Alguien dijo alguna vez que quien lee vive mil vidas y quien no lee solo
una. Esta misma persona dijo que, al leer, nunca estamos solos sino en íntima
comunión con la mente del autor.
Cuando tenía nueve años mi madre me regaló un libro de
Baltasar Gracián llamado “El héroe y el discreto”, el cual leí varias veces sin
comprender mucho de lo que leía. Gracián no era particularmente fácil de leer
(ni lo es hoy en día). En retrospectiva, veo que mi madre sabía que podía
exigirme ese esfuerzo y que daría frutos. Lo que no comprendí racionalmente en
el momento lo capté de manera intuitiva. Gracián trataba de decirme como debía
actuar en la vida. Cuando el escribió: “Asombró en Alejandro [el contraste entre] lo ilustre de sus proezas con
lo vulgar de sus furores. Sirviole poco conquistar un mundo, si perdió
patrimonio de un príncipe, que es la reputación”, ni siquiera sabía de cual
Alejandro me hablaba. Tiempo después leí la biografía de Alejandro Magno y me di
cuenta exacta de lo que decía. Su genio militar, su fortaleza y su visión, es
decir, su grandeza, convivía con una conducta frecuentemente vulgar y cruel.
Entre mi madre, mi padre, mi maestra de primaria,
la Negra Decanio (de quien me enamoré locamente) y Gracián fueron moldeando mi
conducta y prepararon el camino para las lecturas de mi adolescencia y todas
las que vendrían después.
En paralelo con Gracián, leí el más
asequible “Los piratas del mar rojo”, de Karl May, una deliciosa narración de
los viajes de Kara Ben Nemsi (Carlos, hijo de los alemanes) y de su
asistente Hachi Halef Ornar, desde Argelia
hasta las orillas del Nilo y desde el Mar Rojo hasta la Meca. Abrió mi apetito
por los libros de viajes y aventuras y por conocer más sobre esas tierras y su
gente.
Pronto descubriría el casi inagotable
tesoro de Julio Verne. Creo haber leído la mayoría de sus libros, Combinan una
trama sencilla con un dialogo interesante y con datos geográficos y observaciones
sobre las ciencias naturales. Uno iba aprendiendo sin esfuerzo. Los hijos del Capitán
Grant, cinco semanas en globo, la aventura del Capitán Nemo en su submarino Nautilus,
el viaje al centro de la tierra, la perseverancia de Miguel Strogoff, el viaje
a la Luna, creo que no se me escapó ninguno.
De inmediato vendría Alejandro Dumas, autor
quien reforzó las enseñanzas recibidas de Gracián sobre lo que significaban la
dignidad y el decoro. Su trilogía de Los Tres Mosqueteros, Veinte Años Después
y el Vizconde de Bragelonne, marcó mi vida, junto con las enseñanzas recibidas
en mi casa y en el Liceo “San José” de Los Teques, el colegio del Padre Ojeda y
del Padre Jorge Losch (Puyula), mis inolvidables maestros. Creo que se les pasó
la mano, porque me inyectaron una actitud ante la vida, una postura moral
bastante rígida, la cual me ha causado no pocos sinsabores, sobre todo en una
Venezuela afligida por una gran ambigüedad ética, por una mansedumbre ciudadana
que frecuentemente me ha llevado a una gran decepción.
En paralelo con Dumas inicié la lectura
de biografías. Me apasionaba saber cómo había vivido la gente que había llegado
a destacarse, para bien o para mal. Disfruté las biografías de Fouché, Talleyrand y Magallanes
escritas por Stefan Zweig. De Magallanes salté a “La Biografía del Caribe” de
Germán Arciniegas, bellísima obra sobre nuestra región, llena de sabor a ron, a
especies, piratas y héroes militares, escrita en una prosa de extraordinaria
calidad. Aficionado a la música clásica desde pequeño leí a Stravinski y su “Poética
Musical”, la cual he reseñado en este blog, ver: http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2017/08/stravinsky-y-borges-de-la-poetica.html
Ya había llegado a mi adolescencia,
etapa llena de felicidades y de “tragedias”. Por algunas semanas dejé de leer
porque estaba convencido de que mi nariz era demasiado grande y se interponía
entre el libro y mis ojos. En esa época un ataque de hemorroides me convenció
que me quedaba poco tiempo de vida, hasta que un curandero del pueblo me vendió un anillo hecho con “cacho de vaca”, el cual
me eliminó el problema para toda la vida. Comencé a leer a Emilio Zolá y a Eca
de Queiros, este último elegantemente pornográfico, en especial “El crimen del
Padre Amaro” y “El Primo Basilio”. La
adolescencia me llevó a dos gigantes de la literatura: Herman Hesse y Tomás
Mann. Junto a Luis Ayesta y Julio Barroeta Lara, tan tímidos como yo, me
convertí en uno de los “lobos esteparios”
de Los Teques. Al leer “La Montaña Mágica” me identifiqué estrechamente con
Hans Castorp y con su amor largamente no correspondido por la exótica Claudia
Chauchat.
Tomaba como mías algunas de las frases
de Hesse: “Siempre hay personas que piden a la vida
algo más elevado y a quien no satisfacen la insulsez y rudeza del ambiente.” Pensaba,
con él: ¿Cómo no había yo de ser un lobo estepario y un pobre
anacoreta en medio de un mundo, ninguno de cuyos fines comparto, ninguno de
cuyos placeres me llama la atención?”.
En mi adolescencia compartí con Unamuno
y con Marañón sus ensayos sobre Amiel y Don Juan, poniéndome – por supuesto –
al lado de Amiel, como correspondía a un buen tímido de pueblo.
Pero el libro al cual regresaría una y
otra vez, al cual regreso hoy en día con frecuencia, es “La Montaña Mágica”, ese mar profundo de
sabiduría sobre la naturaleza humana que se desarrolla en un Davos que he
llegado a conocer como si hubiera nacido allí, sin haberlo visitado jamás. Identificándome
con Castorp adopté a Settembrini como mi mentor, haciendo mías para siempre las
virtudes y posturas pequeño burguesas y humanistas que considero como principales
pilares de la civilización. Me siento también cercano al primo de Castorp,
Joachim Ziemssen y fascinado por el
extraño Sr. Peeperkorn, el holandés de vida disipada, poderoso, esclavizador,
quien nunca completaba una frase. El Jesuita Naphta se convirtió en mi
adversario, ya que representaba el polo opuesto de Settembrini. A pesar de ello
siento que comparto con Naphta una rigidez dogmática en ideas y en actitudes
que me han causado problemas en la vida, la misma rigidez que recuerdo en el
misionero del cuento “Lluvia”, de Somerset
Maughan.
Mi afición por las biografías se ha
acentuado con los años. Me interesa intensamente tratar de conocer que fue lo
que hizo a la gente famosa hacer lo que hizo, desde Solimán el Magnífico, a
Marco Polo, a Napoleón, a Luis XIV a Enrique VIII. A través de las biografías
he llegado a interesarme mucho por ciertas etapas históricas, las cuales parecen
haber sido especialmente pródigas en gente excepcional. Cervantes y Shakespeare
actuaron en la misma época, un siglo XVI en el cual florecieron músicos,
científicos y filósofos. ¿Qué tendría el aire de esos tiempos Isabelinos en Inglaterra?
La Inglaterra Isabelina, en paralelo al siglo de oro español y el siglo XVII de
Luis XIV en Francia, bellamente descrito por Voltaire y por los esposos Durant,
son tres de mis etapas históricas favoritas. Un poco tarde descubrí que algunos
de los héroes de Dumas no habían sido verdaderos, como fue el caso de Nicolás
Fouquet y que algunos de sus villanos habían sido héroes, como fue el caso de
Colbert.
Creo que en el estudio de la vida de grandes personajes
está la clave de la comprensión de nuestra especie, Un viejo axioma paleontológico
dice que ‘la ontogenia recapitula la filogenia”, la vida de cada individuo de
la especie es como un mini-resumen de la vida de la especie. Algo similar
sucede en geología, ya que en pequeños afloramientos rocosos uno puede ver
réplicas en miniatura de los Alpes o los Andes, lo cual nos da una idea de cómo
se formaron las más grandes montañas del planeta. Así lo decía el insigne
geólogo Hans Cloos: “Los geólogos solo podemos ver lo pequeño pero tenemos que
imaginar lo grande”.
Sitio aparte en mis lecturas han tenido
Jorge Luis Borges, los poetas líricos en inglés, desde Andrew Marvell hasta
Dante Gabriel Rosetti, la obra de T.S. Eliot que me resulta muy profunda como
la sonrisa de la Gioconda y el escritor de ciencia ficción Jack Vance, a cuyos
libros regreso una y otra vez, en especial la trilogía “Durdane” y “The Dying
Earth”, a paladear su inimitable prosa.
Por alguna razón no he leído mucho de
literatura venezolana. Con excepción de las novelas de Rómulo Gallegos,
especialmente Reinaldo Solar, Cantaclaro y Doña Bárbara y los luminosos ensayos
de Arturo Uslar Pietri, Mario Briceño Iragorry y Mariano Picón Salas, es poco
lo que he leído. Me he leído, eso sí,
casi todas las novelas del petróleo, incluyendo “Sobre la Misma Tierra” de Gallegos,
“Casas Muertas”, de Otero Silva, “Mene” de Ramón Díaz Sánchez “La casa de los Abila” de Pocaterra y todas me
han resultado decepcionantes. Creo, con Ibsen Martínez, que la novela del
petróleo en Venezuela está aún por escribirse aunque no tengo la más mínima
idea de quién podrá hacerlo. “El Caballo de Ledezma”, de Briceño Iragorry, “Viaje
al Amanecer” de Picón Salas y “Medio Milenio de Venezuela’, un extraordinario volumen
de ensayos de Arturo Uslar Pietri, forman mi trilogía favorita de narración y
ensayos sobre Venezuela. En materia de biografías disfruté particularmente de
la magistral: “Guzmán, elipse de una ambición de poder”, de Ramón Díaz Sánchez.
De la literatura latinoamericana he
leído muy poco. “Cacao” de Jorge Amado; “Cien años de soledad” de Gabriel García
Márquez, la obra de Carlos Fuentes, “Pantaleón y las visitadoras” y “La fiesta
del chivo” de Mario Vargas Llosa, pero nada de Cortázar, nada de Carpentier,
nada de Cabrera Infante, nada de Rulfo. No tengo nada en contra de ellos,
simplemente nunca me han llamado la atención.
¿Cuáles libros fundamentales NO he
leído? “Ulises” de James Joyce, aunque traté y no pude. Y “En busca del tiempo
perdido” de Marcel Proust”, cuyas 1.500.000 palabras me resultan inalcanzables,
aunque si he leído su biografía. Tampoco he leído las novelas de Hemingway, quien
me cae mal.
Hoy en día leo preponderantemente en
inglés, en especial biografías y ciencia-ficción, además de libros sobre la historia
de la Segunda Guerra Mundial, l colapso de la Alemania nazi, sobre Winston Churchill y sobre política estadounidense,
en especial la etapa de Roosevelt. Leo todo lo que puedo sobre la era de
Chávez, en especial: “Chávez sin uniforme” de Cristina Marcano y Alberto
Barrera, lo mejor que conozco hasta ahora sobre el fallecido sátrapa.
En este momento leo “Musicofilia” de Oliver Sacks
y “Ancillary Justice”, un tomo de ciencia ficción de Ann Leckie, su primera
novela, la cual ha resultado un tremendo éxito editorial.
Cada semana vivo una nueva vida.
It will only take a moment to read this touching bit of Rulfo. http://ciudadseva.com/texto/es-que-somos-muy-pobres/
ResponderEliminarAmor en los Tiempos de Colera takes a bit longer, but I have read it several times, and think it was Garcia Marquez at his best.
La única cosa mejor que leer un libro es leer dos. Bonito texto, don Gusta.
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ResponderEliminarEres un gran lector. Me encantaron tus referencias.
Para que rias, te contaré que he recordado que me fascinaba "El Tesoro de la Juventud", los libros de la Condesa de Segur. Little Lord Fauntleroy, Cinco tomos de la vida de los santos. El arte de amar. La peste. El Principito. Andrés Eloy Blanco. Los libros de Taylor Cadwell. Carlos Rangel y Herrera Luque. El Manual de Carreño y el libro de Etiqueta de Emily Post... Muchos libros sobre Bridge, mi hobby!
Los libros de Monseñor Vincent Peale, The Power of Positive Thinking. Los libros de Benjamin Spocks..... Ana Teresa Cifuentes, La perfecta ama de casa. El libro de Scanonne, Mi Cocina, y el libro que tengo en mi mesa de noche "El poder del Pensamiento" de Orison Sweet Marden.
Nunca me gusto Garcia Marquez.
No lea Das Kapital por favor. Es la biblia del diablo.
ResponderEliminarGracias, María Teresa.Comparto contigo el entusiasmo por Carlos Rangel y por Herrera Luque. También tuve una copia de los volumenes de "El tesoro de la Juventud". Concuerdo con "El Arte de Amar", de Erich fromm, así como su "Miedo a la Libertad". Hay un ensayo bellísimo sobre el Amor de Jean Rostand, que tuve alguna vez y nunca lo volví a encontrar, a pesar de haberlo buscado en todas las chiveras de Caracas.
ResponderEliminarDiferencias y semejanzas con sus lecturas. Poca literarura venezolana, lo reconozco, mucho más de los autores del Boom latinoamericano y muchísimo más de literatura universal, especialmente del siglo XIX en adelante. Dostoievski, por nombrar uno, indispensable. No he leído la Montaña Mágica, una falta que debería enmendar. Bastante de ciencia ficción y de historia universal, especialmente sobre el nazismo y el comunismo, y ensayos. Mi lectura de evasión favorita, la literatura negra y policial, desde los clásicos hasta los actuales,devorados: de Conan Doyle a Michael Connelly, por nombrar dos.
ResponderEliminarBueno si también he leído y leo. Pero después de perder toda una biblioteca, que me costó años hacer, he cambiado a la nueva era electrónica. Mi esposa y yo, nos compramos un Kindle Paperwhite para cada uno, y estamos felices. Tambíen bajé gratis, un manejador de libros o biblioteca, llamado Calibre. Tengo actualmente más de cuatro mil libros y trato de no perder mi biblioteca colocando mi colección en diferentes USB y discos DVD. En el kindle nunca paso de 45 libros. Los que tengo actualmente: El legado del cristianismo en la cultura occidental, de César Vidal, 2-El último tren a Zurich, César Vidal 3-Un toque de infinito, Howard Fast 3*-1914 de la Paz a la Guerra, Margaret McMillian 4*El capellan del diablo, Richard Dawkins 5*Muertes calificadas, José luis Vila-Sa Juan 6-Algunos no hemos muerto, Carlos Voigoras (División Azul) 7-El niño que dibujaba gatos, Lafcadio Hearn -8-Hiperespacio Michio Kaku 9-Nuestro amigo común, Charles Dickens 10- Que bien huelen las señoras, Alvaro de la Iglesia 11-Tiempo de Valientes, Basilio trilles 12-El agente secreto, Joseph Conrad 13-Los acasos de Javier Pascual 14-Una fábula, Willian Faulkner 15-La Guerra civil española, Antony Beevor 16- La joven de la perla, Tracy Chevalier 17- Constantino, la invención del Cristianismo, Barbara Pastor 18- Independencia (España) José Luis Corral 19Erasmo de Rtterdam, Stefan Zweing 20- Resiste Tucson, Alber Vazquez 21-Los demonios Dostoievsky 22-Catriona Robert L Steveson 23-Por qué fracasan los paises de Daron Acemoglu y James Robinson (Relectura) lo recomiendo, no lo quito del Kindle.....24 - La guerra de troya Robert Graves 25-El Cid Geraldine McCaughrean 26La historia de nadie, Dickens 27- los heroes olvidados, Antonio Villanueva..... Recomendado La vacunación de la viruela, en la época del Rey Carlos IV, por todos los territorios coloniales de España, excluída Republica Dominicana que era parte de Haiti. Tengo ahora especial interés en conocer la historia de España, porque en hispanoamérica la desconocemos totalmente. Quién fué josé Bonaparte, el congreso de Andalucía, la constitución de 1812 llamada La Pepa, en fin latinoamérica sin España es un absurdo. ....Leer es sabroso.....
ResponderEliminarGustavo - fine and inspirational piece.
ResponderEliminarSmall point: Haekel's oft-repeated dicho 'Ontogeny recapitulates Phylogeny' is euphonious and attractive to hear or to read but is misleading. Ontogeny really recapitulates ontogeny (for the most part) - those wishing for a deeper understanding of the relationship between development from egg to adult (ontogeny) and evolutionary change (roughly phylogeny) is better off reading von Baer's accounts - he had more observational information at his disposal (but less drawing room style) than Haekel ...
Wow, Alfredo. magnífica colección en tu Kindle. Yo necesito el olor del papel. Mi eposa si se ha adaptado al Kindle con entusiasmo.
ResponderEliminarAbout Ontogeny and Philogeny. I came out of College in 1955 and have not returned to the concept of Ontogeny "recapitulating" Philogeny but have always thought it sounds attractive. It might be a controversial statement and biologically imprecise but it sort of fits our intuition. I use it as a metaphor rather than as a scientific expression, just as I would use the second law of thermodynamics to suggest that things are getting worse in the cosmos, even if it still seems to be expanding.
El hijo de Carlos Rangel acaba de publicar en Amazon 'La Venezuela imposible'. Buen texto que les recomiendo.
ResponderEliminarEstimado Coronel, sobre el olor del papel, le puedo decir que soy alergico al papel; sobre todo con la crisis. Sólo puedo comprar libros de los baratos, de papel malo. Y como me gusta leer acostado, el polvillo me provoca estornudos muy fuertes. Regalamos todos los libros y discos al salir de Venezuela, y al bajar del avión en Canada a comienzos de invierno, vino a mi mente el libro de Verne, "El Capitán Héctor Sarvadac". Aterrizamos en un cometa que se alejaba de la tierra. De inglés tengo poco y los lee mi esposa. Yo tengo por ahí un libro, muy bueno que se llama "El Apogeo del Castellano" de Antonio Alatorre. Éste habla sobre la época cuando el Castellano era el idioma más importante del mundo. Los demás paises, sus escritores buscaban publicar en Castellano. Y nosotros los hablantes del Castellano, nos setíamos tan superiores (como ahora se sienten los de habla inglesa) que no queríamos aprender otra lengua.Que cosas tiene la vida. Mis nietos sólo hablan inglés, y sin embargo nos entendemos.En el Kindler trato de no tener más de 45 libros, y los libros que leo los elimino. Aparte que fijo tiene diccionarios en Inglés y Español, Tiene otro libro que se ha ido haciendo con las notas que hago, los subrayados. Otro más con las palabras que consulto. La mayoría de las veces lo tengo en forma avión, pero también se puede crear grupos de lectura, consultar en Wikipedia, comprar en Amazon, etc.
ResponderEliminarAunque Amazon es una empresa que no respeta a sus empleados y está demostrada sus prácticas laborales esclavistas, Tratos despoticos, irrespeto hacia las minorías, etc etc todo está documentado en Youtube, hay que concederle que el Kindle es un éxito. El aparatito se agotó en estas pascuas. Ojalá el tipo este que parece un extraterrestre, Bezos, humanice esa empresa como lo ha logrado hacer Google y Microsoft con sus empleados.
ResponderEliminarPara cerrar el capítulo de Amazon. Tengo entendido que esa empresa está muy robotizada, lo que significa que debe tener pocos empleados.La tendencia ahora es esa de robotizar. Hay puertos en Europa, donde ya no hay obreros. He visto peliculas policiales donde salen ex*sindicalistas portuarios. El comunismo ha cambiado porque ya no hay una clase obrera importante, y se está hablando de un nuevo comunismo del siglo XXI, enfocado hacia los gays, minorías raciales, vegetarianos, etc. Ah...olvidaba y muy importante, el cambio en el lenguaje, aplicado a Gramsci, ese que decía que se debía poner hablar a la gente de comunismo, sin que lo sepa.
ResponderEliminarMi querido Ubaldo, como mencioné claramente, Google y MS, las dos empresas flagship del capitalismo son modelos rentables que tratan bien a sus empleados. No estoy hablando de hacer comunismo de ninguna especie, se trata de respetar a tus empleados en un sistema capitalista que provea beneficios a empleador y a empleado. Y te equivocas sobradamente al hablar de que Amazon está muy robotizada. Es una empresa que emplea cientos de miles de empleados a todos los niveles.
ResponderEliminarNo me creas a mí, créele a la BBC:
https://www.youtube.com/watch?v=2jg-dRm2mN4
Saludos a Gramsci.
Anonimo ve este video: https://www.youtube.com/watch?v=JXkMevbjga4 o este https://www.youtube.com/watch?v=JXkMevbjga4 Claro que hay personal, pero la robotización es cada vez es más grande. Se está dando la paradoja que ya muchos desempleados quisieran que lo exploten. porque no hay trabajos. Claro esto es una locura, los robots aparte de energía, no consumen las cosas que si consumen los humanos. Gramsci, te da las gracias y te manda recuerdos
ResponderEliminarTe lo digo yo que conozco el monstruo por dentro, a Bezos solo le falta tener pelo y peinarse como el hombre cohete para que Amazon pueda llamarse North Korea.
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