La muerte de Ali Rodríguez – como la de
Chávez - sucedió en Cuba, nadie sabe cuándo.
Decía Ray Bradbury: “uno es lo que uno hace, no lo que uno dice ser”. En línea
con esa aseveración de Bradbury Ali Rodríguez tenia años de muerto. Viviendo en
Cuba, cerca de sus manejadores de siempre, había dejado de estar vivo en el
sentido de hacer. Solo vegetaba, flotaba contento en el líquido amniótico del
castrismo, en un ambiente fetal.
Rodríguez fue un criminal en democracia
y un patricio en dictadura. En democracia fue guerrillero, terrorista,
destructor de oleoductos y, como todo bandido armado, un asesino en potencia,
no sabemos si cobró víctimas humanas. En
la dictadura chavista fue Diputado, ministro de Energía y Petróleo, presidente
de Petróleos de Venezuela, Secretario General de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP), Secretario de UNASUR, Ministro de Relaciones
Exteriores, Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Cuba.
Un hombre mediocre elevado a las posiciones
más altas debido a la ignorancia que lo rodeaba. En el país de los ciegos, el
tuerto es rey.
Rodríguez fue más nocivo para la industria
petrolera en dictadura que en democracia. En democracia solo pudo dinamitar
algunos oleoductos poco importantes. En dictadura, al mando de PDVSA, la
destruyó, despidiendo a miles de técnicos y gerentes y poniendo los recursos de
la empresa a la orden del proyecto político del sátrapa paracaidista. Sin embargo,
su peor crimen fue el de servir de celestina de los Castro, a fin de lograr el
dominio político y económico del castrismo sobre la Venezuela de Chávez y,
ahora, de Maduro. Fue nuestro Petain, sin la gloria de Verdún, nuestro Wang
Jing Wei, nuestro Judas Iscariote, entregado a los cubanos a cambio de una vida
tan muelle y segura como poco útil.
Rodríguez fue el jinete de ese caballo de Troya, que tomó el control de
Venezuela mediante la seducción del sátrapa. Fue el personaje que lubricó el
proceso de entrega y de sumisión del régimen chavista frente al invasor cubano.
Lo que no pudo hacer como guerrillero cubanizado en los años 60, lo hizo como
meloso diplomático y burócrata durante la satrapía de Chávez. Ayudó a Chávez a entregarle
a los Castro la llave de nuestro hogar.
En entrevista que le hicieran en 2008,
en plena auge de la “revolución” de Chávez, le preguntaron en Cuba:
¿Qué
opina de la relación entre Venezuela y Cuba?
Y respondió:
—Diría que es una relación modélica. En
primer lugar porque esa relación ha permitido romper dos grandes bloqueos: en
el caso de Cuba romper el energético, aprovechando todas las facilidades que
con su política petrolera, y energética en general, aplica Venezuela. Por su
parte, Venezuela ha logrado romper un bloqueo peor que el energético, que es el
bloqueo del acceso al conocimiento de un millón 500 mil iletrados que existían
en nuestro país, el acceso a la atención médica y medicamentos gratuitos de 17
millones de personas que en su vida nunca antes recibieron esos servicios,
entre muchos otros beneficios.
“De manera que se está inaugurando una nueva forma para avanzar en lo que Fidel correctamente ha llamado otro mundo posible, la colaboración desinteresada entre ambos países, utilizando nuestras complementariedades”.
“De manera que se está inaugurando una nueva forma para avanzar en lo que Fidel correctamente ha llamado otro mundo posible, la colaboración desinteresada entre ambos países, utilizando nuestras complementariedades”.
¿Colaboración desinteresada? ¿Alfabetización
de adultos? ¿Barrio Adentro? Lo que ya
sabemos revela la magnitud de estas mentiras. El castrismo no es amigo del
pueblo venezolano, es su captor, el parásito que le ha chupado la sangre a
Venezuela mientras Chávez y Rodríguez experimentaban un orgasmo sadomasoquista.
Cuando los cubanos llegaron a “alfabetizar” al pueblo se encontraron con que Fe
y Alegría ya lo había hecho. Cuando los médicos y espías cubanos invadieron a
Venezuela, se implantó una política de penetración ideológica en nuestros
barrios. Hoy en día Barrio Adentro está muerto de indiferencia, negligencia y
abandono y los médicos cubanos han desertado hacia países libres.
Hoy, en el malecón de La Habana subirá
la marea. Las olas del Caribe se llevarán, con la resaca, múltiples conchas
rotas, insignificantes fragmentos que nunca regresarán a tierra firme.
Otro comunista más, de los más dañinos, de esos que como Douglas Bravo, Martín, etc. se fueron a la guerrilla o que como Pompeyo, Petkoff, García Ponce, se quedaron instigando a los jóvenes a inmolarse en esa aventura castrocominista. De alguna manera, todos responsables de la muerte de Venezuela, unos más por haber abrazado el chavismo y otros nenos por su conducta errática o colaboracionista, salvo Bravo, quien no queda absuelto sin embargo. No se salvan ante la historia, ni por sus acciones intentando minar una naciente democracia ni por sus acciones en el ocaso. Este hueleculo de los Castro tal vez el peor de todos.
ResponderEliminarPor cierto, en los foros del ND, tuve encontronazos con un tal "Fausto Rodríguez", un enfermizo marxista. Tiempo después me vine a dar cuenta que posiblemente era el "comandante Fausto", el crápula sobre el cual hoy Ud. Comenta hoy.
Ali fue un gran mediocre y un personaje de la peor realea. Su vida fue inutil, no hizo nada por mejorar el mundo y un peso para Venezuela y una parte de America Latina. Su muerte en manos de los cubanos es el final que se merece: como un tipo que la dictadura cubana uso' y luego lo dejo' a un lado como un limon exprimido.
ResponderEliminarQue lo boten al mar!
Cuanto le habran pagado a este "comunista" por ejercer su destructiva influencia? Porque a estos "socialistas" lo que les encanta son los lujos que ofrece el capitalismo. Preguntenle a Zapatero, la ultima RATA que aparecio en Vzla. Son apestosos mercenarios que venden su alma por pocos dolares. Y en vez de ir presos, se retiran en grandes mansiones con sus yates, todo a nombre del "socialismo" o "comunismo".
ResponderEliminarque arda en el infierno junto al comandante galáctico.
ResponderEliminarLa historia del socialismo-comunismo es un libreto que se repite desde 1917. Unos iluminados que asaltan el poder, con una pretendida superioridad moral, en nombre de la redención social, y siempre con el mismo resultado: viven como reyes, destruyen todo y oprimen a la población.
ResponderEliminarYa Dostoievski lo previó en su novela Los Demonios. Y este pájaro de cuentas, repugnante, fue eso, un demonio.
HOY, HACE YA MUCHOS AÑOS ,
ResponderEliminarFALLECIÓ, FRANCISCO FRANCO,
PARECE QUE NADIE LO RECUERDA,
SI NO ES PARA EXHUMAR SUS RESTOS.
YO, SI LO RECUERDO.
VIVI EN PAZ,
HABIA TRABAJO,
LA GENTE LO ACLAMABA,
NOS SALVO DEL COMUNISMO.
FRANCISCO FRANCO, CAUDILLO POR LA GRACIA DE DIOS.
Cara al sol con la camisa nueva,
que tú bordaste en rojo ayer,
me hallará la muerte si me lleva
y no te vuelvo a ver.
Formaré junto a mis compañeros
que hacen guardia sobre los luceros,
impasible el ademán,
y están presentes en nuestro afán.
Si te dicen que caí,
me fui al puesto que tengo allí.
Volverán banderas victoriosas
al paso alegre de la paz
y traerán prendidas cinco rosas
las flechas de mi haz.
Volverá a reír la primavera.