrarme, ya que estaría
viajando prácticamente todas las semanas de Cardón a La Carlota y de regreso a
Cardón.
En tierra me esperaba, para conducirme a la oficina,
Crispiniano Rodríguez, el experimentado y bondadoso gerente de relaciones
industriales de la refinería.
En el camino le pregunté a Crispiniano: “¿Qué hace la gente
aquí, que actividades lleva a cabo?”
Su respuesta me sorprendió y hasta me hizo reír: “Aquí la
gente hace lo que usted haga. Si usted juega yoyo, comenzarán a jugar yoyo”, me
dijo, quizás exagerando un poco.
Al acercarnos a la refinería, vi un penacho de humo
blanco, saliendo de una de las plantas y le dije, para pretender conocimientos
que no tenía: “me agrada ver que tenemos humo blanco”. A lo cual Crispiniano me
respondió: “Eso no es bueno. Creo que la planta Catalítica podría tener algún
problema”. Después de esta respuesta, guardé prudente silencio.
En la oficina conocí a toda la plana mayor de la
refinería, algunos de quienes verían a un geólogo como un extraterrestre.
Durante esos meses inolvidables en Cardón, elaboramos el
plan para modificar el patrón de refinación en Cardón, a fin de convertir la
refinería en una planta procesadora de productos livianos, en preferencia a su
patrón existente, el cual producía mucho combustible residual. Para ello contratamos
personal nuevo para la refinería, incluyendo algunos ingenieros de la India, en
especial uno extraordinario, Sangasmewaran.
Comencé a trotar en el estadio, a primera hora
de la mañana, antes de ir a la oficina y, al cabo de algún tiempo, buena parte
del personal comenzó a trotar. En la tarde, después de las horas de oficina, me
iba con un par de colaboradores a sembrar árboles en la avenida principal que
llevaba a la refinería, para lo cual me asesoré con los expertos forestales de
FUSAGRI. Al poco tiempo tenía una legión de voluntarios sembrando árboles junto
conmigo.
Visitando la refinería: General Alfonzo Ravard, Guillermo Rodríguez Eraso, Alberto Quirós, Mario Uzcátegui, creo que Rómulo Quintero y yo ( a la derecha del General RAR)
Después de una visita
del General Alfonzo Ravard a las dos refinerías, en compañía de todos los
presidentes, el General comentó que, mientras la refinería de Lagoven, en
Amuay, estaba como una “tacita de plata”, la refinería de Cardón se veía fea, aunque
sus plantas funcionaran bien. Esa crítica del General me llevó a iniciar un programa de embellecimiento en la
refinería que incluyó pintar los tanques de almacenamiento como los coloritmos
de Alejandro Otero. Ello causó sensación en la región y hasta fue objeto de un capítulo
en un libro de Stan Steiner: “In Search of the Jaguar”.
No
siendo un experto en refinación me dediqué a mejorar la relación de la gerencia
con el personal a todos los niveles. Me fui a visitar cada oficina, cada puesto
de trabajo, me integré de lleno a la comunidad. Con la ayuda de FUSAGRI
comenzamos un programa de huertos familiares (barbacoas) en toda la península,
a fin de surtir de vegetales a los hogares.
Siguiendo
los consejos de Crispiniano, desarrollé una buena relación con el gobernador
del estado, el Dr. Leoncio López. Crispiniano me había dicho que el gerente de
la refinería poseía más recursos financieros que la gobernación. Entre otros apoyos dimos nuestra contribución
para construir la autopista Coro-Punto Fijo.
Ese año de 1977 fue uno de los más felices de mi vida. Mi
esposa Marianela y mis hijos, entre la
niñez y la adolescencia, compartieron un “tráiler” conmigo, aunque al poco
tiempo nos dieron una casa. Por coincidencia 1977 fue uno de los mejores años
en materia de rendimiento de productos en la refinería. Tengo la sensación que
ello tuvo que ver con la alta moral de los empleados, al ver los esfuerzos que
se hicieron para mejorar la calidad de
vida en la comunidad.
Contraté a la Billo’s Caracas Boys para el baile de fin
de año 1977 en Cardón, algo que me criticaron algunos colegas por el relativo
alto costo de lo que era la mejor orquesta de Venezuela. Sin embargo, a las dos
de la mañana de la noche del baile los ingresos obtenidos en el bar del club ya
eran suficientes para pagarle a Billo
Frometa, lo cual hicimos al final mismo del gran evento. Hasta quienes me
criticaron bailaron esa noche.
bella casa colonial cerca de Santa Ana
Cardón siempre estará en mi corazón: la silueta del cerro Santa Ana, la verde
penumbra de Cocodite, la bella casa colonial cerca de Santa Ana, en el camino hacia Pueblo Nuevo,
las playas de Adícora, la sopa de tortuga, la gente, el calor seco, las
luminosas mañanas, la siembra de árboles.
45 años después,
me dicen desde Venezuela, que no quedan más de una media docena de los centenares
de árboles que sembramos en la zona de la refinería. Parece haber sido como
arar en el mar.
Buenos dias Ingeniero. Como siempre un enorme placer en saludarle. Los amigos y personas con capacidad de SERVICIO Y UTILES para Dios. Generalmente se colocan en el lugar de ESE OTRO no dan traspies al olvidarse de la TRAYECTORIA de esa otra persona(as). No obvia un buen CONSEJO, se agrada al ver cuando otro con trabajo HONRADO PROSPERA TRIUNFA. Sabe que la FAMA no hay que menospreciarla pero que la VIDA propia y de los demás esta en PRIMER LUGAR.Reconoce que todos nos equivocamos pero que lo MAS IMPORTANTE es no permanecer en el ERROR que encamine a una TRANSGRESION de los PRINCIPIOS ESPIRITUALES propia o ajena.Se aparta cuando se da cuenta que NO SE PUEDE.Que cosa? lo que sea..que termina en ESTERILIDAD. Amorosa o lo que sea. Sabe cuando debe VIRAR. Y por sobre todo CONCIENCIA que el triunfo verdadero esta después de esta vida, a pesar de que NADIE le reconozca nada, porque incluso le pudieran escamotear el VALOR AL MERITO. En tal sentido, los arboles que ya no están donde usted los sembró. No importa. Cuantos "arboles" aparte de esos ha sembrado y sigue sembrando para que la gente expanda, si se coloca bajo la lUZ de la LUMBRE DEL CREADOR LA CONCIENCIA DEL SER. Y cosechen buenos FRUTOS.Le de VALOR a lo que VALOR TIENE. Usted ya lo hizo, en lo que estuvo a su alcance,le dio rienda a su TALENTO en las oportunidades que llegaron a sus manos, ya es el albedrío de los demás si lo toma o lo hace a un lado.Somos un cuerpo material que lleva DENTRO un fragmento del CREADOR. Cada cual debe VER, lo que hace con esa riqueza espiritual que la LLEVA DENTRO DE SI. y que la refleja en sus ACTOS. Para si ( la propia vida) como dije y para los demás.. Bien un saludo fraterno.Jesucristo le bendiga, nos bendiga a todos. Amen.
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