El
humorismo es una filosofía de la vida. El humorista sigue la recomendación de
George Bernard Shaw: “La vida es
demasiado trágica para tomarla en serio”. Quien hace humor no lo hace por
frivolidad sino por estar agudamente consciente
de nuestras limitaciones como seres humanos. Podemos imaginarnos nuestro último
destino pero no podemos modificarlo y es por eso que el humorista nos ofrece el
paliativo de la risa y la sonrisa.
El
humorista prefiere enfocar con liviandad nuestras imperfecciones estructurales.
Asume, como un moderno Cirineo, la dura tarea de ayudar a sus semejantes a
sobrellevar con una sonrisa la pesada carga de lo que no tiene remedio.
Para
hacerlo exhibe una particular habilidad para establecer las más inesperadas relaciones
mentales. Chaplin nos ofrece la extraordinaria imagen, absurda e hilarante, de
un Hitler dictador jugando con un globo que es el mundo. Aquiles Nazoa nos
habla del agua milagrosa que convierte en sátiros a los viejitos. Job Pim nos
contaba acerca de Selim Benzonaftol, quien quería ser poeta de vanguardia pero
que va, decía Pim. Ello era imposible porque el de vanguardia va adelante y el turco
atrás….
El
humorista comparte con los buenos poetas una particular sensibilidad para encontrar
insospechados significados en las cosas más sencillas. Son maestros de la
metáfora, ese poder para elaborar nuevas imágenes con materiales que la mayoría de la gente mira pero no ve. Nazoa
nos habla de la tortugita así:
El
humorista enfrenta la tragedia con una sonrisa. Decía Job Pim, hablando de su prisión
en el Castillo de Puerto Cabello: Y cuando
el carcelero pase preguntándonos / como amanecieron por aquí/ obtendrá un
silencio elocuente/ que equivale a no amanecí. (Cito de memoria porque no
he podido encontrar el poema).
En la película La Vida es Bella un padre
construye un edificio de bondadosas ilusiones
para proteger a su hijo de la tragedia que los rodea en el campo de
concentración. El crítico
cinematográfico Roger Engbert habló de este conmovedor film
como una operación de rescate del naufragio de nuestros sueños.
Los mejores humoristas pueden hacernos
reír y llorar al mismo tiempo. Esto sucede cuando nos dicen algo que nos ayuda
a comprender y a aceptar la vida como
gran paradoja. Así lo explicó el poeta irlandés
Sean O’Cassey, al decir: “La vida es un
lamento en un oído pero es también un canto en el otro”. Oigamos a Nazoa:
Levantarse temprano, cepillarse los dientes
y tomar, si lo han hecho, dos sorbos de café;
Discutir de dinero con todos los parientes;
Irse para el trabajo, probablemente a pie.
Volver al mediodía, comerse unos calientes
macarrones en sopa y un grasiento bistec,
mientras la esposa informa que el tres de los corrientes
cumple un año –y no tiene zapatos- el bebé.
Saber que de repente se ha muerto algún amigo,
ir al cine a ver cosas que no valen un higo;
ponerse los domingos un flux de casimir.
Y seguir dando vueltas, como el burro a la noria,
en torno de la misma, ¡siempre la misma historia!
Qué ciencia tan sencilla la ciencia de vivir.
y tomar, si lo han hecho, dos sorbos de café;
Discutir de dinero con todos los parientes;
Irse para el trabajo, probablemente a pie.
Volver al mediodía, comerse unos calientes
macarrones en sopa y un grasiento bistec,
mientras la esposa informa que el tres de los corrientes
cumple un año –y no tiene zapatos- el bebé.
Saber que de repente se ha muerto algún amigo,
ir al cine a ver cosas que no valen un higo;
ponerse los domingos un flux de casimir.
Y seguir dando vueltas, como el burro a la noria,
en torno de la misma, ¡siempre la misma historia!
Qué ciencia tan sencilla la ciencia de vivir.
¿No es esa acaso
nuestra vida? Lo que puede parecernos, al leer, un tanto triste es, al pensarlo
dos veces, la esencia de nuestra felicidad, esa cotidianidad tranquila,
repetitiva, con sus buenos y malos momentos. Churchill vivió como protagonista de un gran
drama universal pero confesaba que su verdadera felicidad radicaba estar al
lado de su esposa Clementina, mientras ella les zurcía los calcetines.
El humorismo maneja las herramientas psicológicas a la altura de los mejores profesionales del
ramo. Si lo dudan lean estos párrafos de Cabrujas sobre un venezolano conocido:
“Suelo imaginarme a Claudio Fermín, oloroso a Man Power, a
las cinco de la mañana y después de una breve ducha. Debe ser de esas personas
(en el caso de que Fermín sea una persona) que se rasuran con maquinita
Remington desde los 18 años. Su día comienza de alborada, envuelto en un
zumbido confortable, como todo amanecer Mennem. Son unas 16 horas de
continuidad armónica, a partir del flux azul marino y la corbata serial.
Ponerse los calcetines tiene que ser en su caso un código ancestral, una especie
de instalación desde las rodillas hasta la vecindad del pulgar…. Sospecho
también que usa dos colonias según las modulaciones del día. Citronelle en la
mañana y Aramis a las seis de la tarde después de la tercera ducha. Ni una
mosca vuela en su entorno ni un grillo osa crujir las alas a su paso. Más que
un hombre, Fermín es una teoría, un sustituto del azúcar.. La palabra es en su caso, sonido, frecuencia,
kilohertzio básico. Los ojos entornados, pestañudos, confieren a su rostro
cierta serenidad hipnótica, cuando no un apreciable tono Valium que podría ser
utilizado como despedida del canal 5, antes del Himno Nacional. ….”.
El
humorismo es con frecuencia un tónico vivificante y catalizador de optimismo en
medio de las tinieblas. Así lo han utilizado nuestros mejores humoristas, Job
Pim, Aquiles Nazoa, Zapata, José Ignacio Cabrujas, Miguél Otero Silva, Gabriel
Braco Montiel y Manolo García Maldonado,
quien nos aconsejaba inscribirnos en el FEI (el partido de Pérez Jiménez) pero
votar por URD. Así nos lo ofrece en grandes dosis Laureano Márquez, quien
combina la gracia con el espíritu didáctico y promotor de la buena ciudadanía.
¿Cuántos humoristas tendremos en Venezuela? Si
por humorista se define aquel quien logra transformar la tragedia en sonrisa,
creo que nuestros humoristas se cuentan por millones.
Son
héroes de nuestro tiempo.
Reír y llorar
ResponderEliminarEn buenos tiempos
Ríete, para no olvidar
En la dureza de la vida cotidiana.
Reír es el mejor remedio
En el dolor del alma
Llorar, el calmante
Cuando viene el anhelo
No tengas miedo de reír y llorar
AHT (Brasil)
11/04/2020