* DE CASTRO Y GÓMEZ A CHÁVEZ Y MADURO: UNA TRÁGICA INVOLUCIÓN
Casi 90 años después de haber nacido en una Venezuela
dominada por un arriero, quien la mantuvo en el atraso con la complicidad de
las élites, veo llegar el final de mi vida contemplando un país en aún peor situación, dominado por un inculto
ex-chófer reposero, impuesto a su vez por un paracaidista narcisista.
Uno pensaría que 90 años hubiese sido tiempo suficiente
para que un país de mediano tamaño, de relativa baja población, lleno de selvas,
ríos y campos fértiles, bendecido con abundantes recursos minerales, pudiese
haber llegado a ser un país medianamente desarrollado, de sociedad educada, con
una masa crítica de buenos ciudadanos. Venezuela hubiese podido ser un remanso de cordialidad y solidaridad social,
en el cual la población nativa y aquellos venidos al país en búsqueda de felicidad
hubiesen logrado en armonía un nivel adecuado de vida y de gobernanza democrática.
Estuvimos cerca de lograrlo.
Esa es la Venezuela que me gustaría haber visto viva a mi
partida.
No ha sido así. La Venezuela de 2021 es un país inferior
a la Venezuela de 1933. En los últimos años de la dictadura de Juan Vicente
Gómez, con el dictador empequeñecido por los achaques de la edad, los venezolanos intuían que se acercaba el
amanecer. Hoy día los venezolanos se han rendido ante un régimen cruel e
ignorante apoyado por una traidora fuerza armada, obligados a negociar con
asesinos y ladrones a fin de comprar, mediante el dando y dando, algunos alivios
a su triste situación.
En la Venezuela que terminaba con Gómez, crecía una
industria petrolera que llevaría a Venezuela a ser una de las grandes potencias
mundiales en este sector. En la Venezuela de Chávez/Maduro esa industria ha
sido destruida por la corrupción y la ignorancia y su futuro está en duda,
debido a las tendencias energéticas que parecen llevar al progresivo remplazo de
los combustibles fósiles por fuentes más limpias de energía.
En la Venezuela que terminaba con Gómez se veía aflorar
una generación de vigorosos líderes, la
llamada Generación del 28. Hoy en día el liderazgo de oposición a la dictadura
ha resultado ser, con algunas vigorosas excepciones, blandengue, de un
desbordado pragmatismo y de elásticos principios.
La Venezuela de hoy es una sociedad empobrecida y
embrutecida por 20 años de groseros gobiernos, reducida a aceptar limosnas para
sobrevivir, resignada a la pérdida de sus derechos y olvidada ya la aspiración
de ser país del primer mundo en aras de lograr una precaria supervivencia. Ha
sido llamada un estado forajido y un estado fallido, con un PIB per cápita casi
inferior al de Haití, después de haber sido – en las décadas de 1960-1970, el
país más próspero de la región.
Esta Venezuela que dejamos ha sido un fracaso, tanto por
lo que ha llegado a ser como por el colapso de lo que pudo haber sido.
Será necesario hacer un sincero y descarnado inventario
de nuestros recursos espirituales, éticos y materiales, para trazarse una nueva
ruta que pueda llevarnos al rescate de nuestro orgullo y dignidad nacional. Para ello deberá comenzarse por crear nuevas
generaciones de buenos ciudadanos activos, sin los cuales ninguna riqueza o
ventaja geográfica o natural podrá garantizarnos el retorno a la comunidad de
las naciones civilizadas. En promover esta
labor de reconstrucción espiritual invertiré el tiempo que me resta de
existencia.
Convoco a pensar seriamente en los mitos y leyendas de
los cuales nos hemos nutrido, en los falsos ídolos que hemos adorado. Llamo a
pensar seriamente en las actitudes que deben prevalecer en una sociedad que se
pretenda civilizada, no aquellas complacientes con el poder dictatorial sino
las empeñadas en vivir en libertad y en democracia a costa de los sacrificios que
sean necesarios.
Al ver la situación actual del país y sus escasas
posibilidades de recuperación a corto o mediano plazo se nos vienen a la memoria
las trágicas palabras de Carlos Andrés Pérez: “hubiera preferido otra muerte”.
5 comentarios:
"¡Ta’ barato!, ¡dame dos!"! La frase que se transformó para los venezolanos en el emblema de una época parece hoy una ficción en el país de la escasez. Eran los tiempos de la Venezuela saudita, donde gracias a la inyección de petrodólares la clase media se hizo habitué de Miami, la tasa de desocupación llegó a ser del 4% y se construyeron 33.000 nuevos kilómetros de rutas.
Fue una bonanza ficticia, que empezó a principios de los años 70 y explotó cual burbuja en el "viernes negro" de 1983, cuando aquel 18 de febrero el bolívar sufrió una abrupta devaluación frente al dólar. En esa época de excesos, la cosmopolita Caracas tenía los mejores restaurantes franceses de la región y los venezolanos se convirtieron en los mayores consumidores de whisky del mundo.
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9 de noviembre de 2018
15:28
Paula Markous
LA NACION
"¡Ta’ barato!, ¡dame dos!"! La frase que se transformó para los venezolanos en el emblema de una época parece hoy una ficción en el país de la escasez. Eran los tiempos de la Venezuela saudita, donde gracias a la inyección de petrodólares la clase media se hizo habitué de Miami, la tasa de desocupación llegó a ser del 4% y se construyeron 33.000 nuevos kilómetros de rutas.
Fue una bonanza ficticia, que empezó a principios de los años 70 y explotó cual burbuja en el "viernes negro" de 1983, cuando aquel 18 de febrero el bolívar sufrió una abrupta devaluación frente al dólar. En esa época de excesos, la cosmopolita Caracas tenía los mejores restaurantes franceses de la región y los venezolanos se convirtieron en los mayores consumidores de whisky del mundo.
El Boulevard de Sabana Grande, en 1976, una zona donde hoy es casi imposible ir de noche por la inseguridad
Biblioteca Nacional de Venezuela/Gentileza Andrea Zabala
Es cierto que el crecimiento del Estado impulsó la corrupción, pero también fueron años en los que el país sudamericano atrajo inmigrantes y miles venezolanos de clase media accedieron a una casa propia. "Éramos felices y no lo sabíamos", es la frase con la que muchos venezolanos resumen aquellos años.
Petrodólares
"Una isla en medio el caos latinoamericano". Así define el argentino Benjamín Triepier a la Venezuela de ese entonces. "Cuando llegué a Caracas, en 1978, hacía 20 años que tenían el mismo tipo de cambio y el dólar lo conseguías muy fácil, pero lo que más me sorprendió era lo bien que se vivía", cuenta a LA NACION Triepier, que viajó a Venezuela por una oportunidad laboral de Bunge & Born, a los 26 años.
"La economía y la política simplemente no eran un tema. La gente no hablaba de eso. Yo venía de un país con inflación, en donde hasta un chico de seis años sabía quién era el ministro de Economía", agrega el argentino, que ahora, con 66 años, es consultor empresarial.
Triepier aterrizó en Caracas en medio del boom del petróleo. Años antes, en 1973, el embargo petrolero del bloque árabe de la OPEP a los países de Occidente había provocado que la cotización del crudo se cuadriplicara. Con ese panorama, el presidente Carlos Andrés Pérez nacionalizó el petróleo en 1975, una idea que venía rondando hace años en el país, y lo concentró en la compañía estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
El resultado fue una lluvia de petrodólares y un nuevo sentido de confianza para el entonces presidente, que prometió que el país se desarrollaría en pocos años mediante la sustitución de importaciones, los subsidios y los aranceles proteccionistas. Nacía la Venezuela saudita y, con ella, las nuevas rutas en todo el país, el subte de la capital (1983) y las famosas becas "Gran Mariscal de Ayacucho", entre otros avances.
Góndolas llenas
En 1978, el primer sueldo del economista venezolano Alexander Guerrero como profesor en la
Universidad Metropolitana de Caracas fue de 1700 dólares. Hoy ganaría 35. "Con ese primer cheque me compré un auto y pude alquilar un departamento", relata a LA NACION Guerrero, que desde hace dos años se tomó una licencia y vive en Estados Unidos.
Un país que atraía inmigrantes
Con unos 3 millones de emigrados, el éxodo venezolano empieza a ser visto como el mayor en América Latina en las últimas cinco décadas. Se estima que en los últimos dos años un millón de venezolanos huyeron a Colombia. El proceso fue inverso durante la Venezuela saudita, cuando el país fue el "sueño americano" de muchos colombianos.
"Eran migrantes que buscaban ascenso social y económico. Los venezolanos preferían trabajar en el sector petrolero y se generaron espacios para la mano de obra no calificada colombiana, en el sector agrícola y en especial en la construcción", explica a LA NACION el colombiano Ronal Rodríguez, politólogo y profesor del Observatorio de Venezuela, de la Universidad del Rosario.
Ese flujo se detuvo a mediados de los 80 con la crisis en Venezuela, pero se reanudó en los 90 por la confrontación armada colombiana. Venezuela fue también una isla democrática para los perseguidos políticos de la región. "En Venezuela se vive una libertad genuina.[…] Miles de exiliados de la Argentina, Uruguay, Chile, Brasil y Bolivia se integraron a Venezuela, donde encontraron las posibilidades que sus patrias no les dieron", indicaba un artículo publicado en El País, en 1976, y que hoy parece ciencia ficción.
SANTIAGO C. DIEGUEZ
Caracas - 28 JUN 1976 - 18:00 EDT
En Venezuela se vive una libertad genuina. Más aún, es el único país latinoamericano en condiciones de exigir -como lo hizo durante la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA), a principios de junio el cumplimiento de los acuerdos sobre derechos humanos en los países del continente. Miles de exiliados de Argentina, Uruguay, Chile, Brasil, Bolivia, se han integrado a Venezuela donde encontraron las posibilidades que sus patrias no les dieron. Venezuela y México son ejemplares en Latinoamérica por su acogida a los asilados. No hay, aquí, excluidos. No hay ideología que no pueda ser voceada.
Esta amplitud democrática venezolana se alcanzó tras un doloroso proceso. Al iniciarse el siglo vivía en una férrea, anquilosada dictadura cuyo caudillo -por así llamarlo- se mantuvo por casi tres décadas. Y una década más de sucesores tiránicos, y seis meses de democracia, cuando fue electo presidente el intelectual Rómulo Gallegos. Otra larga noche -diez años- que protagonizó básicamente el coronel Marcos Pérez Jiménez, quien tras huir del país en 1958, tuvo la osadía de reclamar ante el consulado en Miami elevadas cantidades de dinero que había olvidado en un maletín, al salir apresuradamente.Las dictaduras se mantuvieron sobre la espesa, negra trama del petróleo. En su ignorancia, creyeron que la picardía era el soborno, las prebendas, el alquiler de la tierra, y no el líquido basto que tanto interesaba a los norteamericanos. El dictador venezolano de este medio siglo puede conocerse en «El otoño del patriarca», de García Márquez y, quizá también en «El recurso del método», de Alejo Carpentier, quienes los conocieron de cerca.
La democracia llegó en 1958 y se estableció sólidamente. Con ella, Venezuela creó una política petrolera soberana que resultó ejemplo para los países productores y permitió, con sucesivos avances, alcanzar la nacionalización de la industria que provee el 95 por 100 de los ingresos externos nacionales.
La democracia no fue un camino fácil. Al comenzar la década del 60, el presidente Rómulo Betancourt (Acción Democrática) debió dedicar todo su esfuerzo en anular intentonas militares y contener la subversión izquierdista más seria y fuerte que se hubiera conocido en Latinoamérica. Raúl Leoni (AD) siguió su obra, caracterizándose su período por sus aspectos de transición. Rafael, Caldera (social- cristiano) logró la pacificación del país formalmente: al comenzar la actual década los guerrilleros se reintegraron a la vida nacional, los militares habían abandonado toda idea de copar el poder. En una década, los dos partidos mayoritarios lograron concretar una coherente expansión de la democracia, de la paz social y de la vida, económica. En diez años, los dictadores pasaron al olvido y concitan el repudio.
Actualmente, el tercer partido en orden de votación en las elecciones últimas (1973) es el Movimiento al Socialismo, cuyos principáles teóricos son ex guerrilleros. Lograron el 3 por 100 en los comicios, AD 49 por 100 y los socialcristianos el 37 por 100. El Partido Comunista apareció borrado en esta prueba. El perezjimenismo, que en su momento alcanzó aparente fuerza popular, se disgregó entre las peleas de sus caudillitos ofreciéndose al mejor postor.
La oposición de AD se reduce a los socialcristianos (COPEI). En estos días, y preparándose los partidos para divisar su candidato con miras a las elecciones de 1978, el clima político se ha caldeado. COPEI anunció pasar a una oposición agresiva, y lo está cumpliendo. Las acusaciones contra el Gobierno, y las respuestas del partido de Gobierno, están enturbiando un clima político que parecía ejemplar. Muchos -sobre todo los poderosos empresarios de Fedecámaras- temen que el proceso se desboque. Pero tal temor parece infundado: los partidos políticos venezolanos tienen conciencia cierta del costo que tuvo para el país la democracia, y su defensa y consolidación cuenta con respaldo unánime.
Señor Gustavo: Me alegra que alcance 90 años, pues pocos viven tanto. Me apena que posiblemente no llegue a ver esa Venezuela reconstruida que desea. Hoy más que nunca està vigente aquella frase lapidaria de Bolívar “ He arado en el mar”, al ver como sus Generales egoístas y los Políticos paisanos tramposos destruían su Gran Colombia. Cualquier sobreviviente de la Generación del 28 podría repetirla hoy al ver, como lo hace Ud, que 5 Tenienticos llaneros resentidos convirtieron a Venezuela en una ‘letrina de Cuartel desbordada’
Su idea de “… inventario de nuestros recursos espirituales, éticos y materiales, para trazarse una nueva ruta …” indicaría que la fibra Moral y Ética del país está destruida también. El pícaro ha mutado a corrupto crónico como los Bolichicos y Enchufados, con mentalidad de “el que venga atrás, que arree”. El 80% de los venezolanos nacidos desde 1999, endoctrinados por madres y maestros Chavistas no son buenos ciudadanos como para ser la base humana para reconstruir el país. Un país que glorifica al pícaro corrupto está condenado al fracaso, con o sin SSXXI. Solamente una “Limpieza Bíblica” de malos ciudadanos podría ayudar a crear una nueva Venezuela como Ud desea. Esa limpieza es utópica, entonces el futuro de Venezuela en próximos 20 años es de anomia y pobreza
Buenos dias Ing.Un enorme placer en saludarle,de leerle.Sabe muchos pensamos como Ud, nos gustaria, Y Jesucristo lee nuestro corazon, que el pais para nuestros nietos, sea este, donde nacimos nosotros. A pesar de las"debilidades" que se fueron acumulando al transcurrir el tiempo en la administracion publica.Nadie puede decir que nosotros no vivimos mejor. No se necesita ninguna escala que no sea uds mismoslos que han hecho historia y legado de bien, en el sentido amplio de lo que es hacer el bien. Aunque sea exclusivamente, en la entrega honrada al trabajo con una excelente dosis de capacidad de servicio, de ser UTIL PARA EL BIEN .Es probable que no sea; el pais de nuestros nietos; pero dentro de su haber y el de muchos otros como Ud, y en la memoria de ellos de los hijos y, de nuestros nietos quedaran como un ejemplo viviente por muchos años cual debe ser el camino y los maestros a seguir. Por eso me alegra mucho cuando alguien de uds nos siguen contando, recordandonos sobre esas personas que han sido un ejemplo de vida. Y creame a veces a mi edad no lo sabia. Asi que le llene su recorrido por el trabajo, un poco de gozo. Asi me animo yo. Digo no lo hice tan mal.Un fuerte abrazo y mi cariño para Ud.Mis respetos.Que Jesucristo le de mucha salud.
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