No importa cuán rica en recursos naturales
sea Venezuela. No importa que posea una
localización geográfica privilegiada sobre el Mar Caribe y cercana a los
grandes mercados internacionales. No importa
que Bolívar haya nacido en Caracas (donde, por cierto, celebraron su muerte con
repique de campanas). No importa que hayamos sido frecuentes protagonistas de
grandes gestos y generosidad hacia otros países de la región. No importa cuanta
belleza ofrezca nuestra geografía al turismo internacional. En definitiva, no importa cuántas cualidades
nos adornen como país si no logramos poseer, al mismo tiempo, una masa crítica
de buenos ciudadanos activos.
Y el
problema fundamental es que no la tenemos.
En realidad, no la hemos tenido casi nunca en nuestra historia.
Desde la etapa Colonial nuestro territorio ha
sido escenario de una incesante lucha por la igualdad social. Aunque esencialmente esa batalla se ha ganado
ello solamente representa el punto intermedio de nuestra evolución hacia una
sociedad plenamente civilizada. Venezuela está, todavía, en la mitad del camino hacia la sociedad que
puede y debe ser, con el agravante de haber experimentado un trágico retroceso durante
los últimos 23 años.
Lo que falta por recorrer
Lo que nos resta por recorrer en nuestro
camino hacia una sociedad civilizada y progresista es lograr la transformación
de una población enfocada en la obtención de sus derechos en una mayoría consciente de tener deberes
ciudadanos igualmente importantes.
Si la ecuación cívica venezolana no incorpora este segundo factor nuestra sociedad
nunca podrá progresar. Esta es la consideración básica que me llevó a escribir
un libro titulado: “Fábrica de Ciudadanos”, editorial Dahbar, 2023, en el cual
planteo no solamente el qué debemos lograr sino el cómo lograrlo.
23 años de regresión ciudadana
En los últimos 23 años el régimen político
imperante ha terminado por asfixiar casi
todo lo bueno que el venezolano había exhibido en el pasado, utilizando
estrategias perversas para convertir cualidades como la cordialidad, la
generosidad y la laboriosidad en sus opuestos de desconfianza, codicia y egoístas
deseos de sobrevivencia individual a costa de la desgracia ajena. Como resultado
el perfil promedio del ciudadano venezolano de hoy tiende a promover actitudes negativas
que han llevado al país a miserias que
nadie hubiera podido imaginar al inicio del siglo XXI.
Una de las características más trágicas de
este proceso de degradación ciudadana ha sido la destrucción del sistema
educativo y su remplazo por una perversa política de adoctrinación ideológica y
de mediocrización de la enseñanza, la cual ha creado una generación de ciudadanos
inferiores. El edificio social venezolano se encuentra hoy sin las bases que
serían necesarias para garantizar su estabilidad y su progreso.
Cómo revertir la destrucción
En mi libro hablo de cómo llevar a cabo un
fábrica de buenos ciudadanos activos, lo
cual solo será posible una vez que haya desaparecido de la escena política
venezolana el régimen que ha oprimido al país durante el siglo XXI. Los
pasos que describo son los siguientes:
1. Establecer
como política de estado, de carácter obligatorio, en todas las escuelas del
país, un Programa de Educación Ciudadana en Valores;
2. Este será un
programa continuo en el tiempo, es decir, cortará a través de diferentes
administraciones, pasando de presidencia
A, a presidencia B, etc., sin
solución de continuidad;
3. El programa
tendrá carácter prioritario, no será una asignatura secundaria escondida entre
un grupo de ciencias sociales – como ha ocurrido en el pasado - sino que tendrá el perfil de asignatura
básica;
4. Se iniciará
en kindergarten, es decir, cuando el niño venezolano tiene 4-5 años de edad y
terminará en el último año de secundaria, cuando el joven venezolano tiene
17-18 años de edad y está listo para entrar a la universidad o al mercado de
trabajo;
5. El Programa
se desarrollará de manera sistemática año tras año, en base a un plan de estudios
diseñado por educadores expertos en la materia, basado en los mejores adelantos
de la educación y de la neurociencia. En mi libro presento un esbozo de este
plan, a título de ilustración, el cual
no pretende definitivo, ya que no somos
expertos en la materia;
6. En paralelo
con la implantación de este programa nacional de Educación en Valores será
necesario crear una Escuela de Maestros
que sirvan como educadores en esta materia tan fundamental. Educar en
valores requerirá de maestros que posean los valores que deben enseñar, ya que –
por ejemplo - es posible enseñar geografía
sin haber visitado todos los países, pero no es posible enseñar valores si el
educador no los ha hecho parte de su propia vida.
Que se persigue lograr con este programa
El objetivo fundamental de este programa será
crear un ciudadano venezolano tan consciente de sus derechos como de sus
deberes, un venezolano que se haya liberado de la dependencia enfermiza en un
estado benefactor y que pueda ser parte del motor que mueve a la sociedad en su
camino hacia el progreso y el bienestar, un venezolano dotado de los valores
esenciales y universales que hacen posible una vida buena. Sin ese perfil, la población
venezolana no podrá convertirse en protagonista de su progreso y bienestar. No hay
dudas que la buena ciudadanía activa puede enseñarse y que es posible crear en
el venezolano una actitud de buena ciudadanía que llegue a ser como una segunda
naturaleza, como un guante de fina seda que, puesto en la mano, llegue a ser indistinguible de la piel.
¿Tomará mucho tiempo?
Tomará tiempo, sí, pero no mucho más que el
proceso que ha llevado a nuestra destrucción como sociedad. Será necesario
dejar de pensar en los beneficios que cada gobernante obtendrá por
desarrollarlo porque ello será el deber del liderazgo y el resultado de una
política de estado de naturaleza ininterrumpida. No fue John Kennedy quien
finalmente vio al hombre ir y regresar de la Luna, aunque fuese él quien
enunciara la política. Hoy día el país reconoce
y venera la contribución de todos
quienes hicieron el programa posible. Así como el programa espacial estadounidense
ha generado héroes civiles que enorgullecen a los ciudadanos y refuerzan el
vigor de la democracia estadounidense, así nosotros podremos llevar a cabo este programa de educación ciudadana
en valores, indispensable para la construcción de una Venezuela digna.
Esta idea – programa tiene apoyo ciudadano
El proyecto de Fábrica de Ciudadanos ha ido
sumando apoyos entre la sociedad civil venezolana, entre ellos:
·
El grupo Ulises, una organización de
venezolanos y extranjeros mayores de 80 años
cercanos a esa edad, quienes desean
dejar al país proyectos ciudadanos que lo ayuden a su recuperación material y
espiritual. Este Grupo Ulises está presidido por Rodolfo Izaguirre y entre sus
miembros se encuentran Víctor Poleo, Alicia Álamo, Alfredo Coronil
Hartmann, José Ignacio Moreno León,
Leopoldo Aguerrevere, Wilfrido Jatem, Jesús Soria, Daniel Cárdenas, Jon LaCasa, Mauro Rojas Hernández, Enrique Vásquez
y el suscrito.
·
El Grupo COENER, de reflexión sobre energía,
el cual cuenta con numerosos miembros y la cual me otorgó hace unos años el
premio Carlos Lee Blanco por este trabajo;
·
Organizaciones como el Caracas Press Club, en
especial su presidente Álvaro Benavides
·
El Grupo de Houston y Florida, el cual
financió la publicación del libro, integrado por Alberto y Sonja Tudela,
Fernando y Lilí Acosta, Federico y Wanda Baptista, Winston y Thais Carrillo,
Juan Andrés y Aisén Chacín, Milton e Ingrid Cháves, Virgil y Edna Haney, Carlos
y Dalia Jordá, Aníbal y Raquel Latuff, Jorge y Sally Lechín, Carlos y Carmen
Martínez, Edgar y Marina Martínez, Pedro y Consuelo Núñez, Diego y Gonke Peiro
Polo, Luis Fernando y Deborah Quintero, Teo y Luisa Rísquez, Antonio y Pam
Szabo, Eduardo e Isabelita Souchon, Alberto y Javier Tudela, Mapy Tudela,
Rafael José y Masé Tudela, Alfredo y Antonieta Viso y Luis Urdaneta,
·
En Washington José Benjamín y Belkis Escobar,
Pedro y Cristina Burelli, Moisés y Susana Naím, Hilda Ochoa-Brillembourg y Arturo Brillembourg, Gerver Torres, José
Emilio Castellanos, Juan Pio Hernández y su Plan País, Corina Coronel, Phil y
Luule French, Lilian Mathison, Tomás y Josefina Rodríguez,
·
En Venezuela, además de los grupos de la
sociedad civil ya mencionados, Enrique
Vásquez, Gorka Carnevali, Elio Ohep, Elita
Graterol y Yajaira Coronel, entre otros.
El objetivo que deseamos lograr es que el
proyecto Fábrica de Ciudadanos forme
parte de las futuras políticas de estado en una Venezuela libre y democrática,
como ingrediente indispensable (aunque no suficiente) para lograr la
recuperación material y espiritual de Venezuela.
EL PROGRAMA NACIONAL DE EDUCACIÓN EN VALORES SERÁ
NECESARIO PARA CREAR BUENOS CIUDADANOS ACTIVOS VENEZOLANOS
ES UN PROYECTO QUE NO REQUIERE GRANDES
INVERSIONES MONETARIAS O DE HARDWARE, SINO UN PLAN DE FORMACIÓN EDUCATIVA QUE
SE PUEDE DESARROLLAR CON MODERADOS RECURSOS
POR SU NATURALEZA EL PROYECTO RECIBIRÁ UN ENTUSIASTA
APOYO DEL MUNDO DESARROLLADO
Buena idea con este programa. Pero donde están los maestros quienes irían a enseñar en esa escuela de maestros?
ResponderEliminarVan a ser importados?.. serán ustedes los que están afuera y se vendrán a restablecer acá a enseñar? No veo que haya muchos recursos con los que quedamos acá ya que somos puros viejos y la gran mayoría chavistas. Los que podrían hacerlo ya sea han ido.
Gracias por el comentario. Hay venezolanos dentro y fuera del país que pueden formar el núcleo de ese cuerpo de educadores, ciudadanos incontaminados de la tragedia ética venezolana generada por el régimen. Obviamente no podrán ser los chavistas, quienes por definición han sido los agentes del embrutecimiento moral de la nación. El problema de Venezuela no es que no existan buenos ciudadanos activos y dedicados sino que su número es insuficiente para determinar el curso de la nación.Por ello es que se requiere un programa de educación en valores que forme un perfil nuevo de ciudadano venezolano. La vejez no es obstáculo para formar parte de ese proceso de renovación. Al contrario es en este grupo que podemos encontrar fuentes remanentes de las cualidades del venezolano que se han diluído en estos últimosaños. Viejos no son el problema, el problema es la demagogia y la ignorancia que nos trajo la llamada "revolución" del paracaidista y su chofer.
ResponderEliminarSaludos,
Gustavo
Gracias por responder a mi comentario, sin embargo aun no estoy muy convencido. Los venezolanos dentro de Venezuela que podríamos ayudar no serian suficientes, ya que nuestra principal preocupación es la de subsistir con este regimen, o si pudiésemos, entonces queremos emigrar lo mas pronto posible como lo han hecho Uds. que ya están fuera.
ResponderEliminarA los que somos viejos no nos queda mucho tiempo para emprender esa labor titánica, ya que para lograrlo, como lo menciona en su articulo, se necesita primero una determinacion fuerte y global de querer salir de este gobierno, por parte de este pueblo que parece que lo que está es dormido y que solo vive para aceptar las dádivas que ofrecen. Saludos,
Gregorio V.