La voz del amo
En un artículo publicado en APORREA : Crisis de hegemonía en Venezuela”, verlo
en https://www.aporrea.org/actualidad/a281241.html,
Jorge Giordani, quien fuera junto con
Hugo Chávez, Rafael Ramírez y Nelson Merentes integrante del cuarteto macabro
que generó la tragedia venezolana, habla de esta tragedia como si fuera un médico
forense encargado de la autopsia del cadáver de la revolución y no una de sus
putrefactas extremidades. Para comenzar,
el título es sugerente de un actitud inclinada al autoritarismo. Se refiere a
la situación que se dio en Venezuela cuando Hugo Chávez se enfermó y ello condujo
a un debilitamiento de su autoridad. Quien mandaba ya no podía mandar de la
manera debida. Y ello, dice Giordani, condujo a la formación de un grupillo que
comenzó a remplazar a Chávez para lograr sus propios fines o agendas. Giordani
no cita nombres de ese grupillo pero por años guardó silencio. Tenía que
incluir a Cabello, Ramírez, Merentes, Giordani, algunos militares, y sus
respectivas pandillas.
Recordemos que Giordani fue ministro de planificación del régimen
chavista/madurista desde 1999 hasta 2014, de manera casi ininterrumpida. Fue
solamente en 2014 que Maduro lo despidió, después de muerto Chávez. Esto
significa que Giordani fue uno de los protagonistas de la debacle venezolana
durante todo el período de la hegemonía de Hugo Chávez y de su enfermedad, la
cual creó, según dice, la pugna sorda por el poder entre sus allegados. Giordani
era uno de esos allegados pero ahora habla de estos procesos internos, como si
acabara de llegar de Marte o Plutón, y hubiera estado totalmente separado del
forcejeo.
Con frialdad anátomo - patológica Giordani
describe el proceso de “crisis de hegemonía” de la siguiente manera:
·
Inoculación, previa al año 2011
·
Cooptación, años 2011 y 2012
·
La presencia de dos hechos fundamentales:
la decisión del Presidente Chávez en diciembre del año 2012, y su siembra
definitiva el 5 de marzo de 2013.
·
Agónica, desde abril del 2013
En todas esas etapas Giordani actuaba en el
seno del régimen de manera protagónica.
Hasta los términos utilizados son más propios
de un documento científico sobre, digamos, una epidemia de malaria en Guayana.
Habla de la inoculación y del contagio.
Giordani describe la situación actual del régimen de Maduro, el que lo
despidió a él, de la siguiente manera: “ [el régimen] pretende continuar sin
límites ni restricciones, como si fuese eterno, sostenido por una casta
pretoriana, basada en sacarle el máximo partido personal, grupal, a la mermada
renta de los hidrocarburos, a base de una creciente represión generalizada,
junto a un proceso de prostitución institucional lacerante, acompañado de una anomia
social, con una emigración masiva, constante, nunca vista en la historia
republicana de Venezuela,”. Quien
lea este párrafo estará de acuerdo en que describe de manera adecuada lo que
sucede hoy en Venezuela pero notará que también describe lo que sucedía durante
el abusivo régimen de Chávez, del cual Giordani fue pilar, así como durante la
primera etapa de Maduro, antes de que Giordani fuera despedido.
Giordani
viaja en su artículo de la locura al cinismo. Pero en su párrafo final regresa
a la locura cuando dice:
“la
salida a la presente crisis requiere, de manera urgente y necesaria, la
conformación de un nuevo bloque hegemónico, que se sustente en un liderazgo
político popular colectivo revolucionario y el de una Fuerza Armada
Bolivariana, bajo los preceptos de la Constitución de la República, aprobada
masivamente en diciembre del año 1999”.
Así,
sin tapujos, el cínico loco propone una nueva dictadura, compuesta por un
liderazgo revolucionario donde – por supuesto – el sería de nuevo uno de los
pilares, apoyado nada menos que por una Fuerza Armada Bolivariana, la cual se
encargue de guardarle las espaldas a los nuevos malhechores, compartiendo el
botón. Es decir, el mismo tipo pero con diferente cachimbo.
Esta
combinación de locura y de cinismo ha sido característica del régimen político chavista/madurista
del siglo XXI, la etapa de mayor ignominia en la historia de Venezuela. Pero
Giordani no se contenta con callar y mantenerse fuera de la palestra pública,
lo cual sería lo más honorable para un criminal de su calaña. Tiene que seguir
actuando, esta vez disfrazado de científico social, tratando de explicar el
crimen desde el punto de vista de un detective cuando fue uno de los
criminales. Es la carencia de conciencia que se observa en ellos lo que se resiente
más de esta gente que ha destruido a Venezuela.
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