Hoy se celebra en los Estados Unidos el día de acción de
gracias. Es una bella costumbre que tuvo su origen en un encuentro gastronómico
entre los peregrinos que llegaron a la costa este de los Estados Unidos y un
grupo de unos 90 indígenas liderados por el cacique Masasoit, quienes aportaron
cuatro venados al festín celebrado en 1621. La historia es imprecisa sobre si
se comió o no pavo en esa ocasión pero lo importante es que, a través de los
años, el significado de ese día se ha convertido en algo más amplio y más
profundo, en una ocasión para dar las gracias a todos quienes nos rodean y nos
han ayudado a ser felices.
Este año doy las gracias una vez más por todo que tengo,
el mutuo amor de mis hijos y mis nietos, el afecto ,y la solidaridad de mis
amigos, el bello y pequeño refugio donde vivo, los libros que me rodean, el
laptop TOSHIBA Portage, en el cual escribo, el cual ya tiene 10 años lavando
mejor su ropa, la sopa de espinacas con curry que venden en el Whole Foods de
la esquina, la sabrosa comida que me traen mis amigos venezolanos, la
extraordinaria vodka que me da Pedro, el
jambox que me regaló Moisés cuando cumplí 80 años, las constantes conversaciones
y buenos deseos de mis amigos venezolanos.
Doy gracias también por la naturaleza que me rodea. Hoy,
como un regalo muy especial, tenemos un
día soleado, más que claro, brillante, con una temperatura propia de la primavera
que del otoño, un día para levantar un tanto la pesada carga de pesadumbre que
embarga a la humanidad por el implacable virus que la azota, un día en el cual
el calorcillo del sol eleva los ánimos agobiados de tanta tragedia.
Y gracias muy especiales por haber tenido tantos años
felices (62 de matrimonio + 3 de intensa amistad previa) con mi Marianela. Ahora no está ya físicamente
a mi lado pero la siento rodeándome de ternura. Todos los hombres deberían
tener la felicidad que yo tuve con
Marianela a mi lado. Todos los hombres deberían tener su Dulcinea. Ahora que ya
no puedo compartir con ella cada momento del resto de mi vida, si puedo vivir
esos momentos para honrarla, como hacia Don Quijote cada vez que salía en
búsqueda de aventuras.
Cuando la conocí
Ahora, al salir en búsqueda de aventuras ciudadanas, el
equivalente moderno de las aventuras caballerescas de antaño, siento que Marianela/Dulcinea me ha legado un
escudo maravilloso, algo que nunca había sentido en mi posesión, al menos con
la intensidad con la cual la siento ahora: es el escudo de la compasión. Desde
que ella se fue de mi lado siento que me
dejó toda su dulce carga de compasión. Por los niños, por los ancianos, por los
animales, por la tierra en llamas, por la gente de mi país con hambre y sin
cuidados médicos., por la gente afligida por la soledad, por quienes se sienten
inseguros, por quienes sienten no ser queridos. Hoy abro mi corazón a ellos y sé que es Marianela
quien lo hace conmigo. Dulcinea está siempre
a mi lado.
Esta mañana temprano salí a caminar y le dejé a mis vecinos inmediatos, el del enfrente y los del lado, ante sus puertas, una tarjeta escrita a mano (es fundamental
escribir a mano), dándoles las gracias
por haber sido maravillosos vecinos. Las acompañé con una botella de Beaujolais
Noveau, el vino fresco y modesto que es símbolo de renovación, de vida nueva.
Esta tarde tendremos una reunión virtual, toda la
familia, gracias a Zoom.
Con gratitud para todos,
Gustavo
3 comentarios:
De parte de mi familia van los mejores deseos para Ustedes, y como acordamos estaré llamándolo el 15 de diciembre. Recuerdo su libro "La Agonía del Subdesarrollo", que junto a "Del buen salvaje al buen revolucionario", fueron las dos alarmas tempranas a las que nadie atendió: "Nada mejor que recordar siempre que Dorothea no está sola, tiene a sus amigos".
Un abrazo y cuídese mucho,
Sebastián.
Muy bueno tu artículo.
Tenemos que darle gracias a Dios porque hemos sido personas muy privilegiadas.
Por eso mismo tenemos responsabilidades.
Cuídate mucho que todavía falta.
Gracias por ser un amigo tan especial.
Un abrazo, como siempre,
MT
Buenas tardes Ing. Carta de Pablo a los Tesalonicenses: ….. “Siempre tenemos que dar gracias a Dios por Uds .Como es justo que lo hagamos, por que la fe de Uds esta creciendo. Y,el amor que cada uno tiene por los otros es cada vez mayor” ¿Le agrada? ¿Aleccionador verdad.? Creo que. nuestra profesión, nuestro oficio nuestros desempeño en los ROLES en esta VIDA, es nuestro “Sacerdocio” , una muestra de ese fuego interno que llevamos TODOS - Asi que Ud esta haciendo lo que le podría haber faltado. Y su hermosa Marianella fue su maestra,.Dios le bendiga y, le de muchísima salud. Mis respetos Ing.
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