Durante
la imposición de condecoraciones a los miembros del equipo médico cubano que
atendió al difunto Chávez, Nicolás Maduro apuntó que su cuidado había estado en manos de médicos cubanos por diez años, hasta su
muerte. Ello significa que el presidente de Venezuela decidió ponerse en manos
médicas cubanas casi desde el mismo inicio de su presidencia, alrededor de
2002. Esta decisión, el proceso de su cuido en Cuba, la aparición de la
enfermedad y el tratamiento del paciente, su fallecimiento, la manera como se
informó (o no se informó) al pueblo venezolano de estos asuntos, los
aspectos éticos del proceso en sus dimensiones médicas y políticas, todo
ello permanece en el más absoluto misterio. Es preciso tratar de destapar esta
caja negra porque el misterio ha hecho mucho daño a los venezolanos.
1. CHÁVEZ
DECIDIÓ PONERSE EN MANOS DE LA MEDICINA CUBANA
Es necesario analizar la razón por la cual
Hugo Chávez decidió ponerse en manos de la medicina cubana, vista por algunos
como sumamente avanzada y por otros como anticuada y hasta primitiva. Muchos
venezolanos han criticado esta decisión porque reflejaba, según ellos,
desconfianza de la medicina venezolana, la cual es percibida como más moderna y
avanzada que la cubana. En nuestro criterio, las razones de esta decisión no
fueron tanto médicas como políticas, e incluyen las siguientes:
La información sobre el estado de salud del
presidente podía ser controlada en Cuba;
· En condiciones
normales de salud del paciente, lo cual fue cierto en su inicio, la relación
Chávez-médicos cubanos se podía ver como prueba de la superioridad del sistema
médico comunista sobre la medicina “capitalista’. La decisión tenía una carga
ideológica la cual, quizás, se convirtió más tarde en un componente limitante
para la salud del paciente, una vez que este cayó enfermo e insistió en negarse
a recibir tratamiento en cualquier otro sitio que no fuese La Habana. Chávez
fue atrapado por su misma propaganda ideológica;
· La
natural inclinación del paciente a buscar ayuda especializada entre una comunidad
médica que comparta su manera de pensar. El paciente intuye que, en caso de
emergencia, las decisiones que deban tomarse estarán más en línea con sus
deseos, por lo cual su consentimiento tenderá a facilitarse. Parece evidente
que Chávez se sentía más a gusto entre médicos comunistas, cuya línea
ideológica rígida imperaba sobre cualquiera otra consideración, que entre
médicos “capitalistas”, poseedores de valores diferentes a los suyos. Así lo
confesaba con candor la ex-ministro de salud, médico y Coronela María
Eugenia Sáder Pérez, cuando decía que en La Habana el paciente “si se sentía a
gusto, más tranquilo”.
¿Cuál fue el impacto de esta decisión
en la mente de los venezolanos?
En
sentido político esta decisión resultó negativa para Hugo Chávez. Le restó
seguidores entre quienes la vieron como un acto de desprecio hacia la medicina
criolla. Hasta sus mismos partidarios aceptaron la decisión sin estar muy convencidos
de que era la correcta. Pensarían de manera muy panglosiana: “si lo decide el
comandante-presidente es por qué es lo mejor”. Entre la numerosa oposición esta
decisión fue vista como una clara señal de entrega a Cuba por parte de Hugo
Chávez. Se comenzó a tejer la matriz de opinión, muy solidificada hoy en base a
numerosas indicaciones objetivas, que el gobierno de Chávez y sucesores había
sido colonizado por el régimen cubano.
¿Qué significaba esta
decisión desde el punto de vista ético? En su sentido
más amplio creo que la decisión fue éticamente equivocada porque, quien se puso
en manos de la medicina cubana y entró – por lo tanto - en la esfera
de influencia política del país extranjero, no fue solamente Hugo Chávez, un
simple ex-paracaidista, sino el presidente que debería ser – idealmente
- de todos los venezolanos. De allí nace el calificativo
de traidor que muchos venezolanos dan al fallecido.
Algunas versiones encontradas
han circulado sobre su enfermedad. Una de ella, alimentada por Nicolás Maduro,
dice que el cáncer de Chávez le fue “inoculado” por la CIA, para probar la cual
ha estructurado una Comisión “secreta”. Otra versión, probablemente tan
infundada como la anterior pero no sin cierta lógica, dice que quienes tuvieron
máxima oportunidad de manipular la salud del difunto fueron quienes lo tuvieron
como paciente por diez años. ¿Y quién puede decirnos si ya la utilidad del difunto
para los intereses cubanos había llegado al punto de los retornos
decrecientes? En otras palabras, la presencia de Chávez como paciente en
La Habana le daba a los estrategas políticos de Castro un máximo de oportunidad
con, posiblemente, un máximo de tentación, para terminar con su vida.
2. La
relación médico-paciente en el caso de Hugo Chávez.
En este campo entramos en terreno más especulativo.
¿Cuál fue la relación entre el paciente y los médicos quienes lo trataron? ¿Qué
le aconsejaban los médicos a Chávez? ¿Qué decía/hacía Chávez? En
caso de no dar su consentimiento al tratamiento y a las indicaciones del equipo
médico, ¿reaccionaban los médicos, como médicos o como miembros del Partido
Comunista de Cuba? ¿Cuál fue la calidad del tratamiento? ¿Fue la muerte del
paciente un resultado de la calidad del tratamiento? ¿Qué era lo que debía
hacerse en los mejores intereses del paciente? ¿O de Cuba? ¿O de la
nación venezolana? ¿Puede la deontología médica ser asfixiada por
consideraciones ideológicas?
¿Cuáles son las consideraciones axiológicas
(filosofía de los valores) pertinentes al caso que comentamos? Infinidad de
preguntas que solo pueden tener respuesta muy tentativa debido,
precisamente, a la manera poco transparente como se manejó esta
relación.
· La
falta de transparencia. La privacidad en la relación
médico-paciente es parte de lo aceptado en material de ética profesional. En el
caso de una figura pública se impone un nivel de transparencia proporcional a
la situación médica del paciente. No tiene el mismo impacto potencial sobre la
estabilidad política de un país que su presidente tenga unas simples hemorroides
o que padezca de un cáncer agresivo, como fue el caso con Chávez. En el primer
caso, los médicos del presidente pueden ahorrarse los detalles, no así en el
segundo caso. El país necesitaba saber oportunamente y con precisión qué clase
de aflicción tenía el presidente y cuál era el pronóstico sobre el curso que
tomaría la enfermedad. Un país no merece ser tomado por sorpresa.
¿Qué sucedió en la práctica? Que nunca se
recibió un parte médico sobre la salud del paciente. Las declaraciones de los
miembros del gobierno fueron frecuentemente contradictorias, poco
profesionales, fantasiosas y generalmente falsas. La mentira se adueñó de la
escena nacional: “me agarró la mano con fuerza”. “Manda más que un dinamo”.
“hablamos con él seis horas”. “está gobernando”. “Entró caminando al
hospital, yo lo vi”. “Se siente cómo un toro”. Alegaban citar a
Chávez: “Me han dado de alta médica, para ser de nuevo presidente”. Este torneo
de mentiras, en el cual participaron descaradamente los miembros del
entorno del presidente fallecido, tuvo su contrapartida cómplice en el equipo
médico cubano, el cual guardó total silencio, en violación de la ética médica.
Los sucesos posteriores han demostrado que esta conspiración de falsedades y
silencios representó una tragedia para Venezuela, expresada en gastos
cuantiosos, en promesas no cumplidas y en crueles engaños a buena parte de la
población, incluyendo al sector de gente poco informada que lo
seguía.
· ¿Cuál
fue la relación entre los médicos quienes trataron a Hugo Chávez y el paciente?
¿Qué le aconsejaban los médicos a Chávez? ¿Qué decía/ hacía Chávez? ¿En
caso de no dar su consentimiento al tratamiento y a las indicaciones del equipo
médico, como reaccionaban los médicos: Como médicos o como miembros del
Partido Comunista de Cuba? ¿Cuál fue la calidad del tratamiento?
En la tradición hipocrática el médico está
obligado, primero, a no hacer daño y luego a proponerle al paciente el mejor
curso de tratamiento posible para su enfermedad. Debe, por supuesto, obtener el
consentimiento del paciente. En el juramento hipocrático, por cierto, no hay
referencia alguna a la necesidad del consentimiento por parte del paciente ni
siquiera era necesario informarle al paciente, si se pensaba que ello era
contraproducente. Pero las cosas han cambiado. El código de ética médica de
Núremberg le da importancia al consentimiento del paciente y lo tiene como el
primer punto en el código. Sin embargo, el mejor tratamiento médico posible no
tiene por qué ser idéntico a lo que el paciente prefiera. Parece ser que Hugo
Chávez hacía caso omiso de las recomendaciones médicas debido a su sentido de
irresponsabilidad frente al país. Su empeño en ser re-elegido aceleró su
deceso y causó graves daños materiales y espirituales a la nación. Chávez no se
sacrificó por el país, sacrificó al país en el altar de su ambición de poder.
Eso está bastante bien establecido. ¿Y qué hicieron los médicos
cubanos? Guardaron silencio. Lo siguieron tratando no en sus
términos profesionales y deontológicos sino en términos de lo que el paciente
les dictaba, por razones políticas. No actuaron tanto como médicos sino como
miembros de una secta ideológica. Y ello representa un crimen tanto del
paciente, como presidente de todos los venezolanos, como de los médicos
obligados a velar por el mejor interés del paciente, hoy condecorados.
Chávez no quería morir pero quería el
poder, quería vivir para disfrutar del poder y lo arriesgó todo en función de
su obsesión. Decía: “Solo yo puedo gobernar a Venezuela” y así lo creía. Chávez
le pidió a Cristo, lloroso, que le concediera más vida. Dijo, angustiado, a un
visitante: “!No me dejen morir!!” Chávez
se equivocó trágicamente cuando pensó que podía posponer su tratamiento mientras
hacía campaña presidencial, a fin de mantenerse en el poder. No quiso aceptar
que debía decidir entre el poder y la salud. Los médicos cubanos no supieron o
no se atrevieron a decírselo o alguien les ordenó guardar silencio. Eso
significa que, para todo efecto práctico, los médicos cubanos lo
dejaron morir. Su deber era denunciar la situación, salvar sus responsabilidades
como médicos pero se quedaron callados. Y por ello fueron condecorados por
quien ganaba más con la muerte de Chávez. Al guardar silencio optaron,
aparentemente, por una medicina paliativa, a diferencia de una posible medicina
curativa. Hoy quizás Chávez estaría vivo, retirado en su pueblo natal, jugando
con algún nieto.
· ¿Qué
era lo que debía hacerse en los mejores intereses del paciente y la nación
venezolana? ¿Puede la deontología médica ser asfixiada por consideraciones
ideológicas? ¿Cuáles son las consideraciones axiológicas (filosofía de los
valores) pertinentes al caso que comentamos? Parece evidente
que ha debido seguirse un tratamiento adecuado y sistemático, no interrumpido
por la actividad política a voluntad del paciente. Pero, ¿era el mejor interés
del paciente idéntico a los mejores intereses de Cuba, el país
huésped, y a los mejores intereses de Venezuela? Para los
venezolanos el mejor interés nacional significaba una total transparencia en la
información, el reconocimiento por parte del paciente de que no estaba en
condiciones de enfrentar un nuevo periodo presidencial y
una total honestidad gubernamental en sus consideraciones sobre el futuro
político del país, a la luz de la situación de salud del paciente. Nada de esto
ocurrió. A la nación se le mintió sistemáticamente a fin de que un grupo
pudiera beneficiarse políticamente del engaño.Y ello ha causado un gravísimo
daño material y espiritual al país. ¿Y el mejor interés de Cuba? No sabemos
cuál era. Debiera haber sido preservar la vida del paciente que había sido tan
pródigo con ellos. Sin embargo, existen indicios de que los cubanos pudieran
haber pensado que un sucesor más manso, ideológicamente más “maduro”, pudiera
ser mejor para ellos. El resultado ha sido un gasto innecesario de miles de
millones de dólares en dos campañas presidenciales, apenas separadas por pocos
meses y la instalación de un presidente analfabeta e inepto en elecciones poco
transparentes. Esto ha llevado al país a una crisis que está entrando en una
fase quizás terminal para el proyecto político en el poder, una crisis que ha
arruinado al país y cuya responsabilidad histórica cae en gran medida en el
difunto.
3. ¿Habrá
una lección aprendida o pasaremos la página como si nada hubiera
sucedido?
La decisión de Hugo Chávez de poner su
salud, la salud del presidente de Venezuela, en manos de médicos extranjeros quienes
aparentemente mezclaban la ética médica con la ideología política, desencadenó
una serie de acontecimientos que han resultado en una tragedia nacional y el
profundo descrédito de la medicina cubana.
Subyacente a esta tragedia está el
importante concepto axiológico del mejor interés. En el caso del
mejor interés del paciente se incluyen factores tales como la extensión de la
vida, el bienestar psicológico y la coherencia de su tratamiento con valores y
principios de orden social, religioso o político. Parece claro que el paciente
tuvo la mayor responsabilidad en permitir que estos factores, algunos de ellos
muy subjetivos, colidieran entre sí, generando una aceleración de su muerte. El
mejor interés del país era otro, la tan cacareada suma de la mayor
felicidad posible para sus habitantes. Lo que ha ocurrido difícilmente se
ajusta a esa aspiración, en una Venezuela donde la burocracia estatal se roba
el dinero de la nación impunemente y donde se debe importar hasta
el papel “tualé”.
Parte de la tragedia ética venezolana es la
inclinación de segmentos de la población a pasar la página, como si nada
hubiera sucedido. Se pide con insistencia un diálogo entre grupos que no
comparten los mismos valores y principios. Ese diálogo es
degradante, porque tiende a validar
valores y principios equivocados. Un país que dialogue con sus victimarios
entrega sus valores y acepta que el “crimen si paga”.
Quienes ya estamos cerca de la costa de
Ítaca solo podremos desearles buena suerte a las generaciones venezolanas que
vienen en camino y recordarles a Santayana:
“Quienes olvidan el pasado están condenados a repetirlo”. También nos decía
Santayana, y esto aplica al régimen venezolano actual: “el fanatismo consiste en redoblar los
esfuerzos cuando se han olvidado los propósitos”.
Al podrido maximo e Sananeta los Cubanos terminaron de guisarlo en su propia salsa a fin de poder poner en su puesto al Mas-burro. El podrido maximo ya le era de estorbo a los Castro y estos ya le tenian su reemplazo designado. Al muy creido se lo comio' su adulacion a los dinosaurios Cubanos.
ResponderEliminarChavez, siempre tuvo el cordon unbilical con Fidel, un enamoramiento, admiracion y obsesion incomprensible que venia desde su epoca de adolescente, y que luego en presidio, se le inculco mucho mas en sus neuronas, y esa dependencia de los Castros rayando a la adiccion. Lo que me hace suponer la carencia total de autoestima, del difunto. Y por supuesto, que Fidel se aprovecho de este y le exprimio el jugo.
ResponderEliminarAhora bien: Nicolás Maduro apuntó que su cuidado había estado en manos de médicos cubanos por diez años, hasta su muerte. Si los medicos cubanos que segun Chavez eran tan portentosos (al parecer, aun mas que los grandes profesionales venezolanos o gringos), y estos le tuvieron por tantos años bajo la vista, continuamente revisandole, analizandole, chequeandole, entonces no comprendo como no vieron a tiempo los comicios de un cancer en una cadera o pierna, y esos genios no se lo atajaron a tiempo, digo yo.
Por supuesto que a muchos venezolanos de a pie nos reputeo que tanto dijo y predijo sobre aquellas maravillas: la Mision Barrio Adentro, la futura medicina venezolana, hospitales, seguro social venezolano, y que ademas nos trajo a todos esos medicos cubanos la gran panacea chavista, para que despues este en vez de dar el ejemplo, se vaya corriendo a Cuba a sus revisiones medicas.
Como jode el enfermo!!!
"Cronicas de la corrupción chavista . . ."
Gustavo, necesitarás una beca, un equipo de redacción, y una biblioteca tendrá que dedicar al menos una ala especial para alojar a los recursos.
Pero buena suerte! Es una tarea que vale la pena cumplir.
"El Pajarito comandante eterno" demostro ser un pendejo. Alguien con tanto dinero robado disponible como Chabestia, tenia que haber ido a ver a los mejores medicos del mundo. Olvidarse de la politica. Ir a Europa, Japon, USA donde sea, y contratar los servicios de 5 medicoscon la mejor reputacion para esa enfermedad. Pagarles pasaje y estadia de lujo en Caracas si fuera necesario, o ir a tratarse en los mejores hospitales, con 5 diferentes opiniones medicas.
ResponderEliminarEs lo que cualquier multimillonario con 2 dedos de frente haria, frente a tan grave enfermedad. Pero el pajarito difunto no era tan inteligente como a veces lo califican, obviamente. Y pago el precio de su estupida ideologia con su vida. Menos mal, o "good riddance" como se dice aqui. A ese loco hubiera sido todavia mas dificil de sacarlo del poder que a Masburro. Lo que si tenia era carisma, y era un poco mas educado que el asno. Hubiera podido ser otro Castro, 6 decadas en el poder, si no hubiese sido tan imbecil.
Menos mal que el muertico se murio.
ResponderEliminarQue ridiculos y cuan incompetentes se puede llegar a ser que hasta se les pudrio antes de llegar a Caracas. Cuanto nos hubiesemos librado si se hubiese muerto al principito de su periodo presidencial, pero bueno, los hechos se desenlazaron asi, y como dicen los gringos: "shoulda coulda woulda", y ni modo.
Nunca nos figuramos que dejaria en su silla al bestia este, pero muchisimo menos, que ni los militares ni nosotros mismos tuviesemos las bolas para sacar al maldito este con las patas por delante.
Abajo Cadenas, Carajos!
Hoy quizás Chávez estaría vivo, retirado en su pueblo natal, jugando con algún nieto.
ResponderEliminarNo, no lo creo. Este iba a durar lo que el Benemerito. Tenia demasiadas ansias de poder como para retiarse algun dia.