Cuando la bondad es entrega

 

Hemos dejado que regrese la bestia de la dictadura

 

Esto es lo que dice hoy el diputado Edgar Zambrano:

“El diputado de oposición Edgar Zambrano dijo hoy que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, puede tomar en Cuba.. una decisión sobre una amnistía para los exiliados y considerados presos politicos"…  Agrega: "Hemos dicho que el presidente de la República, incluso desde La Habana, puede tomar perfectamente una decisión que beneficie a los prisioneros y a los exiliados y en consecuencia a todas las familias que están esperando el regreso de sus seres queridos en estos tiempos”.

Indicó que el gobernante “tiene perfecto conocimiento de la grave situación de enfermedad que viven muchos de estos venezolanos fuera y en la prisión…Hemos estado insistiendo ante las distintas instancias del poder Ejecutivo, así como de otros poderes del Estado en la necesidad de que esta decisión se tome en términos perentorios, pero la enfermedad del presidente ha marcado unos nuevos tiempos", El legislador, del partido Acción Democrática (AD), indicó que la expectativa de una amnistía “de alguna manera ha sufrido un retraso producto de la enfermedad” del gobernante.

 

Entre las miserias que tienen las autocracias figura la de obligar a los ciudadanos a bajar la testuz para poder hacer el bien a sus compatriotas. Lo que hace Zambrano no puede ser criticado en términos humanitarios pero, para tratar de hacerlo, se coloca en estado de sumisión frente al Estado autocrático. Porque lo que pide Zambrano es generosidad, magnanimidad, por parte del Estado forajido, no es justicia. Y asi Zambrano tiene que aceptar que Chávez, ausente de su patria y de su cargo, pueda ejercerl esa magnanimidad a control remoto, para “tomar una decisión” sobre los presos politicos y los exiliados. En este sentido acepta lo inaceptable y lo anti-constitucional, porque es Maduro quien debe tomar esta decision, ya que el presidente está ausente de su cargo. Tiene Zambrano que aceptar que tal decisión se haya demorado por razón de la enfermedad del presidente, cuando en sentido correcto, siempre deberíamos tener un presidente, en todo momento, y no estar en este atrasado y primitivo vacío de poder, como si Cipriano Castro o Juan Vicente Gómez todavía andaran por el país.

 

Más se podría decir sobre este asunto, ya que en este bien intencionado proceso también se acepta un criterio de selectividad en el acto de perdón, como si algunos de los exiliados o presos fueran menos culpables o más culpables que los otros, cediéndose  así  a la caprichosa definición de crimen que esgrime el estado forajido.

 

En fin, Chávez ha logrado poner a parte de la oposición de rodillas. Repito lo que decía William Butler Yeats en su poema “The Second Coming”:

 

“The best lack all conviction, while the worst
Are full of passionate intensity”.

 

Es decir, “los mejores carecen de convicción, mientras que los peores

están llenos de apasionada intensidad”.

 

Hemos permitido el regreso de la bestia autocrática y hoy pagamos el precio.