El
estudiante leyó por enésima vez la chuleta (En Venezuela, nombre que se le da a una ayuda de memoria) que había preparado para presentar
su examen de historia. En particular, leyó sobre lo que se llamó la rebelión
del 17, porque el profesor se había extendido bastante en este evento y pensaba
que sería una de las preguntas que le harían. La chuleta decía así:
La gran rebelión del 17
En
2017 la situación del país se había tornado insoportable. Las encuestas
coincidían en darle a Nicolás Maduro un 90% de rechazo. Su pretendida Asamblea
Nacional Constituyente recibía, igualmente, un rechazo casi unánime del pueblo
venezolano a todos los niveles. La oposición marchaba sin descanso, casi a diario,
mientras la corrupta Guardia Nacional reprimía con saña, con el sadismo propio
de los resentidos. Los países de la región, indiferentes por muchos años ante
la tragedia venezolana, comenzaban a
actuar, finalmente galvanizados por la prédica incesante del Secretario General
de la OEA, Luis Almagro.
El régimen
de Maduro tenía, sin embargo, el apoyo de la Fuerza Armada venezolana,
institución que anidaba generales asociados al tráfico de drogas y miembros
involucrados en los delitos de extracción de combustible hacia los países
vecinos y de especulación con los alimentos que le habían sido confiados para
su distribución. El presidente Maduro les halagaba constantemente, comprándole
automóviles, dándole casas, trayéndole juguetes bélicos, todo para mantenerlos
leales al régimen. Debido a ese apoyo el régimen parecía imposible de derrocar.
Para complicar más la situación de quienes protestaban, un grupo de venezolanos
que decían no estar ni con el gobierno ni con la oposición, los llamados
Ni-Nis, pedía con insistencia una negociación con el régimen, a fin de lograr
lo que ellos denominaban una “solución pacífica” de la crisis.
El
precario equilibrio de fuerzas comenzó a cambiar cuando la Fiscal General de la
república, Luisa Ortega Díaz, por años ardiente defensora del chavismo, decidió
cambiar de postura frente al régimen y denunció el llamado de Maduro a la
Asamblea Nacional Constituyente por violar la Constitución y por ser dañina
para el país. La Fiscal General fue más lejos y pidió la remoción de los
magistrados del Tribunal Supremo de Justicia por considerar que habían sido
nombrados a espaldas de las leyes, así como de los miembros del Consejo Nacional
Electoral, quienes eran igualmente ilegítimos y convalidaban la convocatoria a
la Constituyente hecha por Nicolás
Maduro. De inmediato, el régimen calificó a la Fiscal General de traidora y de
corrupta, a pesar de haberla considerado como una de sus más distinguidas
representantes por mucho tiempo. En su afán de antagonizar a la oposición,
tutelado por el gobierno cubano de Raúl Castro, el presidente Maduro insistió
en llevar a cabo la votación para su Constituyente, para la cual se habían
inscrito como candidatos una gran cantidad de adulantes del régimen, la mayoría
miembros de la pandilla criminal pero también algunos colaboracionistas y Ni-Nis.
Ese
día de la votación llegó a su máxima intensidad la rebelión del 17 en contra
del gobierno de Nicolás Maduro. El pueblo se volcó en las calles y acordonó los
sitios de votación, los cuales estaban inicialmente protegidos por la Fuerza Armada.
Cuando los militares en uno de los recintos comenzaron a reprimir a los
manifestantes se presentó una batalla campal entre el pueblo y los soldados, la
cual generó varias muertes. Al conocerse este suceso, muchos grupos de la
fuerza Armada en la ciudad capital y en el interior de la república se
pronunciaron a favor del pueblo y se alinearon con la oposición. Grupos de colectivos
que intentaron sumarse a la represión en contra del pueblo fueron rápidamente
neutralizados por los soldados plegados a la oposición. A escasas horas de estos
sucesos, en medio de una gran tensión colectiva, la Asamblea Nacional declaró
una huelga general indefinida.
A
la mañana siguiente Venezuela se encontraba totalmente paralizada. La Fuerza Armada
se dirigió al país anunciando el arresto de Nicolás Maduro y de sus cercanos
colaboradores, unas cien personas en total. El Alto Mando Militar fue
reemplazado y sus integrantes reducidos a prisión. La Asamblea Nacional,
reunida con el nuevo Alto Mando Militar decidió llamar a elecciones
presidenciales en un período no mayor a seis meses. Se anunció la formación de
un gobierno de transición con el presidente de la Asamblea Nacional como
presidente de transición. Los presos políticos fueron puestos en libertad y se anunció
el regreso de los exiliados.
El
gobierno de transición invitó a la comunidad internacional a apoyar la
democracia venezolana y ayudar en el proceso de reintegro de Venezuela a la
comunidad de naciones libres y democráticas.
Así
comenzó la nueva etapa democrática en Venezuela, la cual lllevó a una etapa de
gran progreso nacional, durante la cual se han turnado en la presidencia del
país seis miembros destacados de aquella oposición que lideró la Rebelión del
17.
Nueva
chuleta:
LA
ELECCIÓN PRESIDENCIAL DE MAYO, 2018
Cãlense esta...
ResponderEliminarCabello quiere eliminar anónimo en Internet Venepsuela.
Obvio que les duelen las verdades.
Gus ya hizo backup blog y copia upload con otro nombre q no se conoce?