Para todos mis amigos,
especialmente los de edad avanzada, a quienes invito a formar parte del Grupo
ULISES
Figura 1
Figura 2
Como geólogo petrolero me acostumbré a estudiar las secciones rocosas que observamos en las montañas y en los ríos, ver figura 1, a fin de examinarlas, clasificarlas y derivar de ese examen ideas acerca de la historia geológica de la zona en estudio. Ya hace años que dejé de ser geólogo activo pero continuo aplicando análogos geológicos a los asuntos que me interesan. Uno de mis temas favoritos es el relacionado con la posibilidad de convertir a Venezuela - un país con 30 millones de habitantes con una mayoría de gente pasiva o indiferente - en un país con una masa crítica de buenos ciudadanos activos. En el tiempo que vengo estudiando la realidad venezolana no he encontrado muchas propuestas de solución a la mediocridad de la sociedad venezolana que tenga la educación en valores, la formación del carácter, como tema fundamental. En efecto, las propuestas sobre educación que he visto tienen que ver con mejorar las técnicas de adquisición de conocimientos y la preparación del venezolano para el trabajo, a fin de contribuir al progreso económico del país. Esas propuestas son, por supuesto, muy meritorias y deben ser apoyadas, pero – en paralelo - es necesario prestar la mayor atención a la formación de buenos ciudadanos activos. Al hablar de ciudadanía me refiero especialmente a la participación del individuo en la vida comunitaria, como promotor de progreso colectivo. Hablo de buena ciudadanía activa en términos del ciudadano como miembro de una comunidad, determinado a ayuda más que a ser ayudado. El venezolano promedio necesita pasar de ser un número, un habitante frecuentemente dependiente del estado populista y benefactor, a ser un factor contributivo efectivo de progreso colectivo. Ello implica el reconocimiento de deberes, igual que derechos, concepto que parece una perogrullada pero que para nuestra Venezuela sería la única verdadera “revolución”.
Aproximadamente la
mitad de la población venezolana de hoy, unos 15 millones de habitantes, tienen
menos de 30 años de edad. Ello quiere decir que la mitad de los venezolanos nunca
han vivido en democracia, han crecido y se han ido formando durante las dictaduras
ignorantes, crueles y rapaces de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
El resultado está a la
vista. Venezuela es una nación en ruinas, con un pueblo mayoritariamente sumiso
y dependiente de las limosnas del régimen. Hay bolsillos de resistencia, venezolanos
dignos que trabajan para recuperar el país pero están acosados por la
mediocridad circundante. Unos 6 millones de habitantes se han ido y la
población actualmente en el país está compuesta por una mayoría de ciudadanos
pasivos o indiferentes. Quiero ser muy cuidadoso al hablar de este tema porque muchos
lectores piensan que, cuando criticamos la sociedad venezolana actual, estamos diciendo
que todos los venezolanos son malos ciudadanos. Por supuesto, esto no es así y
trataré de explicarlo en base a la figura 2.
En la figura 2 he esbozado
lo que sería una columna estratigráfica similar a la de la figura 1 pero no de
rocas sino de gente. He tomado los 30 millones de venezolanos y los he dividido,
en un estimado muy subjetivo, en unos seis estratos morales, sin pretensión alguna
de precisión matemática. En esta figura digo que, de los 30 millones de habitantes
que tiene Venezuela:
· Unos
1000 venezolanos podrían ser definidos como santos y héroes
· Unos
100.000 venezolanos podrían ser definidos como líderes sociales y altruistas
· Unos
6 millones de venezolanos podrían ser definidos como buenos ciudadanos activos
(son buenos porque hacen cosas buenas, como limpiar la calle de su vecindario)
· Unos
18 millones de venezolanos podrían ser definidos como buenos ciudadanos pasivos
(son buenos porque no hacen algo malo, no ensucian la calle de su vecindario, pero piensan que limpiarla es asunto de otros)
· Unos
3 millones de venezolanos podrían ser definidos como indiferentes (Lo único que
me importa es como quedo yo ahí)
· Unos
3 millones de venezolanos podrían ser definidos como criminales (pequeños,
medianos y grandes, militares y civiles, chavistas y maduristas, toda una rica
gama)
Asumiendo que esta
distribución sea aproximadamente cierta parecería claro que la solución de la
tragedia venezolana está en cambiar la
relación entre buenos ciudadanos activos y buenos ciudadanos pasivos/indiferentes,
a fin de incorporar al estrato de la buena ciudadanía activa la mayoría de
quienes están en los estratos morales inmediatamente inferiores. Olvidemos
tratar de cambiar criminales en héroes y santos, tarea imposible. La línea de menor resistencia es cambiar a los
21 millones de ciudadanos buenos pasivos e indiferentes, en buenos ciudadanos
activos.
Y, nos preguntaremos ¿cómo
podemos hacer esto? Porque, esos 21
millones de venezolanos que son buenos
ciudadanos pasivos o indiferentes no representan capital social y están ya
malformados de manera más o menos permanente. Sería difícil, si no imposible,
cambiarlos de naturaleza. Son un peso muerto.
La manera de llevar a
cabo la transformación requerida es a través de un proceso de educación ciudadana en valores como política de estado, a nivel nacional,
para todos los niños y jóvenes venezolanos de 4 a 20 años, en todas las
escuelas del país. Este programa deberá ser permanente, a través de los cambios
políticos que puedan llevarse a cabo en una Venezuela libre y democrática, una
vez que el país recupere su democracia. Un programa de esta naturaleza puede
llevarnos en el curso de unas dos generaciones a modificar la estratigrafía
moral actualmente existente por una en la cual el estrato de buenos ciudadanos
activos se convierta en mayoría. Todas las naciones avanzadas muestran una
mayoría de buenos ciudadanos activos, ningún país puede progresar con una
mayoría pasiva y dependiente de un estado paternalista.
Estoy cerca de publicar
un libro: “FÁBRICA DE CIUDADANOS”, en el cual explico en mayor detalle como
esto puede hacerse. Este es un proyecto que deseo poner en manos de la
Venezuela del futuro, como aporte a su redención espiritual y a la estructuración
de una sociedad venezolana civilizada,
la cual pueda revertir el curso que hemos llevado hacia el foso de la
mediocridad.
Será un proyecto de
educación ciudadana en valores enmarcado dentro de los objetivos del Grupo
ULISES, el cual está integrado por venezolanos de la tercera o cuarta edad quienes piensan – como ha dicho Alfred Tennyson
en su poema ULISES: “La vejez guarda
todavía su honor y sus tareas…. Tal vez antes del fin pueda cumplirse alguna
labor de nobles méritos… no es demasiado tarde para buscar un mundo nuevo…”.
Más allá de nuestros anhelos, de nuestras
ambiciones y pasiones de juventud y madurez conservamos, intacto,
el deseo de Ulises y de sus marineros de navegar hasta el poniente
siendo útiles hasta el final.