martes, 31 de julio de 2018

ASPECTOS POSITIVOS DE LA DIÁSPORA



Mañana Miércoles, aquí en Washington DC, habrá una reunión sobre las múltiples caras de la diáspora venezolana, a la cual pienso asistir. Sobre este tema de tanta importancia he pensado lo siguiente:  
La diáspora venezolana es hoy una estampida y muchos venezolanos que se van o se quedan sufren de  sus efectos. La ausencia del país del cual uno se siente parte es siempre traumática. Pero creo que hay aspectos de esta masiva ausencia que experimentan los venezolanos que habrán de resultar positivos para la Venezuela del futuro
¿Cuáles son? En primer lugar, la masa de venezolanos de todas las clases sociales que hoy se encuentran fuera del país están enfrentando  una experiencia que les resultará aleccionadora. Están viendo y participando de una manera de vivir diferente, en un país diferente a Venezuela, el país que muchos de ellos  siempre consideraron el mejor del mundo. Por décadas los venezolanos habíamos sido muy narcisistas en nuestra evaluación del país. Venezuela era lo más “chévere”, sus mujeres eran las más bonitas, sus montañas las más altas, sus ríos los más caudalosos. Los venezolanos que salían por breve tiempo al exterior pasaban por muchos países pero los países no pasaban por ellos. Deseaban imponer su manera de vivir y de actuar en los países que visitaban. Se hicieron, por ello, muy antipáticos en todo el planeta. Como decía Cabrujas, creían que el Papa oía el Popule Meus cada Viernes Santo y que en el restaurant Tour Argent de París se tomaba vino de piña de Carora. En su ignorancia, enviaban postales a sus familiares desde Roma diciendo: “La ciudad es muy bella y veo muchos inmigrantes en las calles”. Ahora, viviendo en otras latitudes, están reajustando muchas de estas actitudes, al ver que en esos países hay mujeres igualmente bellas, ríos igualmente caudalosos, montañas igualmente altas. Que una nevada en Apartaderos es muy modesta en comparación con una en Boston o en Oslo.  A ese reajuste mental del venezolano en el exterior yo le doy el nombre de crecimiento.
En segundo lugar, creo que el venezolano que emigra, inmerso en la nueva sociedad, comienza a advertir diferencias entre los valores de la nueva sociedad y los de la Venezuela que deja atrás. Algunas de esas diferencias son favorables a Venezuela. Quizá añora nuestra cordialidad, informalidad, la manera desenfadada con la cual hacemos amigos de gente que nunca habíamos visto antes. Ciertamente hay cualidades venezolanas que son dignas de imitar y que han producido mucho amor por Venezuela entre quienes vinieron de otras tierras. Hay europeos que llegan a Venezuela y aman la informalidad y, temporalmente, hasta la indiferencia hacia el cumplimiento de las leyes, probablemente agobiados por la vida estricta que rechazaban en sus países. Pero los venezolanos inmigrantes en otros países también se darán cuenta de que en su nueva sociedad hay un respeto por las leyes que pensaban perdido para siempre en Venezuela. El concepto de buena ciudadanía, de respetuosa apego a la vida en sociedad, es una revelación para muchos venezolanos inmigrantes en esos países. Descubren las delicias de ser buenos ciudadanos y de vivir en paz y en armonía como miembros de la sociedad. Una vez que este hábito se arraiga en nuestros corazones no es posible vivir como salvajes.
En tercer lugar, experimentan una revaluación de la heroicidad y de los símbolos patrios. Para un venezolano un héroe es, con demasiada frecuencia,  alguien muerto hace años, montado en caballo de bronce en una plaza. El respeto  a Bolívar no es ya una característica positiva en Venezuela sino una obsesión patológica, exacerbada por los dictadorzuelos y ladrones que han capturado el poder político. Esa obsesión es, en sí, un irrespeto. A Venezuela se entra por el aeropuerto Simón Bolívar, se entra a la capital por la Avenida Bolívar, se pasa por el Centro Simón Bolívar, se llega a la Plaza Bolívar y se va un concierto de la Sinfónica Simón Bolívar o del programa Simón Bolívar. Todos los parásitos extranjeros que venían a Venezuela a buscar dinero de Chávez decían que llegaban a la Tierra de Bolívar, para halagar al tirano y este, en pago de la lisonja, les daba dinero para una refinería, como la de Nicaragua, llamada “El sueño de Bolívar”(No pasó de la primera piedra).  En Lisboa uno puede sentase a tomarse un café junto a la estatua del poeta Fernando de Pessoa o en Washington es posible admirar el inmenso bronce de Albert Einstein en la Avenida Constitución o el imponente monumento a Martin Luther King esculpido en arenisca. El heroísmo es civil, es ciudadano, se ha ganado en el campo de las artes, de las ciencias, de la lucha por el mejoramiento del hombre, no solamente en el campo de batalla. Nuestros inmigrantes irán aprendiendo que, si bien es cierto que Washington es el Bolívar de USA no es menos cierto que Bolívar es el Washington de Venezuela. E irán aprendiendo que los héroes civiles son tan o más necesarios para el progreso de una sociedad que los héroes militares. Aprenderán que  los maestros, los artistas, los filántropos, los buenos ciudadanos son la materia prima de la grandeza de un país.
El inmigrante venezolano en USA, en otros países latinoamericanos, en Europa, tiene la inmensa oportunidad de combinar lo excelente que existe en su propio gentilicio con la excelencia de la sociedad en la cual viven. Su imaginación y su corazón pueden abrirse a lo universal. Dejar de ser parroquiales  y de vivir viéndose el ombligo en un país de modesto nivel cultural.  
¿Regresarán? ¿ No regresarán? En un planeta cada vez más pequeño, en el cual ya se está pensando seriamente en viajar a Marte o a alguna otra estrella que ofrezca mínimas condiciones de vida, el concepto de territorialidad se ha debilitado significativamente.
 Somos ciudadanos del mundo, en un planeta amenazado por nuestra propia insensatez y mezquindades. Las disputas territoriales, la agresividad entre vecinos  son rencillas de calvos peleando por un peine. Contra este telón de fondo es necesario que nos convirtamos en miembros contributivos a la sociedad mundial. Los venezolanos que regresen a Venezuela o los que se queden en otros países nunca dejarán de ser venezolanos pero, al disfrutar de mentes ampliadas por la experiencia inmigratoria, podrán ser más útiles al terruño donde estén. Podrán ser agentes de orden y limpieza en el propio hogar y embajadores dignos de su país en todos los rincones del mundo.  

domingo, 29 de julio de 2018

El chavismo en lucha de poder con Maduro: fuera todos



***** Eso de Maduro no, Chávez sí es incorrecto. Debe ser Maduro no, Chávez tampoco
Lo que está sucediendo en este momento ante el silencio de una oposición cada vez más aletargada es que las llamadas “viudas del chavismo”, léase Ramírez Carreño, Jorge Giordani, Andrés Izarra y otros delincuentes del chavismo  que nos llevó al madurismo y a la ruina, están pidiendo la cabeza del inepto y corrupto Nicolás Maduro. Esto suena muy bien porque, en efecto, Maduro es todo eso y bastante más. Sin embargo, ello conduciría a la oxigenación del chavismo y a su sobrevivencia política.  El país ve este forcejeo en silencio y parecería conformarse con la desaparición del clan Maduro, aunque ello signifique el regreso del clan Chávez.
Esta aceptación pasiva de iniciativas de una pandilla de criminales, para arrancar el poder de manos de otra pandilla igualmente corrupta,  representa el colmo de nuestra degradación como sociedad. Permitir como solución que se vaya el madurismo y regrese el chavismo  sería el golpe de gracia para la democracia venezolana.
El lema de Venezuela no puede ser: Maduro no, Chávez sí. Tiene que ser: Maduro no y Chávez tampoco. Hay hasta analistas de la democracia  quienes advierten este proceso en marcha pero lo aprueban, diciendo que primero salgamos de Maduro y luego saldremos del chavismo. Quienes así piensan se equivocan de manera trágica y pecan de pragmáticos. Los venezolanos no podemos olvidar que el chavismo es uno solo y que está en la raíz del actual régimen. Maduro es una imposición de Chávez y quienes lo apoyan, así como quienes lo adversan hoy desde el chavismo, son caimanes de un mismo pozo. Walter Martínez ahora llama ladrón a Andrés Izarra pero era su amigo cuando ambos chupaban del erario público. Son   un caso de claro de morrocoy diciéndole conchudo al cachicamo. Giordani, un cómplice de la ruina financiera promovida por Chávez, dice ahora que Maduro es un criminal. Ambos lo son. Ramírez Carreño parece que durmió durante toda la etapa chavista porque ahora critica todo lo que se ha hecho desde el régimen donde él fue ministro, canciller, embajador y donde se mantuvo en silencio cómplice  hasta que Maduro comenzó a llamarlo, con inesperada sagacidad, lavador de dinero.
Este forcejeo entre bribones por quedarse con los restos del botín es ya suficientemente degradante. Pero aún peor es la indiferencia con la cual este espectáculo se desarrolla frente a los ojos de los venezolanos que no son ni chavistas ni maduristas. Es una apatía total, una resignación que bordea los límites del  autismo colectivo.
Es preciso rebelarnos contra el chavismo en sus diversas manifestaciones. Este grupo arruinó al país y debe ser castigado de manera ejemplar. Si dejamos que una sub-pandilla elimine a la otra y se quede con el poder tendremos más de lo mismo. Aprovechemos que las ratas se muerden entre ellas para terminarlas políticamente y obligarlas a que devuelvan a la Nación todo el dinero que se robaron. En este momento las autoridades estadounidenses están haciendo la labor que nosotros hubiésemos debido hacer: están sacando a la luz el hediondo pantano de corrupción en el cual chapotean bolichicos, banqueros, tuertos criadores de caballos, contratistas y funcionarios del chavismo, incluyendo familiares del presidente. Hasta el mismo presidente Maduro ha sido mencionado en la investigación.
 La tragedia venezolana no se soluciona con la salida de Maduro y la llegada de Giordani o Ramírez Carreño y su carro de dólares. Se resuelve metiéndolos a todos a la cárcel. Y eso lo debe hacer la sociedad venezolana con la ayuda de la región.


sábado, 28 de julio de 2018

Jorge Giordani adulador y cómplice de Chávez



En su escrito en APORREA “La maldición e inmolación de Chávez”, https://www.aporrea.org/actualidad/a266943.html  el ex-ministro de planificación del fallecido sátrapa y uno de los seis principales responsables de la tragedia social y política venezolana, junto con Chávez, Maduro, Ramírez Carreño, Padrino López  y Merentes, adula de manera descarada a Hugo Chávez para luego criticarlo por corrupto Veamos:
Comienza por decir: Uno de los peligros que ocurren con la memoria de personas de ese calibre [Hugo Chávez], al interior de esta sociedad de mercancía, es la de convertirlos en íconos de bronce, o peor aún, en productos de consumo masivo, con claras intenciones de desvalorizar su sacrificio por una causa, o el de su inmolación, como lo que ocurrió con Chávez, ante el diluvio de su día de cierre de campaña en Caracas, en el último proceso donde resultó una vez más vencedor con el apoyo masivo del pueblo venezolano”.
En este párrafo no solo se muestra como un adulante sino que ha olvidado lo que admitió en su carta de rompimiento con el gobierno de Maduro, cuando dijo, ver:https://www.aporrea.org/ideologia/a190011.html, lo siguiente: En este camino del proceso bolivariano era crucial superar el desafío del 7 de octubre de 2012, así como las elecciones del 16 de diciembre de ese mismo año. Se trataba de la consolidación del poder político como un objetivo esencial para la fortaleza de la revolución y para la apertura de una nueva etapa del proceso. La superación se consiguió con un gran sacrificio y con un esfuerzo económico y financiero que llevó el acceso y uso de los recursos a niveles extremos…. incluyendo,…. importantes subvenciones a servicios públicos de primera necesidad… lograr el acceso a los recursos necesarios con un aumento sustancial del endeudamiento de PDVSA y endeudamiento interno del Gobierno Central, y con endeudamiento externo moderado.. y subvención  a empresas públicas…”.
 En este párrafo de esta carta, publicada en 2014,  Giordani admite que se endeudó a PDVSA y al país y se hicieron “extremos” gastos populistas para ganar, a como diera lugar, las elecciones presidenciales  de 2012, cuando el candidato estaba ya mortalmente enfermo. Esto era del conocimiento de quienes – como Giordani – eran de su círculo íntimo. En el nuevo escrito no solo adula la memoria del dictadorzuelo irresponsable sino que se confiesa cómplice del engaño que se le hizo al pueblo venezolano.
Giordani continúa diciendo: “Deuda social importante, a la cual dedicó esfuerzos inauditos al consolidar la fuente de ingresos provenientes de una renta que nadie produce…”.  En este párrafo Giordani habla del ingreso petrolero y de lo que él llama los esfuerzos de Chávez para  “la consolidación de las fuentes de ingreso”. Nada más alejado de la verdad. Lo que hubo en Venezuela durante Chávez fue una orgía de despilfarro, con el recurso petrolero malgastado para beneficio de una tribu corrupta y el desvío del dinero petrolero hacia fondos paralelos utilizados por Chávez, con el consentimiento de Giordani, para sus proyectos de poder político.
Sin embargo, al mismo tiempo que lo adula lo llama corrupto, al citar, para referirse a Chávez, una carta que escribiera Antonio José de Sucre sobre Bolívar, la cual dice: “En mi humilde sentir, el Libertador ha errado su marcha desde que obtuvo el mando supremo; y lisonjeado a facciosos y aspiradores, ha relajado más la moral pública y especialmente la del ejército. Yo sé lo he dicho así y bien claramente”. Está claro que si Chávez promovió a facciosos (Maduro) y relajó la moral pública y “especialmente la del ejército” es un corrupto.
Giordani debe ir a prisión, junto a los otros cabecillas de la pandilla chavista y madurista que llevó a Venezuela a la ruina.

viernes, 27 de julio de 2018

Con la ida del chavismo también se va su dialecto

Siempre la lengua fue compañera del imperio, de tal manera que juntos comenzaron, crecieron, florecieron y después juntos cayeron….”.

Antonio de Nebrija
“Gramática de la Lengua Castellana”, 1492

Cuando los españoles llegaron al nuevo mundo ya sabían que debían tratar de imponer su lengua a los idiomas de las naciones indígenas: el nahuatl, el chibcha, el quechua, el aymará, el guaraní, el arawako, el caribe. Fue una labor  ardua lograda en dos etapas, la primera mediante la adopción temporal de la lengua nativa predominante y, luego, enseñar el español. Dada la naturaleza autoritaria de los conquistadores, lo  primero que aprendieron las tribus de América en español fueron las maldiciones. El Fraile Domingo Santo Tomás, 1560, narra que, hablando con un jefe Quechua, este le dijo: “Aun no soy cristiano pero estoy aprendiendo. Ya maldigo, juego a las cartas y estoy comenzando a robar”.
La imposición del español en el nuevo mundo no es el único ejemplo del uso del idioma como factor de dominación. El éxito de Roma en extender su imperio con la ayuda del idioma es otro buen ejemplo. De igual manera el imperio británico impuso el inglés en una buena parte del mundo, aunque hoy esté pagando el precio de su éxito.   
Hay ejemplos mucho más modestos del uso del lenguaje como factor de dominación. Uno que nos ha afectado a nosotros los venezolanos apareció con la llegada del chavismo al poder en Venezuela y fue representado por la progresiva implantación de un dialecto que los ayudó a consolidar su poder político. Este dialecto no fue ideado por el paracaidista llegado a la presidencia del país en 1999, hoy fallecido,  sino por gente más astuta, con experiencia en este campo: los cubanos castristas. En Cuba la implantación de un dialecto político había sido fundamental para lograr esclavizar al pueblo.  
Con la ayuda de ese dialecto el proyecto de dominación castrista en Venezuela aún está vivo y, por algunos años, fue muy exitoso. Su implantación no hubiese podido tener tanto éxito si no hubiese sido por el torrente de ingresos petroleros del cual disfrutó Hugo Chávez desde el 2004 hasta el 2012, año de su muerte. Con ese fabuloso ingreso petrolero Chávez pudo llevar a cabo una política de dádivas que se combinó con la utilización del dialecto ideado por los cubanos. Esta fue una estrategia pavloviana, de reflejos condicionados, la cual  no se diferencia mucho de lo que experimenta una mascota cuando se le  enseña a acatar órdenes e instrucciones a cambio de golosinas. Chávez, asesorado por el castrismo cubano,  comenzó un programa de dádivas y, al mismo tiempo, una campaña de adoctrinamiento ideológico basado en el concepto de una alianza cívico-militar (concepto castrista y del anti-semítico Norberto Ceresole). Su idea central fue vender al pobre como eje de la “revolución”, lo cual requirió la introducción de mitos de fácil atractivo popular, tales como el Bolívar mestizo-socialista; las misiones (limosnas disfrazadas), la importancia de la comuna, no ya de la comunidad o la necesidad de alianzas con países y movimientos “progresistas” a lo Irán, Libia o las FARC.
Así como los frailes católicos le enseñaron el idioma y le vendieron la idea de la supremacía de la Corona a los nativos del nuevo mundo, así los ideólogos del castrismo-chavismo comenzaron a enseñar a los venezolanos el dialecto aprendido de los cubanos. Comenzaron a hablarles de los comités de defensa de la revolución, de la soberanía anti-imperialista, de la autosuficiencia alimentaria, de la riqueza como crimen. Se creó el fraudulento Plan de la Patria, se instalaron Centros Bolivarianos, se comenzó a hablar del socialismo del siglo XXI, esa ficción de ideólogos fracasados en otros países como Heinz Dieterich y Marta Harnecker, se introdujo el carnet de la patria. Se inventó la guerra económica. Se hablaba de la siembra petrolera como la solución a nuestra crisis económica.   Se acuñó el término de milicia popular. Sobre todo se estructuró un lenguaje alrededor de la idea del pueblo en el poder y de la toma del control de los medios de producción por los obreros.
Este dialecto terminó por ser hablado en los estratos populares por sujetos que recibían, como premio,  dádivas y limosnas. Tan hondo caló este dialecto mítico en la mente del pueblo que todavía hay muchos quienes creen en Chávez y su llamada “revolución”, a pesar de que se el país se derrumbó y se han terminado muchas de las dádivas y limosnas que lubricaban la aceptación del sátrapa en las mentes poco ilustradas. El colapso es tan notorio que ya no es posible seguir creyendo en la “guerra económica” o en la “soberanía alimentaria”, en un país donde la gente se muere de hambre y de mengua. Aún en el último reducto de la “revolución”, APORREA, se ha comenzado a ver una escisión importante entre quienes aún creen y quienes han dejado de creer. Sin embargo, tan fuerte fue la influencia del dialecto chavista que aún quienes han dejado de creer hacen malabarismos mentales, tratando de explicar el fracaso como originado por un desvío del camino verdaderamente “revolucionario” por parte del actual narco-régimen. Es decir, Maduro no, Chávez sí, lo cual representa el paso intermedio entre la negación y la aceptación del fracaso.
Se va el chavismo y, con él, se va su cursi y absurdo dialecto, basado en una desesperada negación de la realidad por quienes ya dejaron de creer, pero buscan una explicación que les permita seguir aferrados a sus dogmas.  

jueves, 26 de julio de 2018

EN VENEZUELA SE ES O NO SE ES



Estimados compatriotas católicos, protestantes y ateos. Jóvenes y viejos. Pobres y ricos. Derechistas e izquierdistas. Hombres y mujeres. Militares y civiles. Conservadores y “progresistas”. En el país o en el exterior.
Venezolanos de todos los colores y de sangre en las venas. ¿Leyeron ustedes sobre las nuevas decisiones en materia económica del payaso?   Les pregunto: ¿cómo podemos soportar un día más a este narco-régimen inepto, corrupto y ridículo, las tres características que lo adornan?
Hay que ser muy desvergonzado para tolerar este régimen en silencio, para ver al país caer a pedazos sin reaccionar de manera indignada.  Tenemos que decantarnos como pueblo: de este lado los venezolanos íntegros y vertebrados, de aquel lado los entreguistas de plastilina y el narco-régimen.  
Hoy, más que nunca, hay que preguntarse con Marcos Vargas *:
                                              Se es o no se es. 
  * CANAIMA, de Romulo Gallegos                                                                                                                                                                    

miércoles, 25 de julio de 2018

EXTRA, EXTRA: Francisco Convit Guruceaga, Indiciado por lavado de dinero en USA



EXTRA, EXTRA

Francisco Convit Guruceaga, bolichico y Director de Derwick Associates, ha sido formalmente involucrado en lavado de $600 millones por investigadores estadounidenses.  Hay doce acusados y dos detenidos por este inmenso fraude entre los bolichicos y altos ex-gerentes de PDVSA.
Otro escándalo de grandes proporciones involucrando altos miembros de PDVSA, bolichicos y lavadores profesionales de dinero acaba de explotar en USA. Sin embargo, no será un escándalo más, ya que está en manos de la justicia de los estados Unidos. En total, hay doce implicados, más una fuente confidencial (el delator) y varios conspiradores no identificados pero que estuvieron en PDVSA. Uno de los conspiradores, dice el documento, es dueño de una televisora en Venezuela.
Es una historia complicada de cómo estos ladrones utilizaron el sistema controlado de cambios que existe en Venezuela para sustraer hasta $1200 millones de PDVSA, con la complicidad de un Director de Finanzas de la empresa y hasta un Vicepresidente no identificado.  
Francisco Convit Guruceaga; José Vicente Emparán; Ibrahim Ortega (ex-Director de finanzas de PDVSA); Carmelo Urdaneta (Asesor legal del Ministerio de Petróleo); Gustavo Adolfo Hernández (Lavador de dinero profesional); Mathias Krull (Lavador) y Marcelo Gutiérrez (Lavador). Además, nueve conspiradores no identificados (todavía), quienes son bolichicos, lavadores o ex-gerentes de alto nivel de PDVSA.
El fraude, llevado a cabo entre 2014 y 2016, consistía en fingir un contrato entre una empresa fantasma (Eaton Global)  y PDVSA, en base al cual Eaton le prestaba dinero a PDVSA en bolívares comprados en el mercado abierto y recibía el pago en dólares o Euros al cambio oficial. Es decir multiplicaban su dinero por un factor de diez.
Pero quien recibió parte del dinero para lavarlo, el llamado Fuente Confidencial (CS), venezolano y dueño de empresas, se asustó por lo peligroso y ambicioso del negocio y fue con el cuento a las autoridades estadounidense y se convirtió en informante, grabando numerosas entrevistas con Convit, Ortega, Urdaneta y los lavadores de dinero profesionales. Seguramente por ello el Informante recibirá una sentencia más liviana pero los denunciados estarán expuestos a bastantes años en prisión.  
Un aspecto fascinante del documento es tratar de adivinar la identidad de los conspiradores 1 al 9, todavía no identificados. Quien firma el documento de entrega a Eaton es un vicepresidente de PDVSA en 2014 o 2015. El conspirador 3 es hermano del Conspirador 1. El Conspirador 4 es un socio de Convit y ex-PDVSA. El Conspirador 7 es dueño de una estación de TV en Venezuela y es descrito como un billonario venezolano. 
Esperaremos el desarrollo de los acontecimientos. La justicia está en marcha. 

La obsesión ideológica embrutece: esto es lo que queda de Luis Britto García




Luis Britto García fue un valioso intelectual venezolano hasta que llegó Hugo Chávez al poder, momento en el cual se convirtió en un propagandista de la llamada “revolución bolivariana”. Sus obras del pre-chavismo como Abrapalabra y Las Máscaras del Poder tienen sustancia. Sin embargo, su producción chavista solo le ha servido para ganar premios gobierneros del chavismo y el castrismo, sin trascender del incestuoso estado feudal llamado Cubazuela.
Su vigor intelectual se fue difuminando, asfixiado por la tarea de hacerle propaganda al régimen. Su reciente artículo en APORREA, ver: https://www.aporrea.org/economia/a266824.html es una lamentable evidencia de su deterioro y conversión en un plumario a sueldo del régimen. Leamos lo que nos dice Britto García:
Es imprescindible que la explotación de recursos naturales se realice en lo posible con recursos propios o con empresas donde Venezuela conserve mayoría decisiva; que los contratos sobre la materia sean objeto de publicidad exhaustiva en todas sus fases; que se realicen sólo con empresas que hayan demostrado sobrada capacidad técnica y financiera y presenten expedientes irreprochables de relaciones con el Estado; que en lo posible tales empresas no tengan su asiento principal en países que hayan mostrado inusual y extraordinaria actitud de amenaza contra Venezuela, y que en los acuerdos con empresas extranjeras no se concedan privilegios, beneficios, ventajas, exenciones de impuestos, regímenes de estabilidad tributaria o de sometimiento a tribunales extranjeros, ni créditos u otorgamientos de recursos que no rigen para las nacionales.
Esta es la voz de una mente parroquial y resentida. ¿Cuáles son los recursos propios que Venezuela tiene para explotar eficientemente sus hidrocarburos? Tenemos un país miserable, quebrado financieramente, sin tecnología propia, sin gerencia nativa otra que no sea los militares ignorantes de CAMIMPEG. ¿Acaso no estamos mantenidos de manera precaria por China y Rusia? Desde hace algunos años las empresas mixtas de hidrocarburos tienen mayoría del Estado pero no funcionan a menos que el socio extranjero les inyecte dinero. ¿Cuáles son, Britto García, las empresas venezolanas que han demostrado capacidad técnica y financiera? ¿Derwick? La empresa de los bolichicos; ¿Ruperti?; ¿las empresas de maletín que operan en la faja?; ¿CAMIMPEG, la vulgar  intermediaria de los militares? ¿Se ha dado cuenta Britto García que ha sido precisamente este sistema el que ha conducido a PDVSA a la ruina?  ¿Y qué decir de la CVG y sus empresas en manos de militares ignorantes y trabajadores reposeros?
Añade Britto García que las empresas que tengan relación con el Estado no deben tener asiento en países que hayan mostrado amenazas en contra del régimen. Se refiere a las empresas estadounidenses. Pero las empresas que están aliadas a PDVSA son de China, de Rusia, de Europa. Solo una empresa estadounidense, Chevron, permanece en el país y no ha podido hacer nada para impedir la debacle que es la faja.
Habla Britto García de no someter los contratos con empresas no venezolanas a tribunales extranjeros. Pero resulta que no hay empresa extranjera alguna, ni de China ni de Rusia, ni de USA que acepte firmar contratos con Venezuela si no están sometidos al arbitraje internacional. Ya el “prestigio” del régimen es conocido en el mundo y no hay empresa en su sano juicio que se someta a los tribunales venezolanos, los cuales son marionetas en manos de Maduro.
Agrega Britto García esta demostración de supina ignorancia: “El repunte del crudo a más de 67,15 $ por barril nos dota de piso económico para recuperar la producción por encima de los dos millones y medio de barriles diarios, y asegurarnos un espléndido futuro”.
¿Recuperar la producción? Pero, ¿es que Britto García no lee la prensa? PDVSA en manos de Quevedo y de ineptos gerentes de la clase trabajadora como Wills Rangel han llevado hoy la producción petrolera a menos de 1,4 millones de barriles diarios, es decir, un millón seiscientos mil barriles diarios menos de los que tenía PDVSA en la época pre-Chávez, antes de que comenzara a declinar gracias a Rafael Ramírez y a colapsar por obra de  Del Pino y Quevedo. Hasta Mendoza Potellá podría decirle, Britto, que lo que usted propone es imposible con los bueyes que posee el régimen.
El recetario de Britto García aplica también  hacia las finanzas: “Para vencer la crisis, sanear la administración pública. Reinstaurar, mediante las actuales técnicas informáticas, el control previo, posterior y concomitante sobre el cumplimiento de las metas, programas y objetivos de los presupuestos públicos, con sanciones administrativas, civiles y penales para el caso de incumplimiento injustificado de ellos. Tal control debe abarcar tanto la administración central, como el complejo universo de los institutos autónomos, fundaciones, empresas del Estado e intereses del Estado en empresas privadas, así como a los estados, municipios y comunas. El saneamiento de la administración requiere transparencia, publicidad total y sanción ejemplar sobre las infracciones y complicidades que determinaron la transferencia de más de 60.000 millones de dólares a empresas de maletín que realizaron importaciones fantasmas”.

Este es el colmo de la ingenuidad y de la ignorancia, Sr. Britto  ¿A quién le pide usted ese saneamiento: A Maduro, a El Aissami, a López Padrino, a Cabello, a Saab, a Ramírez Carreño, a Merentes,  a Del Pino, a Giordani?  Todos ellos han sido los culpables de este desastre. Su pedimento es una payasada. Esa gente no conoce el significado de la transparencia, ellos son quienes saben adónde fueron a parar los $60.000 millones que usted menciona como desaparecidos. ¿O es que no fueron ellos quienes crearon los fondos paralelos para hacer lo que le daba la gana con el erario público? ¿No sabe Britto García que para fin de año las organizaciones financieras internacionales proyectan una inflación en Venezuela de un millón por ciento? ¿De qué habla usted, señor, que no sea de la necesidad de terminar con esta podredumbre y enviar a todos los ministros, narco-generales y adulantes a la cárcel?
Oigan lo que dice este verdadero brontosaurio del régimen: “Mediante la aplicación caprichosa de tasas de cambio arbitrarias y fantasiosas fijadas por páginas web foráneas, un grupo de empresarios ha destruido el valor del bolívar y desatado una hiperinflación que estanca las actividades económicas y desploma el nivel de vida. La "liberación" de precios es el arma de destrucción masiva de la guerra económica neoliberal, disparada por un mínimo oligopolio de intereses. En legítima defensa de la población, el gobierno tiene el derecho y el deber de fijar la tasa de cambio legal así como los precios máximos de bienes y servicios, de controlar rigurosamente el cumplimiento de tales regulaciones, y de asumir el control de las actividades y ramas económicas que se muestren incapaces de satisfacer las necesidades del público”.
Para este truculento trucutú la culpa del desastre financiero venezolano la tiene DOLAR TODAY, no las políticas suicidas del narco-régimen. Para Britto García el régimen debe fijar los precios, debe reforzar los controles, las limitaciones, asfixiar al sector privad, fijar las tasas de cambio y estatizar toda la actividad económica. Pero, señor, si eso es lo que el narco-régimen ha venido haciendo por años, con los resultados que a usted le aterrorizan.
Finaliza Britto García su receta para “salvar a Venezuela de la crisis” diciendo: “Venezuela dispone de recursos culturales, humanos y naturales suficientes para vencer la crisis, reponer la producción, recuperar las políticas sociales y fundar un nuevo sistema monetario con respaldo”.
Britto García tiene razón pero no sabe que los recursos humanos de los cuales él habla están casi todos fuera de Venezuela, porque se fueron asqueados de gente como él y Maduro. Solamente eliminando este narco—régimen, remplazándolo por un gobierno democrático y honesto, de gente digna, podremos salir de la crisis. En esa nueva Venezuela gente como Britto García no tendrá papel alguno que jugar.

martes, 24 de julio de 2018

Una venezolana ejemplar: María Corina Machado




Por años ya María Corina Machado ha dado una hermosa batalla por la democracia venezolana. Nunca he oído de ella frase ambigua alguna sobre la tragedia venezolana del siglo XXI y sobre sus responsables chavistas y maduristas. Machado ha mantenido una línea impecable e implacable en todo lo referente a la denuncia del narco-régimen y a la necesidad de expulsarlo cuanto antes del poder. Le ha cantado las cuatro verdades al fallecido sátrapa y al actual “conductor”. A ambos les ha dicho en su cara lo que un ciudadano digno debe decirle a los dictadores corruptos.
María Corina Machado viene de una familia también ejemplar, su padre un exitoso empresario, su madre una destacada atleta y profesional. Ninguno de los dos ha cedido jamás un milímetro en sus valores.  Por ello, la familia ha pagado un alto precio en expropiaciones de sus empresas y en las diversas represalias tomadas en su contra por los dictadores venezolanos del siglo XXI.
María Corina Machado se graduó de Ingeniero Industrial en la UCAB, primera en su clase y luego en Finanzas en el IESA, primera en su clase. Participó en el programa de Políticas Públicas de la Universidad de Yale, USA.  Ha fundado o pertenecido a diversas organizaciones sociales, incluyendo a SUMATE, la Fundación ATENEA y el Foro Internacional de la Mujer. Fue una lideresa social antes de dedicarse a ser una lideresa política. Elegida diputada a la Asamblea Nacional en 2010 su curul le fue arrebatado de manera arbitraria por el régimen en 2014.
María Corina Machado ha fundado su grupo político y ha llevado a cabo una labor incansable de denuncia al régimen. Por ello el chavismo le teme. Su prestigio nacional e internacional la ha protegido, hasta ahora, de las represalias del régimen, aunque corre un alto riesgo al permanecer en Venezuela hablando de la manera valiente y frontal que ha sido su característica. Junto con Antonio Ledezma, Leopoldo López, Diego Arria, Enrique Aristeguieta Gramcko, Luis Ugalde S.J., la Conferencia Episcopal Venezolana y jóvenes líderes regionales o salidos del movimiento estudiantil, María Corina Machado representa hoy día el verdadero liderazgo de oposición. Se ha negado tercamente a aceptar la coexistencia pacífica con el régimen o a aceptar la insensata prédica de que solo por la vía electoral, bajo las reglas viciadas y fraudulentas del régimen de Maduro, Tibisay Lucena y los hermanos Rodríguez, se puede luchar por la democracia.  Al contrario, ese obsesivo apego a la vía electoral en un estado forajido, expresado incesantemente por Henri Falcón, Manuel Rosales, Claudio Fermín, Eduardo Fernández y Enrique Capriles, entre otros líderes que pretenden representar la oposición,   ha sido el factor oxigenante más poderoso – junto al apoyo de la prostituida Fuerza Armada -  recibido por la narco-dictadura. María Corina Machado y el grupo que piensa como ella se han resistido a esta maloliente coexistencia con el narco-régimen, recibiendo por ello el apelativo de “radicales” y las críticas de quienes piensan - en el nombre de una falsa unidad que se parece mucho más a la complicidad -  que el acomodo, la negociación y el “perdón” representan la vía “menos traumática” para cambiar al régimen.  
Nadie puede predecir el futuro y hay muchos ciudadanos que ya no verán el desenlace de esta tragedia venezolana, pero tengo la plena confianza en venezolanos como esta valiente mujer, en esta ciudadana ejemplar y en el grupo de líderes que piensan como ella. Mientras puedo, hago todo lo posible por reforzar sus actividades y sus puntos de vista y llamados a la acción. Desearía verlos convocar un Gran Frente Nacional para la Resistencia, a fin de que representen al país digno que rehusa arrodillarse frente al narco-régimen.

domingo, 22 de julio de 2018

LA VENEZUELA DEL SIGLO XXI TIENE 300 AÑOS DE ATRASO



                                                             

                     DE CARLOS II A HUGO CHÁVEZ: 300 AÑOS DE INVOLUCIÓN

En lo que va de siglo XXI la sociedad venezolana muestra un atraso que la coloca en los últimos lugares del progreso, junto con Haití y los más miserables países de África. Tiene, por lo menos, 300 años de atraso, lo cual se puede comprobar con una comparación con la Inglaterra del Siglo XVII.
 Daniel Defoe, autor de “Robinson Crusoe”,   clasificaba la sociedad Inglesa del siglo XVII en siete categorías:
LOS GRANDES, quienes vivían en la mayor riqueza y tenían el poder en sus manos
LOS RICOS, quienes vivían en la mayor abundancia
LOS MEDIANOS, quienes vivían bien
LOS TRABAJADORES, quienes trabajaban duros y ganaban la vida con el sudor de su frente
LOS ALDEANOS, quienes cultivaban la tierra y subsistían con dificultad
LOS POBRES, quienes llevaban una vida de angustias
LOS MISERABLES, quienes carecían de casi todo o de todo
Al pensar en esta subdivisión y tratar de compararla con lo que es la sociedad venezolana de hoy no podemos menos que llegar a la conclusión de que en aquella época de la Restauración, con Carlos II en el trono,  la gente vivía  mejor de lo que viven los venezolanos bajo el chavismo-madurismo, en pleno siglo XXI.
Comparemos las dos sociedades utilizando las mismas categorías definidas por Defoe:
LOS GRANDES.  En la época de Carlos II esta clase estaba integrada por las 1500 familias de la nobleza, de Duques hasta Barones, las cuales poseían casi la mitad de las tierras inglesas. Su ingreso promedio era, quizás, 1000 veces mayor que el de los pobres. En  el tope de la pirámide de poder estaba Carlos II, un verdadero gozón, mujeriego y mentiroso, quien decía: “Lo que yo digo lo digo con mis palabras. Lo que hago es culpa de mis ministros”. Lord Halifax decía de él (no a él): “Para su majestad, las  barraganas y los ministros son para ser utilizados, no queridos”. Su círculo íntimo incluía a los refinados Duque de Buckingham y Duque de Bedford y sus bufones existían solo para hacer reír a la corte.
 En la pirámide venezolana de poder han estado el paracaidista Chávez y el chofer Maduro. Chávez decía que a los militares se les usaba y se les botaba, como a los condones usados. A sus ministros los insultaba por televisión. A sus queridas las traía y las llevaba  en los aviones de PDVSA. La “grandeza” de esta clase chavista no era ni ética, ni intelectual, ni de sangre. Se medía y se mide por su capacidad de adulación. Por ello su círculo íntimo ha estado integrado por insignes aduladores como Diosdado Cabello, Rafael Ramírez * y José Vicente Rangel y por panzudos ministros de la Defensa quienes se arrodillan frente a los cubanos. Su corte ha incluido a bufones como Francisco Arias Cárdenas, Herman Escarrá y Roy Chaderton, quienes no provocan risas sino nauseas. 
LOS RICOS. En la época de Carlos II los ricos eran de dos tipos: quienes habían heredado su riqueza y quienes, con su talento, habían hecho dinero. En esa época de la restauración inglesa los ricos que heredaban tenían mayor prestigio social que los ricos que hacían dinero durante su vida. Había relativamente poca movilidad social a través de la frontera entre los “nuevos” ricos y el dinero “viejo”. En la sociedad venezolana del siglo XXI hemos visto una inversión de esta situación. Mucho del dinero “viejo” se ha prostituido frente al dinero nuevo. La nueva riqueza se ha hecho a base de contrataciones fantasmas con el Estado corrupto y de saqueos al erario público. Y así vemos que los bolichicos son gente del “Country”, de apellidos sifrinos que se han aliado con gente de medio pelo como Diego Salazar Carreño o como Jesse Chacón, para obtener contratos que le han permitido hacer millones. Hoy en día la riqueza chavista  hiede y solo obedece a la codicia, no al talento, no al trabajo, no al esfuerzo honesto, sino a la impunidad. Esta pandilla chavista-madurista está integrada por unos 600 miembros principales de cuello blanco en la cual alternan gente de La Castellana con gente del 23 de Enero en podrida simbiosis. Allí se ven las caras élites del jet set con  pandilleros venidos de los estratos culturales inferiores de la sociedad, hoy hermanados en torno a la misión conjunta de arruinar al país.
LOS MEDIANOS. En este grupo de la Inglaterra del siglo XVII se incluían los terratenientes, los militares, los clérigos y los que se denominaban “profesionales”: maestros, cirujanos (barberos), todos aquellos miembros respetables pero no nobles de la sociedad. En la Venezuela de hoy esta clasificación es equivalente a la gran diáspora, un grupo esencialmente formado por los integrantes de la clase media y  profesional venezolana que no se ha resignado a vivir bajo la bota chavista y que ha podido emigrar. Hay miembros de esta clase que quieren irse pero que no pueden hacerlo, por uno u otro motivo. Tristemente también hay miembros de esta clase que han decidido quedarse y colaborar con el régimen, viviendo más o menos bien de las sobras del saqueo. Son empleados y gerentes de las empresas del Estado, de los bancos amigos del régimen, contratistas que saben que hay fraude en lo que hacen  pero se resignan a cometerlo. A ellos hay que agregar a quienes comparten la filosofía política y moral del régimen, algunos de ellos intelectuales de tercera fila a lo Hernández Montoya, José Sant Roz o Earle Herrera, encuevados en APORREA.
LOS TRABAJADORES. En la época de Carlos II este grupo incluía a quienes desempeñaban las más diversas tareas cotidianas: carniceros, sastres, carpinteros, cocineros, “músicos”, zapateros (no José Luis) y tejedores. Esta es una clase que trabajaba duro para comer. En la sociedad chavista del siglo XXI este grupo es uno de los más sufridos. No pueden irse del país, tienen que coexistir con el narco-régimen,  son rehenes del sistema. Muchos optan por recibir el CLAP y hacerle creer a Maduro que están con él. Muchos tienen que prostituirse para sobrevivir. Parecería inútil y hasta cruel echarles en cara a este grupo su apatía y su resignación. Simplemente no pueden hacer otra cosa. Lo condenable es que el régimen los utiliza y los hace aparecer como la columna vertebral de la “revolución”. Uno de los mayores crímenes que ha cometido  el régimen chavista es haber explotado a este grupo para consolidarse en el poder, ya que le imposibilitan a estos venezolanos  hacer la transición de gentío a ciudadano, al embrutecerlos con limosnas atadas a exigencias de lealtad política. El peor ejemplo de este crimen es el uso que da el régimen a los trabajadores de PDVSA, al presentarlos como quienes pueden revertir la declinación de la producción de la empresa, algo que ellos claramente  no pueden hacer. Esta ficción solo ha servido para engordar grotescamente a Wills Rangel.  
                                 Como han engordado estos líderes de los trabajadores!

LOS ALDEANOS. La Inglaterra de Carlos II era 85% rural, dedicada a  tareas agrícolas. La sociedad venezolana chavista del siglo XXI es 95% urbana, con total abandono de la agricultura y dedicación a la buhonería y al bachaqueo. El país depende de las importaciones de alimentos, lo cual se ha constituido en un centro de gran corrupción en la cual participan civiles y militares, así como burócratas del más alto nivel, incluyendo la vicepresidencia del país. Intermediarios de El Aissami presuntamente importan cajas de alimentos con groseros sobreprecios para ser distribuidas entre quienes acepten ser leales al régimen, ver: https://www.diariolasamericas.com/america-latina/samark-lopez-quien-es-el-supuesto-representante-tareck-el-aissami-n4114873.
Ello representa un doble crimen: el fraude financiero y el fraude político de engaño al pueblo llano.    
LOS POBRES Y LOS MISERABLES. En la Inglaterra de Carlos II los pobres eran los sirvientes, los marineros, los soldados rasos, verdaderos esclavos del sistema. Eran, en términos modernos, quienes ganaban un dólar al día. Al menos en el siglo XVII existía en Inglaterra una Ley de Pobres desde 1601, la cual obligaba a los pudientes a contribuir a sostener a los pobres. Pero lo que vemos en la sociedad chavista del siglo XXI es una clase rica que no paga impuestos y, que al contrario, saquea a la Nación y, abajo, una gran masa gente sometida a la más alta tasa  de inflación del mundo, a una total indefensión, a las privaciones y al desprecio del régimen imperante, a menos que sea para pedirles lealtad política a cambio de mendrugos.
Estimados amigos:
La Inglaterra del siglo XVII era una sociedad agrícola y tenía alrededor de 5,5 millones de habitantes y un 15% de pobreza extrema. La Venezuela del siglo XXI es una sociedad en caos, tiene unos 32 millones de habitantes y un 61% de pobreza extrema, a pesar del inmenso caudal de dinero petrolero que ha ingresado al país. Ver: http://www.el-nacional.com/noticias/sociedad/encovi-los-venezolanos-esta-sumido-pobreza-extrema_224041 . En 1670 el pueblo quería a su rey, hoy los venezolanos desprecian a su chofer.
                 La sociedad de la Venezuela de hoy está en peores condiciones que la sociedad inglesa del siglo XVII. La desidia del país ha permitido un retroceso de siglos. Es necesario sacar a los bandidos del poder, hacer lo que sea para llevar a cabo esta acción profiláctica. Mientras este crimen está en pleno desarrollo hay venezolanos indignos, quienes se reúnen para tratar de buscar la manera de coexistir pacíficamente con el narco-régimen. Dicen que hay que rechazar las sanciones internacionales, dicen que hay que ir a votar bajo la supervisión de Tibisay Lucena. Dicen que hay que dialogar.
Yo digo que esta gente es entreguista. 
HAY QUE IR A UNA HUELGA GENERAL INDEFINIDA HASTA QUE ESTE NARCO-RÉGIMEN CAIGA.

* Ramírez Carreño acaba de llamar a Chávez "el Abel de América" en su ladrillo de hoy en APORREA. Este  prófugo lava de todo. Comparar a Chávez con Sucre!! Que desverguenza. 

jueves, 19 de julio de 2018

AUGE Y CAÍDA DE UN PETROESTADO: Ernesto Fronjosa Lasalle




               Edición de la Universidad Metropolitana, Caracas, Venezuela, 2018
El geólogo Ernesto Fronjosa Lasalle, quien estuviera activo en la industria venezolana de los hidrocarburos por treinta años, 1961-1991, ha publicado recientemente una historia de la Industria Petrolera  en Venezuela, el cual viene a ocupar un espacio muy destacado en la bibliografía petrolera venezolana, la cual ha crecido bastante en los últimos años. Como pocos trabajos anteriormente publicados este libro de Fronjosa Lasalle tiene características académicas y será sin dudas utilizado por mucho tiempo como libro de texto en las universidades que tengan el petróleo como tema de estudio. Desde el 2005 Ernesto es Profesor Titular e Investigador en el postgrado de la Universidad Metropolitana, Caracas y en el pregrado de Ciencias Administrativas de la misma universidad, además de estar asociado con la Universidad Monte Ávila y otras instituciones académicas. Esta combinación de experiencia en la industria y experiencia académica le ha servido a Fronjosa Lasalle para escribir un texto amplio y profundo.
Lo primero que resalta del libro de Fronjosa Lasalle es su gran esfuerzo por ser objetivo en el tratamiento del tema. Esta es una tarea difícil porque el tema petrolero ha estado demasiado imbricado con la vida política y social venezolana, por lo cual ha sido objeto de encendidos debates, de discusión apasionada, la cual no solo no ha desaparecido sino que promete encenderse mucho más en el futuro a corto plazo, cuando el país deba decidir qué hacer con lo que nos queda de industria de los hidrocarburos. Fronjosa Lasalle logra darle a mucho de su texto ese tono de objetividad que debe acompañar a una publicación de naturaleza académica.  
El libro tiene 525 páginas y  está muy bien editado. Consta de un Prólogo escrito por el geólogo Humberto Calderón Berti, una introducción del autor  y  seis capítulos seguidos por un epilogo, varios apéndices y una bibliografía. Los capítulos son:  
1.    La importancia del petróleo a nivel mundial  
2.    El desarrollo de la industria petrolera mundial y sus empresas
3.    Una industria con antecedentes remotos
4.    El régimen de concesiones
5.    La industria en manos del Estado
6.    El inexorable camino hacia la politización
Los capítulos están razonablemente bien balanceados, aunque nos dan una impresión de asimetría,  con los capítulos dos, tres y cuatro elaborados en más detalle que los capítulos cinco y seis, posiblemente en atención a que estos últimos hablan de una etapa durante la cual muchos de los protagonistas aún están en escena y en la cual el autor mismo ha estado activo en la industria. Es probable que en una segunda edición, con el concurso de los comentarios de los lectores, pueda llegarse a cambiar en alguna medida los pesos relativos de cada capítulo.
En la Introducción el autor reconoce que ha hecho un gran esfuerzo, bastante exitoso diría yo, para ser objetivo, aunque agrega que “no es posible ni éticamente correcto ocultar nuestra visión personal en aras de una supuesta tolerancia”. La denuncia de argumentos falaces, dice Fronjosa Lasalle, es también objetividad. Como asunto curioso, el autor advierte que aunque tengamos la costumbre de hablar de la industria petrolera, “lo más apropiado sería hablar de la de los hidrocarburos”. Sin embargo, el título de la obra habla de la industria petrolera. Quizás este detalle puede modificarse en una posterior edición. En la introducción se describen los seis capítulos del texto. Al leer la obra me ha parecido que los capítulos mejor logrados son el primero, parte del segundo, el tercero  y el cuarto, sin que ello quiera decir que los otros capítulos no son buenos.
El primer capítulo está extraordinariamente bien logrado. Es un capítulo didáctico por excelencia, el cual será de mucho beneficio para los estudiantes del tema. Se describen allí aspectos muy importantes de la industria como la Cadena de Valor, el concepto de reservas, los aspectos estratégicos del negocio y el permanente conflicto de intereses entre las empresas productoras privadas y el Estado. Quizás hubiera sido deseable incorporar en la discusión sobre reservas el texto de la definición internacional aceptada hoy en día para las reservas probadas, definición que no ha sido respetada por la PDVSA chavista, la cual se basó enteramente en un factor de recobro arbitrario para establecer lo que llaman las “reservas probadas mayores del planeta”. Este es un fraude que ha sido denunciado por la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo, así como a título individual -  por varios expertos sobre el tema, incluyendo a Aníbal Martínez.
El segundo capítulo es un detallado recuento histórico de la industria de los hidrocarburos a nivel mundial, desde sus orígenes en lo que es hoy Indonesia, Rusia y  USA. Se habla allí de la fundación de la OPEP y su impacto sobre los precios del petróleo. El crecimiento de las empresas multinacionales es bien analizado, así como la aparición de nuevos actores como las empresas estatales, la evolución de las estructuras de precio y la aparición de nuevas tecnologías como el “hydrofracking”. Este capítulo es especialmente interesante en su segunda parte, cuando habla de los recientes cambios experimentados por la industria mundial. Es probable que el autor deseé incorporar un análisis del calentamiento global y su impacto sobre el mercado de combustibles fósiles, así como de la aparición y creciente importancia de las fuentes renovables de energía.    
El capítulo tres incluye un análisis de la interacción entre las empresas operadoras y el Estado, enfatizando la migración gradual del balance de poder que se observa  a favor del Estado. Esto lleva, dice el autor con mucha razón, a un nuevo problema: la politización de la industria cuando su  control se concentra en el Estado. En la página 177 el autor habla de cinco grandes etapas del desarrollo de la industria petrolera en Venezuela. Aunque las va desarrollando en el capítulo hubiera sido deseable enumerarlas en este punto inicial de la discusión, para lo que Arturo Uslar Pietri llamaba “alivio de estudiantes”, una manera fácil de asimilarlas para quien las quiera retener en la mente. Las etapas que desarrolla el autor en este capítulo se relacionan con la prehistoria o La Petrolia; la competencia entre las empresas multinacionales a partir de 1922; las diversas legislaciones y el impacto de Gumersindo Torres en esta evolución; el período concesionario y el fenómeno del estado rentista.
El capítulo cuarto trata de la larga etapa concesionaria y está muy bien logrado. El autor habla aquí de la Ley de Hidrocarburos de 1943 definiéndola como un hito importante pero sin considerarla como un punto de inflexión histórico. Sin embargo, en la página 231 si la define como un hito  fundamental, con lo cual concuerdo. En este capítulo el autor teje el proceso político junto con el desarrollo histórico de la industria, enfoque que considero muy correcto y muy informativo para el lector. Habla de las nuevas concesiones  dadas por el dictador Marcos Pérez Jiménez y las considera como muy beneficiosas para el país, además de legalmente y financieramente impecables. Ello fue reconocido, añade el autor, por Juan Pablo Pérez Alfonzo y por Rómulo Betancourt, a quienes cita. Analiza la progresiva injerencia del estado en las actividades operacionales de la industria, llegando a formular el decreto 832, el cual fijaba los volúmenes a producir. Combinado con el precio fiscal de exportación, este decreto le daba al estado un control casi total del negocio, sin riesgo alguno. Por ello, cuando sobrevino el debate sobre nacionalización, quienes se oponían a este paso decían que lo único que faltaba por nacionalizar era el riesgo del negocio.
En este capítulo se habla también de la venezolanización de la industria, de la política de no más concesiones, la creación de la OPEP y de la CVP, la Ley de Nacionalización del Gas natural y los contratos de Servicio en el Sur del Lago. Sobre este evento el autor menciona en detalle el caso de corrupción relacionado con Occidental Petroleum.
El capítulo cinco trata sobre el proceso que llevó a la nacionalización (estatificación) de la industria, el cual el autor consideró “inevitable”. Este proceso está muy bien descrito, como resultado de toda una progresiva toma de control estatal del negocio, ayudado por los acontecimientos que se llevaban a cabo en el resto del mundo petrolero, especialmente en el Medio Oriente. Quizás el autor quiera especificar, en una próxima edición, el impacto que tuvieron las decisiones tomadas en Libia, primero por el Rey Idris y luego por Gadafi,  en el ánimo del liderazgo político venezolano para tomar la decisión de estatizar la industria de los hidrocarburos en Venezuela. El debate sobre la conveniencia de nacionalizar fue intenso y hubiera deseado verlo descrito en mayor detalle en este capítulo, pero comprendemos que ello hubiera añadido demasiadas páginas al texto. En la página 363 hay una mención del concepto de meritocracia y el autor cita la definición del término dada por Nelson Olmedillo y Héctor Riquezes (2010). Es importante añadir que ya en el momento de la instalación de PDVSA, en 1976, el General Alfonzo Ravard, primer presidente de PDVSA, había instituido este concepto como uno de los cinco pilares de la política a seguir por la nueva empresa. Este valioso hombre público hizo de este concepto  uno de sus mantras. En este capítulo el autor trata muy bien lo relacionado con el Artículo V de la Ley de Nacionalización, el cual fue muy combatido por las fuerzas de la izquierda (y hasta de la derecha) venezolana. Dice Fronjosa Lasalle que muchos de quienes adversaron este artículo en aquel momento hoy apoyan la existencia de empresas mixtas en la Faja y en el Golfo de Venezuela. Esto demuestra que la oposición al artículo en cuestión no era racional sino puramente ideológica.
Este capítulo trata muy bien las relaciones entre las empresas filiales de PDVSA y la Casa Matriz, así como las relaciones entre las empresas filiales. Acierta Fonjosa Lasalle al decir que la competencia entre las operadoras durante los primeros años de PDSA fue razón poderosa para los logros obtenidos por ella.
La relación entre PDVSA y el Ministerio del sector está muy bien descrita, así como los procesos de apertura y de internacionalización, este último definido por el autor como el “logro estratégico más importante de la industria durante esta etapa”.
Su tratamiento del proceso de politización que sufrió PDVSA en el tiempo difiere bastante de mi percepción personal pero esto es algo que cada lector deberá pesar en base a su propia perspectiva. El autor habla del “brillante” desempeño de Humberto Calderón Berti en la presidencia de PDVSA”, una etapa en la cual el proceso de politización se acentuó y en la cual el impacto de la sustracción del fondo financiero de PDVSA por parte del gobierno fue punto menos que escandaloso. El autor así lo considera al decir, página 430, “la eliminación de esta reserva financiera obligaba a PDVSA… a solicitar fondos al gobierno para llevar a cabo [sus actividades]”. Recuerdo que el apreciado colega Ernesto Sugar (QEPD), a la sazón vicepresidente de Lagoven, calificó esta decisión como inaceptable. Lamentablemente otros líderes de la industria si la aceptaron. Otro evento controversial durante esta etapa, algunos años después, fue la conversión de las cuatro empresas operadoras en “unidades de negocios”, es decir, la transformación de la estructura original de cuatro empresas operadoras en empresa única. Sobre esto se manifestaron su desacuerdo, funcionarios o exfuncionarios de alto nivel, como Julio Trinkunas, mencionado por el autor y como Alberto Quirós, uno de nuestros gerentes petroleros más brillantes. Personalmente no puedo decir que la decisión fue un fracaso porque, como dice el autor, la nueva estructura no tuvo tiempo de ser probada por la gerencia profesional y lo que vino después, con Chávez, fue un desastre. Conceptualmente, sin embargo, siempre estuve entre quienes rechazaban el concepto de empresa única/monopolio estatal, por considerar que había fracasado en toda América Latina y conducía fatalmente a la politización.    
El capítulo seis habla de la industria ya en manos de Hugo Chávez y es, en mi criterio, el más esquemático del libro. El autor habla correctamente pero deja mucho por decir. En este capítulo no observamos el  tejido entre los procesos políticos y los eventos petroleros, como lo que llevó a cabo el autor en el capítulo cuarto. Si allí se justificaba plenamente es no menos justificable hacerlo en esta etapa actual, en la cual el capricho de un hombre y la cobardía de toda una clase gerencial rehén de una perversión ideológica llevó a PDVSA a la ruina. En este capítulo la palabra corrupción no aparece ni una sola vez, de manera explícita, para referirse a eventos que han dado a PDVSA una fisonomía mafiosa, tales como la comida podrida de PDVAL, las gabarras inservibles o hasta hundidas, los taladros fantasmas, el desastre de la Faja del Orinoco, el lavado de dinero por parte de gerentes de la empresa, la cesión de petróleo subsidiado a Cuba, todo ello generador de una inmensa pérdida para la Nación. Algunas decisiones desastrosas como el nombramiento de un presidente de PDVSA también ministro del sector, la  conversión de la empresa petrolera  en empresa social, el desvío de los ingresos petroleros hacia fondos sin transparencia, los subsidios onerosos a países del Caribe, la entrega de PDVSA en manos de Hugo Chávez hecha por Rafael Ramírez, merecen un análisis más a fondo. Respetamos la decisión del autor de no entrar en detalle en estos temas pero creemos que ellos son inseparables de un tratamiento integral de lo que el autor llama, con sobrada razón, la caída del petroestado y, más aún, diríamos, su conversión en narcoestado.   
Felicitamos sinceramente a nuestro apreciado colega  Ernesto Fronjosa Lasalle por este gran trabajo. Además de su formación profesional y académica, Ernesto tiene tres cualidades personales que lo han ayudado a escribir esta importante obra: una mente bien organizada, perseverancia  y una gran seriedad profesional.   
Recomendamos la adquisición de este libro, el cual tiene un costo en Amazon de $12.99, suma muy modesta en comparación con su importancia.