El romance de Luisa y Franklin

La Sra. Luisa se encerró en su oficina, ahogada de la indignación contra Franklin.

“Como es posible”, pensaba, “que este gusano nos haya hecho esto?. Y parece que se llevó la mitad de los archivos! Por qué no nos dimos cuenta de esto?”.

 “Este tipo sabe absolutamente todo. Si él era el más virulento, el más patria o muerte en contra del monstruo de Ramo Verde! Que lo habrá hecho cambiar de manera tan brusca? Sería mi negativa a dejarlo entrar en el consorcio? “.

Mientras Luisa se hacía esas preguntas ya él es-capado Franklin, alojado en Cristal City, un suburbio de Washington, estaba protegido por las paredes del apartamento, blancas como su apellido y, desde la ventana, podía observar cómo se desenvolvía la vida en esa gigantesca ciudad. Pensaba: “Menos mal que estoy de  este lado , seguro con mi familia. Tengo la protección del país más poderoso del mundo, mi seguridad ante todo. Diré lo que tenga que decir”.

Franklin comenzó a rememorar: “cuando López se entregó, vimos el cielo abierto. Pensamos que el ingenuo nos había abierto el camino él solito. Fue cuestión de meterlo en la prisión y comenzar a trabajar con Luisa en el caso que íbamos a armar en su contra. Realmente fue como pelar mandarinas. Con una jueza que haría lo que le dijéramos que hiciese, con testigos sacados de un sombrero, con argumentos que se iban a aceptar sin cuestionamiento, todo marchó sobre ruedas. Lo que más le gustó a Luisa fue aquello de la incitación subliminal al delito. Que vaina tan buena y tan elegante esa de los cubanos”.

“El juicio fue un paseo. No solo habíamos reducido anímicamente a López cuando le demorábamos una y otra vez las visitas o le negábamos la visita de la esposa o los padres,  sino que los traviesos muchachos de Ramo Verde trataban a diario de ponerlo  a comer mierda. López, es verdad, se portó con gran entereza, pero estábamos seguros de que el tipo se iba a quebrar tarde o temprano. Quien está acostumbrado a comer bien y a vivir en la limpieza, se rinde rápidamente ante la suciedad y  la miseria. La verdad es que gozamos una bola con este tratamiento”. 

*****************

“El juicio empezó bien pero no terminó bien. Los argumentos de los  defensores eran duros, los nuestros débiles. Luisa me llamaba a cada instante para que arreciara mis ataques en contra de López. Yo hacía lo que podía.

“Luisa me decía: acúsalo de  “instigación pública,  daños a la propiedad en grado de determinador, incendio en grado de determinador y asociación para delinquir" Blá blá blá.. Pero la verdad era que, a medida que transcurría el juicio, me daba cuenta de que nuestra argumentación era absurda. Pero Luisa y los otros me decían que esto no importaba porque la Barreiro estaba firmemente cuadrada con nosotros”. 

“Y así fue, la Susana no vaciló un segundo. Para mí, que ella gozaba de manera casi orgásmica con lo que estaba haciendo.  Por supuesto, no aguantó el cañonazo de dólares que le mandó Maduro”. .

 “Me fui a mi casa y desde el día siguiente del veredicto comencé a leer las reacciones en contra, no solamente las internas sino las externas. Vi lo que le decían a la Barreiro (con toda razón). Leí lo que se decía en USA y en Europa. Y, coño, comencé a sentir miedo. Sentí miedo porque de repente me pareció que el gobierno estaba derrumbándose. Las locuras de Maduro, las rivalidades entre Luisa y sus colegas del Poder Moral, el desastre económico. De repente me dije: si tú te quedas en este grupo vas a sufrir las consecuencias. Es hora de saltar del barco. OK, soy una rata, pero rata viva es mejor que rata muerta”.

****************

Luisa, encerrada en su oficina,  no sabía cómo reaccionar. “Que puedo decir?  Lo que va  salir a flote va a ser terrible: se sabrá cómo preparamos el juicio, como tratamos de ablandar a López, como pagamos un dineral en USA para que salieran artículos en contra de López,  coño, hasta en FOREIGN POLICY”.

“Carajo, pero es que ya en nadie se puede creer”.  “Y ahora resulta que hasta están pidiendo mi renuncia! Yo, que soy fiel hasta la muerte. Son capaces de sacrificarme, los conozco bien y sé que sacrificarían hasta a sus madres para salvar el pellejo.  Dirán  que esto fue una componenda de un grupúsculo (esto sería lo que yo diría, no joda)”.

“Pero quien me toque se va conmigo. Lo único que siento es que todos mis planes de Saint Tropez y Via Venetto parecen destinados a la basura. ¿Y qué puedo hacer con mis ahorros? ¿Me los irán a quitar? ¿Será  mejor seguir la ruta de Nieves? ¿Irme para Aruba de vacaciones y dejarme colar para USA?”.

“Coño, que dilema!” Y esto es ahora mucho más difícil. Ya por Maiquetía no sale nadie del régimen para Aruba. Tendré que buscarme un peñero en Chichiriviche!”.