Un largo escrito de Juan Carlos Sosa sobre la naturaleza del proceso electoral venezolano ha causado respuestas de apoyo y de rechazo y parece ilustrar lo que considero un problema central de la oposición venezolana. Pienso que nuestras actitudes están prevaleciendo sobre la calidad de las ideas. La discusión franca y objetiva de los grandes asuntos nacionales está contaminada por actitudes de agresividad tendientes a descalificar a las personas, más que a pesar debidamente sus ideas.
En concreto, pienso que debemos leer el escrito de Sosa y considerar los argumentos allí expuestos en su justo valor, sin mezclarlos con consideraciones de tipo personal. Al mismo tiempo, pienso que el valor de las ideas de Sosa sería aún mayor si hubiesen sido depuradas de los componentes actitudinales que llevan al autor a descalificar y hasta a mofarse de lo que él llama la “oposición”.
Creo sinceramente que Sosa tiene en su escrito argumentos válidos sobre la turbidez del proceso electoral venezolano que no hemos sido capaces, como oposición, de atacar con decisión. Hay mucho material conocido que sugiere que el registro electoral continúa contaminado, que hay un claro ventajismo del régimen, que la directiva del CNE es una directiva capturada politicamente por el chavismo, que la transparencia del proceso electoral antes, durante y después de cada evento es baja. Hay demasiadas evidencias de que ello es así. En ese sentido creo que Sosa tiene razón en decir que hay que exigir con mucha decisión y vigor una depuración del proceso y que no es justo tener que ir a votar con tanta desventaja. Veo el mensaje, no como abstencionista, sino como un complemento indispensable al logro de unas elecciones transparentes, donde prvalezca la verdadera voluntad popular. Es una lástima que el mensaje se diluya un tanto al mezclarlo con la crítica personal a quienes tratan de hacer su trabajo y que no se haya expresado más en términos de ayuda que en términos de reproche. Es la actitud más que las ideas las que han llevado a algunos miembros de la oposición organizada al rechazo de lo expresado por Sosa, excepto que este rechazo tampoco ha sido tanto a las ideas sino a quien las expuso. Esto no es lo que necesitamos porque nos lleva al enguerrillamiento y la pérdida de fuerzas, todas las cuales son necesarias para enfrentar al verdadero enemigo.
El problema electoral venezolano es real y hay que ponerlo sobre la mesa. Es difícil hacerlo con eficiencia porque es muy técnico y pocos sabemos como diablos funciona una máquina de votación, o si Tibisay está manipulando las cifras, o si Chávez es capaz de controlar la votación en el momento que se lleva a cabo, o si hay en efecto 132000 venezolanos de 110 años de edad en el registro, o si la población inscrita para votar excede el 100 por ciento de los electores elegibles (si ni siquiera sabemos cuantos somos). Todo esto debe ser clarificado de una vez por todas porque estamos tratando el asunto de manera empírica y apasionada, no de manera racional. Tiene que exigirse una auditoría independiente del CNE porque la directiva actual no es garantía alguna de imparcialidad.
Tengamos el valor de encarar nuestras realidades. Vamos a patear el balón, no a los jugadores, como hace Evo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario