https://underworlds.games/criaturas/hidra/
La terrible experiencia de Petróleos de Venezuela
y su progresiva degradación a manos del estado no ha curado a los políticos
venezolanos de la terrible enfermedad del estatismo. De nada ha valido que estos
políticos hayan visto (y bastante de ellos, promovido) el desastre petrolero
más grande de la historia. Muchos de ellos aún llevan el veneno de la estatización
firmemente sembrado en sus mentes y promueven el control de la industria
petrolera venezolano por parte del estado, alegando que:
·
Es un asunto de soberanía petrolera
·
Es lo patriótico
· Tenemos muchos talentos para garantizar el
buen manejo de la industria
· El petróleo es nuestro, así tengamos que
invertir el dinero que sea necesario
· Los beneficios financieros del petróleo en
manos del estado han sido satisfactorios
·
Debemos “rescatar” a PDVSA, no privatizarla
· Es “necesario conservarla en manos del
estado, para evitar la transferencia de recursos del estado a la élites
económicas
·
Privatizar sería quitarle el petróleo al
pueblo
Soberanía
petrolera
El concepto de soberanía petrolera ha sido históricamente
esgrimido por la extrema izquierda venezolana y hasta por la derecha (COPEI) para
argumentar la necesidad de mantener el monopolio y control operacional de la
industria petrolera en manos del estado. El gran error de esta postura ha sido
suponer que la soberanía petrolera es sinónimo de control total operativo y
financiero de la industria petrolera por parte del estado. Esto es errado. Durante
los últimos 23 años de chavismo el estado ha tenido total control de la industria petrolera y, en nombre
de la soberanía, ha generado el peor de los desastres en esa industria. En los
cursis planes de la patria ese concepto es una de las bases fundamentales de la
llamada revolución bolivariana. El resultado de su aplicación ha sido un
desastre operacional, financiero, tecnológico y humano, al convertirse a PDVSA
en una gran quincalla de importación de comida podrida, constructora de casas
que se caen, financista de misiones populistas e inefectivas, en la caja chica
de Chávez, primero, y de Maduro después, hasta que el colapso fue total.
Ello la ha llevado a entregarse en manos de
Chevron y de Irán para que medio le compongan
el desastre, lo cual representa una grave derrota ideológica. Mucho antes, la
llevó a entregar buena parte de su producción petrolera a Cuba, en un acto de
traición que es antítesis de soberanía. Pretendiendo ejercer la soberanía petrolera el
estado chavista entregó la soberanía total.
Patriotismo
El patriotismo es otro de los conceptos esgrimidos
para exigir la estatización de la industria petrolera, el cual dice que ponerla
en manos de operadores extranjeros sería – según los “patriotas” - una traición a la patria. Paradójicamente, uno
de los mayores traidores a la patria del período chavista, Ali Rodríguez
Araque, títere de los Castro, escribió
un libro en 1997 para “defender el patriotismo” petrolero, verlo aquí: http://www.pdvsa.com/images/pdf/publicaciones/libros/privatizacionpetrolera.pdf
. Rodríguez habló de los “despojos” hechos a la nación por la apertura petrolera
de la década de los 90 y por otros proyectos petroleros contratados con
empresas extranjeras, los cuales aumentaron significativamente la producción
petrolera para el beneficio del país. Años más tarde este “patriota” presidió
sobre la destrucción de PDVSA, al ponerla al servicio del chavismo, promoviendo
la entrega a Cuba de 100.000 barriles diarios de petróleo esencialmente gratis.
Luis Emilio Rondón, El líder de Un Nuevo
Tiempo, UNT, el partido de Manuel Rosales, quien – por cierto - hizo desastres
en la empresa Monómeros, argumenta en contra de la privatización de PDVSA,
llamándola una maniobra de la “extrema derecha” y dice que “aquí hay suficiente
talento para recuperar a PDVSA” (Twitter). Usted debería saber, Sr. Rondón, que
el talento no es quien dicta las políticas sobre la empresa. Precisamente, el
talento desapareció de PDVSA y de Venezuela el día que Chávez, pito en mano, la
despidió para adueñarse de su manejo. La ambición de control total sobre la
gallina de los huevos de oro terminó con una PDVSA en manos de ladrones,
narcos, lavadores de dinero e incompetentes civiles y militares, desde
Ciavaldini hasta El Aissami, pasando por el largo túnel Ramírez Carreño. Por
otro lado, Sr. Rondón, el talento es apenas uno de los pilares de una industria petrolera exitosa.
Los otros tres: tecnología, capital y equipos bien mantenidos también están por
el suelo y escasean más que el talento.
El
Petróleo debe ser nuestro, Cueste lo que Cueste
Este es un argumento de Rafael Quiróz
Serrano, quien dice que el petróleo debe seguir siendo de los venezolanos a pesar
de los ingentes montos financieros que se necesitan para su reconstrucción.
Este experto hace una equivalencia entre la propiedad y el control total de la
operación, lo cual es erróneo. Venezuela bien puede tener el control total de
su industria petrolera sin tener que invertir dinero propio y sin tener que
operarla directamente. Todo lo que se requiere es una agencia competente de
supervisión estatal de los contratos que se firmen con las empresas privadas
para el manejo de la industria. La verdadera propiedad que interesa a la Nación
es la de los ingresos del petróleo, no la propiedad de las herramientas de
producción.
La
renta petrolera manejada por el estado ha sido satisfactoria, no es necesario privatizar
José Guerra, el economista y exdiputado
(expresidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional de 2015),
considera que la captación histórica de renta con las petroleras en manos del
Estado ha dado beneficios a la nación. Alegó que en los principales países
productores (excepto en Estados Unidos), los Estados son los propietarios de
las empresas petroleras. Y agrega, «Por
algo será». (Twitter)
Esta aseveración de José Guerra es
bastante debatible, sobre todo porque los períodos de mayor captación de rentas
por parte del estado ocurrieron durante la etapa concesionaria, cuando se
combinaban varias disposiciones del estado que obligaban a las concesionarias a
pagar impuestos a precios de referencia y a producir a niveles impuestos por el
ministerio del sector. Durante el
chavismo el proceso de captación de rentas petroleras fue caótico, a pesar de
altos precios petroleros durante varios años, caos debido a la corrupción en la
empresa y a un Banco Central despojado de autonomía, el cual terminó dando
dinero a PDVSA, no al revés.
En los estados petroleros más prósperos
el petróleo está en manos privadas o parcialmente privadas y las empresas petroleras
estatales son manejadas con criterio empresaria, como empresas privadas. Por
ejemplo, ARAMCO, la empresa estatal de Arabia Saudita tiene cinco directores
del sector privado, quienes – según puedo ver en internet - ni siquiera son de nacionalidad saudí.
“Rescatar”
a PDVSA, no privatizarla y llevarla a 6 millones de barriles diarios
Así lo pide el líder de Primero Justicia,
Carlos Ocariz (Noticiero Digital): “«El debate no debe ser si Pdvsa es privatizada o
no, sino enfocar la discusión en cómo rescatar la
compañía de la mano del sector privado y en cuánto tiempo podemos producir 6.0
millones de barriles diarios, que era la meta que Venezuela tenía a finales de
los noventa.”
PDVSA no es rescatable por varias razones: es
una marca ya desprestigiada mundialmente; la moral de la organización está destruida;
sus cuadros gerenciales y técnicos están por debajo del mínimo y habrá muchos
problemas para depurarla de sus numerosos elementos indeseables actuales. En un
país en el cual la salud, la educación, la infraestructura están por el suelo, estas
deben ser las primeras prioridades, no el financiamiento de una empresa petrolera
estatal.
Por otra parte, hablar de llevar a PDVSA a
producir 6 millones de barriles diarios es ignorar la realidad petrolera
actual, las fuertes tendencias mundiales hacia la transición a energías limpias
(ya que muchos de los 6 millones de barriles tendrían que ser petróleo pesado
de la faja) y la magnitud del esfuerzo financiero que requeriría semejante
objetivo.
Debemos
proteger los recursos del estado
En este
sentido el economista y
experto en materia petrolera, Francisco Rodríguez, expresó que en un país con
las debilidades institucionales y la tradición de captura del poder público de
Venezuela, «la privatización de PDVSA no
haría más que asegurar la
transferencia de enormes recursos del Estado a las élites económicas que se
posicionarían para adquirirla».
No comprendemos este argumento de Rodríguez. Contratar empresas
privadas para que produzcan petróleo venezolano, haciendo las inversiones
requeridas, operando y produciendo eficientemente el petróleo, actividad a ser
remunerada de común acuerdo entre las partes, no tiene por qué involucrar transferencias
de recursos del estado a élites económicas. Al contrario, puede significar liberar
recursos del estado (hundidos o por hundirse en la industria petrolera) para
otras áreas donde el estado los requiere urgentemente (salud, educación, etc.),
dejando la actividad económica de riesgo en manos de un sector privado sujeto a
supervisión del estado.
Privatizar sería quitarle petróleo al pueblo
El líder político, Henrique Capriles, actualmente en campaña electoral
después de algunos años de enchinchorramiento, ofrece esta perla: “Hay muchas cosas que vamos a decir en este
recorrido, que las vamos a defender. El petróleo, por ejemplo. El petróleo es
del pueblo ¿Qué, van a venir a
quitarle el petróleo a la gente?”.
Lo sucedido en los últimos 23 años
muestra a quienes tengan ojos para ver que la industria petrolera en manos del
estado ha sido un desastre. Aún antes, durante los años de 1985- 1999, la
industria petrolera en manos de PDVSA ya mostraba indicios de politización. El
petróleo fue efectivamente del pueblo bajo Medina, Betancourt, Leoni, Caldera
I, cuando aún no estaba “nacionalizado”. Bajo Chávez lo que hubo fue un reparto
populista, de compra de lealtades políticas y un reparto de dádivas a los
amigos ideológicos del chavismo en todo el mundo. Durante estos 23 años de horror
chavista el pueblo nunca ha sido dueño del petróleo. Pero Capriles se muestra como un demagogo barato
al decir esto, por cierto muy elogiado por Rafael Ramírez, uno de los
principales responsables de la debacle petrolera durante el chavismo.
¿Quién
ha resultado ser el verdadero dueño del petróleo estatizado bajo el chavismo?
La pandilla que tiene sus cuentas en bancos de Italia, Andorra, España, Suiza, Rusia;
los contratistas de PDVSA como los bolichicos y Petrosaudí, las empresas como
Odebrecht, las cuales tenían a varios líderes de oposición en sus nóminas, las
familias Flores y Chávez y sus allegados.
Frente a estas pretensiones demagógicas
se alza hoy la voz de María Corina Machado, a quien acompaña una buena parte de
la Venezuela sensata e inmunizada contra el veneno estatista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario