Una senadora demócrata estadounidense, Diane
Feinstein, de meritorio servicio en el Congreso de los Estados Unidos se
encuentra delicada de salud y no puede atender debidamente sus tareas en el Congreso.
Sin embargo, se rehúsa a renunciar a fin de que su reemplazo pueda hacer el
trabajo que ella ya no puede hacer. Por otra parte, un representante
republicano por el estado de Nueva York, George Santos, fue elegido en base a
una historia plena de mentiras ya comprobadas. Ha robado, ha mentido, ha
defraudado a sus electores. Sin embargo, se mantiene en el Congreso protegido
por su partido, a fin de garantizar la mayoría en la cámara de representantes. El
canal de televisión más importante de los Estados Unido, Fox News, ha tenido
que pagar casi $800 millones para transarse con un demandante, debido a que mintió
sistemáticamente a su audiencia sobre las elecciones de 2020, diseminando
historias falsas en las cuales ellos no creían, solo para mantener su audiencia.
¿Qué está pasando en la nación más importante
del planeta?
En 2003 mi esposa y yo decidimos
emigrar de Venezuela a los Estados Unidos debido al deterioro de las condiciones
políticas y sociales que experimentaba nuestro país debido al régimen
autoritario y corrupto de Hugo Chávez. Ambos amábamos este país, donde habíamos
vivido antes. Lo veíamos como lo describió John Winthrop, luego repetido por
Ronald Reagan en su discurso de despedida: “Una
ciudad alta y orgullosa construida sobre rocas más sólidas que los océanos, barrida
por el viento, bendecida por Dios, hirviendo de gente de todas clases viviendo
en armonía y paz; una ciudad de puertos libres, llenos de comercio y
creatividad. Si tenía murallas ellas tenían puertas abiertas para que todos
quienes tuvieran el deseo y el corazón de llegar allí”. Nosotros sabíamos que en
los Estados Unidos podíamos ser buenos ciudadanos y vivir en armonía y paz. Ese
era nuestro sueño americano.
Por
muchos años, hasta que mi inolvidable Marianela, mi esposa, falleció en julio
2020 de COVID, nuestro sueño se hizo realidad. Aunque llorábamos a nuestro país
y nuestra gente encontramos felicidad aquí. Nos escapamos de la tormenta venezolana
y, desde Virginia, apenas escuchábamos los truenos lejanos.
Hoy,
sin embargo, me temo que los Estados Unidos muestra síntomas de lo que
convirtió a nuestro país en una nación en ruinas. La textura social de la
nación, basada históricamente en el respeto, la solidaridad social y el sentido
común se está deshilachando y la desconfianza en el vecino se está apoderando
de muchos corazones.
Una de
las características que me llamó la atención sobre este país cuando llegué a estudiar,
en 1950, era el alto nivel de confianza interpersonal existente. Recuerdo haber
ido en la década de los 1960 a un banco dentro de Disneylandia, California, a
cambiar un cheque de un banco de Nueva York. El cajero, vestido de ratón
Miguelito, me lo cambió en minutos. Si hubiera sido en Venezuela me hubieran
pedido hasta certificado de bautismo. Ello me ilustró la razón por la cual los
Estados Unidos era un país mucho más desarrollado que Venezuela. Las
transacciones sociales y comerciales eran más fluidas debido a la confianza,
por ello, la eficiencia de la nación era mucho mayor.
Hoy veo
síntomas de enfermedad en la nación. ¿Cuáles son algunos de estos síntomas?:
· Una
extrema polarización, la cual ha invadido todos los aspectos de la vida
nacional, aumentando la intolerancia y hasta la violencia. El ambiente, la
educación, las preferencias sexuales, el aborto, los asuntos de género, la
propiedad y uso indiscriminado de armas de fuego, el racismo, la política son
campos de batalla ideológica y hasta física. La verdad ha sido víctima de esta
situación porque ya se habla de “verdad alternativa”, como si existiera más de
una (término acuñado por Kellyane Conway). Muchos medios han pasado los límites
del sesgo para invadir el terreno de la mentira (ver lo de Fox News arriba).
· El
bipartidismo, que solía ser característica de la actividad legislativa
estadounidense, hoy casi ha desaparecido y lo mismo le ha sucedido al voto de
conciencia, ya los dos partidos esencialmente votan en bloque. Hasta en la
Corte Suprema, tradicional baluarte de integridad y neutralidad política, se
han comenzado a ver problemas éticos de alguna consideración.
· La
ética pública se ha deteriorado. Como digo arriba los casos de deshonestidad o falta de atención a sus
deberes, se han acentuado en todos los poderes. Familiares de presidentes y de miembros
de la Corte Suprema se ven envueltos en conflictos de intereses. El juez Clarence
Thomas está en observación por haber recibido jugosos regalos no reportados.
· Los
tiroteos masivos, con pérdida de vida en escuelas y otros sitios públicos, con
muchas víctimas de corta edad, se han incrementado y hoy exceden los accidentes
de tránsito como causa de muerte. Existen millones de armas en poder de gente
hasta mentalmente desequilibrada y la acción de control es entorpecida por la
polarización ideológica en torno a la segunda enmienda a la constitución.
· El uso
de drogas se ha hecho epidémico y mata más de 100.000 personas por año, un
incremento del 800% en los últimos 20 años. Miles de jóvenes están muriendo por
sobredosis.
· Las
agendas personales, la ambición de poder, están predominando en las
candidaturas presidenciales. Es difícil aceptar que en una población de 330
millones de habitantes probablemente estaremos obligados a elegir de nuevo
entre un candidato sin moral y un candidato que ya tiene edad excesiva y
muestra señales de senilidad para estar en la presidencia de la nación.
· El
tradicional concepto de crisol de razas, “melting pot”, se ha debilitado, para
dar paso a una disgregación multicultural, al afloramiento de “tribus”, cada cual
en su compartimiento estanco, sin interactuar en paz unas con las otras, con resentimiento
sobre las diferencias, sin intento de unirse en nación. Por ejemplo, más de 2000
iglesias metodistas se han separado de su iglesia central por diferencias sobre
el matrimonio entre miembros del mismo sexo.
Estas y
otras tendencias negativas están erosionando las bases de la nación. El autor
de “The Bill of Obligations”, Richard Haass, dice: “La amenaza más significativa y urgente contra nuestra seguridad y estabilidad
no viene de afuera sino desde adentro”. Muchos de nosotros, ciudadanos por
adopción de este gran país, quienes hemos sido recibidos con generosidad, deseamos
retribuir, ayudando a preservar las cualidades de sentido común, tolerancia y respeto que han hecho de
este país el ejemplo para el mundo que Alexis de Tocqueville describió hace
muchos años.
Una
manera de hacerlo es advirtiendo las señales de descomposición que llevaron a la
tragedia en nuestro país, a fin de que no se repitan en esta gran nación. ¡Vale la pena salvar el sueño americano ¡
Y quién será el que lleva las riendas en ese país? El gobierno se pone allí para que resuelva los problemas y para que liderize las soluciones y procure el bienestar de los ciudadanos.
ResponderEliminarCon la cantidad de problemas que enfrenta USA, tanto nacionales como internacionales y que serían muy largos de enumer acá, da la impresión de que al gobierno no le interesa resolver nada o que simplemente es incapacidad, ineptitud, de los que están allí, puros individuos del partido demócrata con puestos bien remunerados pero sin ningún mérito para ejercerlos.
Sr. Dante, en Acarigua
Supuestamente es Biden, o quienes lo manejan detrás de bastidores, el responsable. Pero a pesar de que los presidentes de USA se caracterizaban por decir que todo lo que ocurría era su responsabilidad "the buck stops here with me .." o algo asi parecido, con Biden el solo reconoce que lo que sale bueno (que no es mucho hasta ahora) es porque el lo ha manejado, pero que todo lo malo (que es la mayoría de los asuntos que enfrentan los Estados Unidos) es culpa de otros, o de su personaje favorito: Trump, .. que la culpa de todo malo es por Trump.
ResponderEliminarQue desgraciado es ese hombrecillo que ni siquiera asume su responsabilidad en la destrucción del "sueño americano".