Durante unos seis años, 1983-1989,
llevé a cabo en el Banco Interamericano de Desarrollo, basado en Washington dc,
una labor de especialista en Hidrocarburos, encargado de evaluar los proyectos
que los países miembros le presentaban al banco. En base a estas evaluaciones,
el banco accedía o no a financiarlos y prestaba su apoyo para mejorar el
proyecto en consideración. Después de
recibir la petición de financiamiento, el banco designaba una primera “misión”
o visita al país en cuestión, a fin de revisar el proyecto desde diversos
ángulos: económico, social, técnico e impacto ambiental.
Durante los primeros tres o cuatro
años esta fue, para mí, una asignación
de ensueño. Viajaba a los diversos países de la región, conociéndolos frecuentemente
por primera vez. Casi siempre los proyectos eran de poca complejidad técnica
para quien, como yo, traía la experiencia técnica y gerencial obtenida en una industria
petrolera gigante, como la venezolana. Por
ejemplo, ir a Bolivia a tratar de elevar la producción de gas natural era como
hacer cirugía infantil para quien estaba acostumbrado a los grandes yacimientos
de petróleo y gas venezolanos.
A medida que continué evaluando proyectos de hidrocarburos
en países como Argentina, Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Guyana, El Salvador o
Paraguay, me fui dando cuenta que la actividad presentaba obstáculos
importantes para ser llevada a cabo con eficiencia. Algunos de ellos eran de
naturaleza política, otros derivados de las actitudes predominantes en nuestros
países.
Conflictos
de interés
Algo que pudiese catalogarse como
conflicto de interés era la necesidad
que tenía el banco de hacer cada vez más préstamos, a fin de justificar
su existencia ante los países donantes de capital. La cantidad de préstamos se
convertía en un índice de eficiencia del banco. Ello llevaba a la tentación,
por parte del banco, de promover préstamos que no eran prioritarios para los
países, es decir, “vender” al país la idea, e inclusive, contribuir a elaborarles
el proyecto. Aunque, en mi especialidad de los hidrocarburos, este riesgo era
de muy baja magnitud, en áreas de mayor actividad la tentación era mucho mayor
y rendirse a ella ello derrotaba la definición de desarrollo que era la bandera
del organismo.
Pobre
continuidad de gestión
Con mucha frecuencia encontraba nuevas
caras como interlocutores en una segunda misión. Peor aún, cada nuevo funcionario
tenía casi siempre nuevas ideas sobre lo que debía hacerse, lo cual retrasaba y
encarecía el proyecto.
La
ejecución
Una vez que el préstamo era aprobado debía
someterse a un proceso de seguimiento que garantizase la mayor eficiencia
posible en su ejecución. En esta etapa del proceso podía observar las mayores
fallas: pobre comunicación, licitaciones defectuosas, poca transparencia.
En una de mis misiones a un país de la
región viajé en la línea aérea bandera del país. A bordo también iba el
ministro de finanzas que había estado en el banco gestionando un préstamo de
emergencia para su país agobiado por deudas. Mientras estuvo en Washington ese ministro
se había alojado en un hotel cinco estrellas de la ciudad de Washington DC y
llegaba a nuestra sede todos los días en una “limousine” de 10 metros de largo,
con chofer, quien lo esperaba pacientemente en la puerta mientras él estaba en
sus reuniones. En el viaje de regreso él iba en primera clase mientras yo,
funcionario del banco que prestaba el dinero, viajaba en clase turista. De
repente esto me pareció simbólico de lo absurdo de esta relación entre
burócratas del banco y de los países. Este funcionario vivía muy bien debido,
paradójicamente, a los graves problemas sociales de su país. Yo también vivía
muy bien en Washington DC, desempeñando
una especie de papel de actor de reparto en lo que parecía ser una
tragicomedia. Aunque el banco llevaba a cabo una labor de desarrollo que – en la
balanza – era positiva, advertí que esta labor era ineficiente y dispendiosa
debido a una indeseable burocracia de lado y lado que había adquirido vida
propia.
Por ello decidí fugarme de la jaula de
oro que era el banco y regresar a Venezuela, a tratar de desarrollarla, no ya
desde Washington DC, sino en el terreno, de cara a cara con la gente.
De
Washington DC a Sabana del Medio, Estado Carabobo
Regresé a Venezuela a inicios de la
década de 1990 y me fui a vivir en el campo, en una zona semi-rural, al oeste
de Valencia, a tratar de probar que un “campesino” venezolano podía vivir tan
bien como un habitante de la ciudad, tal como es el caso en los países
desarrollados. En Suiza o en USA no existen campesinos, en el sentido de
abandono e indefensión que este apelativo posee en nuestros países
latinoamericanos, sino ciudadanos de
ciudad y ciudadanos del campo con una calidad de vida similar. Llegar a esto en
Venezuela era, y continua siendo, uno de los grandes objetivos del verdadero
desarrollo. A eso fue a lo que fui.
Al llegar fundé una ONG llamada
AGRUPACION PRO-CALIDAD DE VIDA, la cual desarrolló tres líneas de acción que veía
como fundamentales para el desarrollo venezolano: Lucha contra la corrupción, la
promoción del liderazgo en las comunidades y un programa de educación ciudadana
en las escuelas públicas del país. La
idea central era la de promover la creación de una nación de buenos ciudadanos
activos, tanto en la ciudad como en el campo.
Una
intensa experiencia
Tendría que escribir un libro para
narrar los detalles de mi experiencia tratando de desarrollar el país en el
terreno, haciendo estrecho contacto con la gente. Junto con un grupo de
entusiastas colaboradores, el cual nunca fue mucho mayor de unas 30
personas*, llevamos a cabo talleres
anti-corrupción para unas 12000 personas, en Venezuela y, luego, a pedido de
otros países, en Panamá, Ecuador, Paraguay y Bolivia; programas de promoción
del liderazgo en pequeñas comunidades de Carabobo, Falcón y Miranda y un
programa de Educación Ciudadana para niños venezolanos en las escuelas públicas
primarias, el cual llegó a tener unos 15000 niños y unos 100 tutores, jóvenes
universitarios de la UCAB y de la UCV entrenados por nosotros.
En paralelo, mi vida en Sabana del
Medio se convirtió en un laboratorio del desarrollo. Nombrado presidente de la
asociación de parceleros, nos dimos a la tarea de establecer un sistema de
distribución equitativa de agua para las parcelas, mejorar el servicio
eléctrico en la zona, proponerle al pueblo adyacente, Barrera, algunas opciones
(fallidas) de desarrollo económico (por ejemplo, una feria del mango) y, en
general, por ayudar a la comunidad a pensar en términos ciudadanos. Por diez
años tuve mi residencia principal en Sabana del Medio, tratando de vivir allí
como ciudadano del campo, en una parcela de casi una hectárea en la cual sembramos
unos 600 árboles frutales y construimos nuestra casa.
Sin embargo, en 1999 Venezuela cambió
con la llegada del chavismo al poder. Pro Calidad de Vida no sobrevivió a su
asalto. Sabana del Medio apenas pudo sobrevivir el intento de Adán Chávez, quien
manejaba el Instituto de Tierras, de
quitarnos las parcelas. En 2003 me fui de Venezuela, ya para no retornar
mientras en el país no exista un gobierno libre y democrático. En el umbral de mis 90 años, esa posibilidad
es pequeña.
¿Desarrollé algo? ¿Cambié a mi país positivamente
de manera significativa? Lo dudo. A
título personal experimenté, en paralelo, un empobrecimiento material y un
enriquecimiento espiritual. En los 14 años que estuve en Venezuela, 1989- 2003,
tratando de “cambiar” al país no me
aburrí un solo instante y es posible que pueda haber plantado una que otra
semilla. Descubrí que en los estratos sociales/económicos más modestos de mi
país, lo que puede denominarse la clase media baja, existe un formidable
reservorio ciudadano, hasta más poderoso que en la clase media alta, el cual es
un estrato social con actitudes ciudadanas bastante reblandecidas por la
riqueza petrolera. Ese inmenso grupo social generalmente posee genuinas
aspiraciones de progreso y está a la
espera que un nuevo liderazgo modernizante y vigorosamente ciudadano los lleve
a su realización.
Seguimos en la batalla.
____________________
* Elita Graterol, Alejandro Fernández,
Marcos Marín, Marcos Naranjo, Guillermo Ariza, Milagros Pérez, Mélida Colmenares
(nuestra gerente), Vanessa Colmenares, Lisette Álvarez, Leslie Álvarez, Yeisi
Mata Pérez, Ángel Flores, Antonio Donado, Luis Augusto Colmenares, Mileidy de
Pérez, Mapy Tudela, Carolina Jaime, Carmen de Navarro, Alberto Morón, Cecilia
Contreras, Alberto Quirós Corradi, Héctor Riquezes, Erick Contag, Richard
Bailey, Elodia Santiago, Alfredo Gruber, Eddie Ramírez….
Sé que hay otros maravillosos amigos y
amigas quienes se me olvidan.
Lamentablemente en Venezuela, Gus, es difícil hacer vida ya sea urbana o ruralmente. No sé qué hubiera hecho yo, probablemente en el Washington de Reagan me hubiera quedado para siempre en esa bellísima zona o me hubiera ido al norte de California a ver vinos todo el día. Pero regresar a Venezuela, no lo creo. Te doy un ejemplo.
ResponderEliminarQué hubiera pasado si, en vez de quedarse en su Táchira de sus amores, nuestro caro amigo Eduardo Colmenares Finol hubiera decidido salir de Venezuela e irse a España o irse a Canadá?
Murió yendo a buscar a su esposa al aeropuerto porque un líder guerrillero fue tiroteado y en la carrera de llevarlo al hospital el lugarteniente que manejaba la camioneta en sentido contrario a Eduardo, le invadió el canal y se llevó la vida de uno de los mejores venezolanos que he conocido. La vida de Eduardo, por lo que hizo por el país y el bien de sus habitantes, valió cincuenta mil millones de veces la vida de un asesino como Maduro y el triple de la de Chávez.
Hiciste bien en largarte, como hice yo también cuando descubrí que ni esta venezuela chavista me entiende ni yo la entiendo a ella.
Gracias Gustavo por su interés en Venezuela y por su innegable esfuerzo en tratar de mejorar la vida y el entorno de sus habitantes, y lamento que su esfuerzo haya sido en vano. Ojalá hubiera mas venezolanos como usted. IC
ResponderEliminarGus, la solución a lo que hoy en día es Venezuela tendrá que renacer de las cenizas una vez destruida completamente esa ideología socialista chavista malsana y destructora; y aún así tendrán que pasar algunas generaciones para que regrese la normalidad y poder vivir en un país decente.
ResponderEliminarExtraordinario su relato, doctor Coronel. Desconocía este trecho de su vida; en realidad, más allá de su figura pública, tan apreciada por los venezolanos, lo ignoraba todo sobre usted. Es otra expresión del mal que nos disuelve: vidas apartadas las unas de las otras. Me ha dejado muy conmovido, igual que su comentario sobre las memorias de R.Izaguirre. Y también me ha dejado con mucho en que pensar. Van saludos y buenos deseos. Ibsen Martínez
ResponderEliminarTuve gran afecto y admiracion por Eduardo Colmenares Finol, un gran caballero, integro. Toda esa familia es ejemplar.
ResponderEliminarYo me fui de Venezuela en cuerpo, mas no en espiritu, aunque nunca he sido de quienes dicen que somos el pais mas chevere del mundo, con las mas altas montanas y las playas mas hermosas. La quiero y alli pase una ninez maravillosa, la camine de punta a punta como geologo, alli encontre companera ejemplar para mi viaje. Pienbso en ella con alguna nostalgia pero me considero ciudadno del planeta, gravemente amenazado, en el cual hay que pensar por encima de fronteras y patrioterismos.
No me arrepiento de haberme ido a Venezuela, donde estuve a puntoi de compartir gobierno en 1998, ya que trabaje para la candidatura de Salas Romer y tampoco de haberla dejado de nuevo para vivir en un rincon amable de Virginia, donde mi queridsa esposa yadescansa y donde yo estare a su lado, en un rinconcito de Venezuela, en el suelo de esta gran nacion.
Y, si, Ibsen. Mi aspiracion suprema es ver una Venezxukla de ciudadanos, mas que de gente indefensa y desvalida, dependiente de un torvo estado que se dice benefactor y es realmente embrutecedor. En esta pelea racionalizo que es mas importante la batalla que el resultado, al menos para tener la satisfaccion del deber cumplido. Y, quuien sabe, a lo mejor el caballo aprende a volar.
Apreciado Sr. Gustavo.
ResponderEliminarSus palabras me han conmovido profundamente. Ud., es la fiel representación de aquel ciudadano venezolano de una Generación de Hierro, luchadores, soñadores....., que sembraron para bien. A estas alturas y en el ocaso de la vida solo queda agradecer la oportunidad que la vida nos dio, de al menos haber hecho el intento de sembrar para un Mundo mejor.
Desde el primer momento que mi esposo de 46 años de matrimonio, Alejandro Velasco (trabajador de la insigne PDVSA AZUL) y mi persona le contactamos, en solicitud a la posibilidad en regalarnos uno de sus profundos y muy profesionales escritos, agradecemos mucho a Dios que sus memorias no quedarán jamás en el olvido. Un 4 de Febrero del 2006 artículo titulado: "Para mis Amigos de Antímano", fue publicado en un periódico local- Parroquial, otro hermoso testimonio de su vida y trayectoria personal.
Una hermosa canción hace que mi mente visualice parte de sus vivencias para bien o para menos bien. Ud., ha dejado plasmada grandes anécdotas personales y profesionales con un sentimiento indescriptible, donde percibo el perdón por su parte a aquellos otros que dieron por "granted" lo que aquella Venezuela nos dio con creces y no pudieron apreciar, ni valorar. Ojalá las nuevas generaciones de Cristal logren internalizar y luchen para lograr un Mundo mejor. Al final de mis palabras le coloco un link donde la canción en cuestión a la cual hago referencia tiene su letra en Inglés (de su autor original) y en español para los ciudadanos del mundo en que nos convertimos los venezolanos.
https://www.letraseningles.es/letrascanciones/traduccionesDF/Frank%20Sinatra%20-%20My%20way.html
Dios lo Bendiga.
https://sites.google.com/site/1visionpais/home/05-periodico-clamor-popular-antimano-caracas/20060204_05_CLAMOR_POPULAR_20060128_Agno02_No_02_4F.pdf
ResponderEliminarQuerida amiga Raiza, muchas gracias por tus generosas palabras y por el envio de mi escrito en CLAMOR POPULAR, órgano de la resistencia contra Chávez que ustedes tenían en esos años. Me alegra releer mi escrito después de 15 años y medio. Nada de lo que dijimos entonces era exagerado. Hoy estamos peor, debido a tantos años bajo las garras de una dictadura cruel e ignorante.
ResponderEliminarSiento que Alejandro hya partido ycomprendo lo que sientes porque también estoy solo, despues de 62 años de companía de Marianela, una mujer noble y ejemplar con quien compartí mi vida.
Me encanta la canción que envías, hecha famosa por Sinatra. Mas que a mi manera, mi vida la he vivido a la manera que mis padres y maestros y amigos me enseñaron. Tuve la suerte de ser arcilla en manos de buenos alfareros. Tengo un libro a punto de ser publicado que habla de como podríamos transformar el gentío venezolano en una nación de ciudadanos.
Mantente en contacto!
Gustavo
Buenos Días Sr. Gustavo.
ResponderEliminarGracias por su generosa respuesta.
Mi esposo Alejandro Velasco aún me acompaña en esta lucha que es la vida. Ambos seguimos analizando y trasmitiendo nuestras experiencias a aquellos venezolanos ávidos de escuchar, entender... porque llegamos a esta triste tragedia que aún se vive en nuestro expais, Venezuela.
En este exilio jamás pensado vivir en este gran país que sigue siendo US, a los 50 y 55 años, con el robo de más de 30 años de arduo trabajo por parte de mi esposo en la industria petrolera azul, ha sido cuesta arriba.
Alejandro con sus bien llevados 71 años, aún sigue activo en el mercado laboral. Su formación como Ingeniero Industria (Universidad Católica Andrés Bello/Caracas) y MBA (Lille- Francia) le permite seguir en la lucha.
Tanto mi esposo como yo estaremos al pendiente de la publicación del tesoro que estoy segura será su libro.
Que maravilla, que Alejandro esté bien y activo. Tenerse el uno al otro es la mayor de las fortunas en la tercera edad.Seguimos en contacto,
ResponderEliminarGustavo
Son los nombres de gente decente, Alberto Quirós Corradi, Ibsen Martínez, los hermanos Colmenares Finol, Coronel et al que predicaba con el ejemplo.
ResponderEliminarAhora, después de la presencia de venezolanos ilustres en nuestras compañías
lo que conseguimos en la principal de nuestro país son estos gaznápiros:
https://twitter.com/rafmuor/status/1571621184617201669?s=20&t=rWg86A6Q-fBpNp6QPcBCTg
Para los que hablamos en venezolano que significa "gaznápiros" ???
ResponderEliminarYo entiendo perfectamente. Gaznápiro: Esta palabra está en el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) desde 1884. Sinónimo de Tonto, Palurdo, Patán, y muchos otras palabras semejantes. De uso común entre los venezolanos de cierta edad, más de 60.
ResponderEliminarLos muchachos dirían gafo, bobo, bolsa y en lenguaje mas vulgar: aguevoneado; gallo.
Saludos,
Gustavo
Gracias por la aclaración del término ...
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