Lorenzo Barquero, candidato

Segun la Fundación Internacional sobre la Bipolaridad las señales de la fase depresiva de esta aflicción incluyen:

• Tristeza prolongada o ataques de llanto inexplicables
• Importantes cambios en el apetito y los patrones del sueño
• Irritabilidad, furia, preocupación, agitación, ansiedad
• Pesimismo, indiferencia
• Pérdida de energía, apatía persistente
• Sentimientos de culpa, falta de valor
• Incapacidad para concentrarse, indecisión
• Incapacidad para disfrutar de intereses anteriores, retiro social
• Dolores difusos e inexplicables
• Continuos pensamientos de muerte o suicidio

Algunos de estos síntomas son evidentes en el comportamiento público del candidato oficialista. Otros son aparentes solo para sus allegados.

 Sus ataques públicos de llanto son la última manifestación de un problema progresivo de bipolaridad. Estos ataques son inesperados en un hombre público que se ha caracterizado por su lenguaje agresivo y machista.  Hace horas, en Apure, frente a un grupo de curiosos,  el candidato oficialista sollozó y le confesó al público que el hubiese deseado ser como Lorenzo Barquero, a quien, en la novela de Gallegos, se lo tragó la sabana. Esta es una preocupante identificación por parte de un personaje que aspira a continuar indefinidamente en la presidencia. Barquero es la personificación del fracaso, un hombre sin voluntad, consumido por el vicio y prisionero de voluntades más fuertes, quien termina desapareciendo en el paisaje llanero sin dejar rastros apenas recordado por su hija. Vea esta inaudita confesión en http://devilsexcrement.com/ .
Esta identificación con Barquero no es fortuita. La fase depresiva de la bipolaridad le inyecta al paciente una compulsión por dar a conocer sus más íntimos deseos, no importa cuan perversos. En un político normal la identificación racional hubiese sido con Santos Luzardo, el civilizador. Sin embargo, el candidato oficialista, presa de la emoción, no puede evitar la confesión de sus reales aspiraciones. Siempre ha querido ser un primitivo, un fracasado. En lo más íntimo es un hijo más del masoquismo. Y así lo confiesa lloroso a su audiencia apureña: Desea irse (si pudiera caminar, se lamenta, buscando la conmiseración de la audiencia), a recorrer la sabana,  remontar los ríos, dormir bajo las palmas del llano al lado de los caimanes y hacerse uno con esa naturaleza salvaje. De allí salió y para allá quisiera regresar, sin dejar rastros.

Y, en efecto, nadie sabe donde están los restos de Lorenzo Barquero. Lo que si sabemos es que no están en el Panteón.