En su más reciente escrito para APORREA, la
publicación predilecta del chavismo, usted dice lo siguiente, reiterando su actitud irrespetuosa hacia los gerentes
petroleros venezolanos de la PDVSA pre-chavista, expresada en múltiples oportunidades año tras
año, ver: https://www.aporrea.org/energia/a285364.html
“Esa
S.A. anexa al nombre legítimo de Petróleos de Venezuela fue el resultado de una
"nacionalización" propuesta, impuesta y diseñada por los propios
consorcios concesionarios extranjeros, para mantener y extender su
participación en los negocios petroleros venezolanos. Sus gerentes "nativos"
cambiaron de camiseta Exxon, Gulf, Shell, Texaco, Chevrón al amanecer del 1° de
Enero de 1976, cuando asumieron las juntas directivas de las 13
"operadoras nacionalizadas", creadas e integradas por ellos mismos en
agosto de 1975, y llevándose en los cachos a la única empresa auténticamente
nacional, la CVP, a la cual terminaron por integrar a las culturas corporativas
Mobil y Gulf, en "Corpoven".
Me siento aludido porque yo fui uno de esos
gerentes que usted define como “nativos”, entre comillas término despectivo que significa que los
gerentes petroleros que manejaron la industria petrolera nacionalizada en 1976
no eran realmente venezolanos sino de
alma extranjera, vendidos a los invasores capitalistas, haciendo el trabajo que
le convenía a los extranjeros y no al país.
Bien sé que usted representa una posición
ideológica muy diferente a la manera de ver y de actuar de los gerentes
petroleros venezolanos que usted ofende, pero esa diferencia de perspectiva no
justifica sus insultos, sobre todo a la luz de los resultados que la industria
petrolera nacionalizada tuvo en manos de esos gerentes en comparación con los
resultados que ha tenido desde que ha sido tomada por los miembros del sector
ideológico al cual usted pertenece. Los
hechos y las cifras petroleras de 1976 a 1999 y de 1999-2019 son
incontrovertibles, a prueba de las contorsiones estadísticas y clichés
marxistoides que usted y miembros de su grupo han utilizado para tratar de
engañar al país.
Más allá de las cifras y los resultados de la
industria petrolera pre-chavista y de la industria petrolera chavista que están a la vista de todos, venezolanos y
extranjeros, está la actitud con el país que han tenido esos gerentes que usted
ofende, comparada con la actitud que la gente suya ha tenido. Los casos de mala
conducta profesional o de corrupción en el ejercicio de sus labores entre los
gerentes de la PDVSA que usted ofende
pueden contarse con los dedos de una mano y lo desafío a usted a negarlo, si
tiene la información contraria. Al contrario yo sí puedo decirle con los
documentos en la mano que una inmensa porción de los gerentes petroleros de la
etapa chavista, en la cual usted ha participado por años trabajando para Chávez
y Maduro, han sido no solo ineptos sino
muy corruptos, algo que está plenamente documentado en los medios de comunicación
y en libros enteros y trabajos de investigadores venezolanos y extranjeros. Los
gerentes petroleros venezolanos que usted ofende han sido abrumadoramente
buenos ciudadanos y hoy están retirados de manera honesta, cuando no despedidos por la furia acomplejada de Hugo Chávez, muchos ganándose hoy la
vida como pueden por haber sido despojados de buena parte de sus
indemnizaciones laborales y hasta de los dineros de sus fondos de ahorros,
sustraídos por PDVSA para sus gastos turbios.
Usted tendría graves problemas si tratara de
mencionar con nombre y apellido a gente como los gerentes que manejaron la
industria desde 1976 hasta 1999 como ladrones y/o ineptos mientras que yo no tendría ningún problema en mencionar
con nombre y apellido a muchos de quienes tomaron a la gerencia de PDVSA por asalto (en realidad, ya lo he hecho.
Desde Héctor Ciavaldini y Ali Rodríguez, pasando muy brevemente por Gastón Parra, quien luego iría al Banco
Central de Chávez, pasando por el nefasto
Rafael Ramírez, por Eulogio del Pino hasta llegar a Manuel Quevedo, la
gerencia de esa PDVSA ha sido ignorante y/o corrupta. No puedo decir que todos
hayan robado pero muchos de ellos sí lo hicieron y están identificados y hasta
algunos en prisión o buscados por la justicia internacional. Hablo de corrupción en lato sensu, no solamente refiriéndome al robo y
lavado de dinero, que de eso ha habido mucho y en grado monstruoso, sino de venezolanos que como Ali Rodríguez, Gastón
Parra, Héctor Ciavaldini y Manuel Quevedo, por mencionar cuatro ejemplos, no calzaban,
ni remotamente, los puntos necesarios para gerenciar una empresa petrolera como
PDVSA.
Corrupto es también quien acepta una posición
que le queda grande.
Pasé 26 años en la industria petrolera
venezolana, en las etapas concesionaria y nacionalizada, desde 1955 hasta 1981 y
siempre trabajé en ella como técnico petrolero o como gerente petrolero, los
primeros tres años en el monte, conociendo de manera íntima al país y a su
gente, no encerrado en una aula universitaria. He combatido los regímenes de
Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, dictadores ineptos y corruptos de extrema izquierda. Conocí todos
los aspectos de la industria petrolera, desde la exploración hasta la gerencia
del más alto nivel. Lo único que no hice fue navegar en un tanquero. No sé si
usted ha trabajado para alguna empresa petrolera alguna vez, en algo que no
sean asesorías puntuales durante el periodo chavista. Usted ha sido un economista estudioso del petróleo desde el punto de vista marxista, miembro de
un grupo que ha poseído una visión política e
ideológicamente sesgada del negocio petrolero y un docente universitario, actividades ciertamente
lícitas pero insuficientes para permitirle un íntimo conocimiento de la
industria petrolera. Ello lo ha llevado a construir un modelo mental petrolero de
pronunciado astigmatismo marxista, aunque debo reconocer que usted, por haber estado activo durante
más años, ha adoptado últimamente una
visión más amplia sobre el petróleo venezolano y ha sido menos parroquial en su
perspectiva que colegas como Mieres, Losada Aldana, Parra y otros quienes nunca
quisieron aprender mucho sobre la naturaleza internacional del negocio petrolero
ni quisieron salir nunca de su carapacho marxista. He tratado de conocer más
sobre usted pero en Internet no he logrado encontrar más que una escueta
semblanza profesional y biográfica suya, incluyendo su breve pasantía como
Director de PDVSA (2002?), sus etapas como embajador de Chávez en Rusia y
Arabia Saudita y su asesoría económica durante 15 años, desde 2004, en el corrupto y servil Banco Central de
Venezuela. Ha estado usted allí como partícipe del colapso de su autonomía y
transformación en organismo cómplice de
las marramucias y bellaquerías financieras de las dictaduras.
Mientras los gerentes
que usted ofende han sido victimizados por las dictaduras
corruptas de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, ambas entregadas de manera
desvergonzada a la tutela cubana, usted no solo las ha aceptado en silencio
sino que ha sido remunerado por ellas en su trabajo profesional y las ha
apoyado en buen grado. Su identidad personal y profesional es inconfundiblemente
chavista, lo cual muchos venezolanos
víctimas de esas dictaduras ven como un estigma. Por ello le digo que su
tratamiento de los gerentes petroleros pre-chavistas no solo es injustificado sino
que carece de la autoridad moral que pudiera haber tenido si fuera documentado
y si usted fuera un genuino portavoz de la democracia, de la transparencia y el patriotismo. Este no
parece ser el caso sino, más bien, el de miembro del chavismo depredador, colaborador de la opacidad gerencial con la cual se han manejado los asuntos
financieros del Banco Central de Venezuela durante este siglo y de venezolano a
quien, dado su silencio sobre este tema, la tutela cubana sobre Venezuela no parece
haberle molestado.
Gustavo Coronel
P.D. En relación a su comentario sobre la CVP
deseo añadir lo siguiente: Fui gerente de exploración de CVP, 1965-1967, la conocí bien por dentro y me consta que,
aunque muy empeñosa, particularmente bajo Rubén Sáder Pérez, nunca tuvo los recursos
técnicos, financieros o gerenciales que hubiesen sido necesarios para tomar un
efectivo control de la empresa petrolera nacionalizada. Pretenderlo fue una
aspiración política minoritaria durante los años del debate pre-nacionalización
y expresión de un deseo nacionalista más sentimental que sensato. Me tocó
coordinar en PDVSA el proceso de racionalización que llevó las empresas
pre-nacionalización a cuatro empresas integradas (posteriormente a tres) y
puedo aseverar que el análisis que se hizo de cada empresa no dejó lugar a
dudas de que CVP no podía ser la gran empresa sombrilla de la industria
nacionalizada. Por ella fue integrada en CORPOVEN, empresa que hizo una
excelente labor como filial de la empresa matriz.
Por favor Gustavo, este Potellá es tan o más ridículo que el borracho Paravisini, par de parásitos que no valen las líneas que les dedicas. El Potellá es de los que dice que el desastre que ha hecho el chavismo con PDVSA es culpa de todo el mundo, menos de ellos, claro. Quieren tanto a los pobres que los multiplican, los malditos.
ResponderEliminarTú pones a cualquier chavista a administrar el Océano Pacífico y lo secan en dos semanas. Y claro, siempre habrá un Potellá que dirá que es culpa de USA, no de ellos. Si les dejas las colillas de cigarro de los ceniceros, se las pelean para embolsillárselas.
Decir chavista corrupto es un pleonasmo.
Distinguido Sr. Gustavo Coronel. Soy Carlos Mendoza Pottellá.
ResponderEliminarEntiendo que le ofenda el término nativo. Ese era el que utilizaban los gerentes americanos e ingleses en la era concesionaria para referirse a los empleados como mi padre, quien trabajó 25 años en la Vengref, en cuyo campo obrero de Puerto La Cruz estuvo mi casa familiar hasta su muerte.
El entrecomillado, que si es mío, no es por desprecio,sino porque yo no fuí quien inventó el término y su sentido despectivo.
La referencia familiar es para seguir discutiendo, porque usted dice que no me conoce:
Yo también soy "gente del petróleo", aunque a usted no le guste.
Mi padre nació en Guanoco y vivió allí hasta 1930 cuando mi abuelo se mudó a Caripito ante la inminente quiebra de su negocio, vinculado estrechamente a las actividades de la compañía asfaltera, por el fin de esa explotación. Yo naci en Caripito y en 1944 mi familia se mudó a Puerto La Cruz, también por la misma causa de cese de las actividades petroleras y el azote del paludismo. Cuando se terminó de construir la Refinería de PLC en 1950, mi padre, quien estudió en Trinidad y trabajó en el puerto de Caripito, en el fletamiento de mercantes de cabotaje, entró directamente a la Gulf, donde trabajó todo el tiempo en la "loading pump house", como el decía. Yo viviví en el campo obrero "nativo", alejado del campo "americano". Estudié en la Escuela Privada Gulf, con pupitres y cuadernos norteamericanos. Fuí becario de la compañía hasta que por los avatares ideológicos de los años 60, caí en prisión y fui condenado a 25 años de cárcel por rebelión militar, de los cuales pagué 5 y medio y 2 de exilio. Lo demás, incluidos mis vínculos desde 1970 con petroleros de escuelas distintas a la suya, -como Juan Pablo Pérez Alfonzo, Francisco Mieres y Gastón Parra Luzardo-, es más conocido por usted y porque lo he referido en mi blog: https://petroleovenezolano.blogspot.com
En resumen, yo también soy un petrolero "nativo".
Las diferencias de opiniones son legítimas, pero ellas están vinculadas también con los intereses. Yo creo que estoy defendiendo intereses colectivos y no lo difamo al decir que usted ha defendido intereses particulares, corporativos, lo cual es legítimo, pero que yo no comparto. Y no por socialista, sino por el interés personal en el patrimonio de mis descendientes en las próximas generaciones, a los cuales no puedo legar otro título de propiedad que no sea la nacionalidad venezolana, la cual les debe garantizar una justa participación en el destino y desarrollo de este país, de su probreza o de su riqueza.
Desde luego que esa experiencia vital inicial y el estar estudiando estos temas desde 1970 no me convierte en un "experto", como si lo son todos los que han tenido experiencias gerenciales, conocen las estructuras geológicas, los taladros y las refinerías. Mi formación es justamente de economía y política petrolera. No creo que eso me de derecho a mirar por encima del hombro a los auténticos gerentes y operadores de los campos y las refinerías, pero sí tengo el derecho a emitir mis opiniones sobre las decisiones de trascendencia nacional que han sido tomadas y que habrán de ser tomadas. Si usted lee mis trabajos podrá observar que no he sido complaciente con nadie ni parcializado en las opiniones que expreso. Lamento que sean tomadas como ofensas personales, pero son mis opiniones en las cuales no deja de jugar una determinada visión política e ideológica del mundo y de la sociedad contemporánea.
https://youtu.be/Jo5U61AuHh8. Aquí hay una muestra de lo publicado en Aporrea.
Como lo cortés no quita lo valiente, con mis atentos saludos.