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Prueba suprema para la Corte Suprema
LAS CREDENCIALES DE TRUMP PARA LA FUNCIÓN PÚBLICA: UNA CONFRONTACIÓN INMINENTE ENTRE LA ÉTICA Y LA POLÍTICA
De
acuerdo con la sección tercera del Cambio #13 hecho a la Constitución de los Estados
Unidos titulado: traduzco. “Descalificación
para desempeñar una función pública
Ningún ciudadano podrá ser Senador o Representante en el
Congreso, ni elector de Presidente y Vicepresidente, o desempeñar función
alguna, civil o militar a nivel federal o estatal, quien después de
juramentarse como miembro del Congreso, o funcionario de los Estados Unidos o
miembro de alguna legislatura estatal o
como ejecutivo o funcionario judicial de estado alguno, para apoyar la
Constitución de los Estados Unidos, se encuentre involucrado en una
insurrección o rebelión contra esa Constitución o le haya dado ayuda o apoyo a
si=sus enemigos. Sin embargo, el Congreso, mediante voto de las dos terceras
partes de ambas cámaras podrá eliminar esta descalificación”.
Este
es un lenguaje fácil de entender. Cualquiera persona que haya jurado lealtad a
la Constitución de los Estados Unidos como miembro del gobierno del país estará
inhabilitado para desempeñar cargo alguno, sea civil o militar, al nivel
federal o estatal, si se ha visto envuelto en una insurrección o rebelión en
contra de esa carta magna.
La
Corte Suprema de los Estados Unidos acaba de acceder a considerar si tal
descalificación aplica a Donald Trump en su actual campaña presidencial para
las elecciones de este año.
La
Corte Suprema enfrentará el dilema clásico y esencial entre el utilitarianismo
y los principios. La ruta utilitaria, nos dice Rushworth M. Kidder en su libro “Coraje
Moral” (Página 93), se conoce también como Consecuencialismo, dado que se
orienta a la producción de un “buen resultado” en lugar de decidir sin tomar en
cuenta las consecuencias de la decisión. En su libro “Justicia” Michael Sandel
identifica este segundo tipo de decisión con las enseñanzas de Immanuel Kant y
con su rechazo al utilitarianismo. Para Kant, una decisión es buena o mala por sí
misma, no en base a sus efectos.
La toma
de decisiones basadas en sus consecuencias ha sido una tendencia cada vez más
frecuente en el sector político. El definir la política como el arte de lo
posible ha llevado, primero, al pragmatismo y luego, a prácticas corruptas, en
la medida en la cual los políticos alegan la búsqueda de buenos resultados como
excusa para justificar decisiones divorciadas de los principios.
En su
libro Kidder cita al psicoanalista Heinz Kohut, al definir el coraje moral
como “la alineación de las acciones con
los principios”. Pensamos que la decisión que tome la Corte Suprema sobre el
estatus ciudadano de Donald Trump requerirá mucho coraje moral de los magistrados,
tal como lo define Kidder, ya que la decisión representa un supremo ejemplo del
dilema entre consecuencialismo y una decisión basad en los principios.
Un
excelente análisis de este dilema por David French, página A18 del 6 de Enero,
2024, NYT, ilustra su importancia para el futuro de la democracia en USA.
French advierte que el mayor peligro para de democracia estadounidense es el
miedo a la consecuencias en términos de violencia y volatilidad social que una
descalificación de Trump pueda generar, habida cuenta del grado de polarización
política que existe en el país. French añade que este miedo es alimentado por el
estilo de acción que Trump ha exhibido en el pasado, en abierto desafío de
leyes y reglamentos. El público y los magistrados de la Corte pidieran sentir
que una inhabilitación de Trump pudiera magnificar la naturaleza sediciosa de
su movimiento MAGA y promover una rebelión abierta.
TRUMP
ES COMO JALISCO, QUE CUANDO PIERDE ARREBATA
Trump está
diciendo abiertamente que quien se oponga a su candidatura y eventual
presidencia recibirá una vigorosa respuesta, hasta vengativa. Ha dicho, en un
lenguaje de matón de barrio que “espera
que los magistrados de la Corte que él colocó allí sean justos con él”.
Todos sabemos cómo actuó, con insultos y amenazas contra su vicepresidente,
cuando éste desatendió su perdido de alterar los resultados electorales en 2020.
LA
POLÍTICA DEBE SER REDEFINIDA COMO EL ARTE DE LO ETICAMENTE
**** EL FUNCIONARIO PÚBLICO DEBE ACTUAR
COMO RESPONSABLE PADRE DE FAMILIA
La tendencia
existente hacia el pragmatismo y hasta el cinismo declarado en los decisiones
del mundo político debería ser revertida a fin de aumentar su componente ético y
llegar a ser la luz que guie la función pública. Permitir que exista una moral
pública y una moral privada con diferentes estándares de conducta debe dar paso
a una sola moral pública y privada. Un líder político y un funcionario público
responsables deben guiarse por los mismos principios éticos que deben
caracterizar a un buen padre de familia. Honrar el buen nombre de la nación es
tan importante como honrar el buen nombre de nuestra familia.
TRUMP AND HIS QUALIFICATION FOR PUBLIC OFFICE: AN IMMINENT AND ESSENTIAL
CONFRONTATION BETWEEN ETHICS AND POLITICS
According to the 14th amendment of the U.S. constitution,
section 3:
“Disqualification from Holding Office.
No person shall be a Senator or
Representative in Congress, or elector of President and Vice-President, or hold
any office, civil or military, under the United States, or under any State,
who, having previously taken an oath, as a member of Congress, or as an officer
of the United States, or as a member of any State legislature, or as an
executive or judicial officer of any State, to support the Constitution of the
United States, shall have engaged in insurrection or rebellion against the same,
or given aid or comfort to the enemies thereof. But Congress may by a vote of
two-thirds of each House, remove such disability”
This is pretty plain language. Anyone who has taken an oath of
allegiance to the U.S. Constitution as a member of the U.S. government cannot
hold any office, civil or military, at federal or state levels if involved in
insurrection or rebellion against the constitution.
The Supreme Court of the United States has just agreed to decide if such
a disqualification applies to Donald Trump in his current quest as the Republican
party candidate for U.S. president in the coming 2024 election.
The Supreme Court will face the classic, ultimate dilemma between utilitarianism
and principles. The utilitarian route, says Rushworth M. Kidder in his book
“Moral Courage” (page 93), is also known as consequentialist since it aims at
producing a “good outcome” rather than deciding regardless of the consequences of
the decision. In his book “Justice” Michael Sandel identifies this second type
of decision with the teachings of Immanuel Kant and his clear rejection of
utilitarianism. In Kant’s view an action is good or bad in itself, not because
of its effects.
Taking decisions based on their consequences has been an increasingly
common approach in politics. Defining politics as the art of the possible has
led to pragmatism, first, and later to plainly corrupt practices, as
politicians call on presumably good results to justify unprincipled decisions.
In his book Kidder, citing the work of psychoanalyst Heinz Kohut,
defines moral courage as the “alignment of outward actions with inner
principles”. We feel that the upcoming decision of the Supreme Court regarding
the status of Donald Trump presidential bid will require much moral courage
from the magistrates, as defined by Kidder, since it represents a clear example
of the dilemma between consequentialism
and a principle-based decision.
An excellent analysis of this
dilemma by David French in the New York Times, page A18, Saturday, January 6,
2024, illustrates its importance for the future of democracy in America. French
warns that the biggest danger for U.S. democracy is the fear of the
consequences in terms of turmoil, violence and political backlash that
disqualifying Trump could have, given the degree of political polarization
existing in the country. French adds that this fear is based on the manner
Trump has been acting in the past, in defiance of established rules and laws.
People and the members of the court taking the decision might fear that after a
disqualification Trump could amplify the seditious nature of his movement and
promote open rebellion.
WITH TRUMP IT HAS BEEN EITHER HIS WAY OR THE HIGHWAY
Trump has been openly saying that anybody who gets in the way of his candidacy
and eventual presidency will receive a forceful or even revengeful response. He
has said, in true bullying mode, that he “expects the magistrates he placed in
the court will be fair to him” and we all remember how he treated Mike Pence after
the vice president failed to comply with his call to interfere illegally with
the electoral results of 2020.
POLITICS SHOULD BE REDEFINED AS THE ART OF THE ETHICALLY POSSIBLE
*** A public officer should act as a responsible Pater
familiae
The trend favoring pragmatism and even open cynicism in political
decision making should be reversed in order to make ethics its essential
ingredient and the guiding light of public life. The trend toward allowing for
different standards between public and personal morals should be reconsidered
to return to its reunification. A responsible political leader and public
officers should abide, in their work, by the same ethical principles of a
honorable head of the family. Honoring the good name for the country is as
important as honoring the good name for the family.
Ya sabemos que odiáis a Trump. Tu obsesión con él no te dejá vivir tranquilo. Que tristeza dais.
ResponderEliminarY que irá a hacer, siempre y cuando no hagan trampa, cuando el día de las elecciones anuncien que Trump es el nuevo presidente de USA?
ResponderEliminarBueno muchas celebridades en ese país dicen que de ganar Trump las próximas elecciones como presidente de USA entonces se van a ir a vivir a otro país ya que no lo aguantan por nada.
ResponderEliminarA lo mejor se va también?