lunes, 17 de julio de 2023

EL HUMOR INJURIOSO DE ROBERTO MALAVER Y EL RETRATO DE DORIAN GRAY

 


Roberto Malaver

Todos los días Dorian Gray veía como su retrato, un óleo de cuerpo entero, iba mostrando las consecuencias de su depravación. Su cara, tersa ante los ojos de sus relacionados, aparecía en el óleo lleno de úlceras purulentas y su amable sonrisa en vida se mostraba en el lienzo como un rictus salvaje, teñido de sangre.  Desde que Oscar Wilde publicó su novela “El Retrato de Dorian Gray”, la figura de  una persona aparentemente sana pudriéndose por dentro debido a la fuerza de su maldad se ha convertido en uno de los grandes prototipos de la literatura.   

Un venezolano llamado Roberto Malaver me recuerda a Dorian Gray. Se define como humorista y, en efecto, ha tenido una larga trayectoria en ese campo, en el cual han destacado Aquiles Nazoa, Francisco Pimentel (Job Pim) y Laureano Márquez, entre otros.  Venezuela ha sido pródiga en su producción de humoristas y aún aquellos que no ejercen esa labor como profesión muestran generalmente una buena dosis de humor y de ingenio. Con muy pocas excepciones han ejercido un humorismo amable, orientado a sembrar la alegría y la esperanza.

Malaver es diferente. Sin negarle talento, ha ido derivando hacia un humor denigrante, agresivo y agrio, el cual puede complacer a quienes comparten sus complejos pero ya no logra merecer el nombre de humor. Malaver trata de hacer reír degradando a las personas a quienes dirige sus dardos.

Su más reciente escrito publicado por APORREA toca fondo. Se titula DEBATE y puede leerse en : https://www.aporrea.org/actualidad/a323193.html . En este escrito nos dice:

¡En una noche tan linda como esta! ¡Qué vergüenza! ¡Qué pena, penita, pena con Biden! El debate, donde ocho compañeros nuestros demostraron que viven bien y están llenos de lugares comunes por todas partes, menos por una que los une al cielo, fue una certificación de que el pueblo tiene que quererlo mucho a uno para votar por alguna de esas personas. Era una competencia por ver cuál traje era mejor y más caro. El de la compañera Barril Solórzano, o el de Súmate Machado.

Este párrafo, como humor, es bastante pobre. Intenta ridiculizar una iniciativa decente del mundo político venezolano, la cual se compara favorablemente con la actitud de su íntimo amigo Nicolás Maduro, quien ni siquiera se atreve a salir a la calle porque nadie lo quiere y tiene su cabeza a precio por narcotraficante y torturador. El intento de humor que ridiculiza los deseos de democracia y libertad no puede ser buen humor, apenas es una desabrida morisqueta. Con este párrafo el óleo de Gray-Malaver muestra nuevas úlceras purulentas. Notarán ustedes que su “humor” se basa en aplicarle adjetivos ridiculizantes a sus víctimas: Barril Solórzano y Súmate Machado. Es lo mismo que hacía el paracaidista Hugo Chávez cuando hablaba de Frijolito Salas y lo mismo que dice Trump cuando habla de Joe “sleeping” Biden o de Ron De Sanctimonious,  intento de humor incivilizado que degrada a quien lo utiliza, no al destinatario.

      Gray – Malaver prosigue: 

 Así no se ganan elecciones. Diciendo que todos unidos sumamos, todos separados restamos. Carajo, qué sapiencia. Qué inteligencia. Hay que decir que solo se salvó la Universidad Católica Andrés Bello, -UCAB- siempre dando el ejemplo de la democracia popular, como lo hizo su antiguo rector, el cura Luis Ugalde, aquel gesto levantando su mano agarrada a las manos de Pedro –golpe- Carmona y Carlos –CTV- Ortega, es un clásico entre las democracias latinoamericanas. Una foto para la leyenda. Tres hombres unidos por el vínculo de la democracia popular. Y ni lo recordaron ahí, merecía un gesto, un homenaje, una palabra de apoyo, recordar que todos los que estaban ahí participaron o apoyaron aquel golpe promovido precisamente por ese egregio rector.

En este largo párrafo se concentra en criticar burlonamente a uno de los más valiosos ciudadanos venezolanos, el Padre Luis Ugalde. No hubo venezolano digno que no estuviese con las fuerzas cívicas que sacaron a empujones a Hugo Chávez de Miraflores, regresado – sin embargo -  a su trono, gracias a Raúl Baduel y el ejército traidor a la democracia y a los indudables errores de algunos de los protagonistas de la rebelión.  

El siguiente párrafo revela a Gray-Malaver en toda su perversión chavista:

Otra cosa que da mucho que pensar es que Embajada Radonski faltó al debate. Manuel Rosales, quien pudo enriquecer ese debate con sus conceptos filosóficos y su democracia antes de Montesquieu, también faltó. Faltó el Conde del Guácharo, quien con uno de sus chistes malos y dedicados a su familia, pudo arrancar una sonrisa a aquel grupo de habladores de tonterías. Ellos saben que no hay programa. Y eso lo sabemos. Porque siempre hemos gobernado sin programas, porque todo eso viene de afuera como el queso Emmenthal. Ellos fueron los ganadores, porque sabían que no valía la pena estar allí para que la gente se enterara de lo pirata que somos. Y de repente Embajada Radonski estaba allí, porque el dictador lo llamó fantasma, y a lo mejor fue precisamente como fantasma. Ese debate lo ganaron ellos tres, porque no fueron,

Aquí nos dice que un debate no tiene sentido, ya que en Venezuela nunca han existido programas de gobierno, puesto que ellos son innecesarios o los traen de afuera. Este tipo da una anti –cátedra de civismo y ciudadanía.  Y agrega: “los ganadores fueron quienes no asistieron”. Es decir, glorifica a quienes no acudieron a la convocatoria, lo cual nos hace pensar que puede formar parte de una conspiración de los invertebrados y los narco chavistas para impedir la vía electoral en Venezuela. Venezuela tiene claro que Maduro y sus amigos y mercenarios maniobran para no entregar el poder porque los espera la cárcel.

Sigue el “humorista”:

Los ocho candidatos que estaban allí derrocharon todo menos simpatía y conocimientos. Y al final, en el momento de tomarse la foto de la cursilería, Andrés – desamparado- Velázquez no sabía dónde ponerse porque en ninguna parte se veía. Somos así, descolocados. Alguien dijo que lo mejor sería que inhabilitaran a todos los candidatos que van a participar en las primarias, para que así, estén en igualdad de condiciones. Y eso está muy bien. Lo malo es que ya sabemos que la gente que está en el exterior no quiere votar por ninguno de nuestros candidatos, porque hemos dado las prórrogas suficientes como para que se inscriban los ocho millones de venezolanos que andan huyendo de la dictadura, y apenas hemos llegado, dicen las cifras, a doscientos mil inscritos. Ojala que no voten más en el exterior que aquí, porque entonces sí seriamos el hazmerreír nacional e internacional.

Este largo párrafo contiene tres crímenes contra la decencia y la dignidad del ser humano. Uno es hablar despectivamente de la estatura de Velásquez, cuando un atributo físico no debe ser objeto de jocosidad o desprecio. Lo segundo es pedir en son de chanza pero en serio que inhabiliten a todos los precandidatos para que estén en “igualdad de condiciones”.   El tercero es pedir activamente que nadie vote en el exterior, celebrando los problemas que puedan existir en la logística de la votación fuera de Venezuela.

Este sujeto Gray - Malaver está de frente en contra de la búsqueda de una salida democrática en Venezuela, lo cual no es sorprendente dado la íntima amistad que él dice tener con Maduro, Vielma Mora y los otros miembros de la pandilla.

La siembra de odio que el chavismo-madurismo ha llevado a cabo en Venezuela, apoyándose en compinches como esta caricatura de humorista, ha contribuido a la degradación espiritual de la Nación, una degradación profunda que  tomará considerable tiempo en ser revertida, siempre y cuando comencemos por  denunciar y enjuiciar a los mercenarios del odio.

Uno de ellos es este Roberto Malaver, anti- humorista, quien se gana la vida sembrando discordia y resentimiento entre los venezolanos.  


1 comentario:

Anónimo dijo...

No tiene credibilidad para criticar a otros cuando su crítica no es imparcial. Siempre sacando algo negativo cuando se refiere a su odiado Trump, pero no dice nada del corrupto Biden. El también le pone sobrenombres a los que desprecia. Que basura señor, por favor.