No solo la Señora Fonseca fue asesinada en Nairobi

Asesino intelectual de Olga Fonseca

Olga Fonseca fué a morir en Kenia pero no fue solo ella quien murió asesinada en Nairobi. También ha sido asesinado el prestigio de Venezuela ante los ojos de Africa y del resto del mundo. La embajada de Venezuela en Kenia es un nido de ratas y así lo describen los principales medios impresos del mundo. Los Angeles Times habla del “escándalo” venezolano. El NYT describe el asesinato como producto de una lucha por el poder en la embajada. El desastre ha sido mayúsculo, quizá el capítulo mas bochornoso que ha escrito la cancillería de Nicolás Maduro, a pesar de que hay varios otros que le disputarían el primer lugar. Allí se han conjugado perversiones sexuales del embajador fugitivo, relaciones tenebrosas del primer secretario con un “amigo” con quien vivía, insensatez de la cancillería al enviar a la Sra. Fonseca sola a Nairobi, órdenes estúpidas de despedir a los empleados domésticos de la embajada, una fiesta extemporánea con consumo de alcohol y, finalmente, un asesinato. La Sra. Fonseca fue enviada a la muerte por una cancilleria insensible e inepta.

En la embajada de Venezuela en Kenia ocurrió de todo. Aparejada a esta tragedia la actuación de la cancillería después de la muerte de la Sra. Fonseca es tipicamente cínica. En un comunicado describe a la Sra. Fonseca como “una brillante diplomática”, calificativo que no fue suficiente en vida para darle un ascenso a embajadora, algo que esperaba por más de siete años. Le confiere la órden del Libertador post mortem, lo cual es casi un insulto a la memoria de la señora, ya que se trata de una condecoración prostituída, dada a cuanto bicho de uña ha venido a visitar al sátrapa: Kirchner, Ahmadinejad, Raul Castro, Al- Assad (el carnicero Sirio), Correa, Gadaffi, Pastor Maldonado (si, señor), etc. Esta orden, por cierto, la confiere directamente el sátrapa y es dada, en teoría, “para premiar los servicios distinguidos a la Patria, al mérito sobresaliente y a los beneficios hechos a la comunidad”. Ustedes juzgarán si Pastor Maldonado (en grado de comendador), Gadaffi, Assad, Correíta y Raúl Castro merecen esa distinción y si la buena señora Fonseca, asesinada en Nairobi, merecía estar en esa compañía.  

La Venezuela de Hugo Chávez Frías y de Nicolás Maduro, a la cual no regresaría jamás, es un país que rechazo con todo vigor porque conocí una Venezuela mejor, en la cual podíamos vernos sin resentimientos y sin tener que utilizar un lenguaje de odios.  Estoy seguro de que la podremos recuperar pero tomará mucho tiempo y ya no estaré allí para verla. Con mis memorias tengo suficiente.