domingo, 14 de mayo de 2023

CAMINANDO CON UN CRONISTA DEPORTIVO

 

 


Un cronista deportivo retirado quien vive en mi edificio camina de vez en cuando conmigo e, inevitablemente, hablamos de todo un poco.

Me dice “con alguna frecuencia siento un nuevo dolorcillo. Esto es normal en un cuerpo humano que ya ha excedido en 14 años la expectativa de vida”. Y me agrega, usando un símil de su profesión: “Veo lo que me sucede como un maratón en el cual participan varios corredores… Hay como como diez maratonistas inscritos y para ellos la meta es mi fallecimiento. Unos no tienen chance pero otros  sí”.

“Te confieso”, añade, “que soy testigo hasta divertido de esta gran carrera por ver que es lo que termina conmigo”.

Yo guardo silencio y él continúa: “Los principales cinco corredores en este maratón macabro son los mismos que acechan a la mayoría de quienes se atreven a transgredir, no importa cuan brevemente, las fronteras “normales” de la mortalidad: Cáncer, Cardiopatía, Artritis, Neuropatías y problemas respiratorios. Como buen maratón requiere aguante más que velocidad, es una labor de desgaste, por lo cual corren conservando sus energías mientras se aproximan a la meta”.

“Los veo correr de forma rítmica, sudorosos, cada uno tratando de mantenerse a la par con los otros, sabiendo que ya han transcurrido cuatro quintos de la carrera. Aunque estoy consciente de que se trata de mi vida la que está en juego,  mi deformación profesional me lleva a la fascinación por el titánico maratón que se desarrolla ante mis ojos. En algunas etapas de la carrera he visto como Cáncer pierde energías y como Cardiopatías parece surgir, exhibiendo un aire de optimismo que parece decir: ya esta carrera es mía.   Pero ello puede ser una expresión de falso optimismo, porque te diré que la artritis se está combinando con neuropatías para ganar terreno.

“Como espectador del drama que se desarrolla sobre mi destino último”,  me dice el vecino, “hago lo posible por retardar el progreso de estos corredores, pero he advertido que cada vez que trato de detener el progreso de alguno, ello se traduce en el adelanto de otros. Algunas corredores que parecían haber abandonado la carrera, como los problemas respiratorios  (hace 50 años que dejé de fumar, me agrega)  hoy parecen tomar –  lo digo sabiendo que ello suene paradójico – un segundo aire”.

Según dice mi vecino ya los maratonistas se acercan  la meta final. Mi vecino los ve, cabeza a cabeza, sin que pueda estar seguro de quien será el ganador.

¿ganador?  

Supongo que habrá que llamarlo así, aunque llegar a la meta significa la muerte de mi vecino. Todavía no hay corredor alguno en estos maratones cuya meta sea la  Inmortalidad. Ni siquiera hay muchos llamados Centenario. Los seres humanos estamos  programados para terminar nuestras presencias  en un período que si bien es cierto se ha alargado, aún es bastante breve. Quizás sea un consuelo pensar que en la Roma de Augusto el maratón de la muerte era muy corto, de 25 años. Hoy tiende a cuadruplicarse.

Lo que me dice mi vecino me hace reflexionar sobre lo que le espera al Homo sapiens como especie. ¿Extinción?  ¿Significativa Longevidad?  ¿Inmortalidad?  Todo es posible.

Hoy en día ha aflorado una tendencia inexplicable hacia la auto destrucción. Todo el mundo anda de mal humor y como deseoso de caerse a golpes con el vecino.  Sin embargo, hemos probado ser impredecibles y bien podríamos sorprendernos agradablemente.  

Deseo pensar que una solución a esa insensata tirantez que existe hoy entre los seres humanos, la cual  llevaría a su extinción en la Tierra, podría ser encontrar una manera de viajar a las estrellas o, más modestamente, hacia la Luna y Marte, donde puedan establecerse avanzadas del Homo sapiens que entiendan que  lo que nos está sucediendo aquí en La Tierra ha sido el resultado de nuestra estupidez y que  la raza humana pueda tener la oportunidad  de comenzar de nuevo.

Por supuesto, podría ser que esto es simplemente una película montada sobre un carrusel, que da vueltas y vueltas eternamente, una fábula cósmica que no termina nunca.  

¿Podrá realmente el Homo sapiens realizarse como ser superior, ya sea en nuestro pequeño y bello planeta Tierra o en alguna otra estrella?  Esta es una historia que quizás nunca podrá contarse, sobre la cual mi vecino el cronista deportivo  ni yo sabemos la respuesta.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer estaba viendo un programa en YT, Gustavo, dónde la sociedad había avanzado tanto en el futuro que ya era posible vivir años y años, ejemplo 120 años. La única condición del "Gobierno" era que la gente no fuera inteligente (para no ser críticos al sistema). A los 14 años te daban una computadora para que fueras parte de la sociedad y con ella un número de identificación y una clave que te permitía entrar al mundo virtual y ser alguien en el sistema (¡atención que estamos hablando de una serie del 85, no había ni internet ni redes sociales!).
Obviamente, ellos tenían que cerciorarse que no fueras una amenaza a la estabilidad del sistema de cosas, entonces tenían un GRE o SAT que se llamaba "examen de gobierno" para demostrar tus conocimientos pero ojo con esto no para ser muy bueno o destacarte del resto de los examinados, sino todo lo contrario, para demostrar que no eras un peligro para la sostenibilidad del status quo por tu capacidad de ser crítico.
Leer autores por tu cuenta, ir a bibliotecas o museos, rechazar las verdades impuestas por una especie de ente rector, era lo contrario a lo que deseaba el sistema.
Si por mala suerte demostrabas ser muy inteligente, eras eliminado por tu pensamiento crítico. Eso te podía convertir en un antisistema y acabar con el dominio del "Gobierno". Chávez hubiera sido muy feliz logrando algo así.

Te dejo el enlance para que veas la serie:

https://www.youtube.com/watch?v=KLiYbJD7etA

Anónimo dijo...

Creo que lo que quisiste decir fue el comentario con el escrito?