He terminado de leer el libro de este título, cuyo autor es Henrique Salas
Romer y agradezco su envío a mi gran y joven amigo, el historiador Sebastián Navarro Rodríguez. Es un libro que
comencé a leer con grandes expectativas dando por sentado que se trataba
de una Memoria Personal. Salas Romer ha sido un destacado líder político
venezolano con una sobresaliente actuación como Gobernador del estado Carabobo,
etapa en la cual este estado pasó a ser una especie de isla del primer mundo en
Venezuela. Pasar el Túnel de La Cabrera en dirección a Valencia era realmente
entrar en una Venezuela limpia, organizada y floreciente. Su excelente comportamiento
en Carabobo fue seguido por el de su hijo, Henrique Fernando, quien continuó la
labor progresista del padre. Yo fui testigo presencial de esa labor porque viví
en Carabobo durante varios años y fui Secretario de Planificación y Presidente
del Puerto de Puerto Cabello durante la administración Salas Feo.
Me separé de esa administración durante 1998 para coordinar el programa de
gobierno de Henrique Salas Romer, candidato a la presidencia y el mayor
adversario que tuvo Hugo Chávez. A pesar de que en este libro Henrique Salas
Romer argumenta que Chávez era un candidato perdedor hasta que el Departamento
de Estado de USA le prestó su ayuda, pienso que la derrota de Henrique era
inevitable. No porque no fuera el mejor de los dos candidatos sino porque no
era el candidato con quien el grueso de la población venezolana se identificaba.
Henrique Salas Romer era el mejor candidato para sacar adelante a Venezuela,
debido a su amplia visión de estadista, algo – por cierto – que este libro demuestra hasta la saciedad. Salas Romer era
un candidato culto, un administrador
eficaz, había probado ser exitoso en Carabobo. Pero creo que estaba condenado a
perder por razones que llamo antropológicas, tanto físicas como culturales.
Salas era rubio, de ojos azules, de tez muy blanca, con un apellido materno
exótico, percibido como miembro de las élites dominantes, de personalidad
“imperial”. Todas estas cualidades contrastaban con las de Chávez, mulato,
aceitunado, de extracción humilde, militar de medio rango. Los lenguajes de los
candidatos eran muy diferentes, el de Salas gerencial y extraño a mucha de la
audiencia, el de Chávez campechano, con arranques de poemas y corridos
llaneros, aderezado con la cursilería que agrada tanto a las masas.
Tengo la impresión de que uno de los eventos que más rechazo produjo entre
el pueblo llano a la candidatura presidencial de HSR fue la cabalgata en
Caracas. Yo caminé durante todo el trayecto de la cabalgata, a su lado y
mezclado con los espectadores pude oír sus comentarios a lo que percibieron
como un acto arrogante. La cabalgata fue aplaudida en el Este pero fue rechazada
en el populoso Oeste de la ciudad. En ese momento yo pensé que si
extrapolábamos este sentimiento al país entero, HSR no podía ganar. Era como
asistir de nuevo a la competencia entre Yolanda Leal y Yoli Clemente (se me
cayó la cédula).
Me encontré con un libro sobre historia, sobre los modos de la historia,
contentivo de una hipótesis sobre las matemáticas de la historia que aspira a
ser útil para tratar de avizorar el futuro con mayor precisión. Está basado en
las ideas de Ortega Y Gasset sobre las generaciones y sobre su influencia en la
historia, extendiendo sus conceptos no ya una generación de 15 años sino a lo
que HSR denomina hitos históricos, los cuales se cumplen cada dos generaciones,
30 años, marcados por acontecimientos de trascendencia mundial, los cuales son frecuentemente
impredecibles, los llamados cisnes negros. El grueso del libro se centra en
tratar de comprobar esta hipótesis mediante un viaje extraordinario a través de
los acontecimientos mundiales desde 1899 hasta hoy. Es un recuento que muestra a
un autor de amplia y ecuménica dimensión
intelectual, que nos hace pensar en cuan diferente hubiera sido la historia
venezolana de los pasados 20 años si HSR hubiese ganado la presidencia, una
historia alternativa que, en vista de lo que menciono arriba sobre la antropología
de aquella elección, hubiese requerido un cisne negro para concretarse.
El autor se pasea con elegancia por los acontecimientos más notables de ese
período de tiempo de 120 años, es decir, el curso de ocho generaciones y trata
de ver hacia adelante, por dos generaciones más. Su análisis está centrado en
probar como esos diferentes hitos históricos se entrelazan entre sí, están íntimamente
relacionados, casi como si hubiesen estado fatalmente destinados a ocurrir. El
viaje del autor nos lleva de un lugar a otro del planeta y de un hito a otro en
una poderosa ilustración de cultura política. Muchos de sus hallazgos son
interesantísimos.
A medida que leía, sin embargo, tuve la impresión de que la hipótesis de
trabajo del autor no me era muy convincente, de que las pruebas sobre la
concatenación que postula la tesis del autor no existían realmente, sino que se
trataba de una comprobación a posteriori. Creí entender de la lectura que no
importa lo que hubiera sucedido, el autor hubiera podido verlo como una
comprobación de su tesis. Me llevó a pensar de esta manera algunos de los
ejemplos que da el autor para ilustrar su idea, como el enlazar lo ocurrido en la
Plaza de Tiannamen, en Beijing, con la caída del Muro de Berlín y el Caracazo
venezolano, eventos según el autor con un denominador común.
Leyendo el libro llegué a disfrutarlo como una colección de interesantes
análisis sobre hitos históricos importantes, con muchos de los cuales análisis
he estado de acuerdo, con otros en desacuerdo, pero todos llenos de hallazgos
intelectuales importantes que estimulan poderosamente nuestras propias ideas.
El número de pasajes interesantes es grande, entre muchos otros: las causas de
su derrota electoral, página 123; el apoyo de Washington a Chávez, página 128;
el olvido de USA a Cuba, página 132; el logro de la Asociación de Gobernadores,
139; lo que le sucedió a CAP, 141; una fascinante narrativa sobre Crimea, Rusia
y el petróleo, 144, la visita a Rusia, 146; su experiencia en la provincia rusa
de Vladimir, 151; Fidel Castro como un AMAZON de la estrategia geopolítica,
231; Cuba y su papel en la muerte de Chávez, 284 y siguientes; Trump, 339; Cuba
y Venezuela, 379 y siguientes; intentos de especular sobre historia
alternativa, página 406. Debo decir que su sección final, páginas 419 y
siguientes, es muy bueno, quizás de lo mejor del libro.
En ocasiones el texto parece desorganizarse un tanto, dando brincos de un
sitio a otro, de un evento a otro, sin aparente justificación. Pero es que así
se ha movido la historia, con saltos bruscos. Lo que no me quedó claro es la concatenación
de esos eventos, su coherente integración en hitos históricos potencialmente
predecibles. Por ejemplo, en la página 406 el autor dice: “Cabe especular
cuanto habría ganado el mundo si las grandes potencias hubieran comprendido
hace cien años las matemáticas generacionales de la historia”, citando el
ejemplo de cuantas tragedias se habría ahorrado la humanidad si el Tratado de
Versalles no hubiese humillado tanto a Alemania, generando así una situación
que hizo inevitable la continuación de la Guerra mundial I en Guerra mundial
II. Dice el autor que si el tratado se hubiera concentrado en logar un mayor
equilibrio en Europa en lugar de humillar a Alemania, quizás Hitler no hubiese aparecido.
Este fue un ejemplo, dice el autor, de no haber podido identificar
correctamente el proceso histórico que subyace estos eventos. Creo que este
ejemplo solo indica una carencia de visión y de sentido común entre los líderes
que condujeron el proceso pero solo eso y no una ignorancia de las matemáticas
de la historia. HSR anticipa que el
lector podrá pensar así y nos advierte, página 409, “Se dirá que es fácil
juzgar la historia por el espejo retrovisor”. Exactamente lo que yo estaba
pensando al leer sobre el Tratado de Versalles. Pero HSR nos agrega que su intención
no es esa sino la de tratar de comprender como se moldean los acontecimientos
futuros, recordando la cita de Santayana: “Quienes no aprenden de la historia
están condenados a repetirla”.
Será útil tener el libro como referencia para cotejarlo con lo que vayamos
viendo en cada nuevo recodo del inmenso río de la historia* o, como dice HSR,
en cada estación del tren.
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* Hablando sobre el río del tiempo, el río de la historia, Jorge Luis Borges
avanza la idea de que puede estar fluyendo hacia atrás. Hoy en día se habla de
la naturaleza circular del universo, lo cual le daría cierta base astrofísica
al atisbo de Borges. Y ello nos recuerda a T.S. Eliot cuando dice “Nunca
cesaremos de explorar y el fin de nuestra exploración será regresar al punto de
partida y conocerlo por primera vez”. Los poetas son grandes intuitivos.
Oly, no Yoli. "Oly Clemente para ña gente decente, Yolanda Leal para la gente vulgar"
ResponderEliminarReflexión que apoyo. Ojalá pudiera yo leer el libro
Muy interesante su artículo sobre el libro de HSR, el cual llega como anillo al dedo, sobre una idea que me ha surgido desde que leí un artículo de Eddie Ramirez en el cual se refería al petróleo que se extrae de la lutita mediante el proceso de fraccionamiento hidráulico o fracking, que realizan los EEUU en Alaska, y que debido a los altos precios del petróleo, hicieron posible ese negocio, y que además, le ha permitido a los EEUU ser autosuficientes, ser el primer productor de petróleo del mundo, y eliminar su dependencia de ese importante recurso energético. La conexión que hago, o la idea a la cual hice referencia anteriormente es que a los EEUU les convenía sacar del mercado a PDVSA y a sus planes de incrementar la producción, ya que eso impulsaría el precio del petróleo a la baja o a mantenerlo en un nivel que mantendría congelado el proyecto del fracking. Entonces mi sospecha de que los EEUU pudieran estar detrás de un acuerdo o de un apoyo a HRCHF con el propósito de acabar con PDVSA, se confirma con la afirmación de HSR. Entonces, la otra conclusión podría ser que a los EEUU no les conviene que la oposición tome el poder porque se podría iniciar la recuperación de PDVSA e incorporar un volumen tal de petróleo al mercado que hiciera inviable el negocio del fracking, y eso explicaría el porqué ya vamos por 20 años de socialismo del siglo XXI y no se sabe hasta cuando llegará. La imaginación da para mucho. Reciba mis saludos.Freddy Riera
ResponderEliminarGracias por lo de Oly, la memoria me falló.
ResponderEliminarGracias a Freddy por su interesante comentario.
Se puede decir que HSR no pudo y no supo tomar el poder democratico y hacerlo perenne antes de el hueco y hollo sin fondo del chavismo y sin salida?
ResponderEliminarQue la historia da vueltas y espirales. Si, pero rara vez o nunca ascendentes!!!
Nada en este Mundo superara a la Europa Oriental en su auge! Lo maximo de vivencia humana, con o sin trabajo o empleo. Esta Europa le cuesta seguir este camino.
La ley hacia el desorden (2a de termodinamica y no 2a epistola!).
Qué interesante esta reseña, coincido. Como hemos conversado, nuestros políticos y la mayoría de nuestros servidores públicos (que casi nunca son la misma cosa), en general, nos han dejado pocas líneas. A mí me hubiera encantado leer lo que Ravard pudo haber contado o quizás lo que pudo decir González Lander, entre muchos otros protagonistas que se fueron sin decir palabra. De modo que esta rara avis resulta muy apreciable. Un abrazo, muy honrado por su amistad.
ResponderEliminarGUSTAVO, nuevamente mis disculpas por la tardanza que tuve en darte las gracias por haber ocupado con seriedad a la lectura de mi aporte. Tus comentarios son sumamente valiosos en cuanto despiertan interés en la obra y, en lo personal me señalan aspectos que deben ser mejor explicados en la segunda edición.
ResponderEliminarMe parece ademas importante que se dejen oír voces discrepantes, tengan o no razón. Respecto a tus señalamientos te hago tres comentarios.
1) Sobre el caso Hitler, cito expresamente lo que allí dice... "Entiéndase bien. NO AFIRMO QUE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL SE HABRÍA EVITADO. Ademas, no hay forma de demostrarlo. Pero si el objetivo de quienes negociaron el Tratado de Versalles que dio fin a la Primera Guerra Mundial hubiera sido no el de humillar a Alemania,sino lograr un mayor equilibrio en Europa, quizás el ascenso de Hitler no habría sido acompañado con tanto fervor patriótico por el pueblo alemán."
2) El capitulo que vincula los acontecimientos de Caracas, Beijing y Berlín, nada tiene que ver con las matemáticas de la historia. Va referido a la tesis sobre la existencia de un inconsciente Colectivo expuesta por Carl Jung.
3) Es bien difícil hacer vaticinios sobre sobre una elección siguiendo una cabalgata. De eso podemos conversar personalmente. Pero el punto que quiero resaltar es otro. Como explicar, Gustavo, que esa cabalgata no fuera cubierta por NINGUNA de las televisoras del país, cuando 4.500 caballos cabalgando a través de las calles de la Caracas era, de por si, e independientemente de mi candidatura, un hecho noticioso. Que pudo haber influido en que los canales, al unisona, eclipsaran una cabalgata? Fue así, al punto que no tuvo impacto alguno porque solo la vieron quienes físicamente coincidieron con su recorrido.
Conocedor de tu seriedad proverbial, te hago estas observaciones para invitarte a releer los pasajes de marras. No pasa por mi mente, como lo dije al comienzo, palabras que no sean de agradecimiento por haberte tomado el tiempo y, ademas,por hacer acotaciones que enaltecen mi esfuerzo por contribuir a una mejor comprensión de un mundo cada día mas complejo y complicado.
Gran abrazo Henrique