Acta solemne de la segunda independencia de Venezuela, 5 de Julio 2011

         

           En el nombre de la libertad, de la democracia y de la justicia

Nosotros, ciudadanos de Venezuela, en plena posesión de los derechos humanos y civiles que nos negamos tercamente a abdicar, acudimos ante el mundo a explicar las razones que nos llevan a ejercer la soberanía que políticos apátridas han preferido entregar a países y líderes extranjeros. No podemos perdonar las privaciones y agravios que el régimen político actual ha causado a nuestro pueblo. Por el contrario, venimos a exigir justicia y la inmediata restitución de nuestra nación a la situación de independencia, soberanía y auto-determinación que hemos perdido temporalmente, debido a la acción de un régimen forajido que hoy denunciamos abiertamente al mundo.

En nuestros 200 años de separación política de España la nación ha visto desfilar líderes políticos de la más diversa calidad pero hasta hoy ningún presidente elegido democraticamente había amenazado con permanecer indefinidamente en el poder. En estos últimos trece años los venezolanos hemos sufrido un régimen abusivo, manipulador de las leyes y de la constitución, pródigo con los recursos y riquezas que no le pertenecen y, sobre todo, entreguista de nuestra soberanía e independencia. Las cuatro características que lo hacen diferente a otros gobiernos venezolanos anteriores y determinan su intolerabilidad son; (1), el uso inepto y corrupto que ha hecho de un millón de millones de dólares durante su ejercicio; (2), la entrega de miles de millones de dólares a países extranjeros para comprar lealtades políticas; (3), la exclusión de la vida nacional de más de la mitad de la sociedad venezolana, una exclusión basada en criterios raciales, económicos y de ideología política, y, (4), la entrega de nuestra soberanía a Cuba, especificamente a Fidel Castro, carnicero de América, una entrega ampliamente documentada y que se ha llevado a cabo desde la misma presidencia de nuestra república.

Estas cuatro características del régimen han destruído lo que nosotros, millones de ciudadanos venezolanos amantes de la democracia y de la libertad, conocíamos como la verdadera nación venezolana. Venezuela yace hoy en ruina física, moral y espiritual y no es posible esperar más. Venezuela tiene hoy un presidente imaginario y un gobierno inepto y corrupto sin credibilidad internacional, alineado con un grupo de estados totalitarios y con grupos practicantes del terrorismo. A juzgar por todos los índices comparativos internacionales Venezuela ya pertenece al grupo de las naciones más atrasadas del planeta.

Nuestros antepasados esperaron tres años para reaccionar. Asi lo dicen ellos en la Declaración de nuestra Independencia, en 1811: “ En esta dolorosa alternativa hemos permanecido tres años en una indecisión y ambigüedad política… hasta que la necesidad nos ha obligado a ir más allá de lo que nos propusimos…”.

Si nuestros antepasados esperaron tres años, es demasiado el tiempo que hemos esperado nosotros. Y así decimos, citando de nuevo a nuestros antepasados: “en uso de los imprescriptibles derechos que tienen los pueblos para destruir todo pacto, convenio o asociación que no llena los fines para que fueron instituidos los gobiernos, creemos que no podemos ni debemos conservar los lazos que nos ligan [ a este régimen actual venezolano] y que, como todos los pueblos del mundo, estamos libres y autorizados para no depender de otra autoridad que la nuestra, y tomar entre las potencias de la tierra, el puesto igual que el Ser Supremo y la naturaleza nos asignan y a que nos llama la sucesión de los acontecimientos humanos y nuestro propio bien y utilidad”.

Y agregamos, también en las palabras de la declaración original de nuestra independencia:

Y así, “ nosotros, los representantes de la Venezuela [que ama la libertad, la democracia y la justicia] poniendo por testigo al Ser Supremo de la justicia de nuestro proceder y de la rectitud de nuestras intenciones, implorando sus divinos y celestiales auxilio. Nosotros, pues, a nombre y con la voluntad y autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente, de hecho y de derecho, que somos ciudanos libres, que no guardamos sumisión alguna y que vamos a luchar para tener la forma de gobierno que sea conforme a la voluntad general de nuestros pueblos y ejecutar todos los demás actos que hacen y ejecutan las naciones libres e independientes.
Y para hacer válida, firme y subsistente esta nuestra solemne declaración, damos y empeñamos mutuamente nuestras vidas, nuestras fortunas y el sagrado de nuestro honor nacional”.

Esto es lo que dijeron nuestros antepasados en 1811. Lo que nos toca a nosotros, descendientes de aquellos venezolanos dignos, es desconocer, como efectivamente desconocemos, el régimen ilegítimo que oprime hoy a Venezuela y la perversa dependencia de nuestro gobierno en la satrapía cubana. Nos dedicaremos a trabajar incesantemente dentro de la constitución y las leyes para llevar a cabo un acelerado cambio de gobierno en nuestra nación y actuar como representantes, en Venezuela y en el exterior, de una nación independiente, decididamente opuestos al hamponato chavo-castrista que ha hundido sus garras en el corazón de la nación venezolana.

Viva la Venezuela democrática, libre y soberana. Fuera los invasores Cubanos de nuestra Venezuela!