BREVE RESUMEN HSTÓRICO
Aunque mucho se
ha escrito sobre el petróleo en Venezuela poco se ha escrito sobre la Gente del
Petróleo, el grupo de venezolanos quienes directa o indirectamente han
participado en el desarrollo de lo que ha sido, alternativamente, una bonanza y
una tragedia.
Desde que
escribía en RESUMEN, en la década de 1970, vengo hablando no solo de petróleo,
sino de la Gente del Petróleo. Así lo ha hecho notar el historiador Tomás
Straka, al hablar de AGROPET, la Agrupación de Orientación Petrolera que
fundáramos los técnicos petroleros en esa década para intervenir en el debate
petrolero. Dice Straka: “Agropet es el antecedente más claro de lo
que sería la «Gente del petróleo». Uno de sus principales promotores, Gustavo
Coronel, fue quien impuso esta categoría en los artículos que sobre el tema
publicaba en la famosa revista Resumen de Jorge Olavarría a principios de la
década de 1980”.Ver: http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2014/05/politica-contra-gerencia-un-ensayo-de.html
La historia no debe entenderse solamente en base
a la ejecutoria de los grandes hombres sino como el producto de la acción
combinada de líderes excepcionales y de múltiples miembros de sus generaciones,
quienes con frecuencia desempeñan
papeles decisivos aunque poco conocidos en los acontecimientos. Los nombres que
usualmente sobreviven en la memoria histórica son los de aquellos quienes
logran estar en el momento preciso en el lugar preciso. Creo que es justo hacer
un esfuerzo para reconocer y honrar a quienes hicieron posible que lo bueno
sucedido sucediese.
En un sentido
estrictamente histórico quizás el primer petrolero venezolano fue el Dr. José
María Vargas, quien en 1839 describió una muestra de petróleo venezolano a
pedido del general José Antonio Páez y tuvo la visión de decir que este
material sería más valioso para Venezuela que el oro y la plata. Luego vendrían
los hombres de La Petrolia, quienes le pidieron a Guzmán Blanco una concesión
para explotar hidrocarburos, la cual les fue dada en 1878. El geólogo Orlando
Méndez nos dice, con justeza, que Pedro Rafael Rincones puede considerarse como
el primer operador petrolero venezolano, entrenado específicamente para esos
fines en los Estados Unidos.
La década de 1910. La familia
Aguerrevere
Si hay una
familia que pueda considerarse pionera en el sector petrolero venezolano es la
familia Aguerrevere. En alguna obra histórica leí que esta familia Aguerrevere
estuvo y sigue estado activa en el sector de la ingeniería y sus actividades
conexas venezolanas desde la época de la Compañía Guipuzcoana. Los hermanos
Pedro Ignacio y Enrique Aguerrevere acompañaron al geólogo Ralph Arnold en los
años de 1911 a 1916 en la búsqueda de petróleo en Venezuela, la cual terminó en
la identificación de áreas promisorias,
en las cuales se irían descubriendo los grandes campos petrolíferos
venezolanos. Estos hermanos eran agrimensores y su padre, Santiago, uno de los
ingenieros de más prestigio de la época, fue designado jefe del grupo
agrimensor. Pedro Ignacio fue becado posteriormente para estudiar geología en
Stanford, donde se graduó en 1920. Otro hermano, Santiago, también se graduaría
de geólogo en Stanford en 1925. Pedro Ignacio y Enrique fueron de la primera
Gente del Petróleo pero ambos se fueron a México y Colombia porque después de
sus estudios no quisieron regresar a la Venezuela de Juan Vicente Gómez. Los
testimonios de estos dos hermanos sobre su aventura con Arnold se encuentran en
el libro “The First Big Oil Hunt”, bellamente traducido y editado por Héctor
Pérez Marchelli y Andrés Duarte Vivas con el título de “Venezuela Petrolera: primeros
pasos”, uno de los libros más importantes de la bibliografía petrolera
venezolana.
Otros de los pioneros de la Gente del Petróleo, miembros
del equipo de Ralph Arnold, fueron Luis Julio Pacheco y Martín Tovar Lange. Sobre Luis Julio Pacheco
he recibido la siguiente información de su nieto, Luis Pacheco, también miembro
destacado – casi cien años después - de
la Gente del Petróleo: “Luis Julio Pio Pacheco Soublette nació en Caracas en 1889 y murió en la
misma ciudad en diciembre 1973. Aunque
era ingeniero civil, cuando él estudió en la Universidad Central la gente se
graduaba como doctor de la Escuela de Ciencias Físicas, Matemáticas y
Naturales porque no existía facultad de ingeniería como tal. Trabajó la mayor parte de su vida profesional
con la Caribbean/Shell y terminó su vida profesional jubilado en 1950”. Pacheco fue el encargado de tratar de
minimizar los efectos del reventón del pozo Los Barrosos 2, en 1922. Tovar
Lange cuenta sus experiencias en el mencionado libro de Arnold.
La década de 1920. La Gente del petróleo aún no existía como grupo
En 1924 existían en Venezuela 39 empresas petroleras, una venezolana, La
Petrolia, y 38 extranjeras. De esas empresas solamente seis producían petróleo
mientras que el resto estaba aún en la etapa de formalizar o evaluar sus
concesiones. Ya la nómina del sector petrolero llegaba a unos 42.000 empleados,
de los cuales unos 1200 eran extranjeros.
Sin embargo, no había ningún venezolano en la nómina gerencial y casi
ninguno, al menos que sepamos, a nivel técnico. Existían también otras 14
pequeñas empresas en el sector petrolero, propiedad de británicos o
estadounidenses, las cuales empleaban a 700 venezolanos y a 65 extranjeros. En
esas empresas también se veía la ausencia total de profesionales o gerentes
venezolanos, excepto quizás en el sector legal, ya que este era muy
especializado para ser manejado por extranjeros. Otra actividad petrolera en la
cual participaron venezolanos de manera distinguida fue en el sector salud. Por
ejemplo, los jóvenes médicos Enrique Tejera Guevara y Leopoldo García Maldonado
estuvieron activos en el estado Zulia combatiendo la malaria, como aliados de
los especialistas ingleses en medicina tropical ingleses a Venezuela por la
empresa Caribbean Petroleum Co. A estos dos médicos los conocí y pude hablar
con ellos sobre sus experiencias en este campo. García Maldonado (1896-1983),
me contaba que su colaboración con los
médicos ingleses, en especial un profesor de apellido Stephens, sirvió para
promover la arquitectura de las casas de la costa oriental del Lago de
Maracaibo, elevadas sobre el terreno, a fin de romper el contacto entre el
mosquito de las ciénagas y la vivienda, en una época en la cual el DDT aún no
había llegado. Los testimonios de estos
médicos y de los geólogos de la época ilustran sus sinceros esfuerzos para
mejorar la situación social y de salud de los venezolanos de la provincia y
contrastan con los despectivos comentarios de Salvador de la Plaza y de Rodolfo
Quintero, testigos lejanos de la aventura petrolera, quienes acusaron en sus
escritos a los pioneros del petróleo de ser transportados por la selva – como
reyezuelos orientales - por dóciles
nativos.
La década de 1930. Nace la gente del petróleo como grupo.
La Gente del Petróleo venezolana nació como grupo en la década de 1930,
promovido desde el gobierno. Las iniciativas de Gumersindo Torres y, luego, de
Manuel Egaña, en el Ministerio de Fomento, para promover un cuerpo técnico en
el sector de los hidrocarburos crearon el semillero del cual se nutrió
posteriormente la Gente del Petróleo en
el sector petrolero privado. En efecto, muchos de estos primeros funcionarios
del Ministerio de Fomento llegaron a ser gerentes de alto nivel en las empresas
petroleras durante décadas posteriores.
Entre las primeras iniciativas del Ministerio de Fomento a inicios de 1930
estuvo el nombramiento de una comisión integrada por Siro Vásquez, ingeniero;
Diego Bautista Urbaneja, abogado y Manuel Toledo Rojas, médico, a fin de
encontrar fórmulas de evitar la contaminación de las aguas por el petróleo.
Para hacer ese trabajo debieron estudiar lo que se hacía en otros países,
especialmente en USA y México.
En la década de 1930 los primeros organismos profesionales de alto nivel en
la industria petrolera fueron las Inspectorías Técnicas del Ministerio de
Fomento, en las cuales participaron Guillermo Zuloaga, José Martorano Battisti,
Virgilio Penso de León; Carlos Alberto Velutini; Carlos Pérez de la Cova y
otros. En este grupo estuvieron ingenieros quienes llegaron a altos niveles
ejecutivos, tanto en el sector oficial como en las empresas petroleras
privadas. De ellos llegué a conocer a tres: Guillermo Zuloaga, José Martorano
Battisti y Carlos Pérez de La Cova.
Guillermo Zuloaga (1904-1984) fue un
geólogo graduado en MIT. Fue el primer Jefe de la Inspectoría General de
Hidrocarburos del Ministerio de Fomento. Cursó estudios de primaria en el colegio Muñoz Tébar y secundaria en el
liceo Caracas. Se graduó en filosofía y letras en la Universidad Central de
Venezuela en 1924 y de doctor en geología en el Instituto Tecnológico de
Massachusetts (Estados Unidos) en 1930. Zuloaga colaboró con la creación del
Servicio Técnico de Geología y Minería en 1936 y organizó los 2 primeros
congresos geológicos venezolanos en 1937 y 1938. Ingresó a trabajar en la
empresa Lago Petroleum Corporation en 1939. Tomó parte activa en la fundación
de la escuela de Geología de la Universidad Central de Venezuela en 1940, y en
1956, fue uno de los primeros venezolanos que llegaron a nivel de directores en
la empresa petrolera privada, al ser designado miembro de la junta directiva de
la Creole Petroleum Corporation.
Lo vi en varias ocasiones, ya en su
condición de Director de la Creole y su presencia siempre me pareció un tanto intimidante.
Tenía, quizás fuese mi impresión de geólogo recién graduado, una actitud
imperial y aristocrática. Quienes lo conocieron bien, sin embargo, lo describen
como una persona sencilla, amante de la naturaleza en la gran tradición de
Humboldt, interesado en la Isla de Aves, en los guácharos de Caripito o en
historia petrolera. Fue un gran venezolano y uno de los primeros grandes
miembros de la Gente del petróleo.
El segundo miembro del grupo salido del
Ministerio de Fomento que conocí personalmente fue José Martorano Battisti. Lo
conocí bien, e inclusive, fui su colega en la primera directiva de PDVSA.
Martorano fue un hombre sorprendente. De perfil muy bajo, fue promotor de importantes iniciativas
petroleras desde la década de 1930 hasta bien entrada la década de 1970.
Comenzó su carrera en 1937 como Inspector Técnico de Hidrocarburos en la zona
de Mene de Mauroa. En esa época fue promotor principal del Instituto de
Geología en Caracas. A inicios de la década de 1950 fue Consejero petrolero de
la embajada de Venezuela en Washington. Dentro de PDVSA fue uno de los grandes
promotores del INTEVEP, designado como su primer presidente. Martorano fue uno
de los primeros venezolanos en llegar a la Junta Directiva de la Compañía Shell
de Venezuela. Participé, indirectamente, en su designación como primer
presidente del INTEVEP. En reunión de la Junta Directiva de PDVSA el General
Alfonzo Ravard anunció que pensaba designarme como primer presidente del
INTEVP. En ese momento le agradecí su intención
pero respondí que me sentiría incómodo allí, dado que el gran promotor
del INTEVEP había sido Humberto Calderón Berti, por lo cual debía ser
reconocido. A ello el General Alfonzo
dijo: “Vista la posición de Coronel, procederé a designar al Dr. José Martorano
para la presidencia del INTEVEP”. Y así fue.
Tranquilo, callado, cordial, de suaves
maneras, José Martorano tuvo una carrera brillante dentro de la industria
petrolera venezolana.
El tercer miembro de ese grupo que
conocí fue Carlos Pérez de la Cova, en la década de 1980, cuando este
profesional ya estaba retirado pero aún
conectado con la embajada de Venezuela en Washington. El Dr. Pérez de la Cova había sido gerente de alto nivel de Philips Petroleum y,
luego, Ministro de Minas e Hidrocarburos en 1956. Fue Encargado de Negocios en Washington
durante la década de 1960 y embajador en Londres en la década de 1970. En Washington tuve ocasión de invitarlo dos o
tres veces a mi casa, a almorzar o cenar y le escuché muchas anécdotas de su
vida de gerente petrolero y de diplomático.
Seis venezolanos fueron enviados a
estudiar Ingeniería de producción y de Refinación de Petróleo en Tulsa y en
Norman, Oklahoma
En Noviembre de 1930 el Ministerio de
Fomento envió a la
Universidad de Tulsa, Oklahoma a los ingenieros Manuel Guadalajara, Siro
Vásquez y Jorge Hernández Guzmán a estudiar ingeniería de refinación y a la universidad de Oklahoma a Edmundo
Luongo Cabello, José Abel Monsalve y José Antonio Delgado Figueredo a estudiar
ingeniería de petróleo. Solo tengo algunos detalles sobre la vida de dos de
ellos: Siro Vásquez y Edmundo Luongo Cabello.
Siro Vásquez (1910-1990) tuvo una carrera excepcional. Después de graduado
en Tulsa fue empleado por la Jersey (SOV) en 1938, junto con los también
ingenieros Raimundo Molina y Federico Baptista. Vásquez llegó a ser subjefe de producción en la Creole, Caracas,
Director de Creole en 1953, Director de la Jersey en USA en 1965 y Vicepresidente de Exxon en 1970, el primer
latinoamericano en llegar a ese nivel en Exxon,
coronando así una carrera profesional de 37 años. No lo conocí personalmente pero me lo encontré
en un avión a inicios de la década del 70, viajando de NYC a Caracas en compañía de
una hija. Yo iba en un asiento al otro lado del pasillo (en esa lejana época yo
viajaba en primera) pero no me atreví a
entablar conversación con él, porque parecía estar de mal humor. He debido
decirle que ambos éramos ex - alumnos de la Universidad de Tulsa.
Ya en la década de 1930 Jersey tenía unos 3000 empleados en Venezuela, de
los cuales unos 2500 eran venezolanos pero muy pocos eran técnicos o, aún
menos, gerentes.
El otro venezolano de carrera muy destacada enviado a
Oklahoma fue Edmundo Luongo Cabello (1909-1997). Nacido en Caripe Estado Monagas
en 1909. Ingeniero y Político. Casó con
Olga Clementina Giliberti Gómez. Hizo sus estudios secundarios en el Colegio
Sucre y terminó el curso preuniversitario en el Liceo Caracas. Cursó estudios
superiores en la Universidad Central de Venezuela, en la cual obtuvo en
1928, el grado de Doctor en Ciencias Físicas y Matemáticas. Ejerció libremente
la profesión hasta el 15 de agosto de 1930, fecha desde la cual comenzó a
prestar servicios en el Ministerio de Fomento. Desde su regreso al
país, hasta agosto de 1939, desempeñó
los cargos de Inspector Adjunto al Inspector Técnico e Inspector Técnico de
Hidrocarburos. Desde 1939 a 1943 ocupó el cargo de Director de Hidrocarburos en
el Ministerio de Fomento. Participó en
la redacción de la ley de Hidrocarburos de 1943, como Secretario de la
Comisión de estudio y redacción. Participó, en 1949, en el primer
contacto oficial entre Venezuela y las naciones productoras de hidrocarburos
del Medio y Cercano Oriente, como miembro de la Misión Especial del Ministerio
de Fomento. En 1952 fue designado Ministro de Minas e Hidrocarburos en
el Gobierno de Marcos Pérez Jiménez. Durante su ejercicio se concedieron nuevas
concesiones y se dio gran énfasis a la conservación del gas natural.
Algunas de las universidades
extranjeras preferidas por la Gente del Petróleo durante el siglo XX
Desde las
primeras décadas del siglo XX dos de las universidades preferidas por los
venezolanos para estudiar especialidades petroleras fueron Stanford, en
California y la Universidad de Tulsa, en Oklahoma. La preferencia por Stanford
era lógica ya que Ralph Arnold, el geólogo que identificó las áreas más
promisorias de Venezuela fue un graduado de esa universidad. Hoy día los
graduados venezolanos de Stanford son legión e integran un grupo de alta
distinción.
La Universidad
de Tulsa, mi alma mater, se convirtió en una de las universidades preferidas
para los venezolanos quienes iban a USA a estudiar especialidades petroleras.
En 1951 llegué allá a estudiar geología. Recuerdo haber ido comprar un traje por cuotas en una tienda del
centro de la ciudad. Al saber que yo era de Venezuela el dueño me extendió el
crédito de inmediato, mencionando la corrección de quienes habían llegado desde
Venezuela con anterioridad.
Hay cuatro
venezolanos ex - alumnos distinguidos de
esa universidad: Siro Vásquez, Luis Giusti, Humberto Calderón y el suscrito. Formé
parte de la Junta Directiva de la universidad durante la década de 1980. Por T.U., como la llamamos, pasaron petroleros venezolanos de primera
línea. Recuerdo a venezolanos candidatos a post-grados en la etapa 1951-1953, como
José (Pepe) Sagahún, Fernando Delón, Ricardo Flores, Alberto Santiago,
Oscar Rojas Boccalandro, Pedro Márquez Gutiérrez (El Machete), Georgias Garriga
y Belén Pérez Chiriboga. Entre mis
compañeros de estudios recuerdo a Omar Molina, Leonardo Moleiro, los hermanos
Vivas (Virgilio y Edmundo), Ramón Rubio,
los hermanos Felizola (Régulo y Rómulo), Eleazar Niño (se regresó a
Venezuela a ser General del Ejercito), Manuel Romero, mi gran amigo de siempre;
José Aparicio, José Pereira, Arnaldo Serio y los inolvidables hermanos Puppo,
de Puerto La Cruz, muertos en la flor de la edad, en un accidente de automóvil
cuando regresaban de vacaciones a Venezuela.
Estos
estudiantes regresaron a Venezuela a ser empresarios petroleros, gerentes de
empresas petroleras, educadores, funcionarios importantes del ministerio de
Minas e Hidrocarburos. En una cena que dimos en el Hotel Tamanaco, en Caracas,
en la década de 1990, reunimos a unos 150 ex alumnos de la universidad para
agasajar al entonces presidente de la universidad, Robert Donaldson.
1937. Se crea por decreto del
Presidente López Contreras el Instituto de Geología
Los ministros encargados de
estructurar el Instituto de Geología fueron Néstor Luis Pérez, Fomento y Rafael
Ernesto López, Educación, ministerio al cual fue adscrito hasta su
incorporación definitiva a la Universidad Central de Venezuela, unos pocos años
más tarde. Los pioneros en la facultad de este instituto fueron Clemente
González de Juana, geólogo español sembrado en Venezuela y gran maestro de varias generaciones de
geólogos venezolanos, Alfonso Kroboth,
un bondadoso checo, de hablar pausado, el geólogo-paleontólogo español José
Royo y Gómez, el ingeniero de minas de Uruguay Carlos Fernández de Caleya, el ingeniero de minas español Enrique Rubio
Sandoval, el farmaceuta devenido en ilustre paleontólogo nacido en Cuba, Pedro
Joaquín Bermúdez, los geólogos estadounidenses Frances Charlton
de Rivero, Hollis D. Hedberg y el geólogo suizo Louis Kehrer. En 1942 se graduaron los primeros geólogos de este
instituto: César Rosales,
José Rafael Domínguez, Carlos Key, José Pantin Herrera, Eduardo Guzmán
(mexicano), José Más Vall y Leandro Miranda Ruiz. Los conocí y fui amigo de todos ellos. Cuando
llegué a Shell, primero como becario pasante en 1952 y luego ya empleado en
1955, recibí la ayuda y guía de Domínguez y de Rosales. José Rafael Domínguez
fue posteriormente mi jefe en Shell Sur del Lago, mi colega director en PDVSA y
sobre todo, un gran amigo. Domínguez fue un típico venezolano, de personalidad
optimista y cordial, humorista y alegre. Cuando perforamos el pozo de
exploración en el bloque B del Sur del Lago en la década de 1970, tuve que presentar sus decepcionantes
resultados ante la directiva de Shell de Venezuela. Dije que la perforación
había llegado al tope del Eoceno a la profundidad exacta pronosticada pero las
rocas encontradas eran lutitas y no areniscas, por lo cual no había petróleo
acumulado. Domínguez, mi jefe, se apresuró a decir que el pozo había sido un
éxito técnico. A lo cual Alberto Quirós intervino para decir: “Lo que dicen los geólogos es que la
operación fue un éxito científico pero el paciente se murió”.
Si bien Domínguez era extrovertido e irreprimible, su colega César Rosales
era callado, misterioso, como un monje
salido de una novela de Humberto Eco, pero igualmente cordial y deseoso
de ayudar a los jóvenes. Cuando llegué a Shell ya Domínguez y Rosales eran
gerentes de alto nivel, superintendentes de campo, y ambos llegarían, en la
década de 1960, a ser miembros de la Junta Directiva de Shell de Venezuela, al
mismo tiempo que “Tony” Rojas, a quien casi no conocí y el Dr. Manuel Reyna, un
notable abogado, casi siempre vestido de severo traje oscuro. En una ocasión, en Houston, el Dr. Reyna
bajaba en el ascensor del hotel donde nos hospedábamos, cuando entró un vaquero
tejano con algunos tragos encima. Se le quedó viendo al Dr. Reyna y le
preguntó: “¿Buddy, where is the funeral?
(¿Amigo, donde es el entierro?).
Los primeros becarios de la Jersey (Creole)
Desde 1937 la Jersey (Creole) comenzó a becar venezolanos para estudiar
diversas especialidades petroleras. Entre los primeros becarios estuvieron Amos Salvador, Nicanor
García, Rómulo Quintero, Eduardo Acosta Hermoso, Julio Sosa Rodríguez, Efraín
Barberii, José Cirigliano, Domingo Casanova y Julio Casas. Muchos de estos
becarios fueron a otras empresas a trabajar, después de algún tiempo en Creole. Los conocí a todos. Amos
Salvador (1923-2007) fue un gran caballero y un geólogo brillante. Nació en
Madrid pero se graduó de geólogo en la Universidad Central de Venezuela. Llegó
a ser Geólogo jefe de Exxon y una leyenda profesoral en la Universidad de Austin, Texas. Nicanor García, geólogo, fue el primer
venezolano gerente de la refinería de Amuay y Director de Creole. Rómulo
Quintero fue presidente de Mobil, Venezuela y, luego, de Llanoven, desde la
cual colaboró en el proceso de racionalización de empresas después de la
nacionalización. Eduardo Acosta Hermoso fue presidente de la Petroquímica de
Venezuela, empresa antecesora de
Pequiven, y tuvo una extensa actuación en la política venezolana Julio
Sosa Rodríguez se convirtió en un gran capitán de empresas y promotor principal
de la Universidad Metropolitana, además de ser miembro de la primera directiva
de Petróleos de Venezuela. Efraín
Barberii fue insigne educador, fundador de la Escuela de Petróleo de la
Universidad del Zulia, gerente de Producción de la CVP, historiador y mentor de
varias generaciones de la Gente del Petróleo. A José Cirigliano lo recuerdo
como leal y muy nacionalista, un segundo a bordo del legendario Luis Plaz
Bruzual en el Ministerio de Minas e Hidrocarburos. Domingo Casanova tuvo una
sólida carrera en Creole y terminó su carrera como miembro de la primera
directiva de petróleos de Venezuela. Julio Casas fue un empleado ejemplar de
Creole en el sector de las Relaciones Industriales, de tradición en la empresa,
ya que su padre había sido capitán de un barco Creole por muchos años.
La década de 1940
En la década de 1940 comenzó el primer
ciclo intensivo de venezolanización.
Todavía en 1941 Creole tenía solo
tres gerentes venezolanos de alto nivel: Alejandro Pietri era Director
Legal; Guillermo Zuloaga era subjefe de exploración y Siro Vásquez era Jefe de
ingeniería de petróleos. En Shell apenas acababan de ingresar los primeros
graduados del Instituto de Geología. Durante esta década se comenzaron a
abrir de par en par las puertas de las empresas petroleras para los
venezolanos. Ingenieros como Federico
Baptista hicieron rápidos progresos en Creole. En 1948 se graduaron los primeros ingenieros de petróleo en la
Universidad Central de Venezuela: Humberto
Peñaloza, Valentín Acosta, Fernando Delón, Ricardo Flores y Freddy Arocha. Este sería un grupo pequeño
pero de notable impacto en la industria
petrolera venezolana. Los conocí a todos muy bien, a Flores de manera más
superficial, en Tulsa, Oklahoma. En especial recuerdo a tres de ellos con
especial admiración. Humberto Peñaloza fue un ciudadano ejemplar, autor de
grandes iniciativas comunitarias y empresariales. Creó la empresa petrolera
100% venezolana Mito Juan, nombre de una formación geológica del occidente de
Venezuela
Valentín Hernández Acosta surgió de un
relativo anonimato en el sector diplomático venezolano a jugar un papel
fundamental en el proceso de nacionalización (o, más apropiadamente,
estatización) de la industria petrolera venezolana que se llevó a cabo en la
década de 1970. De gran cordialidad, de hablar suave, con una discreta sonrisa
en los labios, ocasionalmente apasionado, pudo liderar ese proceso con
transparencia y elegancia en su condición de ministro de Minas e Hidrocarburos.
Valentín se opuso, con razón, a mi nombramiento como miembro de la primera
Junta Directiva de PDVSA, por ser yo un empleado petrolero activo y así me lo
comunicó en persona. Él y yo fuimos igualmente sorprendidos por esta decisión
del presidente Pérez.
En la década de 1980 Valentín me invitó
varias veces a la embajada en Washington DC,
donde era nuestro embajador mientras yo recién llegaba al BID. Me contó
sobre su vida y me mostró sus cuadros, incluyendo el primero (creo que era de
Guayasamín) que había comprado con dinero que había recibido de su padre para
comprar ropa. Al despedirnos me dijo algo que nunca olvidé: “Gustavo. Estoy
aquí a tu orden. Solo te pido una cosa”. E hizo una pausa. Yo le dije: ¿“De que
se trata, Valentín”? Y me dijo: “Nunca
me pidas dinero prestado”.
El tercer miembro de ese grupo, quizás
el más inolvidable para mí, fue Fernando Delón. Lo conocí en Tulsa brevemente,
cuando él era estudiante de post grado en ingeniería de petróleo y compartí en
su casa uno que otro almuerzo preparado por su esposa Carola. Me lo encontré en
Venezuela trabajando para Creole, cuando yo comenzaba a trabajar en Shell. Diez
años más tarde me llamó, en 1965, desde
la CVP, en Maracaibo, para que me integrara al grupo de venezolanos de esa
empresa y acepté porque, para mí, Delón siempre fue garantía de total
honestidad profesional y porque pensé que CVP me necesitaba más que Shell.
Renuncié a Shell, para decepción de mis superiores. El Sr. Pocock, quien
llegaría ser el presidente de Shell a nivel mundial, en ese momento en Caracas,
me dijo que una vez saliera de Shell, siempre estaría fuera de Shell. Ello no
fue así porque, en 1971, me llamaron de regreso a Shell y allí estaba cuando se
nacionalizó la industria. Cuando lo vi, años más tarde, Pocock me dijo de
manera muy gallarda: “Tu tenías razón”.
En CVP trabajé bajo las órdenes de
Fernando Delón, quien era el Director de Exploración y Producción, y siempre
admiré su ética profesional. Tuvo un grave problema personal de alcohol que
casi le costó la vida, el cual logró controlar y se mantuvo activo como consultor
después de su salida de la CVP. En su comportamiento ético, como físicamente,
Fernando Delón fue un hombre erguido, vertical.
Lo respeté mucho.
La década de 1950
En esta década el programa de
venezolanización en las empresas recibió gran impulso, no solo por el interés
de las mismas empresas en lograr talento venezolano que pudiese remplazar a un
personal extranjero más costoso, sino a la presión que se ejercía sobre las
empresas desde el Colegio de Ingenieros de Venezuela. El gobierno venezolano
había dado nuevas concesiones petroleras y la actividad de las empresas en el
país se había intensificado. El impacto de la nueva Ley de Hidrocarburos de
1943 también se había hecho sentir y, durante la etapa 1947-1958 la inversión
en el sector fue masiva, según indica Ramón Espinasa en reciente ensayo,
ver: https://prodavinci.com/lecciones-y-propuestas-para-la-reconstruccion-del-sector-petrolero-a-75-anos-de-los-acuerdos-de-1943/. Se intensificó la
exploración, la producción creció en
unos 130.000 barriles diarios cada año y se instalaron grandes centros de
refinación en el país. Cuando llegué a Shell, en 1955, todavía había pocos
geólogos venezolanos en la empresa, José Méndez Zapata, Augusto Santana y
Rafael Romero entre ellos. En el sector de Producción había más venezolanos y
pronto entrarían más, incluyendo varios miembros de la primera graduación, en
Julio 1957, de la escuela de ingeniería de petróleos de la Universidad del
Zulia, fundada por Efraín Barberii. Este grupo tendría una destacada actuación
en la industria petrolera nacional: Pedro José Ríos Lugo, Edgardo Ali Valero Zambrano, Lindolfo León Rodríguez,
Ernesto José Agostini Oquendo, Pedro Luis Díaz, Lucio María Peralta García,
Mauricio Tedeschi di Doménico, José Ulises Ramírez Olmos, Hugo de Jesús Vivas
Rubio, Arévalo Guzmán Reyes Blanchard, Francisco Tobías Guédez Acevedo y Dilcia
Elena Ramírez Lugo, quien fue la primera venezolana en graduarse en esta
especialidad.
Miembros de ese grupo fueron al
Ministerio de Minas e Hidrocarburos, como Agostini, Guzmán Reyes y Ulises
Ramírez. Otros ingresarían a CVP tan pronto fue fundada en 1960, como fue el
caso de Lindolfo León y de Edgardo Valero. Pedro Ríos, Dilcia Ramírez y Hugo
Vivas, fueron a Shell, Tedeschi a Creole, Guédez a Mene Grande. La carrera de
Arévalo Guzmán Reyes como funcionario del Ministerio de Minas e Hidrocarburos,
luego de Energía y Petróleo, tuvo mucho impacto en el campo gremial y de la
venezolanización, así como en lo relacionado con la conservación del gas
natural, tema al cual le dio mucho énfasis. Guzmán Reyes fue un severo
funcionario fiscalizador de las empresas petroleras privadas y un eficiente
colaborador de Luis Plaz Bruzual. Hacia el final de su carrera fue miembro de
la Junta Directiva de PDVSA.
Lagunillas, 1960
En los primeros años de la década de
1960, después de unos siete años como geólogo de exploración, fui enviado por
Shell a Lagunillas, a trabajar como ingeniero de producción en el Lago de
Maracaibo. Allí debí “comenzar de nuevo”, al lado de un grupo de jóvenes
ingenieros de petróleo y geólogos, muchos de quienes eran más jóvenes que yo.
Era un grupo extraordinario: Francisco (Frank) Rubio, Ricardo Corrie, Gustavo
Inciarte, Simón Antúnez, Hans Krause, Miguel Fraíno, Enrique Hung, Marcos Marín
Marcano, Diógenes Madrid, Efraín Barberii, Demetrio Quintero, Ramón Omaña,
Carlos Medina, César Medina.
Era una Lagunillas vibrante, saturada permanentemente del característico
olor a diésel que nunca podremos olvidar, como esos perfumes que nos recuerdan
a una mujer querida. Era un campo extraordinario, con sus casas bien cuidadas,
el Club, atención médica continua, buenas escuelas para los niños, un sitio
ideal para trabajar y tener una familia. Se trabajaba muy duro ya que la
oficina abría a las 6:30 de la mañana, si recuerdo bien, pero realmente nunca
cerraba porque los pozos petroleros, como los bebés, nacían preferentemente de
madrugada. El cafetín del Sr. Martínez
suplía la ausencia de un desayuno formal en la casa.
Allí me re-encontré con Gustavo
Inciarte. Lo había conocido en Norman, Oklahoma, cuando él estudiaba en la
Universidad de Oklahoma y yo en la Universidad de Tulsa. Allí íbamos a jugar
fútbol. El arquero de Tulsa era yo y el arquero de la Universidad de Oklahoma
era Juan Roger, Pollón, quien haría una brillante carrera en Creole y quien era
mi amigo desde las aulas del Liceo “San José” de Los Teques. Una vez jugamos en
presencia de nuestro admirado novelista y presidente exiliado Rómulo Gallegos.
En 1968 se creó el Instituto de
Investigación Petrolera de la Universidad del Zulia, gracias a la iniciativa de los ingenieros Evanan Romero, Ricardo López y Marcias Martínez. Gustavo Inciarte donó muchos de los equipos de laboratorio para esta nueva institución, la cual se convirtió,
con el liderazgo de otro grande, Efraín Barberii y otros ingenieros de Shell
como Adafel Rincón y Hugo Finol, en facultad de post-grado de Ingeniería
Petrolera de la universidad. Después de la nacionalización, en 1976, Inciarte
llegó a ser el Gerente General de Exploración y Producción de Maraven
(ex-Shell) y en 1979 regresó brevemente a Lagunillas, como segundo a bordo del
Gerente General de la División de Producción de la empresa, controlando una
producción cercana al millón de barriles diarios. En 1980 se fue conmigo y con
José Mavares, otro maravilloso profesional venezolano, a Meneven, a integrar su
junta directiva y a compartir con esa empresa las experiencias que habíamos
adquirido en Shell-Maraven. De Meneven
Inciarte fue a la Junta Directiva de Bariven y a INTEVEP, donde llegó a la
presidencia en 1985.
En Lagunillas también conocí
a Hans Krause, un petrolero de gran estatura. Su carrera profesional ha sido
fundamentalmente con Shell, donde dejó una brillante hoja de servicios, desde
que entró a la empresa como ingeniero de operaciones, en 1963, hasta que se
retiró en 2000 como Vicepresidente y Director de las empresas Shell en
Venezuela. Un notable aspecto de su carrera ha sido su actuación en la AAPG,
Asociación de Geólogos Petroleros Americanos, organización en la cual ha
recibido diversos premios, desde el de Servicios Distinguidos hasta el Premio
Michel Halbouty (2018) por su excepcional liderazgo en su campo, el premio
mayor que concede esta organización.
Simón Antúnez, ingeniero de
petróleo, no poseía la misma estatura de Krause pero también ha sido un gigante profesional. En Lagunillas, cuando los conocí, andaban
frecuentemente juntos. Antúnez veía a Krause hacia arriba y le decía “Tú no
eres normal”. Simón se graduó en la Universidad del Zulia en 1962. De inmediato ingresó en Shell, Lagunillas. De
Shell/ Maraven salió en 1998 hacia INTEVEP. Su participación
directiva gremial y organizativa en la Sociedad Venezolana de Ingenieros de
Petróleo ha sido extensa y de especial importancia, por lo cual ha recibido
merecidos reconocimientos. De Antúnez me ha llamado siempre la atención, como
también fue el caso de Humberto Peñaloza,
su gran rango de intereses humanísticos y su gran cultura, la cual va
mucho más allá de los conocimientos típicos de su especialización.
1960-1970
En la década
de 1960 y, de manera más pronunciada aún, en la década de 1970, el proceso de
venezolanización se acentuó. Ya para la fecha de la “nacionalización” de la
industria, Enero 1976, la gerencia de la industria estaba casi totalmente en
manos de personal venezolano.
Ya la Gente del Petróleo
se contaba por miles.
2002-2003
En 2002 y 2003 sus filas serian seriamente
diezmadas por el desequilibrado mental que ocupo la presidencia de Venezuela
hasta su muerte en 2012, con la complicidad de Ali Rodríguez Araque y Rafael
Ramírez Carreño. Esa historia ha sido bien contada, ver Eddie Ramírez: “La
Indoblegable Sociedad Venezolana” y “Ni
un Paso Atrás”.
Gran síntesis de una historia que no se conoce y que bien podría ser foco para cuando corresponda volver a hacer la industria, cosa que creo posible en pocas décadas.
ResponderEliminarQue placer poder conocer de la mano de este Gran Señor, una pequeña parte de la historia de nuestro pais, que nos hace sentir orgullosos de sus logros, en lo personal y en lo colectivo. Dios lo siga bendiciendo e iluminando
ResponderEliminarEstá más que demostrado que la nacionalización fue un paso en falso, pero entonces va uno y lo dice y en el país de gesticuladores insensatos que tenemos lo acusan a uno de ser antinacionalista. Pero resulta que no, que verdaderamente la industria iba exageradamente bien en manos de Shell y otras, y fuimos nosotros los que solitos, sin que nadie interviniese, alcanzamos poner en manos de unos delincuentes la gallinita de los gold eggs.
ResponderEliminarLo de Chávez estaba cantado, un pueblo de imbéciles envidiosos colocando a un imbécil envidioso en el poder para que se enriqueciera, él y la caterva de ladrones que se desayunaron un millón de millones.
No mejora el enfermo.
Nada que agregar! Sencillamente una lectura Sin Desperdicios! Ni Un Paso Atrás! Gente del Petróleo (1982-2003)
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ResponderEliminarFelicitaciones! Excelente recuento también para la Historia de Venezuela.
Saludos.
Gracias una vez mas Don Gustavo, recuerdo exactamente el olor a diesel del campo Carabobo en La Lagunillas de mi niñez, luego serîa Maraven mi primer trabajo como Ingeniero. Mi padre se jubilo en Shell de Venezuela.
ResponderEliminarExcelente tu resumen de la historia petrolera en Venezuela, llena de anécdotas y momentos importantes que llevaron a la creación de una IPN exitosa, importante a nivel mundial y de donde salieron grandes venezolanos que contribuyeron al bienestar de una Venezuela grande y pujante hasta la llegada del desastre chavista.
ResponderEliminarPor razones personales y por la suerte del destino, tuve el honor de conocer a muchos de los que aparecen aquí, como Siro Vásquez, Guillermo Zuloaga, Domingo Casanova, Nicanor García, Julio Sosa Rodríguez, Luis Plaz Bruzual, Raimundo Molina, José Rafael Domínguez, Alberto Quirós, Efraín Barbieri, Humberto Peñaloza, Arévalo Guzmán Reyes, Gustavo Inciarte, Eddie Ramírez, Mauricio Tedeschi, entre otros distinguidos venezolanos, muchos de los que lograron traspasar algunos hitos antes reservados a los gerentes y profesionales extranjeros.
Debo mencionar con especial aprecio al Dr. Siro Vázquez que aún cunado en los años 60 era uno de los ejecutivos más importantes de la SONJ (hoy ExxonMobil), siempre tuvo un momento para recibirme y hasta almorzar conmigo, cuando se enteraba que yo estaba en NY pues me quedaba en el Hotel Dorset donde la Creole tenía habitaciones para sus directores cuando estaban en esa ciudad y creo que al Dr. Vásquez le reportaban quién andaba por ésos lares. Un extraordinario caballero como pocos.
Son tantas las anécdotas y memorias de ésa época, pero termino aquí agradeciéndola a Gustavo el haber escrito éste relato de enorme valor histórico para Venezuela y el mundo del petróleo.
En el último párrafo falta un nombre entre los miembros del equipo demencial que destruyó la industria petrolera: el de Gastón Parra Luzardo.
ResponderEliminarLa gente del petrolero ha sido victima de la mayor masacre laboral que se ha hecho en Venezuela. Soy abogado y me toco atender a los mas de 7000 despedidos de PDVSA en 2002 y 2003 como consecuencia del llamado Paro Petrolero. Ahora examinando y revisando con calma las sentencias y decretos del Gobierno de Chávez contra La Gente Del Petrolero, podemos encontrar una verdadera conspiración jurídica por decirlo así cuando se formo un triangulo entre Los directivos de entonces de PDVSA, la llamada Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, el comportamiento de algunos de sus magistrados y el Escritorio Jurídico que le sirvió de apoyo a Félix Rodriguez quien actuó como representante de PDVSA sin tener la representación legal de ella. Con ese triangulo era imposible hacer valer los derechos laborales de la Gente del Petróleo. Además de eso todos los jueces estaban recibiendo instrucciones desde arriba para hacer nugatorios sus derechos. Lo digo con la experiencia que me toco vivir ante los Tribunales del Estado Zulia donde coordine con un grupo de abogados la defensa de los despedidos. Fue una masacre juridica
ResponderEliminarLa gente del petrolero ha sido victima de la mayor masacre laboral que se ha hecho en Venezuela. Soy abogado y me toco atender a los mas de 7000 despedidos de PDVSA en 2002 y 2003 como consecuencia del llamado Paro Petrolero. Ahora examinando y revisando con calma las sentencias y decretos del Gobierno de Chávez contra La Gente Del Petrolero, podemos encontrar una verdadera conspiración jurídica por decirlo así cuando se formo un triangulo entre Los directivos de entonces de PDVSA, la llamada Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, el comportamiento de algunos de sus magistrados y el Escritorio Jurídico que le sirvió de apoyo a Félix Rodriguez quien actuó como representante de PDVSA sin tener la representación legal de ella. Con ese triangulo era imposible hacer valer los derechos laborales de la Gente del Petróleo. Además de eso todos los jueces estaban recibiendo instrucciones desde arriba para hacer nugatorios sus derechos. Lo digo con la experiencia que me toco vivir ante los Tribunales del Estado Zulia donde coordine con un grupo de abogados la defensa de los despedidos. Fue una masacre juridica
ResponderEliminarNo mencionan al primer Comisario de la Primera Junta directiva de PDVSA, esta persona excepcional es el Licenciado Luis Eduardo Ramirez Rivas
ResponderEliminarExcelente narrativa Dr. Gustavo! La historia de la Gente del petroleo será escrita en un futuro con tinta de oro! Gente honesta trabajadora y seria, con gran sentido de responsabilidad y honor! La costa Oriental del lago es y será siempre parte importante de esa historia, donde muchos ya han partido de este mundo sin ver respuestas a sus sueños! Mis respetos y admiración a su trabajo y al de tantos hombres que se hicieron y formaron en esa noble industria!
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