replica del sitio original del pozo.
De allí me fuí a Titusville. La cuna de la industria petrolera es un pueblo feo, quizás nunca fue bonito. No parece tener mucho más muchos atractivos que el museo del Coronel Drake, el cuál, por cierto, no es muy fácil de encontrar.
Drake fue enviado a Titusville por la empresa Seneca de New Haven, Connecticut, en 1857 para tratar de encontrar suficientes volúmenes de petróleo, el cuál se requería esencialmente para la iluminación (kerosene). Por casi dos años trató sin éxito, hasta que encontró petróleo a los 25 metros de profundidad. Ese pozo comenzó a producir unos 20 barriles diarios. La empresa comenzó a venderlo a $20 el barril. Este descubrimiento produjo una estampida de gente hacia Titusville y áreas adyacentes. En breves días, dice la historia, se construyeron treinta hoteles en Titusville, los cuáles fueron destruídos más tarde en un pavoroso incendio, algo similar a lo sucedido en Lagunillas de Agua.
El museo recaptura el romance y la aventura de esos primeros años. Muestra inumerables piezas y equipos de la época, fotos y manuscritos de Drake. Tiene una lista de todos los habitantes del pueblo en 1860. Secciones del museo ilustran las maneras como se perforaron aquellos primeros pozos, a percusión y como se transportaba el petróleo producido. Cuando alguién ideó un primitivo oleoducto para transportarlo, el sindicato de “arrieros” de la localidad, el cuál llevaba los barriles en carromatos tirados por caballos, entró en guerra con los propietarios del oleoducto, el cuál volaban de noche, mientras los dueños contrataban a guardias armados para defenderlo, toda una aventura.
Ayer estuve en Titusville. De allí salí orgulloso de haber elegido la profesión de geólogo. Ahora, los pozos petroleros se perforan, no hasta los 25 metros, como el de Drake, sino que algunos han debido ir hasta los 12 mil metros de profundidad, mientras que otros han sido perforados en aguas de profundidades mayores a los 2000 metros. Me parece muy apropiado lo que dijo, en una ocasión Ed De Goyler, un geólogo y geofísico norteamericano: "El petróleo se encuentra....en la mente de los hombres".
*** El Coronel Drake, supongo?
Todo geólogo petrolero debe viajar, al menos una vez en su vida, a Titusville, en Pennsylvania. Allí, el 27 de Agosto de 1859, el falso pero muy perseverante Coronel Edwin Drake, perforó el primer pozo comercial de petróleo, dando inicio a la industria petrolera mundial, esa industria que, para bien o para mal, ha puesto su sello a la sociedad moderna. Así como un buen musulmán debe ir a La Meca una vez en su vida, así el geólogo petrolero debe visitar el sitio donde Drake lo empezó todo, pararse en el sitio excto donde se perforó el "primer" pozo.
Ayer en mañana lo hice, lo cuál me califica como una especie de "hadji" de la geología del petróleo. Me tomó más de 50 años después de mi graduación como geólogo llegar allí.
Titusville queda a unas treinta millas de un pequeño pueblo de Pennsylvania llamado Meadville, el cuál posee una de las universidades pequeñas más bellas de los Estados Unidos. Estuve en esa universidad, Alleghenny College, antes de visitar a Titusville, porque deseaba conocer una de las pocas universidades norteamericanas, quizás del mundo, que ofrece una área de estudios especializada en ética y acción social. Alleghenny College es uno de sus sitios que uno visita y piensa, al verlo: “Me hubiera gustado pasar mi vida aquí”.
Todo geólogo petrolero debe viajar, al menos una vez en su vida, a Titusville, en Pennsylvania. Allí, el 27 de Agosto de 1859, el falso pero muy perseverante Coronel Edwin Drake, perforó el primer pozo comercial de petróleo, dando inicio a la industria petrolera mundial, esa industria que, para bien o para mal, ha puesto su sello a la sociedad moderna. Así como un buen musulmán debe ir a La Meca una vez en su vida, así el geólogo petrolero debe visitar el sitio donde Drake lo empezó todo, pararse en el sitio excto donde se perforó el "primer" pozo.
Ayer en mañana lo hice, lo cuál me califica como una especie de "hadji" de la geología del petróleo. Me tomó más de 50 años después de mi graduación como geólogo llegar allí.
Titusville queda a unas treinta millas de un pequeño pueblo de Pennsylvania llamado Meadville, el cuál posee una de las universidades pequeñas más bellas de los Estados Unidos. Estuve en esa universidad, Alleghenny College, antes de visitar a Titusville, porque deseaba conocer una de las pocas universidades norteamericanas, quizás del mundo, que ofrece una área de estudios especializada en ética y acción social. Alleghenny College es uno de sus sitios que uno visita y piensa, al verlo: “Me hubiera gustado pasar mi vida aquí”.
La mayoría de las universidades norteamericanas tienen una belleza apacible. Las áreas abundan en árboles señoriales, gramas inmaculadas y los estudiantes se concentran en estudiar y divertirse, ya que nunca tienen que salir a defender la democracia. Estudian en un país donde las instituciones generalmente funcionan. Las universidades son sitios de enseñanza,
no solo profesional sino para la vida ciudadana (ver uno de los edificios de Allegheny College arriba).De allí me fuí a Titusville. La cuna de la industria petrolera es un pueblo feo, quizás nunca fue bonito. No parece tener mucho más muchos atractivos que el museo del Coronel Drake, el cuál, por cierto, no es muy fácil de encontrar.
Drake fue enviado a Titusville por la empresa Seneca de New Haven, Connecticut, en 1857 para tratar de encontrar suficientes volúmenes de petróleo, el cuál se requería esencialmente para la iluminación (kerosene). Por casi dos años trató sin éxito, hasta que encontró petróleo a los 25 metros de profundidad. Ese pozo comenzó a producir unos 20 barriles diarios. La empresa comenzó a venderlo a $20 el barril. Este descubrimiento produjo una estampida de gente hacia Titusville y áreas adyacentes. En breves días, dice la historia, se construyeron treinta hoteles en Titusville, los cuáles fueron destruídos más tarde en un pavoroso incendio, algo similar a lo sucedido en Lagunillas de Agua.
El museo recaptura el romance y la aventura de esos primeros años. Muestra inumerables piezas y equipos de la época, fotos y manuscritos de Drake. Tiene una lista de todos los habitantes del pueblo en 1860. Secciones del museo ilustran las maneras como se perforaron aquellos primeros pozos, a percusión y como se transportaba el petróleo producido. Cuando alguién ideó un primitivo oleoducto para transportarlo, el sindicato de “arrieros” de la localidad, el cuál llevaba los barriles en carromatos tirados por caballos, entró en guerra con los propietarios del oleoducto, el cuál volaban de noche, mientras los dueños contrataban a guardias armados para defenderlo, toda una aventura.
Ayer estuve en Titusville. De allí salí orgulloso de haber elegido la profesión de geólogo. Ahora, los pozos petroleros se perforan, no hasta los 25 metros, como el de Drake, sino que algunos han debido ir hasta los 12 mil metros de profundidad, mientras que otros han sido perforados en aguas de profundidades mayores a los 2000 metros. Me parece muy apropiado lo que dijo, en una ocasión Ed De Goyler, un geólogo y geofísico norteamericano: "El petróleo se encuentra....en la mente de los hombres".
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El deseo del viejo sacerdote
Dicen que el hecho ocurrió.
El sacerdote viejo, durante muchos años, él habían trabajado con los personal del Amazoni fielmente, pero ahora él estaban moribundo en el hospital de Caracas. Repentinamente hace una señal para la enfermera, eso se acerca.
- Sí, ¿sacerdote? - La enfermera dice.
- Quería ver a presidente Chávez y Andrés Izarra antes de se morir, el sacerdote cuchicheó.
- Calma, veré qué poder hacer. – dice la enfermera.
Inmediatamente, se pone en contacto con el palacio de Chávez y con Andrés Izarra. Por lo tanto recibe una advertencia: ambos desean mucho de visitar al sacerdote moribundo. Camino a el hospital, Andrés Izarra dijo Lula:
- Por qué no conozco al sacerdote viejo querer vernos, pero para el derecho que ayudará mejorar nuestra idea antes de la iglesia, antes de nosotros que enfrentamos las vergüenzas con ella siempre.
Chávez estuvo de acuerdo; era una fenomenal oportunidad para ellos y hasta un informe oficial a la prensa, fue enviado. Cuando llegaron a la habitación, el viejo sacerdote, agarró la mano de Chávez, con su mano derecha su, y Andrés Izarra mano, con su izquierda su. Había un gran silencio y él vieron un aire de la pureza y la serenidad él mismo en la apariencia del sacerdote. Andrés Izarra, entonces, habló:
- Sacerdote, ¿porque éramos los elegidos, entre tantas personas, de ser a su equipo en el suyo final?
El viejo sacerdote, despacio, habló:
-Siempre, en toda mi vida, traté de tener como modelo Nuestro Senõr Jesús Cristo.
-Amen, Chávez dijo.
-Amen, Andrés Izarra dijo.
El sacerdote continuó:
-De la misma manera que él se murió entre dos ladrones, ¡quería hacer lo mismo!
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