***Héctor Navarro, ex-ministro de Educación chavista, dice que la inseguridad es el producto de los pasados gobiernos, no del régimen chavista.
Este mojón llamado Héctor Navarro dice, con desparpajo, que los 16000 muertos por la violencia que sufre Venezuela cada año bajo el chavismo “son culpa de los gobiernos capitalistas de hace doce o más años”. Niega que el nivel de muertes violentas en Venezuela se haya cuadruplicado bajo el régimen de Chávez y, si así fuera, agrega, ello sería responsabilidad de gobiernos pasados.
No tengo palabras para definir a este malandro, a este excremento. Recuerdo el párrafo final de la novela CACAO, del novelista izquierdista brasileño, Jorge Amado: “La vida es el último pedazo de mierda que larga el culo”. Me parece que puede adoptarse como la mejor definición de Héctor Navarro. Esto es lo que dijo:
ND.- Durante el programa “Dando y Dando”, el ex ministro de Educación, Héctor Navarro, volvió a asegurar que la inseguridad es consecuencia de las “prácticas capitalistas” de la Cuarta República. Asimismo, consideró que la portada de Tal Cual de este lunes es una “provocación”.
Esta negación de la realidad es una estrategia que los excrementos chavistas han aprendido de la Cuba castrista. Negar la evidencia de los sentidos lleva a los más débiles de intelecto a pensar que la realidad les miente, que la verdad está en manos de los excrementos del chavismo. Esto es así porque hay gente que necesita creer desesperadamente. El venezolano pobre, ineducado, sin horizontes, necesita creer dessperadamente que la culpa de su situación no está en el o ella sino en otros, en los capitalistas, en los imperialistas, en los ricos, en los blancos, en los profesionales, en los ciudadanos. Esto es lo que un mojón como Navarro estimula, esa necesidad casi fisiológica que tienen muchos compatriotas de culpar a otros por sus carencias y tragedias. Por supuesto, no toda la culpa es de ellos, de su ignorancia y falta de capacidad para generar riquezas. Nadie les ha tratado de transformarlos en ciudadanos. Mucha de la culpa es de los regímenes populistas como el del mojón barinés, que les dice todos los dias del mundo que “la culpa es de los Zuloaga y de los Mezerhanes, que ahora ellos tendrán lo que los ricos le han quitado”. Y, a través de limosnas, dádivas humillantes, los reclutan para una revolución insensata, cuyo final será el de Cuba: un pueblo hambriento, desesperanzado, con su alegría natural destrozada por la miseria material y espiritual que produce inevitablemente el mojonerío castro-chavista.
Este mojón llamado Héctor Navarro dice, con desparpajo, que los 16000 muertos por la violencia que sufre Venezuela cada año bajo el chavismo “son culpa de los gobiernos capitalistas de hace doce o más años”. Niega que el nivel de muertes violentas en Venezuela se haya cuadruplicado bajo el régimen de Chávez y, si así fuera, agrega, ello sería responsabilidad de gobiernos pasados.
No tengo palabras para definir a este malandro, a este excremento. Recuerdo el párrafo final de la novela CACAO, del novelista izquierdista brasileño, Jorge Amado: “La vida es el último pedazo de mierda que larga el culo”. Me parece que puede adoptarse como la mejor definición de Héctor Navarro. Esto es lo que dijo:
ND.- Durante el programa “Dando y Dando”, el ex ministro de Educación, Héctor Navarro, volvió a asegurar que la inseguridad es consecuencia de las “prácticas capitalistas” de la Cuarta República. Asimismo, consideró que la portada de Tal Cual de este lunes es una “provocación”.
Esta negación de la realidad es una estrategia que los excrementos chavistas han aprendido de la Cuba castrista. Negar la evidencia de los sentidos lleva a los más débiles de intelecto a pensar que la realidad les miente, que la verdad está en manos de los excrementos del chavismo. Esto es así porque hay gente que necesita creer desesperadamente. El venezolano pobre, ineducado, sin horizontes, necesita creer dessperadamente que la culpa de su situación no está en el o ella sino en otros, en los capitalistas, en los imperialistas, en los ricos, en los blancos, en los profesionales, en los ciudadanos. Esto es lo que un mojón como Navarro estimula, esa necesidad casi fisiológica que tienen muchos compatriotas de culpar a otros por sus carencias y tragedias. Por supuesto, no toda la culpa es de ellos, de su ignorancia y falta de capacidad para generar riquezas. Nadie les ha tratado de transformarlos en ciudadanos. Mucha de la culpa es de los regímenes populistas como el del mojón barinés, que les dice todos los dias del mundo que “la culpa es de los Zuloaga y de los Mezerhanes, que ahora ellos tendrán lo que los ricos le han quitado”. Y, a través de limosnas, dádivas humillantes, los reclutan para una revolución insensata, cuyo final será el de Cuba: un pueblo hambriento, desesperanzado, con su alegría natural destrozada por la miseria material y espiritual que produce inevitablemente el mojonerío castro-chavista.
Navarro no es más imbécil porque no entrena.
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