La muerte de Willian Lara

La muerte es la gran niveladora. Ricos y pobres, sabios y necios, seres humanos de todos los colores. Como decía Jorge Manrique en su famosa reflexión poética ante la muerte de su padre:
“Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir.. los rios caudales, allí los otros medianos y más chicos”.
En otra famosa reflexión el poeta Inglés John Donne advertía que toda muerte erosiona un fragmento de la tierra firme que nos une a todos y ello nos hace partícipe y víctima de esa pérdida. Por ello, decía Donne, “nunca preguntes por quien doblan las campanas… están doblando por tí”.
Como le tengo un profundo respeto a la vida, ello me ha hecho adquirir un profundo respeto por la muerte, la cual es, a fin de cuentas, el otro lado del espejo. La muerte de un ser humano no es motivo de alborozo para mí pero no tiene porque ser siempre un motivo de tristeza. Puede constituir simplemente la aceptación de esa gran matemática que registra indistintamente a la Madre Teresa y a Alberto Einstein junto a Adolfo Hitler y José Stalin, con las únicas posibles diferencias de orden alfabético o las promesas de recompensas y castigos en la otra vida.
No es la muerte la que ocupa mi atención. Es lo que la persona hace y representa durante su ciclo vital, unos más extendidos que otros, sin que la duración de ese ciclo sea necesariamente un factor a la hora de hacer el gran balance, como lo ilustran bien las vidas de Wolfang Amadeus Mozart y de Joseph Haydn. Una fue corta, la otra larga en el contexto de la época, ambas casi igualmente insignes.
La muerte de Willian Lara, producto de un lamentable accidente, no me alegra. Estoy muy consciente de que sus familiares y amigos la sienten como una pérdida significativa y ello es motivo de respeto para mí, pero a mí no me afecta. Jamás lo ví de cerca y pienso en su persona en abstracto, en lo que representó en vida. Hacerlo así me permite pensar que hay un cese de su aporte negativo a la sociedad venezolana y que ello, en el contexto de la gran matemática, es bueno para el país. Para que ese resultado se produjese no era ni necesario ni deseable que él muriese. El mismo resultado ha podido obtenerse a través de otros mecanismos: su retiro de la vida pública o un cambio en sus ideas. Registro simplemente el cambio en el balance.