viernes, 15 de mayo de 2015
Fotógrafos captan dos de los rostros de la indecencia
Compatriotas: Estos dos sujetos son dos de los peores criminales del período chavista. No deben escapar.
Uno, Cabello, es un tipo pasado de kilos, vulgar y grosero (no es lo mismo), indiciado de ser capo de tutti capi del narcotráfico venezolano, por lo cual debe ser objeto de extradición hacia los Estados Unidos, como parece haberlo pedido ya el gobierno de Obama. Maduro se encuentra en una situación deseperada, No se atreve a entregar a Cabello, quien controla sectores de la corrupta Fuerza Armada, pero, al mismo tiempo, sabe que si no elimina a Cabello, sus días en el poder están contados.
Por qué se ha llegado a este punto que exige definición?
Porque el Petroestado de Maduro está siendo desplazado por el Narcoestado de Cabello. En este momento, por lo tanto, Cabello es el principal objetivo de la justicia estadounidense, lo cual no significa que el régimen de Maduro esté a salvo de la justicia internacional. Se trata de un asunto de prioridades: primero debe salir el narco y después el petro. La tesis de los Estados Unidos es que mientras el petroMaduro es apenas un pésimo administrador y un analfabeta, el narcoCabello es un hampón a lo Noriega.
Y en eso estamos.
Por su parte, el personaje que funge de defensor del Pueblo, Tarek Saab, parece estar fuera de todo control en el desempeño de su papel. Desde que llegó allí se ha limitado a ser el mayor portavoz del régimen : "Las prisiones están en excelentes condiciones". "Felipe González es un asesino". "Aquí estamos en defensa de la revolución". Que clase de defensor del pueblo puede ser este grotesco personaje que parece sacado del Museo de cera de Madame Toussaud? Sus intentos de convertirse en un musculoso Adonis se quedaron en mitad de camino, al nivel de un Freddy Krueger, el monstruo del Viernes 13. Su reciente intercambio con Alberto Ravell dió pena ajena. Mientras Ravell lo precisaba para que ejerciera su papel de defensor del pueblo, Saab se sonreía con cara de fantasma de la ópera, para decir que va a estudiar la vaina, que "somos amigos", blá blá blá.
Estos dos rostros que muestro aquí representan dos de los rostros importantes de la indecencia venezolana. Este par de hampones debe ser enjuiciado tan pronto el régimen de Maduro implosione, caiga o sea expulsado, ya que cualquiera de las tres alternativas son buenas. En el caso del narco lo que más me indigna es el uso arbitrario que hace de la bandera de Venezuela. Parece determinado a apropiárse de este símbolo. No logro entender como alguien cerca de él no le dé una patada por el fundillote. Si yo estuviera en Venezuela, ya hubiera tratado de dársela.
Claro, hay mucho miedo, pero los venezolanos parecen no haberse dado cuenta de que el régimen se acabó, de que nadie que le agarre el fundillo a Cabello estará ya en peligro. Siguen arrodillados frente a un régimen que está muerto.
No hay ya nada adentro de la concha. Es un caracol vacío. El ejército no los va a defender. El ejército es un cuerpo muy corrupto que sabe a quien defender para mantenerse chupando en el poder.
Hay que salir de esos cuerpos armados, traidores y corruptos.
Pero, hay que ir por partes.
Ambos dan asco. Son repugnantes.
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