Noveno episodio. Yankees ganan a
los Tigres 3x1. Hay dos outs. Los Tigres tienen a Jackson en segunda. Viene a
batear Miguel Cabrera, quien había impulsado la única carrera de los Tigres en
el séptimo inning, pero quien ha estado sufriendo de dolores en la cadera
derecha. Con una bola a su favor, Cabrera levanta un globi de foul por la
primera base. La pimera base de los Yankees le pone el guante a la pelota pero
no logra retenerla y deja a Cabrera en el bate. En el siguiente lanzamiento de
Rivera, Cabrera pega un foul ball contra
su rodilla izquierda. Hace un gesto de dolor y se apoya en su bate. Salen
el masajista y el manager Leyland a conversar con él. Desde las tribunas de los
Yankees le gritan a Cabrera que deje el teatro, que no demore el juego. Sigue
bateando y al siguiente lanzamiento pega un foul…. Esta vez contra su tobillo derecho. Otro gesto de dolor y más gritos desde la tribunas contra el bateador.
En ese momento Rivera debe estar pensando que está enfrentando a un bateador adolorido, quien lleva dos strikes en contra, con dos outs en la
pizarra y que está ganando su equipo 3x1. Mariano Rivera, el mejor cerrador del
beisból, tiene todos los ases en la mano. Y es lógico que piense así.
Decide enviarle una pelota rápida
y abajo, a fin de hacerlo batear incómodo, pero la pelota se queda al nivel
de las rodillas y Cabrera puede extender
sus brazos y pegarle a la pelota con la llamada parte dulce del bate. Y la
pelota gana altura progresivamente y rebasa la cerca del jardin central,
empatando un partido que estaba en su agonía.
Mientras Cabrera da la vuelta a
las bases vemos el rostro de Mariano Rivera, quien abre la boca para decir:
woooow! , admirado a su pesar por la proeza que acaba de suceder.
Tori Hunter, el jardinero derecho
de los Tigres, quien veía el drama desde la cueva, comentó: “Deberían hacer una
película sobre este turno al bate”!
Una página más en la brillante carrera
de Miguel Cabrera, el pelotero que remedió nuestra nostalgia por ver batear a
Andrés Galarraga, quien a su vez – había remediado nuestra nostalgia por
ver batear a Camaleón García, quien había remediado nuestra nostalgia por ver
batear a Vidal López.
Una narrativa muy refrescante entre tantas situaciones desagradables.Muy buena descripción de un momento indudablemente histórico.
ResponderEliminarLos dos últimos jonrones de Cabrera han sido para empatar el juego y en situaciones dramáticas. El miércoles, el dominicano Salazar, del Cleveland, le había metido tres ponches y lo tenía en dos strikes cuando Cabrera, al puro estilo Babe Ruth, le conectó un larguísimo y altísimo fly de más de 400 pies por todo el centerfield que rebasó comodamente la cerca del parque. Todos en el dugout de los tigres se quedaron boquiabiertos.
ResponderEliminarOjalá los males de Cabrera sean pasajeros y no pasen a mayores. Sería una verdadera pena. Ya, en este momento, es el mejor pelotero venezolano de todos los tiempos, sin ninguna duda.