El
viajero Ulises decía: Soy parte de todo lo que he visto. Enfrentado al final de
sus días hizo un llamado a los marineros que siempre lo habían acompañado. El
poeta Alfred Tennyson recoge su llamado:
(Traducción
al español abajo)
There
lies the port; the vessel puffs her sail:
There
gloom the dark, broad seas. My mariners,
Souls
that have toiled, and wrought, and thought with me—
That ever
with a frolic welcome took
The
thunder and the sunshine, and opposed
Free
hearts, free foreheads—you and I are old;
Old age
hath yet his honour and his toil;
Death
closes all: but something ere the end,
Some work
of noble note, may yet be done,
Not
unbecoming men that strove with Gods.
The
lights begin to twinkle from the rocks:
The long
day wanes: the slow moon climbs: the deep
Moans
round, with many voices. Come, my friends,
'T is not
too late to seek a newer world.
Push off,
and sitting well in order smite
The
sounding furrows; for my purpose holds
To sail
beyond the sunset, and the baths
Of all
the western stars, until I die.
It may be
that the gulfs will wash us down:
It may be
we shall touch the Happy Isles,
And see
the great Achilles, whom we knew.
Tho' much
is taken, much abides; and tho'
We are
not now that strength which in old days
Moved
earth and heaven, that which we are, we are;
One equal
temper of heroic hearts,
Made weak
by time and fate, but strong in will
To
strive, to seek, to find, and not to yield.
Mi
traducción (hay una de Clásicos Jackson, he diferido de ella en algunos
pasajes):
“Allí
está el puerto; el barco hincha las velas.; allá sombríos los amplios y oscuros
mares. Mis marineros, almas que habéis trabajado y fatigado y pensado conmigo; que siempre alegres aceptasteis el trueno y el
sol y les opusisteis vuestros corazones y vuestras frentes libres; vosotros y
yo, ya estamos viejos: pero la vejez guarda todavía su honor y sus tareas; la
muerte acaba con todo; pero tal vez antes del fin pueda cumplirse alguna labor
de nobles méritos, no impropia de hombres que lucharon con los dioses.
Ya
titilan las luces entre las rocas; el largo día se desvanece; lenta asciende la
luna, el abismo se queja con sus múltiples voces. Venid mis amigos, no es
demasiado tarde para buscar un mundo más nuevo. Remad y sentados en orden
combatan las estruendosas olas; porque intento navegar más allá del poniente, donde
se bañan las estrellas del oeste, hasta que muera. Quizás los golfos nos
sumerjan; quizás lleguemos a las islas felices y veamos al gran Aquiles, a
quien conocimos.
Aunque
mucho se ha perdido mucho nos queda y aunque no somos ahora esa fuerza que
antaño movió la tierra y el cielo, somos lo que somos: una invariable voluntad
de heroicos corazones, debilitados por el tiempo y el destino, pero fuertes en
su afán de luchar, buscar, encontrar y
no doblegarse jamás”.
Soy
uno de los marineros de Ulises. Aunque ya
han pasado muchos años aún recuerdo sus palabras y como participé y participo de su entusiasmo, remando junto a él con toda
mis fuerzas remanentes hacia el poniente y más allá, sin desfallecer.
¿Cuánto se habrá logrado? ¿O, es que realmente,
importa el resultado? ¿No será la manera de luchar lo que realmente importa? ¿No
será el apego a la nobleza de las intenciones el verdadero objetivo, más que el
resultado final de la batalla?
Porque, como viejo marinero, intuyo que no
existe tal cosa como un resultado final.
Esta es una batalla cuyo fragor se irá difuminando lentamente en la infinita noche del universo.
Los
combatientes seremos juzgados, si es que existe un juez, por la dignidad mostrada
en el combate, por la pureza de nuestras intenciones y por la estoica aceptación de ser no más pero no
menos de lo que somos.
Ulises luchó en Troya y luego se va a luchar contra Polifemo, Circe o Calypso. En ésas gana es por su inteligencia. No tanto por su fuerza. Allí está la lección de vida y dónde debemos poner nuestra mirada, en ganar por la inteligencia.
ResponderEliminarUlises, a quién Penélope espera, es recibido en casas lejanas, y bienvenido sin de antemano saberse muy bien ni de dónde ni exactamente quién es. Solo se sabe que es un ser inteligente.
Humberto Acosta
Belo Horizonte
Brasil.
Las sirenas que cantan a Ulises hoy dia parecen a Karl Marx. No sea seducido por el canto cautivador de las sirenas. No escuches la musica del flautista rojo de Hamelin
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