Como serían las horas de angustia, el cerco de la desesperanza, el desanimo. Y también los gestos de fé, de heroismo y solidaridad.
60 días de confinamiento subterráneo, en condiciones físicas precarias, sin certeza de salvación, pusieron a prueba a los 33 hombres. Y al país en su empeño en salvarlos.
Hoy todo se ha converido en un bello cuento para los nietos, en una historia con final feliz, en una razón para unificar aún más a un país que ya ha dado muestras de calidad excepcional en todos los ordenes de su vida.
Chile nos muestra una vez más el camino. Hay muchos héroes anónimos en esta bella historia, chilenos y extranjeros. Felicidades para todos.
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