El objetivo de limitar el aumento de la temperatura en el planeta a 1,5 grados centígrados, o aún a 2 grados centígrados, no se va a lograr si no se aumenta la velocidad a la cual se están moviendo los procesos de mitigación del calentamiento global. Lograr el objetivo significa obtener una tasa cero de emisión de dióxido de carbono para 2050, lo cual se lograría mediante una combinación de varios enfoques, como puede verse en el diagrama abajo, tomado de: https://www.irena.org/Digital-Report/World-Energy-Transitions-Outlook-2022. La mitigación se lograría mediante la acción combinada de remoción de CO2 (14%), Captura y almacenamiento de CO2 (6%), hidrógeno (10%), electrificación (20%), Mayor eficiencia energética (25%) y uso de energía renovable (25%).
Este proceso en marcha se ha visto obstaculizado por
la politización o ideologización de este asunto que se ha adueñado de las
sociedades en casi todo el planeta. Son pocos los temas que se han librado de
este lamentable proceso de politización: las vacunas, el aborto, las políticas
de educación, la convivencia racial, los asuntos de género y orientación
sexual, en fin, casi todos los asuntos que el ser humano debería enfrentar con
sensatez pero hoy objeto de apasionadas posturas y profundos resentimientos.
En este caso, de
extrema gravedad, lo que debería haber sido una decisión consensuada sobre la
necesidad de remplazar progresivamente hidrocarburos fósiles por fuentes más limpias
de energía se ha convertido en una intensa pugna entre los ambientalistas,
quienes han colocado a los combustibles fósiles en el banquillo de los acusados,
y los defensores del uso del petróleo por tiempo indefinido, quienes dudan o
hasta niegan que la acción del hombre y de los hidrocarburos fósiles tengan
responsabilidad en el calentamiento del planeta.
Las acusaciones mutuas
frecuentemente se refieren a pretendidos intereses financieros de cada grupo.
Los ambientalistas critican a las empresas petroleras por tener una doble
postura, pro- ambientalista en público y saboteadora de medidas
conservacionistas por debajo de la mesa.
Por su parte, quienes defienden el uso ininterrumpido de combustibles fósiles
denuncian la hipocresía de los grandes líderes ambientalistas como Al Gore o la
joven Greta Thunberg, a quienes les atribuyen deseos de hacer dinero o de
notoriedad como razón de sus posturas. El resultado de estas confrontaciones
que han llegado a ser muy agrias y hasta violentas es que la transición
energética anda bastante más lenta de lo que pudiera y debiera andar.
Sin embargo, está
andando, a pesar de la oposición de sectores que la niegan de plano. Una
indicación bastante clara de este movimiento es que en los Estados Unidos el
número de personas empleadas en el sector de la energía fósil, petróleo, gas y
carbón, ha declinado en más del 20% en los últimos cuatro años. En paralelo, la
nómina de empleados en el sector de la energía renovable muestra hoy casi un
20% de aumento con respecto a 2016.
Una de las razones
principales de la confrontación que existe en este campo es que en algunos centros
de actividad petrolera tradicional, como Houston, el empleo en petróleo y gas ha bajado en casi un 27% en los últimos 6
años, se han perdido unos 125.000 empleos.
ver: https://www.houston.org/sites/default/files/2022-06/05.19.22%20HETI%20Strategy%20Report%20V1.pdf
.
Sin embargo, algunos estudios
de McKinsey, ver:
https://www.mckinsey.com/capabilities/sustainability/our-insights/houston-as-the-epicenter-of-a-global-clean-hydrogen-hub sugieren que Houston podría convertirse en
poco tiempo en el centro mundial de la transición energética, lo cual
compensaría por la declinación en el sector energético fósil. Después de todo
el campo de la energía fósil y de la energía verde utilizan similares tecnologías
y destrezas, por lo cual la transición de ocupaciones puede llevarse a cabo con
relativa facilidad.
Lo ideal sería que
exista un acercamiento sincero entre los dos grupos y se llegue a
entendimientos basados en la verdad comprobable, desechando posiciones
productos de la pasión, las cuales existen en ambos bandos. El petróleo y el gas
jugarán un papel importante en la transición por las próximas décadas, pero lo
razonable es contribuir a que se aceleren las vías para reducir la huella de
carbono en el planeta.
Durante toda mi vida
profesional fui un petrolero y amo la industria petrolera, pero reconozco que
la ecuación energética global debe modificarse, a fin de que la vida en el
planeta, tal como la conocemos, pueda
continuar existiendo en buena forma. Lo contrario sería invitar el
desastre.
No te preocupes por eso, por como van las cosas creo que Putin no dejará que lleguemos hasta allá, Gustavo.
ResponderEliminarAl Gore lanzo su predicción por allá en los '90 que para el año 2010 los polos estarían derretidos y que acá en New York estaríamos bajo el nivel de las aguas. Como nada de eso se cumplió, ahora movió sus predicciones para el 2050. Es de hacer notar que todos estos alarmistas climáticos siempre lanzan sus predicciones para 20-30 años en el futuro.
ResponderEliminarAsi que no se preocupe ya que cuando llegue el 2050 y no se cumpla lo que dicen entonces mueven las predicciones para el año 2100 en adelante.
WG, New York
Además de lo que dice del idiota Al Gore, hoy leí que la activista climática Greta Thunberg eliminó todos los tuits que escribió en el 2018 donde advertía que si continuaba el uso de combustibles y petróleo el cambio climático iba a acabar con la humanidad para el año 2023.
ResponderEliminarY pensar que hay “líderes” que se dejan llevar por las opiniones de todos estos idiotas.