martes, 31 de enero de 2017

Viaje al corazón de la clase media estadounidense


Desde hace unos dos años me reúno semanalmente a desayunar con tres estadounidenses de clase media. La invitación me llegó del líder del grupo, con quien comparto tareas de voluntario en un hospital. Me preguntó: “¿te interesaría desayunar con nuestro grupo los miércoles”? Yo respondí afirmativamente, confieso que más por cortesía que por verdadero interés. Me dijo que había dos vacantes en el grupo. Le pregunté la razón y me respondió: “Se murieron”. Excelente razón, pensé.
Los días estipulados el grupo ocupa el mismo sitio en el restaurant, es atendido por el mismo mesonero, pide siempre exactamente lo mismo, un plato llamado “el viejo plato tradicional”, es decir, huevos fritos, papas, pan tostado, jugo de naranja y café, el cual tiene un precio especial de $6 para los miembros de la tercera edad. No hay necesidad de ver el menú, ni el mesonero pregunta que deseamos. Él sabe que todos queremos el “Old Standby”. El sitio ofrece una tarjeta (¿que establecimiento no ofrece una tarjeta en USA?)  , la cual  se presenta a la hora de pagar, como control de asistencias.  Mi amigo, el líder del grupo, tiene ya 462 visitas al sitio, 462 semanas, es decir casi nueve años de asistencia casi contínua. Yo soy un novato, con apenas 37 asistencias, ya que se me extravió la tarjeta y no he tenido interés en renovarla. La tarjeta es importante para el grupo porque cada cierto hito de asistencia es premiado con un descuento sobre lo que ya es un costo muy modesto del desayuno. En ocasiones, uno que otro de los miembros del grupo no paga nada. Yo siempre pago mis $6 (más impuestos), lo cual es visto por mis compañeros como un dramático acto de despilfarro financiero.  
Este grupo me ha proporcionado una puerta abierta al mundo de la clase media estadounidense. Mis tres compañeros son todos graduados universitarios: ingeniería, uno; finanzas, otro; artes el tercero. Todos son de la tercera edad, entre 65 y 80 años, soy el mayor del grupo a mis 83 años. Tres de nosotros somos retirados, voluntarios en el mismo hospital, el otro está todavía trabajando en un banco y sale a su trabajo al pararse del desayuno. Los dos retirados tienen sus pensiones, el otro está a punto de tenerla. Yo no la tengo. Los otros tienen sus hogares ya pagados, tienen hijos y nietos, andan en autos que no son ni muy viejos ni muy nuevos. Pertenecen a una típica clase media-media.  
Para mí estos desayunos han representado una lección continua de sociología y de antropología cultural. ¿De qué habla el grupo? Los temas pueden, quizá, resumirse así, en orden decreciente de frecuencia:
1.     Familia
2.     Iglesia
3.     Deportes
4.     Economía nacional o mundial, asuntos personales de dinero (Impuestos, etc.)
5.     Trivia, asuntos del momento, desastres naturales o eventos nacionales diversos, que hicieron en Navidad, Día de acción de gracias o Halloween   
Esa es la lista. Sobre política no he oído nada en estos largos meses de reunión semanal. Cada vez que he hecho un comentario sobre Trump, Obama o sobre las elecciones, he obtenido un respetuoso silencio, alguna que otra sonrisa y un pase a otro tema.
Los temas mencionados arriba son los componentes esenciales de sus vidas. La familia recibe mucha atención. Las menciones sobre los logros de los nietos en las universidades son muy frecuentes. Como buenos miembros de la tercera edad en ocasiones la hazaña de un nieto es contada en sucesivas semanas como si fuera por primera vez y siempre recibe la misma atención apreciativa del grupo. Hay muchas anécdotas sobre visitas de familiares, sobre lo que la esposa ha cocinado recientemente o de como el perrito de la casa tuvo que ser llevado al veterinario debido a problemas estomacales.
Los otros tres miembros del grupo son todos de la misma denominación religiosa, Metodistas, y  pertenecen a la misma iglesia. Los comentarios sobre el Pastor y el sermón son frecuentes, como lo son los comentarios sobre las finanzas de la congregación o sobre el presupuesto de la iglesia para el año. El Coro y sus actuaciones reciben bastante atención del grupo. Uno de los problemas actuales es que al pastor, Coreano del Sur, casi no se le entiende.
En materia de deportes tengo oportunidad de participar bastante más. Soy fanático de los tigres de Detroit y los otros miembros del grupo dividen sus preferencias entre los Yankees, los Cardenales y los Astros de Houston. Hablan mucho sobre el fútbol americano pero no tanto sobre los profesionales sino sobre los equipos universitarios, en especial sobre los de sus universidades. Hablan mucho sobre baloncesto universitario y todos muestran un gran apego a su “alma mater”, aún después de muchos años de haber salido de ellas. En eso los acompaño pues yo amo a la Universidad de Tulsa y aún sigo con atención los resultados de sus equipos deportivos.  
En materia de economía se habla bastante de la situación del país, de lo que sucede en Europa, de China y Rusia. En esta época comentan mucho sobre los mejores programas para declarar impuestos, si H.R. Block o TurboTax y sobre los detalles de cada programa, lo cual me deja en la luna, ya que mis declaraciones de impuestos son de una gran sencillez.
He aprendido mucho sobre la cultura, las costumbres y las actitudes de la clase media estadounidense participando con mis amigos en estos desayunos. Aprendo no solo por lo que dicen sino de sus silencios, como decía el poeta  T.S. Eliot en “The Cocktail party”. Lo que para nosotros es tema obligado y, casi, único, de conversación, la política, para este grupo es un tema tabú. En cambio, la religión, que es para nosotros es un tema tabú, para ellos es un tema de la mayor importancia en la vida diaria. Como cosa significativa, nunca han tratado de catequizarme, respetan mi silencio sobre este tema.
De estas reuniones parece emerger un perfil del hombre de clase media estadounidense: apreciativos de la familia, firmes asistentes a la iglesia de su preferencia, casi todos convencidos de que deben hacer labor comunitaria, apegados a la vida del hogar, interesados en ahorrar lo posible hasta llegar, con frecuencia, a la frugalidad extrema, interesado en sus universidades y en los deportes, con pocos deseos de discutir en grupo sobre política, lo cual no quiere decir que no les interese. Parecería que su actividad en pro de la comunidad es un deber religioso, ya que en el protestantismo el hombre se salva no tanto por la fe sino por las obras.  Estas características integran lo que De Tocqueville llamó: “Las costumbres del corazón”, a referirse a las cualidades del estadounidense.

Sería arriesgado extrapolar mis reuniones con este pequeño grupo a fin de establecer un perfil colectivo de la clase media estadounidense pero creo que mis desayunos con mis amigos me han permitido asomarme por una rendija a ese mundo, el cual forma, se me antoja, la base sólida del éxito de la sociedad de este maravilloso país. 

7 comentarios:

  1. Sr. Coronel, su grupo de desayuno est'a conformado por individuos pertenecientes a la Generaci'on Silente, aquellos nacidos entre 1925 y 1945 y a la Generaci'on de los Baby Boomers nacidos despu'es de II guerra mundial hasta m'as o menos los a#os 1965's. Esos eran definitivamente otros tiempos, cuando lo m'as importante era como Ud. bien lo describe la integridad de la Familia, la Iglesia y el Deporte. Los cambios socio-econ'omicos y culturales ocurridos despu'es de los a#os 70 en Estados Unidos y otras partes del mundo voltearon la tortilla. The woman's liberation, la pastilla anticonceptiva, el auge del divorcio, entre otros fen'omenos destronaron los roles de la Familia y la Iglesia y la sustituyeron por el apego al Dinero a lo material, y aun acentuado Individualismo/egoismo que es lo que hoy impera. No es cr'itica, solo un input para resaltar que es Ud. muy afortunado en poder compartir con amigos de los cuales quedan pocos. Anyway, let's celebarate life.

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  2. Lo único que no me gusta de los desayunos que he probado en usa es el café, todo lo demás si me gusta. No se si en el local a donde va Coronel tengan maquina de espresso. Dígame la papita con queso y los huevos benedictinos. Ahora hay sitios donde se está viendo más la maquina de espresso y esta mejorando el puesto de barista. Pero no es que lo haya en todas partes.

    En Madrid se sufre con el café. Maloso. Hay sitios pero en general maloso. Y caro. Donde se sorprenderán es en Lisboa. Es como estar en cualquier barcito italiano. Buen café dicen ellos que traen loa granos de Brasil y ellos terminan el 'roast'. Yo lo que creo es que cuidan el arte al moler y más nada. Pero no digo nada, los portugueses son irritables a las críticas y uno como extranjero no quiere problemas.

    Que bueno que Coronel tiene esa costumbre de ir con amigos. El exilio puede ser una situación algo solitaria.

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  3. El café es bastante bueno o, al menos, ya estoy acostumbrado a él. Además, lo tomo DECAF.
    Soy afortunado en tener amigos de aquí y de allá.
    También tengo un buen grupo venezolano que se reúne con frecuencia, para almorzar. En ese grupo el tema es, política. Como evitarlo?

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  4. Tenga cuidado Don Coronel, no trate de pasar por intelectualoide hablando idioteces de Trump.
    Sus amiguitos, si se quedan callados no es que no quieran hablar de politica o no esten interesados en politica, es que son parte de la generacion llamada años atras la mayoria silenciosa, muy conservadora y anti comunista hasta la medula. Por eso detestan a los democratas y principalmente a los Clinton.
    Ademas, es muy posible que sus amiguitos tambien tengan 5 milliones en el banco ...

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  5. Qué purgante es la tal Anita...

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  6. Y qué tiene de malo que esos señores tengan 5 millones en el banco? Si los tienen, los trabajaron. No estamos hablando de Venezuela.
    Por otra parte,está claro que la tal Anita no está con los liberales o con la derecha sino con los demócratas y la izquierda. Trata de malponer a Coronel con los de "intelectualoide" y "hablando idioteces de Trump"...
    Estará Anita siendo financiada por el "estado" venezolano?

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  7. Luego de oir las estupideces de Anita, no me queda la menor duda de que compite con Iris varela:Bruta de nacimiento, comunista por conveniencia y realmente una persona asquerosa.

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