Dice Fernández que “es
conveniente traer gente con autoridad para que nos digan cosas de sentido
común, que muchos en Venezuela hemos venido diciendo desde hace mucho tiempo
pero sin éxito”. Es decir, lo que dice Lowenthal es lo que ‘el, Fernández,
ha venido diciendo. Y adorna su aprobación con un párrafo desconsiderado, al añadir:
“En segundo lugar, tiene un apellido
complicado: Lowenthal. Cuando se tiene un apellido de ese calibre el portador se
asegura una audiencia mucho más atenta que si se llamara Hernández, Pérez o
Rodríguez”. O Fernández, le faltó decir.
Y, ¿qué dijo Lowenthal (aprobado por Fernández)?:
“1. Proteger los intereses comunes. 2. Proteger los
intereses de la Fuerzas Armadas. 3. Acuerdos políticos generales que generen
credibilidad en las instituciones. 4. Fortalecer la participación política,
manejar la justicia transicional y fortalecer la economía.
Enfrentar los problemas cruciales: 1. Marco para unas
elecciones. 2. Acuerdo previo sobre quienes harán las negociaciones. 3. Bajar
la intolerancia. 5. Garantizar que no habrá revancha. 6. Proteger la vida y la
integridad física de los líderes políticos fundamentales”.
En esta lista de pasos que serían necesarios, según
Lowenthal, hay algunos de naturaleza tan general que uno no sabe si estar de
acuerdo o no con ellos. Por ejemplo: Proteger los intereses comunes. ¿Qué
significa esto? Porque entre los venezolanos víctimas del chavismo/madurismo y los victimarios no existen intereses
comunes. O: Garantizar que no habrá
revancha. ¿Qué significa esto? ¿Qué es revancha, según Lowenthal o Fernández? ¿Enviar
a los ladrones y criminales a la cárcel y quitarles sus dineros mal habidos? ¿Que entienden Lowenthal y Fernández por
justicia transicional? ¿Tenderles un puente de plata a los criminales? Esto es
lo que el libro de Lowenthal y Bittar asoma como mal necesario para garantizar
la transición, en base a lo ocurrido en otros países. ¿Que llamaran ellos “bajar
la intolerancia”? ¿Será lo mismo que
otras almas bondadosas llaman “comer sapos”?
Se requiere una precisión sobre esos ingredientes de la fórmula
Lowenthal, hecha suya por Fernández. Pero hay otros ingredientes que están
claros y que son claramente inmorales e inaceptables y cuya aprobación por
parte de Fernández lo coloca en el campo del más abierto colaboracionismo con
los criminales. Por ejemplo:
“Proteger los intereses de las Fuerzas Armadas”. Decir
esto es de una torpeza brutal y si en Lowenthal decir tal cosa puede significar
ignorancia, en Fernández – quien sabe lo que sucede en Venezuela – hacer suya esta recomendación sin chistar es
francamente inmoral y lo convierte de triste tigre en sumiso minino. Pedir protección
para los intereses de la Fuerza Armada venezolana es una intolerable muestra de
cinismo, ya que una Fuerza Armada que respete su misión no puede tener otros
intereses que los del bienestar de la Nación y es este bienestar el que ha sido
destruido con la complicidad de esa
Fuerza Armada, cuyos intereses se han centrado en el control de la distribución
de alimentos, de la gestoría en el ramo de los servicios petroleros, de las actividades
de contrabando de hidrocarburos y, en general (dos mil de ellos) , en la participación
entusiasta en el saqueo de las riquezas del país junto con el
chavismo/madurismo y sus tutores cubanos. ¿Son estos los intereses que deben
protegerse?
Pero Fernández va más allá de lo que dice Lowenthal. Dice
que los militares venezolanos no deben intervenir en la tragedia venezolana,
cuando todos los venezolanos sabemos que ellos han intervenido por 20 años y lo
han hecho a favor de la dictadura socialista de Chávez y de Maduro, hasta
llegar a ser cómplices principales de esos regímenes. Lo que Fernández propone evitar
ahora es el cese de ese apoyo militar a la dictadura, es decir, un pronunciamiento
militar a favor de la democracia y de la
libertad en Venezuela, postura que representaría una redención de la traición militar
de estos ‘últimos 20 años.
Fernández termina su infortunado escrito citando a
Lowenthal de manera aprobatoria, cuando dice: “Derrocar a Maduro es más
peligroso para los venezolanos que lograr una transición negociada”. Es decir,
entreguemos banderas, principios y valores, que eso sería mejor para Venezuela
que derrocar al narco-presidente ilegítimo.
Lowenthal y Fernández nos dan malos consejos. Nos ofrecen,
como la bruja le ofreció a Blanca Nieves, una manzana envenenada.
No, gracias.
2 comentarios:
Me recuerda el chiste de Alvarez Guédez. Un político justifica en un mitin su cambio de bando u termina con la pregunta retórica: "y saben por qué me cambié?" cuando lo interrumpe un asistente: "porque te vendiste hijo e' puta".
Esto aplica al tigrito y a muchos, muchos que por ejemplo apoyaban a MCMAchado y se retrataban con ella y hoy no cesan de atacarla y cuando les preguntan la razón callan o bloquean en twitter. Se aplica aquello de que todos tienen un precio... Todos?
Buen dia
Siempre que leo las declaraciones de Eduardo Fernández, mi mente se traslada a una escena de cuando yo tenía 14 años (ahora son 63)
Resulta que a una muchacha universitaria de carácter muy vivaz, su madre o tia (no recuerdo bien pero no importa) le propuso entre bromas y veras
--- ¿Por que no te casas con X; es un muchacho muy "fundamentoso", sin vicios y está haciendo una brillante carrera en la universidad?
El tal X a mi parecer, era un muchacho bastante tímido
La muchacha respondió con desenvoltura
--- Mas fundamentoso y se muere!!!
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