KID NARCO vs EL LARGO

 

        

Como en una coreografía de los horrores, inevitable desenlace de 20 años de podredumbre moral en el gobierno de Venezuela, dos de los máximos exponentes del desastre político, económico y social de nuestro país, se enfrentan en el cuadrilátero del deshonor.

EN LA ESQUINA GOJA:

El número uno en el ranking de la corrupción, RAFAEL RAMÍREZ, “El Laaaaaargo”.

 Responsable por el desperdicio de miles de millones de dólares de ingreso petrolero, cabeza de una mafia, algunos de cuyos  miembros están ya a resguardo, bajo orden de captura o investigados, como es el caso de Diego Salazar Carreño, Eulogio Del Pino, Nervis Villalobos, Carmelo Urdaneta, Rafael Reiter,  la familia Sanso, José Luis Parada, etc.

 Ramírez estuvo por 12 años al mando absoluto del ministerio de energía y petróleo y de la empresa petrolera estatal de Venezuela, una dualidad que le permitió hacer y deshacer, tal y como ha sido ampliamente documentado, ver: ‘QUIEN DESTRUYÓ A PDVSA”, Gustavo Coronel y Sergio Sáez, Coordinadores, editorial Dahbar, 2021.

Manejó, junto con Hugo Chávez, sin transparencia, los fondos financieros paralelos, FONDEN y FONDO CHINO. Fue también importante funcionario del régimen de Nicolás Maduro, luego caído en desgracia por su pretensión de ser el legítimo heredero de Hugo Chávez. Hoy vive en Italia, perseguido por Maduro  e investigado por la ley estadounidense por lavado de dinero y mega fraudes con ramificaciones en territorio estadounidense.

 

EN LA ESQUINA MADURA:  

El número dos en el ranking de la corrupción, TARECK EL AISSAMI,  “Kid Narco”.

Según reporta el New York Times, puede verse en: https://www.nytimes.com/es/2019/05/02/espanol/america-latina/venezuela-tareck-el-aissami-narcotrafico.html  El Aissami es un cómplice de terroristas y trafica con drogas. Junto con su padre Carlos El Aissami, han sido agentes de Hezbollah en Venezuela. El Aissaami y su hermano Feraz, tenían o tienen unos $45 millones en bancos suizos, producto de sus negocios con Walid Makled. El Aisssami ha adquirido propiedades en USA y en Panamá. Está sancionado por narcotraficante por los Estados Unidos y, en 2017, el gobierno estadounidense congeló sus bienes juntos a los de su presunto testaferro Samark López.

  Según informa el diario El País, ver:

https://elpais.com/internacional/2017/02/13/estados_unidos/1487025972_977482.html  El Aissami, vicepresidente del país en aquel momento, figuraba en la lista negra de narcotraficantes de Estados Unidos. El Departamento del Tesoro incluyó a Tareck El Aissami en el grupo de sancionados por su "significativo papel en el narcotráfico internacional", lo que le convirtió en el funcionario venezolano de más alto cargo en ser sancionado por Washington, aunque Maduro lo destronó tiempo después. A pesar de su total ignorancia en materia petrolera hoy preside el ministerio de energía y petróleo, donde ha rematado el crimen que Ramírez Carreño comenzó.

 

LOS DOS SON CRIMINALES, IGUALMENTE CULPABLES

 

 ¿Piensan ustedes que dos pajarracos como los arriba descritos puedan pelear por algún propósito decente? La pelea es por el botín. Como par de zamuros o chacales, ambos acuden a tratar de comerse los pellejos de la nación. Para ello utilizan dineros mal habidos y contratan a mercenarios que canten sus loas, seudo – intelectuales empobrecidos prestos  a vender sus servicios a quien les de alguna prebenda. El cuadrilátero donde se desarrollará  la dura batalla entre los dos campeones de la podredumbre es APORREA. Allí pueden verse los asistentes de una u otra fiera. En la esquina de Ramírez: Oscar Heck, Toby Valderrama, Antonio Aponte, Marcos Luna y otros. En la esquina de El Aissami, Narciso Torrealba, José Sant-Roz, Esteban Rojas, Hernán Escalona y otros.

 Ha sonado la campana para el primer asalto. Según El Aissami, Ramírez es un ladrón. Según Ramírez, El Aissami y Maduro son narco traficantes. La verdad es que toda Venezuela ha sabido eso por años. Solo la impunidad que proporcionan el poder militar, en el caso de Maduro y El Aissami, o el dinero, en el caso de Ramírez, han permitido que esas verdades no se hayan traducido aún en la aplicación de justicia.

 

Sentados en primera fila, comiendo dulce de lechosa, muchos venezolanos observan como las hienas se dan de dentelladas.