Editorial: Un país en estado de pre-insurgencia.

Alborada.

Este es mi post número 1400

Editorial: Un país en estado de pre-insurgencia.

Tengo dudas sobre el título de esta nota. No se si puede existir un estado de pre-insurgencia, así como dudo que exista el llamado pre-infarto o la pre-preñez. La insurgencia, el infarto y la preñez ocurren en un momento preciso. Un segundo antes no existen, un segundo después ya están allí.
Sin embargo, quiero significar con el título la indudable y progresiva estructuración de un sentimiento nacional de indignación que va tomando cuerpo en Venezuela. Es como un río crecido, como una avalancha que comenzó quizá con una sola piedra rodante y que ahora luce como un verdadero alud.
No es posible determinar cuando comenzó a crecer y que lo hizo posible. Hay tantas razones! A medida que el déspota creía ver, equivocadamente, que el pueblo se estaba ablandando, agachando la cabeza con resignación o miedo ante las represalias, fue creciendo este sentimiento de rebeldía, de protesta interior en millones de venezolanos, unos primero, otros después, dependiendo de la capacidad de aguante de cada quien, de la dosis de dignidad y verguenza de cada quien, de la calidad ciudadana de cada quien.
Cuantos somos los integrantes de este alud? Imposible decirlo pero las protestas, el rechazo al déspota, aparecen en los más diversos sectores, entre las individualidades y las organizaciones de la sociedad civil. Es una protesta contra la vulgaridad, el hamponato revolucionario, la desfachatez y la corrupción. Es un creciente rechazo a la ignorancia y la ineptitud. Es un sentimiento de indignación por las ofensas que el lumpen chavista hacen a diario a nuestros sentimientos ciudadanos, nuestro deseo de justicia, a la fe religiosa de los venezolanos.
Cuando se escriba la historia de este proceso se podrán identificar algunos momentos importantes en su estructuración. Se hablará de la prisión de la Jueza Afiuni, de la prisión de los comisarios, de la prisión de Alvarez Paz, de las expropiaciones del déspota, de sus agresiones contra la POLAR, del asalto del malandraje a la finca de Diego Arria y de como Arria enfrentó ese despojo, con las ramas de la legalidad. Se hablará sin duda de la alianza del déspota con grupos terroristas y regimenes tiránicos y grotescos. Se hablará mucho de la entrega del déspota en manos de los cubanos castristas y de la hipoteca que hizo de nuestro petróleo a los Chinos, a fin de obtener fondos para continuar sus desafueros. Se hablará de los destrozos causados a la infraestructura física nacional y de las infelices milicias conformadas por gente hambrienta y desocupada. Se hablará de como el ejército se prostituyó y se prestó para hacer el ridículo en actos públicos en los cuales se ofendia la dignidad de la nación. Se hablará del desastre de la CVG y de PDVSA, de la corrupción de familiares y amigos del déspota, de los parásitos latinoamericanos que vinieron a chupar la sangre financiera de los venezolanos, de la adoctrinación de nuestros niños, de la extrema adulación de embajadores, burócratas y contratistas como contraprestación de los favores recibidos.
El alud crece, ya lo oigo venir montaña abajo. Razón tiene el déspota para mostrar la cara de terror, para despotricar hasta de sus cómplices, para decir que “vienen por mí”. Por que, en verdad, vamos por él.