He recibido la noticia de la muerte de mi inolvidable
amigo, Frank Rubio.
En 1962 y 1963 trabajaba yo en Lagunillas para la
Compañía Shell de Venezuela cuando el presidente Sukarno, de Indonesia, expulsó
a los técnicos Ingleses y Holandeses de la empresa Shell Indonesia como parte
de su declaración de guerra contra Malasia. De inmediato Shell procedió a integrar
un equipo de remplazo para los técnicos expulsados, a fin de mantener sus
actividades en aquel país. Yo recibí una llamada de C.C. Pocock, quien estaba
en Lagunillas como Gerente General (Pocock luego sería el presidente de Shell a
nivel mundial) invitándome a su oficina. Me dijo lo que estaba sucediendo en
Indonesia y terminó ofreciéndome ir allá como jefe de Geología de Producción en
la isla de Kalimantan (la parte Indonesia de Borneo), con sede en Balikpapan.
Después de pensarlo y discutirlo con mi esposa, accedí. Shell me pidió hacer
una carta absolviendo a la empresa de responsabilidad por lo que me
pudiera pasar allá y me recomendaron hacer mi testamento. Ello no me
tranquilizó pero no me hizo cambiar mi decisión de ir a esas lejanas tierras,
una propuesta que era difícil de rehusar para mí. Me ofrecían casi cuadruplicar
mi sueldo, un ascenso de categoría en la empresa y la posibilidad de conocer
tierras lejanas: Hong Kong, Singapur, Bali. ¿Quién pudiera negarse a esa
oferta? Eso sí, por un período inicial indefinido, las familias no podrían
acompañarnos dado que la situación en Indonesia era demasiado peligrosa.
De los 20 empleados de Shell en Lagunillas a quienes se
les formuló ese pedimento solo cuatro lo aceptamos: el Ingeniero Roberto Rodríguez,
el Economista Emmanuel Valbuena, el geólogo Frank Rubio y yo. Ello marcó el
inicio de una gran aventura para nosotros, la cual duró dos años para mí y tres
o cuatro años para Frank. En Balikpapan
estuvimos involucrados en un juego mortal entre Sukarno y sus enemigos
políticos, en una guerra de guerrillas con Malasia, fuimos peones de las ambiciones
de poder de los militares en la isla y de las manipulaciones del Partido Comunista
de la zona. En paralelo debíamos hacer el trabajo y mantener la producción petrolera
de Shell en la isla de
Kalimantan/Borneo. Al menos en un par de
ocasiones estuvimos en riesgo de perder la vida: una, cuando en el oleoducto
entre Tandjung y Balikpapan se atascó un “cochino” (limpiador) y el petróleo
parafínico amenazaba con congelarse en la línea de unos 100 kilómetros. Sukarno
envió un telegrama a nuestra oficina diciendo que si perdíamos el oleoducto seríamos
fusilados. Ello nos sirvió de gran motivación para rescatar el “cochino” y
salvar la tubería. Otra, cuando los ataques aéreos de Malasia amenazaban a
Balikpapan y el ejército de Sukarno irrumpió en algunas de nuestras casas
(incluyendo la mía) a fin de amenazarnos con fusilamiento. En nuestra oficina
de Shell Indonesia los sindicatos trataron de tomar el control de la gerencia y
nosotros nos opusimos, sentándonos por 24 horas, siete días a la semana, en la
silla del Gerente General, el tejano Stan Stiles. Este “juego” de la silla duró dos meses, al final de los cuales los
sindicatos se cansaron primero que nosotros.
En toda esta aventura Indonesia, la cual he narrado en
detalle en mi novela: “El Petróleo viene de La Luna”, uno de los grandes
líderes del grupo que mantuvo la producción fluyendo y nuestra moral en alto
fue Frank Rubio, quien era el Gerente de Exploración y Producción de Shell
Indonesia en Balikpapan. Para mantenernos en actividad, Frank utilizó un coraje
a toda prueba, su rápido dominio del Bahasa Indonesia, el idioma nativo, y su
creatividad gerencial. Tuvo, en ocasiones, que pelear hasta con su supervisor,
Ken Lagrone, venido de Texas. Sacaba recursos de los sitios más inesperados,
hablaba con los sindicatos, discutía con los militares, nos mantenía a nosotros
en buen estado de ánimo.
Frank fue un héroe de aquellos tiempos. Su invariable
buen humor, su tenacidad, su creatividad, fueron esenciales para lograr el objetivo
de la empresa de mantener la producción de Shell en Kalimantan. Después que logramos
nuestro objetivo yo regresé a
Lagunillas, en Venezuela, mientras Frank permaneció un tiempo más en Indonesia
y luego - gracias a su legendaria
actuación - fue ascendido rápidamente para llegar a ser
representante de la empresa en Gabón y luego en Portugal.
Después de nuestra aventura Indonesia Frank y yo nos
vimos muchas veces en La Haya o en Venezuela y finalmente, después de muchos
años, nos reencontramos en la zona De Washington donde él y su esposa Olga se
radicaron por algún tiempo. Su salud comenzó a declinar en esa época y Olga
decidió mudarse con él a Colombia, donde
podían encontrar mayor ayuda para un Frank progresivamente debilitado.
La influencia de Frank en mi carrera y en mi vida fue muy
beneficiosa. En Lagunillas y luego en Balikpapan, donde fue mi jefe, pude
aprender mucho de él, a enfrentar la adversidad, a mantener el buen humor, a
ser creativo para hacer la labor necesaria con escasos recursos y a contar
hasta diez, cuando las circunstancias no eran favorables. Siempre tuve un gran
respeto por él, mezclado con genuino afecto, un afecto que creció mucho al
compartir el peligro y la soledad de nuestra aventura Indonesia.
Hoy me llegan noticias de su muerte, ocurrida en Bogotá.
Nacido en Puerto Rico, de gran cultura, con una especial habilidad para los
idiomas, hablaba inglés, español
francés, portugués, indonesio, creo que holandés, Frank estuvo dotado – en
todos los idiomas - de una exquisita cortesía y buen humor.
Fue un amigo ideal e inolvidable. Lo lloraremos. Para su esposa Olga, sus dos hijas y nietos
mis sinceras condolencias.
ResponderEliminarMuy triste la partida de otro grande que se nos va sin ver la caida de Maduro.
Honor a quien honor merece.
no hay palabras que puedan describir la grandeza de frank . llamado en la familia " tio enrique". su humildad ,generosidas paciencia y como dice ud su siempre buen humor. nunca lo vi disgustado. amante de la buena comida buenos vinos buena musica y su amplia cultura. sentarse a hablar con el era un deleite.pero su gran amor y dedicacion a sus hijas nietas y toda la familia fueron los q lo hicieron insuperable y hace q siempre lo amemos y lo recordemos como alguien sencillamente maravilloso. gracias por todooo tu apoyo ,todo tu cariño, todo tu tiempo compartido ,todas tus enseñanzas y gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de poder conocerte y quererte. Descansa en paz tio. siempre estaras en mis oraciones. t quiero mucho.
ResponderEliminarQue linda historia. Se nos fue una buena persona y un excelente professional.
ResponderEliminarQEPD
Magnífica remembranza del colega, del compañero de Shell, del amigo que partió a tierras más lejanas que Indonesia. Sentido homenaje al extraordinario ser humano que fue Frank Rubio. Interesantísimo relato de las valientes experiencias vividas por ambos en misión de trabajo en ese lejano país.Hermoso escrito como todos los tuyos, Gustavo, en Memoria del excepcional ser humano que, aunque ya no está en estas tierras, permanece para siempre en tu recuerdo. Paz a la bella alma de Frank Rubio.
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