tiene pena y dolor... no conoce el amor.
Hace unos días leí una crónica en un diario Caraqueño sobre el concierto que dió la Orquesta Sinfónica Juvenil de Venezuela en Carnegie Hall, bajo la dirección de Gustavo Dudamel. El concierto fue un rotundo éxito pero la crónica no. Hablaba de "La caravana Romana" de Berlioz (El carnaval Romano), del mambo de Berstein (Bernstein) y del "sabor venezolano" de la segunda parte (no se tocó ninguna composición de autoría venezolana). En líneas generales, un verdadero desastre.
La música clásica proporciona una fuerte indigestión a quienes no la cultivan con perseverancia, a quienes solo se echan un bañito rápido de cultura musical. "Chúber me encanta", me decía una señora en Los Teques, "sobretodo cuando toca el saxofón", confundiéndolo seguramente con Bill Clinton.
Mi amigo José Bergher, ex-cellista de la OSV, me comentaba que lo de la caravana incluía posiblemente un paseo en "gandola" por Venecia y me envió una lista de composiciones "creadas" por estos indigestos de la música clásica:
"La Fuerza del Intestino" de Verdi; "Los Penes de Roma", de Respighi; "El Anillo de los Ombligudos", de Wagner; "Las Bolas de Fígaro" de Mozart . A la lista de José le agrego el "Concierto para Ano y Orquesta" de Gliere y "El Bolero" de Raquél. Según los pseudo expertos, he averiguado posteriormente, "El Anillo de los Ombligudos" se dividía en cuatro partes: Los Loros del Rín; La Biquina; Servando y Florentino y, Los Dioses Apocados.
Estos indigestos,entre quienes se encuentra uno que otro jefe de estado, generalmente piensan que Bach era tímido porque compuso la "Tocatta y Fuga", que Stravinsky era un sátiro por lo del "Pájaro de Fuego" o que "Chuber" fue impotente por aquello de la "Sinfonía Inconclusa". Lo de Bach era, más bien y por lo que sabemos de su vida, Tocata, Introducción y Allegro con brio.
Seguramente nuestros pseudo expertos han estudiado cultura musical en la Universidad Bolivariana, en Bello Monte, con post-grado en la Universidad de Moruy.
1 comentario:
Hace unos años, cuando trabajaba como coordinador musical tel Teatro Teresa Carreño, participé en una reunión de programación, organizada para ultimar detalles de los eventos de ese año. Por razones que no recuerdo llegué unos minutos tarde. Hablaba en ese momento uno de los responsables de un área técnica de escenario, quien disertaba sobre las necesidades técnicas de "La Firma de Gardel".
Me sentí en la luna, ya que no había oído hablar de ningún espectáculo de tangos que viniera de Argentina ese año. Cuando me pasaron una hoja con la lista de las producciones que se estaban planificando para ese año, me dí cuenta de que el amigo se refería al ballet "La Fille mal guardée".
Felipe Izcaray
Publicar un comentario