Ya
comenzó la guerra entre el ex-chofer de autobús y el gran boliburgués. Ayer, en
Coro, el vicepresidente de la República,
Nicolás Maduro, pidió consolidar la unidad revolucionaria. En el marco de la
juramentación de la nueva gobernadora del estado Falcón, Stella Lugo, dijo que
"hay que sacar de raíz el divisionismo". Y agregó:
"Nadie puede abrogarse por ninguna razón pretender dividir en las bases las fuerzas revolucionarias, cuando hay una línea central, justa, validada por el comandante de la revolución", manifestó…..”Siempre los divisionistas son contrarrevolucionarios".
"Nadie puede abrogarse por ninguna razón pretender dividir en las bases las fuerzas revolucionarias, cuando hay una línea central, justa, validada por el comandante de la revolución", manifestó…..”Siempre los divisionistas son contrarrevolucionarios".
Esa
andanada de Maduro no puede sino estar dirigida a quien ha comenzado a retar la
sucesión impuesta por el sátrapa. Con una sociedad dominada por una gran y
criminal indiferencia, el chofer y el teniente comienzan la pugna por el poder en
una Venezuela retrotraída al siglo XIX. Quien iba a pensar que íbamos a caer
tan bajo como país? Si estos son los dos aspirantes serios al poder, un ex-chofer
de autobús y un teniente corrupto, ello quiere decir que el país que era Venezuela
se fué a la mierda.
Nadie
en Venezuela parece estar en este momento a la altura del país que fuímos. No
oigo muchas voces pidiendo la insurgencia contra la haitinización/africanización/cubanización
de Venezuela. Existen, pero son escasas y desoídas, es que la masa los ahoga. Esta
masa es un lumpen compuesto por pobres,
ricos, empleados del régimen, contratistas, corruptos, vividores civiles y
militares que se ha adueñado del poder ante la cobardía de quienes debían
levantarse en protesta.
Esas
voces dignas deben alzarse en estos momentos. Hay que dar la batalla. La
historia será implacable en contra de estos invertebrados y en contra de la
masa corrupta, la complicidad que ha llevado al país al foso.
La tesis magistral (testamento) que propuso el ilustre furriel-cantinero héroe del museo militar, no es otra cosa que la continuación ad infinitum de la lacerante realidad actual, es decir, el reparto de las migajas del “festín patrio” entre sus tuteladas y amadas huestes de malvivientes, saqueadores, invasores, ocupas, refugiados permanentes y mendigantes profesionales, esclavizados todos ellos a la “benefactora voluntad castro-cubana".
ResponderEliminarY desde su tumba el comandante del supremo dedo designador cínicamente recordará el refrán que dice: ya vendrá quien bueno me hará...
¿Solución? que se seque hasta el último pozo petrolero
Venezuela pobre país ...
LGS
PONTE A CREER
ResponderEliminarJG
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